La cuestión de las imágenes
(…) Una cuestión de gran alcance en la historia de las imágenes de la fe se produjo en el momento en el que apareció, por primera vez, un llamado acheiropoietos: una imagen que se consideraba no hecha por mano de hombre y que representaba la misma faz de Cristo. Dos de estas imágenes «no hechas por mano de hombre» aparecen en Oriente, más o menos al mismo tiempo, a mitad del siglo VI: el llamado camulanium – que representa la imagen de Cristo impresa en la vestimenta de una mujer – y lo que, posteriormente se denominó mandylion que, al parecer, había sido traído desde Edesa de Siria hasta Constantinopla, y que algunos investigadores de hoy quisieran identificar con la Sábana Santa de Turín. En ambos casos tuvo que tratarse – a semejanza de la Sábana Santa de Turín – de una imagen misteriosa, una imagen que no podía ser el producto del arte pictórico del hombre, sino que parecía estar grabada de forma inexplicable en el tejido y que, por eso mismo, pretendía mostrar el verdadero rostro de Cristo, Crucificado y Resucitado.