“Esta noche salgo”
“Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor”, decía Antonio Machado.
Después de leer los comentarios al artículo “Esta noche salgo”, y visto que no me he sabido explicar lo suficientemente bien, he decidido subsanar mis errores reelaborando mis “explicaderas” a fin de que se comprendan mejor el tema. Un tema fascinante, pero no fácil. Un tema complicado. Alguien dijo que el único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada. Muchas gracias a todos.
“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado” Rabino Edy Kaufman
Llega el fin de semana, y con él, el anuncio inevitable de nuestros hijos: “mamá, esta noche salgo con mis amigos”.
Esta sencilla frase marca la diferencia del concepto actual que tienen muchos jóvenes- por supuesto, mayores de edad-, sobre qué es o no es salir por la noche. Porque, “voy al cine”, “voy a cenar con mis amigos” o simplemente, “voy a ver el partido a casa de Juan”, y llegar a las tres o cuatro de la mañana, para ellos no es salir.
“Esta noche salgo” es mucho más. Es pasar la noche de fiesta y llegar a casa cuando esta amaneciendo, desayunar con tus padres y comentar la noche: dónde y con quién han estado, si lo han pasado bien, si se han encontrado con algún problema , o simplemente, ver el estado – de embriaguez o no- con el que vuelven a casa. De cómo nos encontremos a nuestro hijo podremos saber cómo ha transcurrido su noche.
Esta pequeña conversación, no solo muestra la preocupación y el interés por su salida, sino que abre la puerta a un dialogo, que, aseguro por experiencia, es de lo más “instructivo” para la educación de nuestros hijos a corto y a largo plazo.
Y después de esta charla fraternal, los padres empezamos el día mientras muestro hijos se van a la cama a descansar, como mínimo, hasta la hora de comer en familia. Eso sí, con ojeras y el mal humor que acompaña a la falta de sueño y el cansancio.
Ahora bien, como es natural, este cambio de concepto de ocio nocturno -que los padres asumimos impasibles como inevitable-, es lo que se convierte para muchos de nosotros cada fin de semana en un dilema sobre cómo actuar, y cómo no, en un motivo de preocupación y desasosiego. “No nos gustan mucho estas salidas, es más, no acabamos de comprenderlas.
Pero, nos decimos. :
- ¿No son mayores y responsables para que confiemos en ellos?”
- ¿No les hemos enseñado a tener la confianza suficiente con nosotros para que nos cuenten dónde y con qué amigos van a pasar esas horas?
- ¿No hemos hablado con ellos durante largas horas sobre los peligros de la noche y les hemos dado armas suficientes para prevenir los daños físicos y morales que tienen estas salidas nocturnas con seguridad y confianza?
- ¿No les prevenimos constantemente, muchas veces de manera machacona, sobre los riesgos que supone para la salud el placer atractivo, inmediato, y asequible del consumo de sexo, drogas y alcohol?”.
Solo hay que mirar atentamente esta imagen para comprender alguna de sus razones. Fraccionar de manera abrupta la semana: los días de trabajo y estudio intenso; y el fin de semana de ocio donde se permiten actividades que fracturan la rutina cotidiana, resulta peligroso para el óptimo desarrollo de nuestros hijos. Por ejemplo, un desorden físico derivado del desorden en el horario de descanso y de la “habitual” vigilia del fin de semana.
Aun así, a muchos padres nos cuesta entender y encontrar el quid del buen hacer en la educación de nuestros hijos en este tema.
Mientras unos creen conveniente poner límites para protegerles, e incluso, llevándose por el tremendismo, la coacción, o la imposición, niegan y zancadillean reiteradamente las salidas por la noche por “miedo” a los peligros; otros, aceptan con naturalidad, al mismo tiempo que con unas dosis de turbación, que sus hijos se hacen mayores, y reclaman más libertad.
En ningún momento considero ni “normal” ni “bueno” las salidas nocturnas de mis hijos mayores .Pero yo a su edad estaba casada, vivía independiente y tenía ya dos hijos, y planteaba mi vida coherentemente con la formación cristiana que había recibido de mis padres durante años, con un juico moral propio, con autodominio, y con un uso responsable y comprometido de mi libertad, a pesar de equivocarme muchas, muchas veces.
Simplemente planteo la disyuntiva en la que nos encontramos los padres con hijos mayores que supone correr el riesgo de respetar la libertad de los hijos conscientes de que la formación que les hemos dado durante años, los cuidados físicos y espirituales, y los argumentos de infinidad de charlas que hemos y seguimos manteniendo con ellos, sea lo que les guie por el camino correcto al bien en su vida,LIBREMENTE, y por qué les da la gana.
