Benedicto XVI viene a vernos, ¡¡¡Ponte guapo!!!
Hoy más que nunca, se hace realidad el trillado slogan: “Barcelona, posa´t guapa” (Barcelona, ponte guapa)
Y no es para menos. A pesar de que muchos intentaran boicotear esta visita, con actos y manifestaciones contra la doctrina y la persona de Benedicto XVI, -ERC no ha tardado mucho en rechazarla por motivos electorales-, los católicos de Cataluña nos vestiremos con nuestras mejores galas y saldremos a la calle para acoger al Santo Padre como se merece, como quién es, el dulce Cristo en la tierra, como le gustaba repetir a Santa Catalina de Siena.
Pero, solo esto no es suficiente. Necesitamos más, mucho más. Durante estos meses previos a su visita tendremos que recomponer y fortalecer nuestros cimientos con la oración, rehabilitar nuestra fachada con sacrificio, desempolvar nuestro corazón con júbilo, y suavizar nuestras formas con la caridad. Solo así dejaremos la ciudad a punto para su encuentro.
Porque, a pesar de que Benedicto XVI quiere “pasar desapercibido para que El brille”, todos sus hijos hacemos nuestras las palabras del Cardenal Sistach: “¡Gracias, Santo Padre!…su visita “confirmará nuestra fe, fortalecerá nuestra esperanza e impulsará nuestra caridad. Será para nosotros un auténtico don de Dios. Su presencia y su magisterio nos enriquecerán en nuestra vida cristiana de fidelidad y amor a Dios y a la Iglesia”.
Y para llevar a Cristo a todos los rincones de esta Cataluña doliente, de esta España maltrecha y desorientada, necesitamos con urgencia sus palabras, sus gestos y su cariño.
Por este motivo, solo pueden salir de mi boca palabras de agradecimiento, de alegría, de reconocimiento, de amor filial. De tal manera que, desde lo más profundo de mi corazón, le tomo prestadas al Santo Padre aquellas palabras con las que nos pedía a los cristianos la ayuda de la oración:”Cada vez me convenzo más de que por mí mismo no podría cumplir esta tarea, esta misión. Pero siento también que vosotros me ayudáis a cumplirla. Así estoy en una gran comunión y juntos podemos llevar adelante la misión del Señor (…). ¡Gracias, de corazón, a todos los que de diversas maneras me acompañan de cerca o me siguen de lejos espiritualmente con su afecto y su oración! A cada uno le pido que siga sosteniéndome, pidiendo a Dios que me conceda ser pastor manso y firme de su Iglesia”.
Quizás por esto, hoy podemos aclamar con orgullo y satisfacción: ¡Barcelona, posa´t guapa!