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25.04.12

Sobran las palabras

Una de las experiencias más gratificantes que una mujer pueda sentir es el privilegio de ser madre. Es más, la maternidad, como suele decir una amiga mía, es amar sin pedir nada, y a la vez recibir todo.

Pues bien, aquí os dejo este video de madres que no dudan en “gastar” su vida por la felicidad de sus hijos con amor, dulzura, seguridad, libertad, coraje, ejemplo y alegría.

Tengo que reconocer que de todos mis proyectos profesionales ser madre es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo del mundo.

El Beato Juan Pablo II en su “Carta a las mujeres escribió: “Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida”.

¡Feliz Día de la Madre!

Y para que los padres no se enojen conmigo aquí les dejo también este maravilloso video para ellos.

“¿Qué adorno más grande puede haber para un hijo que la gloria de un padre, o para un padre que la conducta honrosa de un hijo?” Sófocles

17.04.12

Oraciones por Marta

Tus hijos no son tus hijos (…) No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen (…) Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. Deja que la inclinación, en tu mano de arquero, sea para la felicidad”. Khalil Gibran

Decía Massimo Camisasca en su editorial Redescubrirnos padres del 17 marzo 2012, a propósito de la festividad de San José, que “las relaciones padres-hijos son las más delicadas que existan en este mundo y que el sentido la paternidad o la maternidad no se aprenden nunca de una vez por todas, si no que se redescubren continuamente. La tentación que nosotros continuamente tenemos es la tentación de poseer. Instintivamente queremos poseer y no nos damos cuenta que en esta posesividad desordenada prevaricamos sobre el otro, sobre los otros. Tanto que, al final, los otros se convierten en objetos en nuestras manos. Para que el otro sea recuperado, en su ser “tu”, en su ser sujeto, hace falta un sacrificio, una conversión, una nueva libertad, que coincide justamente con un redescubrimiento de la paternidad y de la maternidad”.

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25.03.12

“Para los que no se encuentran pecados”

“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida” (San Agustín, Confesiones)

Hace más o menos un año, en una entrevista publicada en El País, la actriz Blanca Portillo señalaba muy sabiamente: “Nos estamos olvidando de mirarnos a nosotros mismos, siempre responsabilizamos a los demás de nuestros problemas, nos consentimos a nosotros mismos demasiado y nos perdonamos todo; mirando los defectos de los demás acabas sin ver los tuyos y uno mismo nunca es responsable de nada; la verdad es que si fuéramos honestos con las consecuencias de nuestros actos crearíamos un mundo más humano y más generoso“.

Dicho de otro modo: nos resulta demasiado fácil ver los defectos de los demás y los juzgamos tan a la ligera que nos parecen hasta “normales” las criticas, burlas, e incluso, los comentarios destructivos, sin darnos cuenta que entramos en un juego peligroso que puede destruir la fama, no solo de todo aquel que sea diana de nuestros comentarios, sino de nosotros mismos. Como dice el Catecismo de la Iglesia: “Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). Y añade: “La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo”. (Cat.1459)

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15.03.12

Hijos contra padres: ¡Pongamos remedio!

Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre” Enrique Jardiel Poncela

Mucho se está hablando estos días en los medios de comunicación sobre el aumento de denuncias de padres maltratados por sus hijos. Es más, según los expertos, este aumento de agresiones de los hijos hacia sus padres se convertirá en poco tiempo en uno de los problemas de convivencia más graves que nunca haya conocido nuestra sociedad, si no se pone remedio desde ya mismo.

Se habla de un tipo de violencia que no es únicamente considerada como maltrato psíquico –insultos, amenazas, desafíos constantes, o coger un cuchillo y acorralar a la madre por no dejarle salir una noche -, sino de malos tratos físicos como manotazos, patadas, empujones, que ponen en riesgo la vida de padres y hermanos, sin ningún atisbo de remordimiento.

Desde hace unos años los padres, impotentes y desesperados, denuncian a sus hijos aunque la inmensa mayoría todavía lo intenta solucionar de puertas adentro, ya que como afirma el psicólogo, profesor y escritor, Javier Urra: “Es muy duro para un padre o una madre admitir que su hijo le pega porque delata un clamoroso fracaso educativo, es más, yo diría un fracaso personal. Y más duro aún denunciar a su hijo al cual estigmatizará el resto de su vida con ese hecho”.

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24.02.12

Primera santa piel roja: Kateri Tekakwitha

“En esta época, cuando el principio del placer que domina nuestra sociedad, y cuando la gente gasta todo tipo de tiempo, esfuerzo y energía para eliminar la cruz del cristianismo y para escapar de las realidades a veces duras y responsabilidades de la vida cristiana madura, Kateri Tekakwitha se erige como un ejemplo heroico de cómo integrar el misterio de la cruz con el misterio de la resurrección de una manera que da honor y gloria a Dios y que garantiza un servicio de amor a su pueblo” (Monseñor Howard J. Hubbard, DD, Obispo de Albany, Nueva York)

Me llena de satisfacción la noticia de la próxima canonización de la beata Kateri Tekakwitha anunciada por el Santo Padre, Benedicto XVI, para el próximo 21 de octubre. Más aún cuando esta coincide con el comienzo de la celebración del Año de la Fe .

Conocí de su existencia hace poco más de dos años. Uno de mis hijos pasó unos meses en Milwoky y la familia que le acogió, con una generosidad fuera de lo habitual, le regaló una reliquia de esta beata india, hija de una algonquína cristiana capturada por los iroqueses y un jefe de la tribu Mohak.

Al principio pensé que era un presente cuanto menos original. Llena de curiosidad empecé a buscar documentación sobre esta joven aborigen de la tribu de los iroqueses. Y he de confesar que la vida del ““Lirio- o flor de pascua-, de los Mohawks”, como así la llaman, me fascino desde el primer instante.

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