Como dice San Josemaría Escrivá de Balaguer, (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, n. 104), “los padres que aman de verdad, que buscan sinceramente el bien de sus hijos, después de los consejos y las consideraciones oportunas, han de retirarse con delicadeza para que nada perjudique el gran bien de la libertad, que hace al hombre capaz de amar y de servir a Dios. Deben recordar que Dios mismo ha querido que se le ame y se le sirva en libertad, y respeta siempre nuestras decisiones personales”.
Les hemos educado para convertirlos en buenos hijos de Dios, adultos libres, responsables y autosuficientes, y nos guste o no, hemos de aceptar con confianza su criterio. Saber que sus padres tienen esperanza en ellos, aunque alguna que otra vez nos decepcionen y nos vean derramar alguna que otra lagrima por ellos, les llena de satisfacción y ganas de no defraudarnos.
“Llegamos- nos recordaba S.S. Benedicto XVI, en el Mensaje a la Diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación, el 21 de enero de 2008-, al punto quizá más delicado de la obra educativa: encontrar el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina. Sin reglas de comportamiento y de vida, aplicadas día a día también en las cosas pequeñas, no se forma el carácter y no se prepara para afrontar las pruebas que no faltarán en el futuro. Pero la relación educativa es ante todo encuentro de dos libertades, y la educación bien lograda es una formación para el uso correcto de la libertad.
A medida que el niño crece, se convierte en adolescente y después en joven; por tanto, debemos aceptar el riesgo de la libertad, estando siempre atentos a ayudarle a corregir ideas y decisiones equivocadas.”
Educar la libertad de nuestros hijos presupone mucho amor, mucha confianza, mucho respeto (aunque se equivoque), mucha delicadeza al corregirle, muchas horas, mucha oración, mucha paciencia,…..y por supuesto, mucha gracia sobrenatural para acertar.
Por ello, como podemos leer en el trabajo de José Javier Castiella Rodríguez, La vulnerabilidad del menor, “es mucho más aconsejable la conversación pausada sobre el tema, la negociación libre y el razonamiento sobre los riesgos reales, no precisamente coincidiendo con el momento de fijar la hora de regreso una noche sino más bien, haciéndolo coincidir con momentos gratos, en los que la actitud del adolescente es más positiva, abierta y agradecida(… )
Las modas pasan y del mismo modo que se pueden promover, se pueden también atajar. En el caso que nos ocupa, la moda noctámbula es claramente negativa para el óptimo desarrollo de los adolescentes. El mundo de los adultos, que observa y es consciente de los perjuicios que se derivan de la misma, no tiene derecho a permanecer inactivo. Debe promover los resortes con los que liberar al relevo generacional de la sociedad, de la moda perjudicial.”
¡Que nunca un hijo nuestro pueda decir que hemos descuidado nuestra obligación de ayudarles y/o corregirles, por comodidad, ignorancia, miedo, o la nesciencia del que no sabe lo que está obligado a saber!
33 comentarios
De hecho eso les ha ayudado mucho a madurar.
Cuanta razón llevas, Reme.
Un abrazo.
Y finalmente, no entiendo porque empieza su comentario con una cita de un rabino, ¿no hay Santos, Doctores de la Iglesia, autores católicos etc a los que acudir? Es que...
Señora, un adolescente nunca debiera poder decir a sus padres “esta noche salgo”: Tendría que pedir permiso y usted le pondría condiciones. Es usted su madre y él, su hijo. Su relación no tiene que ser fraternal, sino filial. Su hijo, nuestros hijos, tienen o pueden tener muchos amigos, pero sólo tienen un padre y una madre y no podemos abandonar nuestras obligaciones para con ellos.
No podemos dejar crecer a nuestros hijos en la idea de que son los reyes del universo, que los padres estamos aquí para su servicio, para proveerles de dinero, alimentación y caprichos, ... Por tenerlo todo gratis no se hacen más generosos, sino más exigentes y desconocerán totalmente el valor de las cosas, el significado del agradecimiento y su capacidad para suavizar los relaciones, para aceptar las negativas, para ayudarles a reconocer su obligación de colaborar en las necesidades y tareas familiares. No para levantarse a las tantas y encima con mal humor, sin más ganas que rebuscar en los mensajes de los amigos en el móvil o el ordenador, mientras otros, los esclavos, han hecho la comida, han puesto la mesa, barren o lavan la vajilla.
El sentido de la obligación, el agradecimiento y los límites a sus deseos: Es así como realmente aprenderán a ser autosuficientes y no unos malcriados egoístas y caprichosos, poco capaces de afrontar por sí mismos las dificultades de la vida.
Un semáforo en rojo no es sólo un límite a mi libertad de pasar, sino una seguridad para evitar un peligroso accidente. Algunos se los saltan y presumen de que no les ha pasado nada, pero a muchos otros sí les ha pasado, porque lo más probable es que les pase. Nosotros somos quienes debemos poner los semáforos a nuestros hijos menores, y hasta a los mayores si viven en el domicilio paterno, con los gastos pagados.
