¿Por qué la Sagrada Familia permaneció en Belén después del Nacimiento?
Jesús nació en una especie de establo, esto se deduce directamente del Evangelio: … y lo acostó en un pesebre,… (Lc 2, 7). Sin embargo, pronto encontraron el cobijo en una casa, según consta en Mt 2, 11 respecto a la adoración de los Magos: Y entrando en la casa,… Los pastores evidentemente adoraron al Mesías en la noche del Nacimiento, según se desprende de las palabras del ángel: … hoy os ha nacido… Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre (Lc 2, 12).
Pero San Lucas, que era tan preciso: Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. (Lc 2,2), no habla nada en esos días sobre los Magos de Oriente, aunque refiere a la circuncisión y a la presentación en el Templo.
De las palabras de San Mateo: Jesús nació en Belén, un pueblo de Judea, en tiempo del rey Herodes. Por entonces unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén, preguntando:
Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: (Dos traducciones de Mt 2, 1), se desprende que los tres sabios llegan a Belén tiempo después del Nacimiento.
¿Pero por qué la Sagrada Familia decide quedarse por todo ese tiempo en Belén? ¿No tenían su casa en Nazaret? Para ellos no había ninguna necesidad de permanecer en Belén ni en Judea. Trabajo, casa, todo estaba en Galilea. Es una incógnita, pero es un hecho de que permanecieron en Judea hasta la persecución de Herodes.
En la obra de Maria Valtorta consta la respuesta. Zacarías, sacerdote y primo de María, insiste en que el futuro Mesías debe permanecer cerca del Templo, porque eso es lo que conviene a su misión.
Ni la Virgen ni San José piensan así, sin embargo, obedecen al sacerdote (¡de la Antigua Alianza!) por lo que el sacerdote es, no por lo que el sacerdote sabe. Toda una lección sobrenatural respecto a la obediencia y la estima que se debe prestar a los sacerdotes.
Pero hay más. Fue Dios quien predispuso la providencia de tal manera que por medio de la obediencia de la ¡Virgen! y San José al sacerdote (en una materia que no era pecado pero en la que evidentemente pensaban de forma diferente), sea más fácil huir hacia Egipto desde Judea que desde Galilea (para ser atendidos por la hospitalaria diáspora judía) en la hora de la matanza de los niños de pecho decretada por Herodes.
Abajo sigue la lectura.
¡Feliz Navidad!
Veo la larga sala donde presencié el encuentro de los Magos con Jesús y su acto de adoración. Comprendo que me encuentro en la casa hospitalaria que ha acogido a la Sagrada Familia. Asisto a la llegada de Zacarías. Isabel no está. La dueña de la casa sale presurosa, por la terraza que circunda la casa, al encuentro del huésped que está llegando… Le acompaña hasta una puerta y llama; luego, discreta, se retira.
José abre y, al ver a Zacarías, exulta de júbilo. Lo pasa a una habitacioncita pequeña, de las dimensiones de un pasillo.
- María está dándole la leche al Niño. Espera un poco. Siéntate, que estarás cansado - Y le deja sitio en su recostadero, sentándose a su lado.
Oigo que José pregunta por el pequeño Juan, y que Zacarías responde:
- Crece vigoroso como un potrillo. De todas formas, ahora está sufriendo un poco por los dientes. Por eso no hemos querido traerlo. Hace mucho frío. Así que tampoco ha venido Isabel. No podía dejarlo sin la leche. Lo ha sentido mucho; pero, ¡está siendo una estación tan fría…!
- Sí, efectivamente, muy fría - responde José.
- Me dijo el hombre que me enviasteis que cuando nació el Niño estabais sin casa. ¡Lo que habréis tenido que pasar!…
- Sí, verdaderamente lo hemos pasado muy mal; pero era mayor el miedo que la precariedad en que nos encontrábamos. Teníamos miedo de que esta precariedad le pudiera perjudicar al Niño. Y los primeros días tuvimos que pasarlos allí. A nosotros no nos faltaba nada, porque los pastores habían transmitido la buena nueva a los betlemitas y muchos vinieron con dones. Pero faltaba una casa, faltaba una habitación resguardada, un lecho… y Jesús lloraba mucho, especialmente por la noche, por el viento que entraba por todas partes. Yo encendía un poco de fuego, pero poco, porque el humo le hacía toser al Niño… y así el frío seguía. Dos animales calientan poco, ¡y menos todavía en un sitio donde el aire entra por todas partes! Faltaba agua caliente para lavarlo, faltaba ropa seca para cambiarlo… ¡Oh! ¡Ha sufrido mucho! Y María sufría al verlo sufrir. ¡Sufría yo… conque te puedes hacer una idea Ella, que es su Madre! Le daba leche y lágrimas, leche y amor… Ahora aquí estamos mejor. Yo había hecho una cuna muy cómoda y María había puesto un colchoncito blando. ¡Pero la tenemos en Nazaret! ¡Ah, si hubiera nacido allí, habría sido distinto!
