La siempre Virgen siempre quiso serlo
¿Cómo será eso, pues no conozco varón? Lc 1, 35
A veces oigo en las homilías que la Virgen cambió el plan que tenía para su vida aceptando la iniciativa de Dios que le fue comunicada por el arcángel. Eso sostenía por ejemplo Ignacio Larrañaga en su obra Silencio de María. Pero, en ese caso, ¿cómo pudo ser siempre Virgen? Porque podría serlo físicamente, pero interiormente, sin que eso suponga algo malo, pensaría en no serlo. De allí que, concluyo, no podría ser siempre Virgen y en ese caso afirmaríamos algo contrario (en la inmensa mayoría de las veces sin darse cuenta) al contenido del dogma de la Inmaculada Concepción y Perpetua Virginidad de María.
En efecto, “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”, es consecuencia lógica de la opción previa de la Virgen en serlo, ser solamente de Dios desde que tenga conocimiento de sí misma. Por eso su extrañeza, como si preguntara, ¿es que el Altísimo ya no quiere el ofrecimiento de su esclava?
Es más, la Virgen era desposada con San José en el momento del anuncio del arcángel, y, si hubiera pensado en tener un matrimonio como los demás, su pregunta sería completamente de sobra. En todo caso debería preguntar algo como: ¿y cómo debemos educar a nuestro (el de José también) hijo?, o algo similar.
Es más, “¿Cómo será eso, si yo no conozco varón?”, da a entender otra cosa. La Virgen habría comunicado a San José con ocasión de esponsales su decisión, y este la habría aceptado. Por eso estaba tan sorprendida con el anuncio de arcángel ya que y ella y San José se ofrecieron a Dios. ¿Cómo será eso, es que el Señor ya no quiere lo que me consta como inspiración suya en el interior de mi alma? No lo entiendo. Es un no entender distinto del de Zacarías, que ponía límites a la bondad y el poder de Dios.
consideraciones resplandece la grandeza de San José, a quien Dios preparó de forma especialísima para ser esposo de la Virgen y padre de Jesús, Dios hecho carne. ¿A quién Dios va a elegir para cuidar a su Hijo? Después de la Virgen, no hubo un hombre tan santo en la Tierra, como este santo varón a quien Dios encontró digno, preparándolo previamente para esa tarea, de ser padre de su Hijo. Ni el Predilecto, ni San Agustín, ni Santo Tomás tan santo y tan ingenuo que el que lo confesó en su lecho de muerte dijo que le parecía haber confesado a un niño; ni los ardorosos penitentes San Francisco ni San Ignacio, ni la delicadísima virgen Santa Teresita de Niño Jesús ni ningún otro santo puede igualar en santidad a San José, maestro de la vida interior según la expresión de la santa de Ávila
Es normal que en la vida de tantas personas intervenga Dios cambiando unos planes trazados. Ha ocurrido en la vida de tantas personas que optaron, en un momento dado, por la excelencia de la vocación a la virginidad y el celibato, habiendo pensado antes en tener una vida como padres o madres de familia. También hubo casos, como el de la Santa Teresita del Niño Jesús, que parece que vivían solamente para Dios desde que supieron de su existencia. Sin embargo, el caso de la Virgen María es totalmente excepcional. Sencillamente, no existe ni existirá otro ser humano con ese privilegio, y eso se tenía que notar. Podría decirse que entre la Virgen y nosotros la diferencia es de dimensión, no hay comparación posible en el sentido de que lo que nos pasa a nosotros, y lo que nos podría pasar a nosotros, sea aplicado a ella. Allí es, procediendo de esa forma, donde se comete el error.
Por lo tanto, es todo lo contrario. La Inmaculada es la muestra palpable del plan de Dios con los hombres si nuestros primeros padres (que existieron, y que fueron creados perfectos, ni para el dolor ni para la muerte, pero libres; hasta para poder abusar de esa libertad), no hubiesen pecado. Y con su gloriosa Asunción es un signo de especialísimo de la dicha, en cuerpo y alma, que nos espera, si sabemos tener fe, esperanza y caridad, siguiendo sus pasos de perfecta creyente. Todo ello lo sabían los apóstoles y así lo transmitieron a sus sucesores.
