Un amable comentarista del blog, cuyo nombre prefiere guardar en el anonimato, me ha hecho llegar para su publicación, una traducción de un artículo muy interesante de Monseñor Brunero Gherardini sobre el Concilio Vaticano II (original aquí).
Monseñor Gherardini es conocido por la reciente publicación de un libro – que dará mucho que hablar -, titulado «Concilio Vaticano II: una cuestión abierta». Este canónigo de la Basílica de San Pedro y secretario de la Pontificia Academia de Teología, además de profesor de la Universidad Pontificia Lateranense y editor de la revista Divinitas, fue postulador, también, de la causa de beatificación de S.S. Pío IX.
Debo advertir que en el artículo se vierten las opiniones de su autor y como tal, le atañe a él únicamente.
Yo, por ejemplo, le veo una pega, en mi humilde opinión, y es utilizar como criterio extrínseco definitivo la fórmula expresada por San Vicente de Lerins en su Commonitorium, el “quod semper, quod ubique, quod ab omnibus”, para afirmar o no la continuidad de un tema doctrinal con la Tradición. Newman, en su Development, mostró que no siempre era posible verificar el método en ciertos artículos de fe. El verdadero criterio es el desarrollo genuino de los principios revelados, depositados en inicio histórico de la Iglesia y custodiados en la Tradición Apostólica.
Aún así, el artículo es interesante, más viniendo de una voz cualificada.
Igualmente, hago mía las recientes palabras del padre Iraburu en un comentario a un artículo anterior:
Ninguno de nosotros es nadie “para dar un juicio categórico” sobre un Concilio ecuménico, ni a los 50 años de su celebración ni a los 100. Lo que nosotros tenemos que hacer es recibir íntegramente el Concilio Vaticano II, entendiéndolo siempre, como insiste Benedicto XVI, en clave de “continuidad” con la Tradición. Así lo vengo haciendo yo en todos estos decenios, sin que me haya salido ninguna hernia mental.
Y si en algún punto no alcanzamos a ver esa continuidad, tendremos que 1) preguntar a quien pueda ayudarnos; y si no nos ayuda 2) suspender el juicio sobre el tema.
Pero ay de nosotros si hacemos “un juicio categórico” negativo sobre alguno de los documentos del Sagrado Concilio ecuménico Vaticano II. Dios nos libre.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que el artículo lo publico para la reflexión, no para que sirva de trampolín para golpear a la Iglesia o el Papa. Los que pretendan esto que sepan que serán borrados.
Una vez dicho esto, el artículo es el siguiente:
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