28.08.14

Santa Mónica

“Cuán importante es el papel de una familia coherente con las normas morales, para que el hombre, que nace y se forma en ella, emprenda sin incertidumbres el camino del bien, inscrito siempre en su corazón” (Juan Pablo II, Carta a las familias,n. 5)

La Iglesia recuerda hoy a una gran mujer: Santa Mónica, madre de San Agustín. Una mujer-madre a la que tengo gran devoción por su gran fe y su inmenso amor maternal. Una mujer valiente que “construyó su casa en el amor, vivió en santo temor de Dios y cumplió siempre su voluntad”( Pr 14, 1-2)

De hecho, afirmaba Benedicto XVI, recordando la memoria de Santa Mónica, “nunca dejó de rezar por él y por su conversión; y tuvo el consuelo de verlo retornar a la fe y recibir el bautismo. Dios escuchó las oraciones de esta madre santa, a la que el Obispo de Tagaste le había dicho:“Esté tranquila, es imposible que un hijo de tantas lágrimas se pierda”.

Es más, cuando pienso en ella me viene a la cabeza aquella maravillosa oración de una madre de familia de V. Gillick que dice así:

“He hecho todo lo que ha estado en mi mano y les he aconsejado lo más sabiamente que he podido. No sé qué hacer más, Dios mío. Ahora te toca a ti. Tú les amas mucho más de lo que yo pueda amarlos, y has sufrido por ellos más de lo que yo podré sufrir nunca, y sus errores te dolerán mucho más de lo que yo pueda nunca comprender. Guárdalos en tu amor; guíalos, protégelos y llévalos a un refugio seguro según tu sabiduría y en el momento oportuno”.

“¡Lo que llegué a ser y cómo, se lo debo a mi madre!”, solía decir San Agustín. Y, como he dicho en muchas ocasiones, las mujeres, sabedoras de la responsabilidad que lleva consigo el título de “guardianas del ser humano”, no dudan en poner en juego sus cualidades propias para sembrar en los corazones la grandeza, la belleza, la bondad y la verdad del rostro de Cristo. Esto es lo que hace que no se pueda escribir, por ejemplo, la historia de Agustín sin referirnos a su madre Mónica, como evoca éste en sus Confesiones:

“Es que tu mano, Dios mío, en el secreto de tu providencia, no abandonaba mi alma. Es que, día y noche, mi madre te ofrecía en sacrificio por mí la sangre de su corazón y las lágrimas de sus ojos” (Conf., V, 10-13).

Las últimas palabras de Mónica antes de morir sintetizan admirablemente la tarea esencial de toda madre cristiana: ” En lo que a mí respecta, hijo mío, ya no deseo nada de esta vida. No veo que tenga que hacer más -dijo-, ni por qué he de vivir aquí; se desvaneció ya la esperanza de este mundo. Sólo una cosa me hacía desear la vida todavía algún tiempo aquí abajo. Deseaba antes de morir verte cristiano católico. Dios me la concedió con creces. Veo que menosprecias las alegrías terrenales para ser su siervo. ¿Qué hago yo aquí? (Conf, IX, 26).

5.08.14

¡¡¡Feliz verano!!!

Una encuesta realizada por la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN), junto con la empresa turística DNA, para determinar las pautas de consumo turístico de estos hogares, demuestra que es más importante el lugar que el producto a la hora de decidir dónde pasar las vacaciones.

¿Quién influye en la elección del destino? El 52% de familias encuestadas afirma que ,en las vacaciones de verano, son los hijos los que más influyen en el destino en el que van a pasar las vacaciones la familia.

Tener un lugar en el que poder encontrar la calma donde las familias somos capaces de conciliar el tiempo libre de tu familia con un tiempo de calidad dedicado a fomentar los valores educativos, y desconectar es un verdadero regalo.

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24.07.14

«Su tierra es la nuestra»: peregrinar en familia

«Llego a estos lugares que Tú has llenado de ti de una vez para siempre… ¡Oh, lugar! ¡Cuántas veces, cuántas veces te has trasformado antes de que, de suyo, se hiciera también mío! Cuando Él te llenó la primera vez, no eras aún ningún lugar exterior; eras sólo el seno de su Madre.