”Quien consiente a su hijo tendrá que vendarle las heridas,
a cada grito se le conmoverán las entrañas;
caballo no domado sale cerril,
hijo tolerado sale terco;
sé blando con tu hijo, y te hará temblar;
sigue sus caprichos, y lo sentirás;
...
No le des autoridad en la juventud
ni disimules sus locuras...” Eclesiástico, 30,7.
”Escuchad, hijos, la corrección paterna;
atended, para aprender prudencia:
os enseño una buena doctrina,
no abandonéis mis instrucciones.
Yo también fui hijo de mi padre,
amado tiernamente por mi madre...
... guardas mis preceptos y vivirás;
adquiere sensatez, adquiere inteligencia,
no la olvides, no te apartes de mis consejos.” Prov. 4,1.
Saludos
Un católico no puede disfrutar en un sitio donde Dios es ofendido y todos sabemos en qué consiste salir por la noche.
2) El cura de Ars fue muy claro con los "bailes" (entiéndase por el ambiente nocturno de hoy).
Creo que Santo Tomás de Aquino, en sus obras, citó unas cuantas veces a los paganos Aristóteles y Cicerón.
Creo que Benedicto XVI cita en sus obras unas cuantas veces a su amigo el rabino Neusner.
Creo que Chesterton, en "Herejes", el que dijo "bebamos cuando nos consideremos felices sin la bebida, y nos encontraremos como el riente campesino en Italia".
Creo que fue Cristo, en Mt 11,19, quien confirmó que el Hijo del Hombre come y bebe. Pero claro, ya en aquella época había hipócritas que le acusaban por ello de ser un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.
Pero nooo, aquí hay un montón de expertos que saben que un buen católico nunca haría nada de eso.
Un buen católico no baila.
Un buen católico ni come ni bebe.
Un buen católico no se divierte.
Un buen católico sabe que los paganos y los judíos nunca dicen nada interesante.
En fin...
Pero vamos por partes.
1. Este artículo, como se señala en el segundo párrafo, se refiere a las salidas nocturnas de los hijos mayores de edad y no de los hijos adolescentes ( que bien merece un capítulo aparte y bien distinto)
2. Si he hecho referencia a las palabras del rabino Edy Kaufman es sencillamente porque me parecen muy de sentido común y tiene más razón que….un santo, como se dice popularmente.
3. En ningún momento considero ni “normal” ni “bueno” las salidas nocturnas de mis hijos mayores (yo a su edad estaba casada, vivía independiente y tenía ya dos hijos). Simplemente planteo la disyuntiva en la que nos encontramos los padres con hijos mayores que supone correr el riesgo de respetar la libertad de los hijos conscientes de que la formación que les hemos dado durante años, los cuidados físicos y espirituales, y los argumentos de infinidad de charlas que hemos y seguimos manteniendo con ellos, sea lo que les guie al bien en su vida LIBREMENTE, y por qué les da la gana .Como dice San Josemaría Escrivá de Balaguer, (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, n. 104), “los padres que aman de verdad, que buscan sinceramente el bien de sus hijos, después de los consejos y las consideraciones oportunas, han de retirarse con delicadeza para que nada perjudique el gran bien de la libertad, que hace al hombre capaz de amar y de servir a Dios. Deben recordar que Dios mismo ha querido que se le ame y se le sirva en libertad, y respeta siempre nuestras decisiones personales”.
4. Educar la libertad de nuestros hijos presupone mucho amor, mucha confianza, mucho respeto (aunque se equivoque), mucha delicadeza al corregirle, muchas horas, mucha paciencia,…..y por supuesto, mucha gracia sobrenatural para acertar.
He salido todos los sábados hasta hace pocos años, muchas veces hasta tarde, sin hacer nada más malo que comer, charlar, reír, ver películas y bailar, y si algo tengo claro es que hay sitios y sitios, y que un joven bien formado sabe muy bien dónde meterse y dónde no. Sé perfectamente que hay lugares que es mejor no pisar, pero también hay otros donde un chico o una chica puede pasar un buen rato con los amigos en un ambiente sano y agradable. Para quien le escandalice bailar, que no es mi caso pero lo comprendo, hay futbolines, bares, cines, churrerías que abren toda la madrugada... Un joven bien formado sabe discernir.
Personalmente me inquieta que haya adolescentes pululando por la calle de madrugada sin que sus padres sepan donde están, qué hacen y a que hora vuelven a casa, porque ir a buscarles donde estén, no van, es más cómodo supongo. También me inquieta que los ya no adolescentes, pero todavía en fase de madurar, tengan por modo de divertirse, de desinhibirse la bebida, y por último me preocuparía que mis hijos vieran "normalidad" en esos dos casos.
Pero más allá de estilos de familia lo cierto, y no me molestan las citas de ajenos a mi fe, siempre y cuenado sean de sentido común “Los buenos padres deben dar a sus hijos dos cosas: raíces y alas; raíces para saber y jamás olvidar donde esta su casa y alas para volar y transmitir poniendo en práctica lo que se les ha enseñado”.