- Pero el Cristo tenía que nacer en Belén. Así estaba profetizado.
María ha oído que hablaban y entra. Está toda vestida de lana blanca. Ya no lleva el vestido oscuro que tenía durante el viaje y en la gruta. Con este de ahora está enteramente blanca, como ya la he visto otras veces; no lleva nada en la cabeza. En sus brazos sí, a Jesús, que está durmiendo, satisfecho de leche, envuelto en sus blancos pañales.
Zacarías se alza reverente y se inclina con veneración. Luego se acerca y mira a Jesús dando señales de un grandísimo respeto. Está inclinado, no tanto para verlo mejor, cuanto para rendirle homenaje. María se lo ofrece. Zacarías lo toma con tal adoración que parece como si estuviera elevando un ostensorio. Efectivamente, está cogiendo en brazos la Hostia, la Hostia ya ofrecida, que será inmolada sólo cuando se haya dado a los hombres como alimento de amor y de redención. Zacarías devuelve Jesús a María.
Se sientan. Zacarías refiere de nuevo — esta vez a María — el motivo por el cual Isabel no ha venido, y cómo ello la ha apenado.
- Durante estos meses ha estado preparando ropa para tu bendito Hijo. Te lo he traído. Está abajo, en el carro».
Se levanta y va afuera. Vuelve con un paquete voluminoso y con otro más pequeño. De uno y de otro — José enseguida lo ha liberado del grande — saca inmediatamente los presentes: una suave colcha de lana tejida a mano, pañales y vestiditos.
Del otro, miel, harina blanquísima, mantequilla y manzanas, para María, y tortas amasa- das y cocidas por Isabel y muchas otras cositas que manifiestan el afecto maternal de la agradecida prima hacia la joven Madre.
- Le dirás a Isabel que le quedo agradecida, como también a ti. Me habría gustado mucho verla, pero comprendo las razones. También me hubiera gustado ver de nuevo al pequeño Juan…
- Lo veréis para la primavera. Vendremos a veros.
- Nazaret está demasiado lejos - dice José.
-¿Nazaret? Pero si debéis quedaros aquí. El Mesías debe crecer en Belén. Es la ciudad de David. El Altísimo lo ha traído, a través de la voluntad de César, a nacer en la tierra de David, la tierra santa de Judea. ¿Por qué llevarlo a Nazaret? Ya sabéis qué es lo que piensan los judíos de los nazarenos. El día de mañana este Niño deberá ser el Salvador de su pueblo. La capital no debe despreciar a su Rey por el hecho de despreciar a su ciudad de proveniencia. Vosotros sabéis como yo lo insidioso que es en sus razonamientos el Sanedrín y lo desdeñosas que son las tres castas principales… Además aquí, no lejos de mí, podré ayudaros bastante, y podré poner todo lo que tengo no tanto de cosas materiales cuanto de dones morales — al servicio de este Recién Nacido. Y cuando esté en edad de entender me sentiré dichoso de ser maestro suyo, como de mi hijo, para que así, incluso, cuando sea mayor, me bendiga. Tenemos que pensar en el gran destino suyo, y que, por tanto, debe poderse presentar al mundo con todas las cartas para poder ganar fácilmente su partida. Está claro que Él poseerá la Sabiduría, pero el solo hecho de que haya tenido a un sacerdote por maestro le hará más acepto a los difíciles fariseos y a los escribas, y le facilitará la misión.
María mira a José, José mira a María. Por encima de la cabeza inocente del Niño, que duerme rosado y ajeno a lo que le rodea, se entreteje un mudo intercambio de preguntas. Son preguntas veladas de tristeza. María piensa en su casita; José, en su trabajo. Aquí habría que partir de cero, en un lugar en que, apenas unos días antes, nadie los conocía. En este lugar no hay ninguna de esas cosas amadas dejadas allí, y que habían sido preparadas para el Niño con gran amor.
