Lo que Roma dijo: Examinando la Dignitatis Humanae, por Jacob A. Michael (y II)
Hay, de hecho, límites al derecho a la libertad religiosa.
Al llevar esta discusión a su fin, sería muy útil explorar, aunque sólo sea brevemente, la declaración del Concilio que «desarrollar la doctrina de los últimos Pontífices sobre los derechos inviolables de la persona humana y sobre el ordenamiento jurídico de la sociedad». ¿Cuáles de los últimos Pontífices? De hecho, encontramos algo similar a las declaraciones de la Dignitatis Humanae en los escritos de de Pío XI, el mismo Papa que insistió en los derechos de Jesucristo como Rey de las Naciones. En su encíclica Mit Brennender Sorge, escribe:
El creyente tiene un derecho inalienable a profesar su fe y a practicarla en la forma más conveniente a aquélla. Las leyes que suprimen o dificultan la profesión y la práctica de esta fe están en oposición con el derecho natural.
Los padres, conscientes y conocedores de su misión educadora, tienen, antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos, que Dios les ha dado, según el espíritu de la verdadera fe y en consecuencia con sus principios y sus prescripciones. Las leyes y demás disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar, o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con el derecho natural y son íntima y esencialmente inmorales (MBS 29-30)