Además, estoy convencida que "salir de noche" no necesariamente tiene que tener connotaciones negativas como apunta Laurel. Simplemente puede significar pasar un rato agradable con amigos, bailar, reir, en un ambiente sano y agradable. Está claro que hay sitios y sitios.
Lea el Talmud y verá que Jesu Ben pantera , según ellos es Jesucristo el hijo bastardo de María y un legionario romano entre otras lindezas, como que Jesucristo esta en el infierno en una caldera llena heces hirvientes hasta el cuello. Que corrijan su Talmud y dejen de ofender a Cristo y a su Santa Madre.Un poco de reciprocidad por favor.Por cierto un obispo norteamericano ya criticó a un rabino esto que digo.Y finalmente, NO soy nazi.
No, si son maduros lo demostrarán respetando a sus padres, eso ante todo, y imponerles todos los fines de semana ese horario es ser un irresponsable.
Saludos
Nadie dijo que fuera a ser fácil la tarea de padres. Y como siempre, el equilibrio, eso tan difícil de alcanzar, es lo que consigue hacer atractivo nuestro mensaje. Equilibrio a la hora de poner los límites necesarios a la libertad de nuestros hijos, y enseñarles a desenvolverse también en aquellos ambientes que no son tan propicios. Pienso que es muy importante la humildad de presentarse ante ellos como personas que se saben capaces de grandes equivocaciones, y que son conscientes de que los límites y la prudencia nos hacen falta a todos. Y la valentía de saber poner unas normas en casa (cada uno en la suya y Dios en la de todos, viva la diversidad...), que también los mayores deben acatar. Porque si no les gustan, con santa paz, pueden crear su propio hogar y poner sus propias normas.
Y todo ello, no porque seamos católicos (eso nos debería ayudar a sentirnos más humildes y en deuda por todo lo que hemos recibido, en lugar de caer en el orgullo de despreciar a los demás), sino porque todos somos demasiado valiosos; y si no aprendemos a escoger bien, el mal humor de la comida del día siguiente, nos acompañará permanentemente si no sabemos encontrar la verdadera alegría del tiempo gastado en lo que vale la pena.
Disculpe si mi anterior comentario le ha resultado un tanto agrio, algo difícilmente evitable dado que su artículo hace referencia a su propio ámbito personal, y en él plantea un tema importante en la educación de los hijos: el sentido de la diversión, de un modo con el que discrepo totalmente.
Nosotros, los padres, para bien o para mal, somos los primeros responsables de cómo son nuestros hijos, porque ellos nacen sin saber y somo nosotros quienes debemos enseñarles y transmitirles nuestros valores, la idea del Bien y del Mal. No podemos, no deberíamos fallar en esto. No deberíamos pretender quedarnos en ser “amigos” de nuestros hijos por comodidad, para no enfrentarnos, porque somos sus padres y la seducción del mundo debe encontrar la resistencia primera en nosotros, porque es asi como mejor la podrán vencer ellos. Por supuesto que llegará un momento en que serán ellos los únicos responsables de su comportamiento en razón de su libertad. Eso no depende de usted ni de mí, sino de ellos. Si el modo de vida que deseen es incompatible con la enseñanza familiar se marcharán y punto. No es cuestión de que usted respete o no su libertad. Simplemente tendrá que aceptarla. Pero también los hijos deben tener siempre presente el Mandamiento de los hijos: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.
El “respeto a la libertad” del que usted habla en su artículo no es tal, sino “respeto al abuso o la tiranía” porque de lo que se trata es de que un hijo haga lo que “le dé la gana” y que los padres carguen con las consecuencias de su conducta y se la financien. A ver, si sólo es cuestión de libertad, yo soy tan libre como mi hijo... ¿por qué no soy yo el que se va y él quien atiende la casa, me tiene todo listo y en silencio para que yo duerma después de la juerga, me hace la comida cuando me levante y se va a trabajar de camarero unas horas para pagarme la diversión, y eso... todas las semanas?
Claro que soy libre, que Dios me hizo libre para pecar... pero eso no quiere decir en absoluto que el pecado no tenga consecuencias.
La comodidad, la abundancia, ... en la vida de hoy en vez de tener más hijos hemos elegido tener pocos y durante mucho tiempo. Muchos hijos hoy no quieren dejar el domicilio familiar porque viven como les da la gana, apenas tienen que dar explicaciones y tienen todo hecho y ninguna preocupación por las cuestiones domésticas. No creo que sea una cuestión de respeto de libertades, sino el tributo que se paga para que no se vayan y dejen la casa vacía y con ello nuestra vida también vacía... Es por propio interés, no por ellos.