Y María lo dice:
-¿Cómo hacemos? Allí hemos dejado todo. José ha trabajado para mi Jesús sin ahorrar esfuerzo ni dinero. Ha trabajado de noche, para trabajar durante el día para los demás y ganar así lo necesario para poder comprar las maderas más bonitas, la lana más esponjosa, el lino más cándido, para preparar todo para Jesús. Ha hecho colmenas, ha trabajado hasta de albañil para darle otra distribución a la casa, de forma que la cuna pudiera estar en mi habitación hasta que Jesús fuese más grande, y que luego pudiese dar espacio a la cama; porque Jesús estará conmigo hasta que sea un jovencito.
- José puede ir a recoger lo que habéis dejado.
-¿Y dónde lo metemos? Como tú sabes, Zacarías, nosotros somos pobres. No tenemos más que el trabajo y la casa. Y ambos nos dan para tirar adelante sin pasar hambre. Pero aquí… trabajo encontraremos, quizás, pero tendremos que pensar de todas formas en una casa. Esta buena mujer no nos puede hospedar permanentemente, y yo no puedo sacrificar a José más de lo que ya lo está por mí.
-¡Oh, yo! ¡Por mí no es nada! Me preocupa el dolor de María, el dolor de no vivir en su casa…
Le brotan a María dos lagrimones.
-Yo creo que debe amar esa casa como el Paraíso, por el prodigio; que allí tuvo lugar en Ella… Hablo poco, pero entiendo mucho. Si no fuera por este motivo, no me sentiría afligido. A fin de cuentas, lo único es que trabajaré el doble, pero soy fuerte y joven como para trabajar el doble de lo acostumbrado y cubrir todas las necesidades. Si María no sufre demasiado… si tú dices que se debe hacer así… por mí… aquí estoy. Haré lo que estiméis más justo. Basta con que le sea útil a Jesús.
- Ciertamente será útil. Pensad en ello y veréis los motivos.
- Se dice también que el Mesías será llamado Nazareno… – objeta María.
- Cierto. Pero, al menos hasta que se haga adulto, haced que crezca en Judea. Dice el Profeta: “Y tú, Belén Efratá, serás la más grande, porque de ti saldrá el Salvador". No habla de Nazaret. Quizás ese apelativo se le dará por un motivo que desconocemos. Pero su tierra es ésta.
- Tú lo dices, sacerdote, y nosotros… y nosotros con dolor te escuchamos… y seguimos tu consejo. ¡Y qué dolor!…
¿Cuándo veré aquella casa donde fui Madre?- María llora quedo. Y yo entiendo este llanto suyo… ¡Vaya que si lo entiendo!
La visión me termina con este llanto de María.
Dice luego María:
- Sé que comprendes mi llanto. De todas formas, me verás llorar más intensamente.
Por el momento voy a aliviar tu espíritu mostrándote la santidad de José, que era hombre, o sea, que no tenía más ayuda de su espíritu que su santidad. Yo, en mi condición de Inmaculada, tenía todos los dones de Dios; no sabía que lo era, pero en mi alma éstos eran activos y me daban fuerza espiritual. Él, sin embargo, no era inmaculado. La humanidad estaba en él con todo su peso gravoso, y debía elevarse hacia la perfección con todo ese peso, a costa del esfuerzo continuo de todas sus facultades por querer alcanzar la perfección y ser agradable a Dios.
¡Oh, sí, verdaderamente santo era mi esposo! Santo en todo, incluso en las cosas más humildes de la vida: santo por su castidad de ángel, santo por su honestidad de hombre, santo por su paciencia, por su laboriosidad, por su serenidad siempre igual, por su modestia, por todo.
Esa santidad brilla también en este hecho acaecido. Un sacerdote le dice: “Conviene que te establezcas aquí"; y él, aun sabiendo que su decisión le acarreará el tener que trabajar mucho más, dice: “Por mí no es nada. Lo que me preocupa es el sufrimiento de María. Si no fuera por esto, yo, por mí, no me afligiría; es suficiente con que le sea útil a Jesús". Jesús, María: sus angélicos amores. Mi santo esposo no tuvo otro amor en este mundo… y se hizo a sí mismo siervo de este amor.
