Todos con Pedro
No soy tan osada como para aventurarme a analizar y valorar lo que va a suponer para la Iglesia el papado de Francisco I. Eso se lo dejo a los vaticanistas y expertos en la materia.
Lo que sí puedo afirmar es que en ese momento de alegría y gozo para todos los fieles en el que vimos salir el humo blanco de la pequeña chimenea de la capilla Sixtina, y mucho antes, desde lo más profundo del corazón, le ofrecí mi obediencia y lealtad incondicional para esa aventura que comenzamos juntos hoy, “Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros”, como menciono el Santo Padre en su primer saludo, sea “fructífero para la evangelización” .
Y para ello, como señalaba San Josemaría Escrivá de Balaguer, “ofrece la oración, la expiación y la acción por esta finalidad: «ut sint unum!» –para que todos los cristianos tengamos una misma voluntad, un mismo corazón, un mismo espíritu: para que «omnes cum Petro ad Iesum per Mariam!» –que todos, bien unidos al Papa, vayamos a Jesús, por María”.
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