P.S. La obra de María Valtorta refleja con perfecta ortodoxia, de forma maravillosa, los puntos meditados. Señalo extractos de texto relacionados con el tema.
Su deseo de ser completamente de Dios desde la infancia:
Mamá, ¿me sigues contando alguna otra historia?….
-¡Oh, hija mía! ¿Cuál quieres saber?.
María se queda pensando; seria y recogida como está, habría que pintarla para eternizar su expresión. En su carita infantil se reflejan las sombras de sus pensamientos. Sonrisas y suspiros, rayos de sol y sombras de nubes pensando en la historia de Israel. Luego elige:
- Otra vez la de Gabriel y Daniel, en que está la promesa del Cristo.
Y escucha con los ojos cerrados, repitiendo en voz baja las palabras que su madre le dice, como para recordarlas mejor.
Cuando Ana termina, pregunta:
-¿Cuánto falta todavía para tener con nosotros al Emmanuel?
- Treinta años aproximadamente, querida mía.
-¡Cuánto todavía! Y yo estaré en el Templo… Dime, si rezase mucho, mucho, mucho, día y noche, noche y día, y deseara ser sólo de Dios, toda la vida, con esta finalidad, ¿el Eterno me concedería la gracia de dar antes el Mesías a su pueblo?.
- No lo sé, querida mía. El Profeta dice: “Setenta semanas". Yo creo que la profecía no se equivoca. Pero el Señor es tan bueno — se apresura a añadir Ana, al ver que las pestañas de oro de su niña se perlan de llanto — que creo que si rezas mucho, mucho, mucho, se te mostrará propicio.
La sonrisa aparece de nuevo en esa carita ligeramente alzada hacia la madre, y un ojalito de sol que pasa entre dos pámpanas hace brillar las lágrimas del ya cesado llanto, cual gotitas de rocío colgando de los tallitos sutilísimos del musgo alpino.
- Entonces rezaré y me consagraré virgen para esto.
- Pero, ¿sabes lo que quiere decir eso?
- Quiere decir no conocer amor de hombre, sino sólo de Dios. Quiere decir no tener ningún pensamiento que no sea para el Señor. Quiere decir ser siempre niña en la carne y ángel en el corazón. Quiere decir no tener ojos sino para mirar a Dios, oídos para oírle, boca para alabarle, manos para ofrecerse como hostias, pies para seguirle velozmente, corazón y vida para dárselos a El.
-¡Bendita tú! Pero entonces no tendrás nunca niños, ¿sabes? ; y a ti te gustan mucho los niños y los corderitos y las tortolitas. Un niño para una mujer es como un corderito blanco y crespo, como una palomita de plumas de seda y boca de coral: se le puede amar, besar; se puede oír que nos llama “mamá".
- No importa. Seré de Dios. En el Templo rezaré. Y quizás un día vea al Emmanuel. La Virgen que debe ser Madre suya, como dice el gran Profeta, ya debe haber nacido y estar en el Templo… Yo seré compañera suya… y sierva suya. ¡Oh, sí! Si pudiera conocer, por luz de Dios, a esa mujer bienaventurada, querría servirla. Luego Ella me traería a su Hijo, me conduciría hacia su Hijo y así le serviría también a Él. ¡Fíjate, mamá!… ¡¡Servir al Mesías!!… - María se siente sobrepujada por este pensamiento que la sublima y la deja anonadada al mismo tiempo. Con las manitas cruzadas sobre su pecho y la cabecita un poco inclinada hacia adelante, y encendida de emoción, parece una infantil reproducción de la Virgen de la Anunciación que yo
vi. Y sigue diciendo:
-¿Pero, el Rey de Israel, el Ungido de Dios, me permitirá servirle?.
- No lo dudes. ¿No dice el rey Salomón: “Sesenta son las reinas y ochenta las otras esposas y sin número las doncellas“
En ello puedes ver que en el palacio del Rey serán sin número las doncellas vírgenes que servirán a su Señor.
-¡Oh! ¿Lo ves como debo ser virgen? Debo serlo. Si Él por madre quiere una virgen, es señal de que estima la virginidad por encima de todas las cosas. Yo quiero que me ame a mí, su sierva, por esa virginidad que me hará un poco similar a su dilecta Madre… Esto es lo que quiero… Querría también ser pecadora, muy pecadora, si no temiera ofender al Señor… Dime, mamá,
¿puede una ser pecadora por amor a Dios?.