Lo han hecho protector de las familias cristianas, de los trabajadores, de muchas otras categorías (moribundos, esposos…); pues bien, a mayor razón, debería hacérsele protector de los consagrados. Entre los consagrados de este mundo al servicio de Dios, quienquiera que sea, ¿habrá alguno que se haya ofrecido como él al servicio de su Dios, aceptando todo, renunciando a todo, soportándolo todo, llevando todo a cabo con prontitud, con espíritu gozoso, con constancia de ánimo como él? No, no lo hay.
Y observa otra cosa; o, mejor, dos.
Zacarías es un sacerdote; José, no. Y, sin embargo, observa cómo él, que no lo es, tiene su espíritu en el Cielo más que quien lo es. Zacarías piensa humanamente, y humanamente interpreta las Escrituras, porque — no es la primera vez que lo hace
— se deja guiar demasiado por su buen sentido humano. Ya fue castigado por ello, pero vuelve a caer en lo mismo, aunque menos gravemente. Ya respecto al nacimiento de Juan había dicho: “¿Cómo podrá ser esto, si yo soy viejo y mi mujer estéril?".
Ahora dice: “Para allanarse el camino, el Cristo debe crecer aquí"; y piensa — con esa pequeña raíz de orgullo que persiste incluso en los mejores — que él le puede ser útil a Jesús — no útil como quiere serlo José (sirviéndole), sino útil siendo maestro suyo (!) . Dios le perdonó de todas formas por la buena intención; pero, ¿necesitaba, acaso, maestros el “Maestro"?
Traté de hacerle ver la luz en las profecías, mas él se sentía más docto que yo y usaba a su modo esta impresión suya. Yo habría podido insistir y vencer, pero — y ésta es la segunda observación que te presento — respeté al sacerdote; por su dignidad, no por su saber.
Por lo general, Dios ilumina siempre al sacerdote. Digo “por lo general". Es iluminado cuando es un verdadero sacerdote. No es el hábito el que consagra; consagra el alma. Para juzgar si uno es un verdadero sacerdote, debe juzgarse lo que sale de su alma. Como dijo mi Jesús: del alma salen las cosas que santifican o que contaminan, las que informan todo el modo de actuar de un individuo. Pues bien, cuando uno es un verdadero sacerdote, generalmente siempre Dios le inspira. ¿Y los otros, que no son tales?: tener con ellos caridad sobrenatural, orar por ellos. Y mi Hijo te ha puesto ya al servicio de esta redención, y no digo más. Alégrate de sufrir porque aumenten los verdaderos sacerdotes.
Descansa en la palabra de aquel que te guía. Cree y presta obediencia a su consejo. Obedecer salva siempre. Aunque no sea en todo perfecto el consejo que se recibe.
Tú has visto que nosotros obedecimos, y el fruto fue bueno. Verdad es que Herodes se limitó a ordenar el exterminio de los niños de Belén y de los alrededores. Pero, ¿no habría podido, acaso, Satanás llevar estas ondas de odio, propagarlas, mucho más allá de Belén, y persuadir a un mismo delito a todos los poderosos de Palestina para lograr matar al futuro Rey de los judíos? Sí, habría podido. Y esto habría sucedido en los primeros tiempos del Cristo, cuando el repetirse de los prodigios ya había despertado la atención de las muchedumbres y el ojo de los poderosos. Y, si ello hubiera sucedido, ¿cómo habríamos podido atravesar toda Palestina para ir, desde la lejana Nazaret, a Egipto, tierra que daba asilo a los hebreos perseguidos, y, además, con un niño pequeño y en plena persecución? Más sencilla la fuga de Belén, aunque — eso sí — igualmente dolorosa.
La obediencia salva siempre, recuérdalo; “y el respeto al sacerdote es siempre señal de formación cristiana. ¡Ay — y Jesús lo ha dicho — ay de los sacerdotes que pierden su llama apostólica! Pero también ¡ay de quien se cree autorizado a despreciarlos!, porque ellos consagran y distribuyen el Pan verdadero que del Cielo baja. Este contacto los hace santos cual cáliz sagrado, aunque no lo sean. De ello deberán responder a Dios. Vosotros consideradlos tales y no os preocupéis de más. No seáis más intransigentes que vuestro Señor Jesucristo, el cual, ante su imperativo, deja el Cielo y desciende para ser elevado por sus manos. Aprended de Él. Y, si están ciegos, o sordos, o si su alma está paralítica y su pensamiento enfermo, o si tienen la lepra de unas culpas que contrastan demasiado con su misión, si son Lázaros en un sepulcro, llamad a Jesús para que les devuelva la salud, para que los resucite.