¡Oh! saber que las piedras sobre las que caminó en Nazaret son las mismas que su pie tocaba cuando Ella era aún tu lugar, el único en el mundo. ¡Encontrarte a través de una piedra que fue tocada por el pie de tu Madre! ¡Oh lugar, lugar de Tierra Santa, qué espacio ocupas en mí! Por eso no puedo pisarte con mis pasos; debo arrodillarme. Y así dejar constancia de que has sido para mí un lugar de encuentro. Yo me arrodillo y pongo así mi huella. Quedarás aquí con mi huella -quedarás, quedarás- y yo te llevaré conmigo, te transformaré dentro de mí en un lugar de nuevo testimonio.

Yo me voy como un testigo que dará testimonio de ti a través de los milenios» (Karol Wojtyla, Poezje. Poems, Wydawnictwo Literackie, Cracovia 1998, p. 169).

Me acaba de mandar estas reflexiones mi gran amiga María Jiménez de Andrade que ha publicado en el Rincón del peregrino de la revista de la Fondazione Terra Santa


Vale la pena leerlo, os lo aseguro. Especialmente, a los que como yo, siempre hemos sido un poco reacios( tal vez por mi miedo, ignorancia, falta de fe, ….) a visitar los Santos Lugares.

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17.06.14

¿Qué tipo de mujer-esposa-madre-trabajadora eres tú? (III) 2. Mujer-esposa-madre-trabajadora dentro/fuera de casa

Ser miembro de este grupo no es nada fácil. Y menos en los últimos meses de curso. El trabajo, los actos académicos de fin de curso de tus hijos, la organización del verano, los mil planes que con el buen tiempo vuelven a estar en tu agenda familiar, celebraciones familiares, y por supuesto, la astenia primaveral… hace estragos – una ya tiene sus añitos- en la salud física y psíquica. No es que quiera utilizar estas excusas para acallar a los que me apremian a actualizar mis artículos con la frecuencia a la que les tengo acostumbrados. Es, simple y llanamente, la realidad de mi vida…y la de otras muchas mujeres que como yo son esposas-madres-trabajadoras dentro/fuera de casa o “doble jornada” que se deja la piel compaginando su vida familiar, profesional, y social día tras día.

De este tipo de mujeres ya me he referido en muchos de mis artículos anteriores. Por lo que, voy a dar solamente unas pinceladas amparándome en las palabras del Génesis: “Tomó, pues, el Señor Dios al hombre (y a la mujer) y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase”. Esta es la tarea para la que el hombre (y por tanto, también la mujer) fue creado. Esta era su vocación: cuidar, labrar, disfrutar, dignificar y mejorar el buen funcionamiento del paraíso, de la creación de Dios. Depende del hombre (y de la mujer) que se mantenga perfecto y bello. Un trabajo en equipo, activo y responsable en el que, cada uno, en su situación y en su quehacer diario, pone su grano de arena para enriquecer a la humanidad.

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9.04.14

Mi lápiz para Dios

Dar voz a este proyecto bien vale un interludio de la serie sobre la tipología de mujer-esposa-madre- trabajadora que estoy editando.

Conozco a Loreto Bellot Beta-Frígola desde hace mucho tiempo. Es madre de cuatro hijos, trabaja desde hace 15 años dedicada a la enseñanza, y se define como una apasionada en la formación integral de los jóvenes, pasión que le lleva a desarrollar diversos proyectos en la línea del aprendizaje experiencial.

Su último proyecto “Mi lápiz para Dios”, me hablo de él este verano, me entusiasmo, o mejor dicho, me volvió loca. Sentadas a la puerta de su casa, lo recuerdo como si fuera hoy, me contaba , con el gran genio y pasión que le caracteriza, que “A rezar, como a casi todo en esta vida, se aprende.

También a saber estar en un lugar sagrado, y sobre todo, a saber qué decir… Podría decir que el proyecto de “mi lápiz para Dios” fue una inspiración. Pero como bien se dice, la inspiración surge cuando estás trabajando. Siempre me ha preocupado y ocupado mejorar no sólo la forma de transmitir conocimientos, si no como hacer de mi alumnos mejores personas. Me encanta ponerme en su piel para saber cómo piensan, qué les motiva, qué les provoca emoción, qué les lleva a implicar su voluntad, qué les hace felices, qué les preocupa. Creo que sólo intentando acercarme al mundo que ellos están viviendo, observándoles mucho, hablando con ellos, proponiendo y guiando, puedo conseguir motivaciones intrínsecas que irán forjando su personalidad y eso es en definitiva educar. Ir sacando y modelando lo mejor que tenemos cada uno de nosotros.