No quiero dejar de hacer algunas observaciones a su comentario:
1. Cuando yo leí el artículo la observación “por supuesto mayores de edad” del segundo párrafo no estaba, o, al menos, no estaba destacada del modo que lo está ahora. Sin embargo, y obviando esta precisión, todo el artículo está referido a los jóvenes desde que son menores de edad y adolescentes.
2. Dice usted: ”4. Educar la libertad de nuestros hijos presupone mucho amor, mucha confianza, mucho respeto (aunque se equivoque), mucha delicadeza al corregirle, muchas horas, mucha paciencia,…..y por supuesto, mucha gracia sobrenatural para acertar.”
Es mucho más simple: Educar a los hijos presupone que los padres sepamos con claridad qué queremos enseñarles y les demos ejemplo.
Saludos.
No haga demagogia fácil ni tome el rábano por las hojas: Se puede bailar, comer y divertirse de día, y a las siete de la tarde y a las diez de la noche...
No es de eso de lo que aquí se está hablando y usted lo sabe, pero no le interesa.
Saludos.
Uno de los participantes en las diferentes contestaciones al foro me invita a participar con mis reflexiones. Os la expongo:
Quedo sorprendido, en principio, por el aparente “machaque” y bombardeo de declaraciones mas o menos favorables hacia la autora por el contenido del articulo, cuando creo que casi todos estamos de acuerdo con ella. He realizado un resumido y extracto contenido aclaratorio de lo que en mi opinión parece defender la autora, utilizando sus mismas palabras. No entremezclo otras frases del artículo que pueden desdibujar y malentender sus reflexiones…..como creo que así ha pasado.
Pienso que R.F. debiera escribir un segundo articulo al respecto, aclaratorio y practico en su contenido, porque creo que comulga con la mayoría de los contenidos expuestos por los participantes al foro.
Cual es “El concepto actual que tienen muchos jóvenes sobre qué es o no es salir por la noche”.” Es llegar a casa cuando esta amaneciendo, desayunar con tus padres y comentar la noche”. “De cómo nos encontremos a nuestro hijo podremos saber cómo ha transcurrido su noche”. “Esta pequeña conversación es de lo más “instructivo” para la educación de nuestros hijos a corto y a largo plazo”.
Este cambio de concepto de ocio nocturno se convierte para muchos de nosotros cada fin de semana en un motivo de preocupación y desasosiego. Resulta peligroso para el óptimo desarrollo de nuestros hijos, el caso que nos ocupa, la moda noctámbula es claramente negativa para el óptimo desarrollo de los adolescentes. El mundo de los adultos, que observa y es consciente de los perjuicios que se derivan de la misma, no tiene derecho a permanecer inactivo
Les hemos educado para convertirlos en adultos libres, responsables y autosuficientes, y nos guste o no, hemos de aceptar con confianza su criterio. Saber que sus padres tienen esperanza en ellos, aunque alguna que otra vez nos decepcionen y nos vean derramar alguna que otra lagrima por ellos, les llena de satisfacción y ganas de no defraudarnos.
Es mucho más aconsejable la conversación pausada sobre el tema, la negociación libre y el razonamiento sobre los riesgos reales. ¡Que nunca un hijo nuestro pueda decir que hemos descuidado nuestra obligación de ayudarles y/o corregirles, por comodidad, ignorancia, miedo, o la nesciencia del que no sabe lo que está obligado a saber!
Creo que todo lo subrayado en cursiva es el verdadero contenido del artículo. Pasemos a cada una de las respuestas…y posiblemente estemos todos de acuerdo.
Ronald: … Porque considero que una madre de una familia cristiana de nada puede sentirse satisfecha si sus hijos salen hasta que amanece. (Y de una madre de cualquier credo, tampoco debiera sentirse satisfecha)
Maricruz Tasies:… Cuanta razón llevas, Reme
Oscar:….comentario de Ronald el cual suscribo totalmente (la autora piensa como vosotros dos)
Winston Smith:.. Un adolescente nunca debiera poder decir a sus padres “esta noche salgo”: Tendría que pedir permiso y usted le pondría condiciones. Es usted su madre y él, su hijo. Su relación no tiene que ser fraternal, sino filial…. Enseñarles el sentido de la obligación, el agradecimiento y los límites a sus deseos: Es así como realmente aprenderán a ser autosuficientes y no unos malcriados egoístas y caprichosos, poco capaces de afrontar por sí mismos las dificultades de la vida.
Nosotros somos quienes debemos poner los semáforos a nuestros hijos menores, y hasta a los mayores si viven en el domicilio paterno. (Pienso que todo esto que expone W.S. cae dentro del dialogo patero-filial (no de amigos colegas) que propone R.F, si es así todos de acuerdo)
Clavel: . Y luego se quejan de sus hijos. Cuando son ellos y sólo ellos los que son los culpables de las actuaciones de sus hijos (me parece un poco fuerte. Existen padres de varios hijos que dándoles la misma educación que a todos…alguno les salió “defectuoso” y no puedes culparles por sus actuaciones que fueron iguales para los otros hijos.)