Llamadlo, almas víctimas, con vuestro orar y vuestro sufrir. Salvar un alma es predestinar al Cielo la propia. Pero salvar un alma sacerdotal es salvar un número grande de almas, porque todo sacerdote santo es una red que arrastra almas hacia Dios, y salvar a un sacerdote, o sea, santificar, santificar de nuevo, es crear esta mística red. Cada una de sus capturas es una luz que se añade a vuestra eterna corona.
Vete en paz.
25 comentarios
Feliz Navidad a todos.
: )
sino su significado para la fe.
Claro que importan los hechos, porque sólo Dios puede hacer milagros. Y si los hechos no atestiguan la presencia de Dios, cualquier pícaro embustero puede creerse apto para dar "significados para la fe".
Para cualesquiera de las "fes" que pululan en el nutridísimo mercado espiritual de hoy en día.
Por eso son tan peligrosos los que defienden el "sentido alegórico" de las Escrituras, solapando o directamente negando su realidad histórica. Ellos no solamente han sido condenados de manera solemne y repetida por la Iglesia, sino que el reinante Papa ha recordado más de una vez el carácter indudablemente histórico de los relatos evangélicos.
¿Es pues, opinión generalizada y aceptada ese corrimiento en más de un lustro en la cronología?
Como testimonio más reciente y digno de crédito le cito del último libro de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI "La infancia de Jesús" donde dice: "El comienzo de nuestro cómputo del tiempo-la fijación del nacimiento de Jesús- se remonta al monje Dionysius Exiguus (fallecido ca. 550), que evidentemente se equivocó de algunos años en sus cálculos. La fecha histórica del nacimiento de Jesús se ha de fijar por tanto algún año antes"
Lo que me llama poderosamente la atención es que aún no se sepa con aceptable precisión en cuánto se equivocó ese monje, al punto que todavía se hable tan vagamente de "algunos años antes".
1)No es seguro que Lucas contara el reinado de Tiberio a partir del año 14, pudo contarlo a partir del año 12, en que fue asociado al Imperio.
2)Pudo haber contado no por años de reinado sino por años naturales. En tal caso, el periodo que va de agosto del 14 a diciembre del 14 contaría como primer año, el año 15 como segundo, y así sucesivamente, hasta llegar al año 28, ese sería el año décimoquinto.
3)Pudo haber usado un calendario cuyo primer mes no fuera enero (p.e. el mismo calendario judío, que no comienza en enero).
4)La edad de 30 años es aproximada.
En cuanto a la fecha de la muerte de Herodes, la determinamos basándonos en un dato astronómico: por Josefo sabemos que más o menos por entonces hubo un eclipse de luna, y los astrónomos han determinado que el único eclipse de luna visible en Israel en aquella época tuvo lugar en abril del año 4 antes de Cristo.
Otro dato puede ser la fecha del censo: por el Monumentum Ancyranum sabemos que Augusto ordenó un censo de todo el Imperio el año 8 a.C.
Teniendo en cuenta ambas referencias temporales, eso nos da el siguiente intervalo para el nacimiento del Señor: entre el 8 a.C. y el 4 a.C.
Es llamativa la imprecisión de la Cronología de hace 2.000 años. Como para que nos creamos las historias que nos cuentan con todo lujo de detalles acerca de los "Homos" de 100.000 años que explicarían, dicen, la evolución a partir del mono, basándose en una calavera destrozada y tres huesos rotos, los cuales ellos "recontruyen" a su gusto y te arman la película.
A otro perro con ese hueso . Literalmente.
Pío XI, Divino Afflante Spiritu, 1
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¿Por qué no volvieron a Nazaret después de la Presentación en el Templo?
Si el viaje se hubiese hecho "semanas antes", sería más fácil encontrar el alojamiento y no les sobrevendría el tiempo de parto, debido a lo cual tuvieron que encontrar cualquier alojamiento improvisado.
El hecho de que no encontrara la Sagrada Familia alojamiento en casa, en Belén, y tuviese que conformarse con un pesebre, se debe a su extremada pobreza, no a que no viajara con antelación. Con dinero, en el mundo antiguo como en el presente, se solucionan los problemas de alojamiento.