- Pero, ¿qué dices, tesoro? No entiendo.
- Quiero decir: pecar para poder ser amada por Dios hecho Salvador. Se salva a quien está perdido, ¿no es verdad? Yo querría ser salvada por el Salvador para recibir su mirada de amor. Para esto querría pecar, pero no cometer un pecado que le disgustase. ¿Cómo puede salvarme si no me pierdo?
Ana está atónita. No sabe ya qué decir.
Viene en su ayuda Joaquín, el cual, caminando sobre la hierba, se ha ido acercando, sin hacer ruido, por detrás del seto de sarmientos bajos.
- Te ha salvado antes porque sabe que le amas y quieres amarle sólo a Él. Por ello tú ya estás redimida y puedes ser virgen como quieres - dice Joaquín.
-¿Sí, padre mío?- María se abraza a sus rodillas y le mira con las claras estrellas de sus ojos, muy semejantes a los paternos, y muy dichosos por esta esperanza que su padre le da.
- Verdaderamente, pequeño amor. Mira, yo te traía este pequeño gorrión que en su primer vuelo había ido a posarse junto a la fuente. Habría podido dejarlo, pero sus débiles alas no tenían fuerza para elevarlo en nuevo vuelo, ni sus patitas de seda para fijarlo a las musgosas piedras, que resbalaban. Se habría caído en la fuente. No he esperado a que esto sucediera. Lo he cogido y ahora te lo regalo. Haz lo que quieras con él. El hecho es que ha sido salvado antes de caer en el peligro. Lo mismo ha hecho Dios contigo. Ahora, dime, María: ¿he amado más al gorrión salvándolo antes, o lo habría amado más salvándolo después?
- Ahora lo has amado, porque no has permitido que se hiciera daño con el agua helada.
- Y Dios te ha amado más, porque te ha salvado antes de que tú pecaras.
- Pues entonces yo le amaré completamente, completamente. Gorrioncito bonito, yo soy como tú. El Señor nos ha amado de la misma manera, salvándonos… Ahora voy a criarte y luego te dejaré suelto. Tú cantarás en el bosque y yo en el Templo las alabanzas del Señor, y diremos: “Envía a tu Prometido, envíaselo a quien espera". ¡Oh, papá mío! ¿Cuándo me vas a llevar al Templo?
- Pronto, perla mía. Pero, ¿no te duele dejar a tu padre?
-¡Mucho! Pero tú vendrás… y, además, si no doliese, ¿qué sacrificio sería?
-¿Y te vas a acordar de nosotros? - Siempre. Después de
la oración por el Emmanuel rezaré por vosotros. Para que Dios os haga dichosos y os dé una larga vida… hasta el día en que Él sea Salvador. Luego diré que os tome para llevaros a la Jerusalén del Cielo.
La visión me cesa con María estrechada en el lazo de los brazos de su padre…
María, desposada con San José, le comunica su pensamiento:
María coge la ramita. Se la ve emocionada, y mira a José con una cara cada vez más segura y radiante. Se siente segura
de él. Cuando él dice: «Soy consagrado nazareno», su rostro se muestra todo luminoso y encuentra fuerzas para decir:
- Yo también soy toda de Dios, José. No sé si el Sumo Sacerdote te lo ha dicho…
- Me ha dicho sólo que tú eres buena y pura y que debes manifestarme un voto tuyo, y que fuera bueno contigo. Habla, María. Tu José desea hacerte feliz en todos tus deseos. No te amo con la carne. ¡Te amo con mi espíritu, santa doncella que Dios me otorga! Debes ver en mí un padre y un hermano, además de un esposo. Ábrete a mí como con un padre, abandónate en mí como con un hermano.
- Ya desde la infancia me consagré al Señor. Sé que esto no se hace en Israel, pero yo sentía una Voz que me pedía mi virginidad en sacrificio de amor por la venida del Mesías. ¡Hace mucho tiempo que Israel lo espera!… ¡No es demasiado el renunciar por esto a la alegría de ser madre!.
