Un señor Martínez cualquiera: ofensa y manipulación
El Sr. Cardenal, a través de una comunicación oficial, convoca a toda la Diócesis a un homenaje diocesano al obispo Carrera que tendrá lugar en el edificio del Seminario Diocesano el sábado 17 de octubre, bajo la ponencia del Vicario Episcopal Mn. Salvador Bacardit.
Si fuera usted, señor Cardenal de la santa Iglesia y Arzobispo de la archidiócesis de Barcelona; si fuera usted un señor Martínez cualquiera, estaría en su derecho de ignorar el esfuerzo que venimos haciendo los fieles de su archidiócesis los días 25 de cada mes celebrando las veladas por la vida en plena calle, dando testimonio de nuestras profundas convicciones respecto a la maldad del aborto y a la profunda corrosión de la sociedad que arrastra consigo. ¿Cómo no se le ha ocurrido, señor cardenal Martínez, venirse un día 25 a rezar el rosario con nosotros ante el mayor abortorio de su archidiócesis? ¡Ah, claro!
Si fuera usted, Eminencia, un señor Martínez cualquiera, no escandalizaría a nadie que, yendo frontalmente contra la gran manifestación Pro Vida del 17 de octubre, haya contraprogramado un trivial acto de homenaje al difunto obispo Carrera (mucho más trivial sin duda, que celebrar la mayor jornada de los católicos batiéndonos en defensa de la vida); un acto que le sirva de coartada para no acompañar a sus fieles en tan decisiva ocasión.
Si fuera usted un señor Martínez cualquiera, nadie le echaría en falta en esa gran manifestación de los católicos españoles (¡lástima!, ¿no?) en defensa de nuestras más profundas convicciones religiosas y humanas. Ni echaría en falta la corte de los que arrastrará consigo a ese homenaje contraprogramado por usted. Nadie les echaría en falta.
Pero no es usted un señor Martínez cualquiera. Es nuestro pastor, y con su desprecio nos sentimos tratados como si fuésemos ovejas descarriadas, tanto en las veladas de los días 25 de cada mes, como en la gran manifestación del próximo 17 de octubre en defensa de la vida. Y para que desistamos de nuestra pertinacia, ¿nos convoca usted, señor Martínez, a un sospechoso homenaje, sospechoso por la fecha y por la persona homenajeada? Si fuese usted un señor Martínez cualquiera, eso no tendría la menor importancia.
Pero en fin, señor Martínez: si se encuentra usted incómodo con fieles de tan extraña catadura; si tanto esfuerzo le cuesta que no le confundan con nosotros; si difiere tanto y tanto su jerarquía de valores con la de sus fieles, ¿por qué no se aparta definitivamente de nosotros? ¿Cree que la Santa Sede no le concedería una jubilación anticipada? Sería la forma más decorosa a su alcance para ejercer finalmente de señor Martínez. De un señor Martínez cualquiera.
Germinans protesta además enérgicamente por la burda manipulación de la figura y la personalidad de Mons. Carrera de la que Vd. hace uso, Sr. Cardenal en esta ocasión como en muchas otras. Mucho más, si tenemos en cuenta el destierro al que ha sido condenado el recuerdo de su persona en todos los eventos diocesanos desde su fallecimiento. Pero fueron especialmente gravísimos y duros para todos los sectores del clero, los odiosos silencios al que Vd. redujo la memoria de Carrera en dos actos diocesanos: la ordenación episcopal de Taltavull y la celebración de la Misa Crismal.
Muchos aún se andan preguntando, aquí y más allá del Ebro, sobre el sentido de la defensa que Germinans hace a favor de la preservación de la memoria del obispo Joan Carrera. Tenemos que reconocer que los argumentos blandidos hasta ahora en nuestra página en favor del reconocimiento agradecido a la labor pastoral del obispo Carrera adolecen de la unidad interpretativa que necesitarían. Faltan piezas para el encaje y va siendo hora que salgan a la luz.
La inmensa mayoría de los que habíamos conocido y tratado regularmente al obispo Carrera durante los años de su ministerio sacerdotal y episcopal solemos subrayar su carácter afable y dialogante. Pero se suele cometer un terrible reduccionismo al circunscribir esa voluntad de mediación y diálogo de Carrera al ámbito político o cultural, que sin duda alguna también ocuparon un espacio importante entre sus tareas y compromisos personales.