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2007-01-12
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - Tabla cronológica del nacimiento de Jesús de Nazaret
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Tabla es el resultado de la comparación de ocho calendarios en uso en el área mediterránea, desde Grecia a Roma, a Siria-Palestina, en el período incluido entre el 70 a.C. y el 50 d.C. En ella, en efecto, vienen tanto los calendarios de las Olimpiadas, de la Fundación de Roma (a.U.c.), de los Emperadores y de los Cónsules romanos, de los Sumos Sacerdotes y de la Restauración del Templo de Jerusalén, como las noticias históricas deducidas de los Evangelios y de Antigüedad Judaica y Guerra Judía de José Flavio.
Se pueden "leer" en la Tabla dos hipótesis sobre el nacimiento de Jesús de Nazareth.
La primera, sostenida desde el Ochocientos en adelante, pone el nacimiento de Jesús el 7 a.C., en base a un cálculo previo que contempla la muerte de Herodes el Grande en el 4 a.C., además de de la conjunción precisamente ese año, de los planetas Júpiter y Saturno, fenómeno astronómico considerado como el origen de la estrella que vieron los Magos.
La segunda, por el contrario, ya indicada por el monje Dionigi el Pequeño en el siglo VI y que ha vuelto con auge desde hace una decena de años, en particular por los estudios de Giorgio Fedalto, gracias al uso de los resultados de la U.S Naval Observatory de Washington, que pone el nacimiento de Jesús en el 1° año de la llamada Era vulgar.
Es útil subrayar que para los partidarios de la primera hipótesis Jesús vive del 7 a.C. al 30 d.C., por lo tanto, 37 años; para la segunda, del 1 d.C. al 33 d.C., por tanto, 33 años. La segunda hipótesis es prácticamente ya científicamente incontestable.
¿Cómo sustentar, por el contrario, el nacimiento de Jesús en el primer año de la era cristiana si Herodes muere en el 4 a.C.?
Según el mismo José Flavio, Herodes cumplía 15 años cuando Ircano llegaba al noveno año de su nombramiento, desde que Pompeyo lo ordenó Sumo Sacerdote en Jerusalén. Sabemos que Herodes murió a los 71 años aproximadamente, por tanto, en el 2 o 3 d.C. - exactamente 55 años después del 54 a.C. - y por lo tanto no en el 4 a.C., como comúnmente todavía continua repitiéndose. Además el eclipse al que hace referencia José Flavio como acontecimiento relacionado con la muerte de Herodes, se ha verificado que tuvo lugar tanto en el 4 a.C. como en el 3 d.C. Se debe también observar, con el fin de realizar los cálculos, que el año cero fue introducido muchos siglos después del mismo calendario preparado por el monje Dionigi, hasta entonces computado, sin solución de continuidad, del 1 a.C. al 1 d.C.
Además, se debe añadir, que las regencias de los hijos de Herodes se exceden en tres años las respectivas fechas de abdicación o muerte: Arquelao es expulsado de Judea en el 7 d.C, después de 10 años de regencia; Felipe muere en el 34 d.C. después de 37 años de regencia y Antipas muere en el 40 d.C. después de 43 años de reinado. Hecho que induce a pensar en un período de al menos tres años de co-regencia del padre con los hijos. De este modo se debe aplazar al 2 o 3 d.C. la fecha de la muerte de Herodes, porque la del 4 a.C. es en realidad la fecha del testamento con que subdivide el reino entre los tres hijos.
A la luz de lo que hemos dicho, se puede considerar con fundamento que Jesús nació en el 1 d.C. y que Herodes murió entre el 2 y el 3 d.C., confirmando la tradición de las Iglesias orientales registrada en los calendarios julianos y gregorianos. Sobre el día del 25 de diciembre remitimos a lo ya publicado (ver Fides, Las palabras de la doctrina: 28/12/2006 y 4/1/2007). Se recuerda aquí de nuevo que la fiesta cristiana de la Navidad no tiene su origen histórico en Roma sino en Tierra Santa: en la segunda mitad del siglo IV Egeria cuenta que en Jerusalén se celebraba el 6 de enero. Se puede suponer que tal fecha, hoy la Epifania - certificada por cuanto se sabe en Alejandría en el entorno gnóstico de Basilide - haya quedado como la fiesta de la Navidad en los calendarios bizantinos hasta el 1583, fecha de la reforma gregoriana, después de la cual, el calendario juliano va con 13 días de retraso respecto al gregoriano.
