InfoCatólica / Remedios Falaguera / Categoría: General

10.09.12

¡Qué alegría tener un hermano sacerdote!

Hace una semana el prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría ordeno en Torreciudad a tres nuevos sacerdotes: Baltasar Moros Claramunt, el mexicano René Alejandro Adriaenséns Terrones, y el madrileño José María Esteban Cruzado.

Acabada la ceremonia llegó el momento de la esperada sesión de fotos familiar. Fue – al ver los pequeños detalles de cariño y delicadeza de las hermanas de los nuevos sacerdotes-, cuando aprecie realmente las palabras de Juan Pablo II en la Carta a las mujeres: “Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.” (1)

No es fácil ser sacerdote. Todos necesitamos de cuando en cuando, y más aun los sacerdotes, una voz de aliento fraterna en los encargos pastorales, alguien en quien confiar ante algunas dificultades que puede comportar su misión de pastor en una parroquia, que te acompañe y te cuide, y por supuesto, que te ayude con la oración, su ejemplo, y su colaboración material a la parroquia para facilitarte el oficio de párroco: un auténtico guía espiritual: a un hombre de Dios, lleno de fe, de esperanza y de caridad.

Y para todo esto, ¿Qué mejor que una hermana para ayudar, acompañar y cuidar a su hermano en su tarea de descubrir el corazón de Dios en cada uno de sus feligreses?

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27.06.12

Madre, ¡Quiero ser sacerdote!

“Estad abiertos a las vocaciones que surjan entre vosotros. Orad para que, como señal de su amor especial, el Señor se digne llamar a uno o más miembros de vuestras familias a servirle. Vivid vuestra fe con una alegría y un fervor que sean capaces de alentar dichas vocaciones. Sed generosos cuando vuestro hijo o vuestra hija, vuestro hermano o vuestra hermana decidan seguir a Cristo por este camino especial. Dejad que su vocación vaya creciendo y fortaleciéndose. Prestad todo vuestro apoyo a una elección hecha con libertad” (Juan Pablo II, Nagasaki, Japón, 25.II.1981).

Los padres deben mirar a sus hijos como lo que son: una obra de Dios. A los padres, con la colaboración libre y desprendida al engendrarlos, confía su educación, su amor, y su cuidado en el amor que hemos recibido de Dios.

Dios, Padre Eterno y Amor infinito, ha sido el primero en amarlos, guiarlos, formarlos y acompañarlos para que saquen lo mejor que llevan dentro. Solo El, sabe lo mejor para ellos. Dios tiene sus planes tiene para cada uno, que no siempre coinciden con los nuestros. No temamos. Aunque humanamente nos cueste, nuestra felicidad y la de nuestros hijos depende de la aceptación y cumplimiento de los planes de Dios. De nosotros depende, en gran medida, que nuestros hijos escuchen la llamada de Dios, que respondan a ella afirmativamente, y que perseveren en su decisión hasta el final. “En adelante, la labor sacerdotal se convertirá para ellos —por expresarlo de algún modo— en su profesión, a la que dedicarán todas las horas de la jornada, con el inmenso gozo de saberse instrumentos del Señor en la aplicación de la redención a las almas. Recemos para que vivan como sacerdotes santos, doctos, alegres y deportistas en el terreno sobrenatural, pues así lo deseaba san Josemaría: sacerdotes-sacerdotes, sacerdotes cien por cien”.(Monseñor Javier Echevarría, Carta 1 de mayo de 2012)

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31.05.12

Se acerca el momento del adiós

Ha llegado la hora. No puedo ni imaginar lo que te esta pasando por tu cabeza en estas ultimas horas antes de embarcar rumbo a Afganistán.

Se que tienes que cumplir la misión más peligrosa en la que te has encontrado nunca y que estas preparado para ello. Tienes las cualidades necesarias para esta misión (fortaleza, audacia, compañerismo, autodisciplina, honorabilidad, idealismo…), y has recibido el entrenamiento adecuado para una misión de paz compleja, se empeñan en recalcar nuestros responsables políticos, en la que parece que nadie puede ganar.