Se me ocurrió observando como las niñas entraban en el oratorio y no sabían que hacer. Cogían un libro, se reían, se miraban, se arrodillaban, se sentaban…. Me sentí un poco frustrada, pues como profesora me di cuenta que enseñaba oraciones, doctrina… Pero que no estaba consiguiendo lo que considero más importante, hacerlo vida!!

El objetivo del proyecto es que las alumnas consigan decirle algo a Jesús, para comenzar a entablar un dialogo natural que después acabe en oración. Para tratar con naturalidad a Jesús. Para que sea su mejor amigo.

Pensé que cuando les pedía a las alumnas que visitarán a Jesús e intentarán tratarlo para que fuera su mejor amigo, que hablaran con Dios como si fuera con su padre, etc. no podían, pues no sabían realmente como hacerlo. Durante bastante tiempo observé como acudían al oratorio del colegio y como intentaban hablar con un Dios que no ven. Me di cuenta que enseñamos doctrina, oraciones vocales, vida de Jesús, explicamos vidas de santos, pedimos cosas, damos gracias, pero a hablar con Dios creando un dialogo interior o una intimidad que se convierta en oración, yo por lo menos, no les estaba enseñando.

En primer lugar, reflexioné sobre que era realmente para mí hacer oración y como persona poco docta en teología para mí es ir escribiendo con Dios cada día mi propia historia. Como admiradora de la Madre Teresa de Calcuta, me acordé de un título de un libro en el que decía que ella era un lápiz en las manos de Dios y pensé que mis alumnas podían entender la oración desde esa sencillez. Mi único objetivo era ir arrancando un poquito de lo que te va ocurriendo, ir sacando una frase, una palabra, dirigida a Dios de ” cosecha propia” es decir, contándole algo que solo te ha ocurrido a ti o que has vivido tú. Quería aprovechar esa sencillez que tiene los niños y esa espontaneidad para que trataran a Dios y convirtieran eso que enseñamos en vida. Hice un listado de temas que a una niña o niño de seis a diez años les fueran cotidianos y familiares y empecé a elaborar los lápices siguiendo una estructura: un saludo, la introducción del tema en cuestión, preguntas o sugerencias para que únicamente contestando les pudiera generar respuestas fáciles y una petición de ayuda, un propósito de mejora, un agradecimiento.

Con ese convencimiento, se elaboraron unos textos sencillos que se plasmaron en unos lápices de cartón, siguiendo siempre una estructura similar:

Saludo a Jesús, cada día de una forma diferente.

Sugerencia de temas sobre los que puedo contar algo e iniciar una conversación

Una petición de ayuda.

Todo ello con un lenguaje asequible a los más pequeños.

Los lápices se colocaron de forma visible en una caja, cercana a un lugar del colegio reservado a la oración, para que cualquiera que entrara los pudiera usar, especialmente los cursos de educación infantil.

La sorpresa fue, que no solo los pequeños, sino los padres, profesorado, alumnos de otros cursos… empezaban a usa esos lápices cuando iban a rezar…

Y se confirmó la sospecha: orar es sencillo, pero no siempre resulta fácil. Necesitamos el pequeño apoyo de un lápiz…”.

El proyecto llevaba un año haciéndose vida en el Colegio Guadalaviar (Valencia), y con muy buenos, excelentes, resultados. Tan buenos que pensó: ¿Por qué no darlo a conocer para que se beneficien de él en las sesiones de catequesis, clases de religión y en la oración en familia? ¿Por qué no comercializarlo para aprovechar el potencial tan valioso de los niños, la espontaneidad, la ilusión y la sencillez que les caracterizan para forjar en ellos unas rutinas que les descubrirá un camino personal hacia la verdadera felicidad, su encuentro personal con Jesús?

Y como bien dice su autora: “En su puesta en marcha y posterior comercialización han intervenido muchas personas del colegio, como D. Jorge( el sacerdote del colegio), a las que les estoy profundamente agradecida y por supuesto a mi marido, Álvaro, sin el que no hubiera salido a la luz este proyecto”.

Como reza en su web: Mi lápiz para Dios. El mejor regalo para La Primera Comunión. ¿A qué esperas?

Para más información:

Mi lápiz para Dios