José la mira fijamente, como queriendo leer en su corazón, y luego coge las dos manitas que tienen todavía entre los dedos la ramita florecida, y dice:
- Pues yo también uniré mi sacrificio al tuyo, y amaremos tanto con nuestra castidad al Eterno, que Él dará antes a la Tierra al Salvador, permitiéndonos ver su Luz resplandecer en el mundo. Ven, María. Vamos ante su Casa y juremos amarnos como lo hacen los ángeles entre sí. ‘Luego iré a Nazaret a prepararlo todo para ti, en tu casa si quieres ir a ella, en otra parte si
así lo deseas.
………………
- He pensado este tiempo en tu voto. Ya te dije que lo comparto. Pero, cuanto más pienso en ello, más me doy cuenta
de que no es suficiente el nazireato temporal, aunque se vaya renovando. Yo te he comprendido, María. No merezco todavía la palabra de la Luz, pero sí me llega un murmullo de su voz, y ello me pone en condiciones de leer tu secreto, al menos en sus líneas maestras. Soy un pobre ignorante, María. Soy un pobre obrero. Ni sé de letras ni tengo tesoros, mas a tus pies pongo mi tesoro, para siempre. Mi castidad absoluta, para ser digno de estar a tu lado, Virgen de Dios, “hermana mía, novia, cerrado huerto, fuente sellada", como dice el Antepasado nuestro, que quizás escribió el Cantar viéndote a ti… Yo seré el guardián de este huerto de perfumes en que se dan las más preciadas frutas, donde mana una vena de agua viva con ímpetu suave: ¡tu dulzura, prometida mía, que con tu candor — ¡oh, llena de hermosura! — me has conquistado el espíritu! ¡Oh, tú, más hermosa que una aurora; Sol, que resplandeces porque te resplandece el corazón; oh, toda amor para con tu Dios y para con el mundo al
que quieres dar el Salvador con tu sacrificio de mujer! ¡Ven, mi amada!
21 comentarios
Aunque en la trilogía del Santo Padre Benedicto XVI se excluye que María tuviese contraído un voto nazireo antes del matrimonio, lo cierto es que creo muy probable -como vd.- que tuviese la intención de vivir su vida en castidad. Pero también es seguro que asumiría la decisión de casarse con José, decidida unilateralmente por sus padres, con la perfecta obediencia que siempre la caracterizó. Y con todas las consecuencias.
Y creo que hubiera sido una perfecta esposa y madre si no fuera porque los planes de Dios sobre ella eran que fuese el verdadero Arca de la Nueva Alianza. Por eso la virginidad de María más allá del parto, que implica la castidad perfecta de la pareja (teniendo en cuenta la absoluta sacralidad del Arca de la Alianza además de la conciencia piadosa de José de saber que su esposa fue elegida para tan glorioso destino) es plenamente coherente. Lo incoherente y lo incomprensible sería que un judío piadoso como José, se atreviese a poner sus manos sobre persona que había sido elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo, el Nuevo Arca. Pues la intangibilidad del Arca de la Alianza era una de las más impresionantes grandezas de la religión judía.
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La obediencia a Dios. Es la criatura única, y nuestra mentalidad no es un patrón para medir la suya.
En cuanto a la trilogía de Benedicto XVI, él mismo dice que no se trata de una obra magisterial.
Sostengo pues que la Virginidad Perpetua implicaba que la Virgen siempre la deseaba, por una especial obra de Dios. En la vida de Santa Teresita se pueden ver destellos de lo mismo, ¿cuánto más en el caso de la Virgen?
La pregunta de la Virgen es sencillamente saber qué pide el Señor que haga ella. Por eso el Ángel le contesta sencillamente: el Espíritu Santo ....
¿Quiso y no pudo? ¡No es Dios!
¿Pudo y no quiso? ¡No es Hijo!
Digan pues, que pudo y quiso.