Susi: Suscribo el comentario sobre lo que suele hacerse por las noches en la movida. Y aunque nuestros hijos no hicieran nada malo-siempre lo hacen los de los demás-el estar rodeados de pecado debería preocuparles a ellos y a nosotros como católicos. Un católico no puede disfrutar en un sitio donde Dios es ofendido y todos sabemos en qué consiste salir por la noche. (No hay que ser católico para estar de acuerdo con Susi, Cualquier persona con una sincera moral natural debiera estar de acuerdo)
Jerónimo: 1) ¿Es moda ahora citar a hindúes y judíos en vez de las Sagradas Escrituras, el Magisterio, etc.? 2) El cura de Ars fue muy claro con los "bailes" (entiéndase por el ambiente nocturno de hoy). (Aunque la gracia de Dios y el ser fiel a Su Voluntad, para nosotros los católicos es como la espinaca para Popeye, no se trata solo de poner ejemplos de religión, en respeto de los que no creen en nada trascendente, sino de lo que hablamos debiera valer para cualquier familia)
Olmos: Estamos de acuerdo y tu con R.F. pero.. un católico sabe que los paganos y los judíos si pueden decir cosas interesantes interesante. Y…lo de buen católico…tratemos de hacerlo lo mejor posible….arriba ya nos diran cuando nos examinen si lo fuimos…
Reme; creo que así como dije que un segundo articulo podría aclarar el “asunto” esta declaración de R.F. es bastante aclaratoria y puede mejorar nuestra compresión inicial
Laurel:… Un joven bien formado sabe discernir (Todos de acuerdo. Incluso R.F. con sus posteriores comentarios)
Izas: Me parece, por el tono de los primeros comentarios, que no se ha debido interpretar bien la intención de la periodista ,,,,,(y todo lo demás. Después de haber releído con atención el articulo de R.F. y las declaraciones de todos los participantes al foro, esa también fue mi conclusión Izas)
Estefanía: Particularmente, me parece muy sensato el punto de partida del artículo. Considero muy acertada la opción de conversar y razonar con los hijos mayores de edad. (Estamos de acuerdo con R.F,)
Oscar: Como veo que te informas, te invito a que entres en mi portal, www.familiaqueesyquenoes.org
en el apartado de COLABORACIONES, encontraras mas de 5000 artículos, ensayos, análisis…de mas de 160 diferentes temas
Posteriormente he visto que han llegado varias respuestas mas y veo que practicamente hemos entendido lo que Remedios nos queria comunicar
Por mi parte es toda mi colaboración
isitasa
Lo que parece que no gusta a algunos en el artículo es que estamos deseosos más de la pedagogía Divina, que de tanta psicologias y pedagogías blandas que no son capaces de decirle al hombre que esta enfermo desde el corazón y todo lo que no es de Dios es mentira, engaño y perdición...
Reme es una mujer valiente, acostumbrada a estar con jóvenes, no solo con sus hijos. Es más, cuando está con gente joven ella se siente en su contexto natural. Por eso Reme no tiene tanto miedo como el que alguno de vosotros destiláis en vuestros comentarios. La palabra "pecado" la he leído en muchos de vuestros textos como si todo chaval que fuera a la discoteca estuviera en pecado, o saliera hasta la madrugada también...
Reme deja claro que no es lo óptimo salir hasta el amanecer y que a ella no le gusta, pero que prefiere hablar con sus hijos, que le cuenten y saber que no tienen nada que ocultar...Claro que a veces sufrimos, pero ¿no sufrieron nuestros padres?. El miedo no es propio de la juventud, y Reme lo sabe. ¿Por qué no van a ser buenos cristianos si van a la discoteca? Hasta las puertas del infierno hay que ir si con ello atraemos a una persona en pecado hacia la felicidad que tenemos los cristianos. Nuestros hij@s, cuando bailan,o toman una copa,dan buen ejemplo de cristianos, y si cometen un error, piden perdón a Dios a través de la confesión como les hemos enseñado a hacerlo. Este miedo a que nuestros hijos se muevan por el mundo de hoy, con la conciencia bien formada, no es cristiano.
Nuestros hijos tienen que hacer suyas todas las advertencias que les hemos dicho, todas las experiencias que hemos tenido a su edad, toda la formación cristiana recibida en catequesis, en casa, en el colegio...Y hacerla suya significa que tienen que comprobar por ellos mismos, que todo eso es cierto, aun a riesgo de equivocarse.
Nada peor para nuestros hijos que unos padres atemorizados. El miedo supone falta de fe y de esperanza y también falta de confianza en nuestros hijos que los hemos educado para ser fuertes ante las pruebas de la vida. Gracias Reme por tu artículo. Yo te he entendido perfectamente.