Carrera era un hombre de Iglesia, que amaba a la Iglesia y a su Iglesia diocesana. Por eso Germinans le preocupaba. No en el mismo sentido que a nuestro Cardenal, es decir, porque sacase a la luz sus incoherencias y denunciase los oscuros intereses personales e ideológicos que lo habían aupado al poder y que lo mantenían en detrimento del bien del Pueblo de Dios. Carrera sentía preocupación por Germinans porque quería comprender las ideas y las actitudes del corazón que habían provocado, quizá como nunca había sucedido en Barcelona, que un aparentemente nutrido grupo de sacerdotes y laicos, sintiéndose incómodos con la deriva diocesana, presentase un movimiento de oposición tan decidido y aparentemente irreductible como Germinans. Y además con una maneras completamente ajenas a su estilo eclesial, y que él condenaba sin paliativos.
Pero eso no era obstáculo para que acometiese una reflexión sobre nosotros para nada superficial.
Eso llevó a Carrera a un hecho inusitado: supo llegar hasta los adecuados círculos periféricos que llevaban hasta nosotros aunque estos fueran ajenos a nuestra estructura. Y lo hizo a través del canal nacionalista. Él, inteligentemente, intuyó que entre nosotros y los ámbitos conservadores de fuerte coloración nacionalista, pero de gran fidelidad doctrinal, debía existir una zona de intersección que diera acceso a lo que muchos han venido en llamar, el núcleo duro de Germinans. Y lo logró. E inició una labor de mediación eficaz e impagable.
Dentro del terreno de ese diálogo, demostró su dignidad episcopal y su grandeza de ánimo, evidenciando con creces que estaba interesado por las personas y sus inquietudes, y para nada por conocer de antemano la identidad de nosotros, sus interlocutores.
Carrera, a través de nuestros mediadores, quería saber qué queríamos con la voluntad de llegar a un pacto en el que él estaba dispuesto a hacer de mediador.
Lastimosamente en aquel momento estaba demasiado imbuido de la convicción de que lo que deseábamos eran cargos, puestos, poder…
Nuestra respuesta fue muy clara y descriptiva: hicimos una reflexión sobre tres realidades evitando al ideólogo, y buscando al hombre objetivo, pragmático y realista que él realmente era.
a) la Delegación de Jóvenes no funciona con Mn. Toni Román.
b) La figura y la gestión de Mn. Josep- Maria Turull en el Seminario va objetivamente en detrimento del bien común diocesano
c) La labor de la Delegación de Familia es francamente mejorable y la continuidad de Mn. Claret y sus condicionamientos ideológicos la ponen en entredicho.
Sorprendería conocer las coincidencias de puntos de vista a los que pudimos llegar.
Lamentablemente en esos campos Carrera se encontraba con las manos atadas y con el muro infranqueable y la voluntad férrea y más que evidente de Vd., Sr Cardenal, a no transigir.
Además Vd. , presionado por la izquierda eclesial y por el binomio Manent-Joan, estaba poniendo otros medios para atajar nuestra disidencia.
Usted también nos buscaba, pero no para encontrarnos, sino para liquidarnos, y lo hacía torpemente desde Madrid. Aunque nos encontró y ¡vaya si nos encontró!, pero en otro sentido…
Ya llegará el día de explicar minuciosamente todo. Dentro de dos años y medio. El 29-A del 2012.
Ahora en este momento protestamos por esta manipulación de la figura del obispo Carrera en esta contraprogramación del 17-O que además viene de la mano de un personaje, el ponente del homenaje, Mn. Salvador Bacardit, que se nos antoja por muchos motivos del todo inadecuado para ese cometido. Ni es persona de talla ni de consenso para ello. Aunque ahora no abundaremos en estos aspectos.
Entretanto, señor Martínez, permítanos que para atenuar el rubor que nos produce ser ovejas de semejante pastor y para encubrir tamaña vergüenza, por una parte hayamos sacado a la luz aspectos del Carrera dialogante que Vd. ninguneó, preservando así su memoria de toda manipulación y por otra, hagamos un donativo de 10 € a su nombre a la plataforma que organiza la gran manifestación del 17 de octubre. No es mucho, pero menos da una piedra, y peor es una pedrada.
El Directorio de Mayo Floreal
en Defensa de la Vida