Carta abierta al Molt Honorable Sr. Montilla
Molt Honorable Sr.Montilla:
El motivo de esta carta es compartir con usted mis preocupaciones como madre, sufriente con mucho gusto y sentido del humor, de dos jóvenes en plena adolescencia. Estoy segura que usted, como padre que es también, entenderá a la perfección mis inquietudes sobre los efectos que algunos aspectos de la Ley de Educación, que próximamente se debatirá en el Parlament, pueden suponer para ellos.
No soy de las que opinan que los adolescentes son maleducados, desobedientes y tiranos. No, al contrario. Sé que estas tiernas criaturas están en plena trasformación psicológica, lo que les hace revelarse contra sus mayores, únicamente porque sus sentimientos y su imaginación revolotean intentando descubrir quiénes son, qué intereses les mueve a actuar y qué opiniones de sus mayores son las que van a hacer propiamente suyas. De ahí que parezca que tengan ganas de ir contra sus padres y profesores, poniéndonos a prueba constantemente y analizando con un excesivo espíritu critico, no me atrevo a afirmar que con el deseo de desprestigiarnos, si nuestros criterios y nuestra conducta son coherentes y justos.
No hay que ser un lince para darnos cuenta, usted seguro que lo ha vivido en su propia piel, que este reto continuo a sus mayores, esta actitud de estar “enfrentado a la vida”, les lleva a tener la sensibilidad a flor de piel. Más de una vez he visto a mi hija llorando sobre el mármol de la cocina sin saber explicarme lo que le pasa, o a mi hijo en un estado de irritabilidad casi crónico porque su mejor amigo no ha entendido una “broma”, o le ha mirado mal.