Tampoco pienso que todos debamos tener los mismos criterios sobre educación, es importante actuar en conciencia y esforzarse por hacerlo lo mejor posible, sin buscar el camino más fácil.
Remedios, tu artículo me da un nuevo punto de vista que respeto y valoro. En casa mi marido y yo sufrimos cuando salen nuestro hijos, les rezamos a sus ángeles de la guarda, y tratamos de conversar todo lo que podemos. Sí me gustaría que quedaran más con amigos en casa o que tuvieran alternativas más sanas... Pero confío en ellos y no me han defraudado, seguiré confiando y si meten la pata allí estaremos.
Creo que desconoce usted el significado de la palabra "demagogia". Búsquelo en un diccionario antes de acusarme de nada, por favor.
Verá que en mi post no apelo en ningún momento a los sentimientos ni a las emociones de nadie, ni pretendo ganarme a nadie. Me limito a exponer unos hechos, nada más.
Tiene mucho que ver con el post el que, antes que el mío, hubiese otros comentarios en los que se criticaba al post por estar encabezado con una cita de un rabino (!) o en el que se venía a decir que las salidas son malas porque sí, sin más matices (!!).
Cuando uno lee tales despropósitos, se cree en el deber de decir algo. Hay muchos que, pretendiendo imitar al cura de Ars, se quedan en Sabino Arana (político católico muy crítico con los bailes y las salidas nocturnas, entre otras cosas).
No era el caso de su primer comentario, por cierto. Que me parece severo, pero justo, y que comparto en cierta medida. Creo que ha confundido usted al adversario.
Saludos cordiales.
”No pienso que en este artículo se esté haciendo apología de las salidas nocturnas, ni de la permisividad de los padres. Yo solo leo una exposición realista de la forma más común de ocio de los adolescentes, y el eterno dilema de unos padres que se plantean cómo actuar.”
No, no es una apología sino una claudicación, la de una madre que no ha sabido evitar que su hijo le imponga un modo de diversión que ella reprueba. Y no, no hay ningún dilema. El asunto está resuelto por K.O.: “Esta noche salgo”, (y te aguantas).
”pasar la noche de fiesta y llegar a casa cuando esta amaneciendo, desayunar con tus padres y comentar la noche: dónde y con quién han estado, si lo han pasado bien, si se han encontrado con algún problema , o simplemente, ver el estado – de embriaguez o no- con el que vuelven a casa...”
O sea, como si viniera de trabajar en el turno de urgencias nocturno de un hospital, se les prepara el desayuno porque estarán cansados, se comentan las incidencias... y si están borrachos se habla de las diferencias entre las cogorzas de vodka y las de whisky... Esto es, simplemente, patético. Y, ¿quién le paga la bebida, sus padres? ¿Y qué otras libertades deben financiar también los padres? ¿Es ésta la misión de los padres? Esto es el mundo patas arriba... y encima hablando de “corrección suave” (no vaya a enfadarse la criatura), del respeto a sus errores... vamos, que el niño haga lo que le dé la gana, no se vaya a frustrar su personalidad, y nosotros a pagarlo, y sin rechistar. Él a dormir y los padres a las obligaciones, que para eso son padres.
”este cambio de concepto de ocio nocturno -que los padres asumimos impasibles como inevitable”
“Inevitable”, es decir, rendición total.
No sé si será el subsconciente o cierta malicia de la autora propia de un texto de EpC: frente a las salidas nocturnas de los hijos los padres se dividen en dos grupos, los que se resisten al desorden y el desenfreno mantienendo sus normas y no claudicando, que son el grupo de tremendistas, zancadilleadores y miedosos, y, por otro lado, la autora y quienes piensan como ella, que son el grupo de la naturalidad con el crecimiento de los hijos...
”Les hemos educado para convertirlos en adultos libres, responsables y autosuficientes...”
Esta frase es un puro brindis al sol.
Sólo son libres respecto de usted, su madre, pero son totalmente esclavos del consumismo, de una moda prefabricada y de una diversión de diseño interesado y totalmente desordenado.
De su responsabilidad usted mismo lo ha dicho: ver el estado de embriaguez o no con que vuelven a casa.
Autosuficientes... permítame que me ría.
Yo lo veo de otro modo, les guste o no, deben aceptar nuestro criterio mientras vivan en nuestra casa y a nuestras expensas.
”¿No les prevenimos constantemente, muchas veces de manera machacona, sobre los riesgos que supone para la salud el placer atractivo, inmediato, y asequible del consumo de sexo, drogas y alcohol?”
Aquí ya demuestra usted hasta qué punto está imbuida de los modos políticamente correctos que la mantienen en estado de confusión continua: Señora Remedios, usted no debería hablar de la sexualidad como si fuera un objeto de consumo. La sexualidad involucra a personas y para nosotros no tiene otro sentido que como manifestación del amor de un hombre y una mujer dentro del matrimonio. Debemos hablar de ella en un contexto de más respeto.