El Concilio tridentino no quiso definir este privilegio, pero declaró que la Iglesia lo afirma con vigor: tenet, es decir, lo mantiene con firmeza. Se trata de una opción que, lejos de incluir esa verdad entre las creencias piadosas o las opiniones de devoción, confirma con su carácter de doctrina sólida, bien presente en el pueblo de Dios. Por lo demás, esa convicción se funda en la gracia que el Ángel atribuye a María en el momento de la Anunciación. Al llamarla Llena de gracia, “Kejaritomeni”, el Ángel reconoce en ella a la mujer dotada de una perfección permanente y de una plenitud de santidad, sin sombra de culpa ni de imperfección moral o espiritual.
(Juan Pablo II, 19 de junio de 1996, Catequesis en la audiencia general).
PS: la "a" al final del nombre es un fallo que se me escapa de vez en cuando.
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Había otra cosa, pero contestaré a alguna cuestión algo más tarde.
-De aquí que Ella, poseída de la justicia de su virginidad ofrecida a Dios, diga: -No conozco varón.-
-O dicho de otro modo: -Ni conozco ni siento tener conocimiento de tener que conocer varón.-
-La naturaleza física de María no encajaba en la concupiscente pasión de la mujer de su tiempo. Ella vivía en nuestro tiempo del dolor y la muerte sí; consecuencia esto del pecado original sí; Pero, Ella, no era fruto en causa de este mismo pecado y sus pasiones.
-Y Ella, -María- fue madre y virgen; Tal cual y cómo la primero mujer -Eva- pudo ser -madre y virgen- en aquel su Paraíso Terrenal; si ésta no hubiera caído en causa y consecuencia del Pecado Original.
Yo creo que el rasgo más importante de María en su vida mortal
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-Luis López la Virgen María ni murió ni tuvo vida como cualquier mortal. Y no murió; como así no sufrió de dolor físico como cualquier mortal porque fue mujer inmaculada sin la sumisión del Pecado Original
-Ella, una vez, cumplida su misión en este su planeta Tierra; Y por ende en este su sistema Solar; alejándose de ésta su galaxia vía Láctea: Ascendió, o fue asunta en cuerpo, alma y vestimenta a los cielos; O al infinito Espacio donde Dios mora de infinita Luz iluminando y de infinita Vida poblando. Sea: Fuera de este nuestro Universo de oscuridad y de muerte poblado.
Lo cierto es que Jesús es Dios y hombre, y que la humanidad la recibe del cuerpo de María. ¿Cómo? No lo sé. Tampoco sé cómo el pan y el vino en la misa dejan de serlo, y llegan a ser el Cuerpo y la Sangre del Señor, pero lo son igualmente de reales que el cuerpo de Jesús antes de morir.
No sé cómo el ciego del nacimiento recibió la vista, pero lo creo y eso es mucho más fácil creerlo que en la Encarnación, Resurrección y Eucaristía, en lo cual, por supuesto y Deo gratias, creo.
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Ramontxu, una cosa no dijiste bien, pero bueno, en resumen, tu argumento es la herencia de ADN del Señor.
Y te he respondido: si fuera totalmente explicable, no sería una intervención especial de Dios en la historia. Que Dios crea materia de la nada, es de asumir, porque es Dios. Pero que Dios se haga hombre... si lo crees, vamos, te falta muy poco para ser católico con todas de la ley.
¿Curiosidad? Hay que saber que tenemos un límite, nosotros sí, Dios no, que no podemos franquear. Allí la razón no puede dar más de sí, la fe sí. Pero la fe concuerda con lo que luego se ve en la realidad. "Yo y Padre somos uno", cuando lo dice Jesús, lo crees. Si lo digo yo o tú, naturalmente no. Luego, si Dios no se encarnó, ¿quién nos podría salvar?
Hace tiempo me preocupa por qué si Valtorta dice que en el Nacimiento no hubo parto, por qué pensamos fue igual que humano
Creo que así como después de resucitado entró en la habitación donde los apóstoles con la puerta cerrada, no pensamos que algo tan maravilloso como el Naimiento fue asi
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El parto fue milagroso, la Virgen dio a luz sin perder la virginidad. El ejemplo de la puerta del Canáculo fue mencionado a propósito por algunos Padres y teólogos.
Sobre este tema escribí en esta entrada: El Nacimiento
Como veo que le interesa el tema, aquí le dejo el enlace sobre la Obra de María Valtorta.