Con eso no decimos que todo sea claro, pero "las viejas hipótesis, según las cuales el 25 de diciembre fue elegido en Roma en polémica con el culto mitraico o también como respuesta cristiana al culto del sol invicto, que fue promovido por los emperadores romanos en el curso del tercer siglo como tentativa de establecer una nueva religión de estado, hoy ya no parecen sostenibles" (J.Ratzinger, Introducción al espíritu de la liturgia, Ed. San Pablo, Cinisello B. 2001, p 104) (Agencia Fides 12/1/2007; Líneas: Palabras:
Fuente: http://www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=9742&lan=spa
Las cuales no dependen de la cronología, claro, pero es que mover la estantería por cualquier motivo es una forma de relativizar y poner en entredicho el mensaje de la Iglesia.
Por eso decía más arriba que me parecia muy pero muy extraña la imprecisión cronológica que campaba entre los especialistas.
Viendo como veo, que a todo lo que nos transmite la tradición le aparece un "experto" con uno o muchos "peros" cuestionándolo todo, no ya con sólidas razones sino simplemente por deporte y por costumbre, me decantaría entonces por creer que la datación tradicional de que Jesús nació en el primer año de nuestra era es la correcta.
Y abona esta presunción un dato muy significativo: como argumento a favor, los partidarios de datar el nacimiento de NSJC 6 años antes citan una conjunción planetaria que habría sido, supuestamente, la que guió a los Magos en su viaje hacia Belén. No puede haber un disparate más grande: una conjunción planetaria a millones de kilómetros no puede oficiar de GPS, ni siquiera a remombradísimos magos. Tampoco puede desaparecer -como desapareció- cuando los Magos entraron a Jerusalén. No, la Estrella de Belén fue puro milagro, y milagro cercano a la tierra, como la nube del Éxodo.
La Sagrada Familia va hacia Belén no para que allí nazca Jesús, sino debido al censo; por ese acto debido a la Providencia nace Jesús en Belén. Es un viaje inesperado, de allí la gran concurrencia de los inscritos y falta de alojamiento.
Si el viaje se hubiese hecho "semanas antes", sería más fácil encontrar el alojamiento y no les sobrevendría el tiempo de parto, debido a lo cual tuvieron que encontrar cualquier alojamiento improvisado.
No amigo Milenko. Y son palabras claves para verlo las q usa Lucas: "katalyma" y "pañales". No cabe pensar -y no lo dice el texto- que viajase la madre estando ya para dar a luz; viajaría, por el contrario, al menos un mes antes. Si no había sitio adecuado para ellos en la katalima, quiere decir que José acudió a su casa troncal en Belén (como era lógico y se hace siempre). Vivirían durante unas semanas en la katalima de la casa. A medida que se acercaba el parto, todos convenían en que no era sitio adecuado: porque si el parto acontecía de noche, sería a la vista de todos porque dormían en la katalima. Por eso para el parto ocuparon una de las cuevas que las casas de Belén tenían anejas (como infraestructuras de la casa); concretamente ocuparon la cueva fatné (pesebre)que se usaba sólo y pocos días, cuando una oveja paría. Era por tanto una cueva que estaría vacía y "limpia". El censo sirvió sólo para justificar ante el pueblo de Nazaret su marcha a Belén. Pero la Sagrada Familia sabía perfectamente que el Niño debía de nacer en Belén. Jaime Sánchez
Por cierto, Jesús no podía ser sacerdote, porque para ello había que ser hijo de sacerdote
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“Todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad. José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea,.. para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta,…”
Se deduce que van a inscribirse mientras María estaba encinta. De lo siguiente:
“y cuando ellos se encontraban allí, le llegó la hora del parto,…” no se deduce necesariamente que estuvieron en Belén un mes antes, todo lo contrario, estaban tan justo de tiempo que tuvieron que elegir el refugio como sea, de allí el nacimiento en una cueva o establo. Como la Virgen estaba encinta, llevaba pañales por si el parto ocurriese allí; eso también indica la proximidad del parto en el momento de la salida de Nazaret.
Si la Sagrada Familia hubiese ido a Belén a propósito para que allí nazca el Salvador, el censo sería solamente una cita cronológica, no la causa del viaje, como consta en Lucas. Ellos fueron a cumplir con el censo, el Niño nace en Belén a causa del mismo (porque Dios lo predispuso así).
Otra opción sería que el censo es simplemente una referencia cronológica, lo cual se comentaría en todo caso aparte, como que Quirino fue el gobernador de Siria.