Siento ser brusco, señora Remedios, no tengo ningún interés en molestarla ni, por supuesto, ofenderla. Ha presentado usted un problema muy serio, por el que estoy preocupado y me siento impotente desde hace tiempo. Veo la gran desorientación que en los jóvenes crea la confusión de unos padres claudicantes que quieren nadar y guardar la ropa, tratando de mantener un equilibrio imposible entre su Fe y sus ganas de “modernismo”. Si así lo desea, no volveré a intervenir en su blog. No sería el primer blog de InfoCatólica que me cierra las puertas.
Saludos.
No me he encontrado en la situacion pues el mayor de mis hijos está llegando ahora a la adolescencia (otra etapa diferente), pero sí convivo, comparto experiencias con muchas familias, cristianas, que sí tienen hijos mayores de edad y que salen por las noches. tambien recuerdo mis noches de juventud en que simplemente comunicaba "esta noche salgo".No hay nada malo en ello. Yo misma, casada hace ya unos años, salgo alguna noche que otra y bailo, oh! que horror diran uds. sres. contrarios a ello, y bebo una copa de vino o dos y no por ello estoy pecando!
Por favor, seamos sensatos y hagamos uso del sentido comun!
En una cosa coincidimos todos: preocupación, no nos hace gracia esta moda,nos gustaría que aprendiesen a divertirse de forma sana y que tuviesen más imaginación ( en esto podemos contribuir ). Pienso que coincidimos en muchas más cosas de las que aparentemente nos separan en los distintos comentarios. A mí me gustaría apuntar sólo algunas ideas para que reflexionemos y hagamos reflexionar a nuestros hijos:
- Hay que educarles en libertad para que consigan tener criterio para actuar bien.
- Hay que tener en cuenta la edad: no es lo mismo la salida nocturna de una persona de 20 años que la de un adolescente. En este último caso, quizá tengamos que sacrificarnos un poco y estar dispuestos a recogerlos en coche a la hora convenida.
- Hay que crear una mentalidad, siguiendo la ideao de facebook y otras redes: imaginar modos de diversión que rompan con la exclusiva pauta de salir toda la noche. Recuerdo dos cosas: con mi madre tenía muchas peleas por este tema y acababa obedeciendo pero siempre me decía: " es preferible quedarte con ganas de estar más tiempo con tus amigos que aburrirte" ( y ahí está el arte de enseñar que el hastío la gente lo supera con alcohol porque su personalidad o su superficialidad no da para más: hay gente que no tiene temas ni para conversar; la otra, es ideas que he visto ponerse en marcha: apertura de polideportivos nocturnos para hacer deporte, bibliotecas nocturnas para poder leer, videotecas..., por parte de algún ayuntamiento.
Una cosa es clara, que no podemos ir contra el sistema de forma aislada. El tema es tener más imaginación, contactar con personas que tienen influencia con los jóvenes.
¿ Podéis imaginaros un pub con cañón en la que se pueda ver un peliculón y a continuación hacer un videoforum?. Hay gente que también lo hace en casa de amigos. Pero si se le sugiriese a una pub la idea de que consumen y encima se fomenta la cultura. Y como este ejemplo millones. ¿ Por qué no nos lanzamos en lugar de estar prohibiendo constantemente o consintiendo también habitualmente?.
Y además un dato a tener en cuenta: ni nunca ni siempre. No podemos rebotar a nuestros hijos.
Organizar planes nocturnos en casas conocidas es incómodo pero está al alcance de muchos. Es incómodo, pesado pero podemos contribuir a darles ideas. Hay cantidad de juegos.
Acudamos a lugares públicos y privados y demos sugerencias de qué se podría hacer para acabar con la cultura de la litrona nocturna.
Saludos cordiales a todos. Pepa Silla
para mi criterio,es a quien confiaría la educación de mis hipotéticos hijos.
Hasta se molestó cuando le dige que a veces me quedaba hasta altas horas de la noche leyendo o participando en chats.
Me ha echo cambiar los hábitos, ¡a mí, que tengo 31 años!
Pero sé que tiene razón y gran celo por mi alma.
Tenemos obligación moral de llamar a las cosas por su nombre: La noche es para dormir, el día para vivirlo.
O como dice el pópulis: Al Pan, Pan, y al Vino, Vino.
La Caridad empieza por los de casa. Me voy a meter en camisa de once baras. No se trata de prohibirles nada, pero sí que de educarlos adecuadamente en la materia. Y si te pide tu opinión, que sea tu opinión, no la opinión que ellos quisieran oír de ti. Como has expresado aquí: No te gusta que salgan por la noche, te preocupa que lo hagan, y tampoco les aporta nada bueno. A partir de ahí, que hagan lo que quieran, incluso, si quieren no ayudarte en las tareas del hogar, o ponerte mala cara fruto del sueño. Cuando estén con la mente clara, les pides su opinión sobre eso que te hacen.
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