El acento en una y otra respuesta es claro y conciso. La Santísima Virgen no estaba en edad avanzada ni se encontraba soltera sin compromiso. Tampoco el ángel la tachó de incrédula, como hizo con Zacarías. De modo que la única razón atendible para su consulta era su voto de virginidad. “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”, es decir, ¿Cómo será esto, pues ante Dios no puedo ni debo conocer varón? ¿Cómo será esto, si he jurado ante Dios no conocer varón, pese a estar desposada con uno? Si no hubiese sido así, ¿por qué María no supuso que iba a concebir tal Hijo una vez consumado su matrimonio con José? Y si su consulta reflejaba algún atisbo incredulidad, ¿por qué el Ángel no la castigó como hizo con Zacarías, antes bien, le explicó cómo iba a producirse tal prodigio? De nuevo, ¿qué sentido tendría tal pregunta sin un firme propósito de permanecer virgen para siempre?
Aunque parezca obvio, es necesario recordar estas cosas. Sobre todo porque vivimos tiempos en donde hasta las más reputadas traducciones de la Biblia, para agradar a protestantes y a modernistas, poseen comentarios en donde se dice expresamente que “nada hay en el contexto que nos haga suponer un voto de virginidad de María”.
Saludos
PS. Al comentador Ramontxu le recomiendo la lectura de las páginas 138-156 del libro "El Salvador y su amor por nosotros", del Padre Garrigou-Lagrange, de la Orden de Predicadores. Allí podrá encontrar algunas razones de conveniencia, que quizá es lo que necesita.
Hoy en día vemos incluso vírgenes consagradas que no viven en comunidad. Pero en el contexto social primitivo de los tiempos de la Purísima, lo más aconsejable para una virgen que deseara consagrarse a Dios era desposarse con un varón religioso que compartiera sus anhelos.
¿Sabe cuál es el cómputo de estas 60 semanas? Entre los protestantes he visto mucha calculatría.
Entonces ¿la profecía fue condicional y se adelantó en el tiempo por los méritos de María?
"-¿Cuánto falta todavía para tener con nosotros al Emmanuel?
- Treinta años...
- ...si rezase mucho...¿el Eterno me concedería la gracia de dar antes el Mesías...?
- ...El Profeta dice: “Setenta semanas"...que si rezas mucho...se te mostrará propicio."
2. Sobre el Cantar de los Cantares.
Siento decirle, pero entre algunos teólogos y sacerdotes, este libro ha sido transformado en el Kamasutra católico.
Por eso me sorprende esta interpretación que da en este artículo.
¿Puede dar algún libro donde dé una interpretación conforme a la intención de Dios?
"-¿Pero, el Rey de Israel, el Ungido de Dios, me permitirá servirle?.
- ...¿No dice el rey Salomón: “Sesenta son las reinas y ochenta las otras esposas y sin número las doncellas“
En ello puedes ver que en el palacio del Rey serán "sin número las doncellas" vírgenes que servirán a su Señor.
-¡Oh! ¿Lo ves como debo ser virgen? Debo serlo..."
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Yo entiendo que esta interpretación de Cantar es espiritual, no se trata de un "servicio" carnal. Basta leer a San Juan de la Cruz sobre esto, y no veo aquí que difiere de esa interpretación.
"Después de la Virgen, no hubo un hombre tan santo en la Tierra, como este santo varón a quien Dios encontró digno, preparándolo previamente para esa tarea, de ser padre de su Hijo. Ni el Predilecto, ni San Agustín, ni Santo Tomás...ni los ardorosos penitentes San Francisco ni San Ignacio, ni la delicadísima virgen Santa Teresita de Niño Jesús ni ningún otro santo puede igualar en santidad a San José, maestro de la vida interior según la expresión de la santa de Ávila."
Parece que actualmente empieza a existir una teología sobre San José, el más escondido en el plan de Dios.
¿Conoce de algún libro sobre la teología de San José como trabajador, esposo y padre?
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San Josemaría Escrivá escribió bastante sobre su figura, especialmente en sus homilías. En la página del Opus Dei o de las obras de San Josemaría puede encontrar la bibliografía. En la obra de Valtorta, el volumen primero, también.
¿Entonces Adán y Eva tenían ombligo?.
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Eran seres humanos completos para poder reproducirse y cumplir el mandato de Dios.
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