Las extremas condiciones de vida en las que te vas a encontrar son duras y difíciles. No solo porque una vez pises tierras afganas te vas a encontrar con un ambiente hostil en el que te juegas la vida cada segundo, sino porque los momentos de soledad y añoranza agazapado en la arena a temperaturas que oscilan entre los 60 grados de calor y los 15 bajo cero, el miedo, la desazón, la incomprensión e impotencia hacia las injusticias, serán sentimientos de los que no te vas a librar tan fácilmente.

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8.05.12

¿Y después de la JMJ, qué?

Me siento orgullosa de presentarles nuevamente a estos estos jóvenes valientes, guapos, alegres, sin vergüenza, y porque les da la gana, que supieron aprovechar los medios de comunicación – como ya lo señalé en un artículo coincidiendo con la JMJ Madrid 2011-, para dar la cara por Dios y por la Iglesia, conscientes de que les ha llegado el momento de que cuenten con ellos para “difundir la fe, sin importarnos lo que otros piensen o lo que vayan a decir de nosotros”, como dice Chema, protagonista de uno de los videos.

Orgullosos de ser cristianos, y de “demostrarlo – como decía Juan Pablo II-, siempre con la palabra, con el comportamiento, en el ambiente del trabajo, en la familia, en la profesión, sin respeto humano alguno", presentan una nueva tanda de videos: ¿Y después de la JMJ, qué?

Gracias a todos ¡!!! Que Dios os bendiga¡!!!!!

Hace un año lanzamos una serie de vídeos que abordaban temas controvertidos en la opinión pública acerca de la Iglesia. La segunda serie tratará de responder a la pregunta: ¿Y después de la JMJ…, qué?

La mayor parte de nosotros trabajamos en la JMJ como voluntarios, y teníamos un montón de ideas -demasiadas- para los nuevos vídeos. Nos ayudó mucho un discurso de Benedicto XVI a la curia, en el que resume lo que supuso para él la JMJ en cinco puntos. Hemos hecho un vídeo sobre cada uno de estos temas, más una introducción y dos extras. Los temas son: adoración, confesión, alegría, servicio, vocación, dirección espiritual y universalidad.

Aquí os los dejamos. ¡Esperamos que os gusten!

Introducción

Adoración

Alegría

Confesión

Servicio

Dirección espiritual

Universalidad

Vocación

3.05.12

Madre mía

La más bella palabra en labios de una persona es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía. Khalil Gibran

Hace pocos días, ante la inesperada muerte de su madre, el cantante Alejandro Sanz escribió en Twitter: “No dejen que el tiempo decida. No dejen que les gane. Llamen a sus madres ahora mismo para decirles que son lo más importante de su vida”.

Y no sé cómo ni sé qué motivo me llevó a ello recordé estas palabras que nos dirigió Juan Pablo II: “El mes de mayo nos estimula a pensar y a hablar de modo particular de Ella… y a abrir nuestros corazones de manera singular a María. La Iglesia con su antífona pascual “Regina caeli”, habla a la Madre, a la que tuvo la fortuna de llevar en su seno, bajo su corazón, y después en sus brazos, al Hijo de Dios y Salvador nuestro”. (Juan Pablo II, Audiencia General, 2 de mayo de 1979)

Tal vez porque entramos en el mes de mayo, mes dedicado a María, estas palabras adquieren mayor relevancia para las mujeres que somos madres: Honrar a María, Madre de Dios, rezarla con gran confianza e imitar sus virtudes se convierte en un gran privilegio a la vez que en un gran reto diario. Si, han leído bien, reto. “La virgen María ha sido propuesta siempre por la iglesia a la imitación de los fieles no precisamente por el tipo de vida que ella llevó y, tanto menos, por el ambiente socio-cultural en que se desarrolló, sino porque en sus condiciones concretas de vida ella se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios; porque acogió la palabra y la puso en práctica; porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio, es decir, porque fue la primera y la más perfecta discípula de Cristo: lo cual tiene valor universal y permanente” (Marialis cultus 35).

Es más, pensar en María como modelo de mujer, profundizar en su vida y descubrir – como nos recordaba Juan Pablo II -, que “la mujer se encuentra en el corazón mismo del acontecimiento salvífico” no es algo baladí.

“La maternidad es una relación entre persona y persona: una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra. Por ello, María, al haber engendrado según la naturaleza humana a la persona de Jesús, que es persona divina, es Madre de Dios”. (María, Madre de Dios. Catequesis de Juan Pablo II 27-XI-96)

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