Gracias
Cuentan que un alma recién llegada al cielo se encontró con un ángel. El ángel la llevó de paseo por el cielo para que conociera los grandes talleres en donde otros ángeles estaban trabajando.
El ángel se detuvo frente a la primera sección y dijo: “Esta es la sección de recepción. Aquí son recibidas todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración”.
El alma miró a la sección y vio a muchos ángeles terriblemente ocupados clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo.
Siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y el ángel le dijo: “Esta es la sección de empaquetado y entrega. Aquí, las gracias y bendiciones que la gente pide, son empaquetadas y enviadas a las personas que las solicitaron”.
El alma vio que había tantos ángeles ocupados trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo empaquetadas y enviadas a la tierra.
Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el ángel se detuvo en la última sección. Para su sorpresa, sólo un ángel permanecía en ella ocioso haciendo muy poca cosa. “Esta es la sección del agradecimiento” dijo el ángel al alma.
-"¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?” - preguntó el alma.
-"Esto es lo peor"- contestó el ángel. Suele pasar que una vez las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento.
-¿Cómo uno agradece a las bendiciones de Dios?
-"Simple"- contestó el ángel. “Solo tienes que decir, Gracias Señor".
Poco más se puede añadir a este breve cuento, pero, ¿por qué no?, he de confesarles a todos ustedes que, y tras los últimos acontecimientos acaecidos en mi vida, hoy el cuerpo me pedía un poco más: recordar nuestra condición de hijos agradecidos que saben de la Bondad y el Amor de las caricias de su Padre Eterno. Es más, saberse tan privilegiado con ellas que nos vemos obligados a empeñar nuestra vida en disfrutarlas, hacerlas crecer, y esparcirlas por el mundo entero.
Así pues, valorar a las personas que pasan por tu vida dejando una huella de valor incalculable en tu corazón, tener los ojos abiertos para descubrir aquellas pequeñas cosas que todos los días suceden a nuestro alrededor y que nos hacen comprender que la vida vale la pena ser vivida celebrándola como un gran regalo de tu Padre-Dios inmerecido por nuestra parte; e incluso, mantener nuestra alma dispuesta a recibir esos pequeños o grandes “ladrillazos” que te ayudan a crecer en humildad, comprensión y sabiduría; es motivo más que suficiente para pasarnos la vida entera diciendo: ¡Cuanto te debo, Dios mío!¡Gracias Señor por tocar mi vida!
6 comentarios
Desde hace un tiempo, cuando salgo de casa, alzo la vista al cielo. Casi hasta el cénit. Parece una idiotez pero es muy gratificante. Y procuro no olvidarme nunca de dar gracias a Dios por este universo tan maravilloso que nos ha dado.
Mirar el cielo estrellado por la noche también vale :)
Tienes razón,dar las gracias a Dios por las cosas maravillosas que nos da, no cuesta nada y a nosaotros nos deja el alma muy bien.
Yo tengo la costumbre cuando me levantó a las 4.00h de la mañana, salir al balcon de mi casa y darle las gracias por todo lo que tengo, y que la vida a veces es díficil y dura pero que el esta ahí siempre par guiarme por el buen camino.
Será una tonteria pero me llena de satisfaccón y de paz para llevar el día.
Ah, creo que olvidé felicitarte, felicitaros. Lo hago de todo corazón. Un abrazo
bendiciones...Te amo Dios
Los comentarios están cerrados para esta publicación.