La Misa cara al altar
La publicación de la “Opera omnia” del Santo Padre, que será una recopilación de sus escritos sobre la Liturgia, está al caer. Es tristemente previsible que la inclusión de un texto en el que Benedicto XVI argumenta y analiza las razones por las que es apropiado que el sacerdote celebre la Santa Misa de cara al altar, sea objeto de polémica por parte de determinadas personas. No deja de ser curioso que los que más se las dan de “progres”, son en la práctica los más intolerantes e intransigentes, y como ya hicieron en su día - me da la ligera sensación- de que no dudarán en escandalizarse y levantar polémica.
Si analizamos con detenimiento y frialdad la postura de los críticos con ésta recomendación del Papa, nos damos cuenta de que el fanatismo progresista, que como todo fanatismo no viene marcado tanto por las ideas sino más por las actitudes, es feroz y desproporcionado. No tiene ningún sentido su reacción catastrofista y en gran parte criminalizadora, por el mero hecho de que el sacerdote, a la hora de orar y consagrar, lo haga como el guía de los fieles, en primer lugar, de cara a Jesucristo en el altar.