Jesús es el Gran Sacerdote, Dios evidentemente no quiso que sea un sacerdote de la Antigua Alianza, ni que fuera considerado hijo de sacerdote, para eso predispondría que San José fuese un levita, por ejemplo. Pero no fue así porque Jesús es el Gran Sacerdote de la Nueva Alianza.
Sobre otros episodios del nacimiento de Jesús, según la obra de Valtorta perfectamente compatible con el Evangelio, he comentado aquí:
http://infocatolica.com/blog/friocaliente.php/1112220502-el-edicto-hacia-belen
y aquí:
http://infocatolica.com/blog/friocaliente.php/1112241119-el-nacimiento
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¿Dónde están los argumentos en esta frase?
En primer lugar, Lucas 2,7 dice que "María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre". ¿Porqué "Maria sola" "lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre", sin la ayuda de José? La explicacion más lógica es que José no estaba en ese momento, sino que ante la inminencia del parto habia ido a la villa de Belen para buscar alguna mujer o mujeres, probablemente dentro de su propia familia, que tuviesen experiencia de comadronas y pudiesen ayudar a Maria en el trabajo de parto, no sabiendo que iba a ser un parto milagroso que no iba a necesitar de la asistencia usual de comadronas.
Esto es consistente con lo que luego dice Lucas 2,16-18, de que los pastores "encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de que decían los pastores." ¿Quienes eran "todos los que los escuchaban"? La expresion no es adecuada si se refiere solamente a Maria y José. Por otro lado, no podian ser los Magos de Oriente porque, segun Mateo 2,11, ellos "encontraron al niño con María, su madre" "al entrar en la casa", no en una cueva con un pesebre. La explicación más lógica de la expresion "todos los que los escuchaban" es la que surge del párrafo anterior: se refiere a mujeres de Belen, probablemente parientes de José, que José habia ido a buscar para que asistieran a Maria con el trabajo de parto, y que ahora, sabiendo por los pastores que el niño era "un Salvador, que es el Mesías, el Señor" (Lucas 2:11), pedirian e insistirian a la Sagrada Familia que permaneciesen con ellos por un tiempo.
En primer lugar la muerte de Herodes. Sabemos por Flavio Josefo que murio luego de un eclipse lunar y antes de una Pascua. A partir de otros datos historicos, el eclipse adecuado es el eclipse lunar parcial del 13 de Marzo de 4 aC, para el cual la Pascua siguiente fue el 11 de Abril de 4 aC.
En segundo lugar la Crucifixion de NSJC. Por calculos astronomicos se sabe que hubo dos ocasiones mientras Pilato fue prefecto de Judea en que el dia 14 de Nisan fue viernes:
- 7 April 30 AD
- 3 April 33 AD
Por otro lado, es importante destacar que el trabajo de Bux y Vitiello mencionado por Felipe de España, que adopta la crucifixion en 30 AD, como puede verse en:
http://www.fides.org/ita/approfondire/2007/cronologia_A4.pdf
contiene un error al decir que la duracion de la vida de NSJC fue de 37/38 años (barra horizontal gris en la segunda pagina), dado que fue como maximo de 36 años, como muestro a continuacion, suponiendo que su nacimiento ocurrio en abril de 7 aC.
abril de 7 aC - abril de 1 aC = 6 años
abril de 1 aC - abril de 1 AD = 1 año
abril de 1 AD - abril de 30 AD = 29 años
Total: 6 + 1 + 29 = 36 años
Por lo tanto NSJC tenia como maximo 36 años de edad en el momento de su crucifixion.
El error de Bux y Vitiello fue probablemente olvidar que no hubo año "cero".
En suma: yo acepto cualquier fecha como nacimiento de Jesús siempre que sea "en los días de Herodes el rey".
25/12/5 aC -- 25/12/1 aC == 4 Años;
25/12/1 aC -- 25/12/1 dC == 1 Años;
25/12/1 dC -- 25/12/29 dC == 28 Años;
25/12/29 dC -- 04/04/30 dC == 6+31+28+31+4 == 101 Días;
(Donde el 6 son los días restantes de Diciembre, 31 los días de Enero, 28 los días de Febrero del año 30 dC, 31 los días de Marzo, y los 4 de Abril)
Total: 33 años 100 Días, (ó 33 años, 3 meses, 9 días)
Las cuentas salen ;)
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