¿Y por qué no regalan el título de la ESO?
La educación ha sido la parcela más castigada en España. Desde la transición a los días que corren, todos los gobiernos sin excepción – bien por acción, bien por omisión –, han aportado su granito de arena para conseguir que el único medio de promoción social se haya ido al garete.
Los pobres, por su condición material, no tienen otro medio por el que poder mejorar sus vidas honradamente que con su inteligencia. Esta la distribuye Dios según su voluntad, de manera que los hombres lo único que podemos hacer es promover a aquellos que tengan capacidad intelectual puedan acceder a los estudios superiores, sea cual sea su condición material. De ahí la importancia de la educación.
En España los niveles de la educación han ido decayendo paulatinamente, año a año hasta llegar a los actuales, donde se exige menos que nada. Aún así, el sistema educativo español es susceptible de empeorar.
Esta decadencia educativa abarca todo el arco formativo, desde la primaria hasta la Universidad. Siendo la EGB y el BUP malos, se aprendían los rudimentos necesarios para acceder decentemente a los estudios universitarios, los cuales todavía estaban valorados profesionalmente.
Hoy en día, el nivel es deplorable. Encontrar hoy un universitario, por ejemplo un ingeniero, que conozca el teorema de Juan de Cevas, el de Menelao o los problemas de Apolonio es más difícil que encontrar una aguja en un pajar; exigir los conocimientos básicos de Geometría clásica es un exceso; la ortografía es un dislate.
En este deterioro muy pocos están exentos de culpa. Por un lado se encuentran los políticos, principales culpables e interesados directos en que la gente no piense y se conduzcan como borreguitos. Por otro, los padres, que deberían haberse movilizado para pedir no un título, sino exigir unos conocimientos. Tampoco los profesores están libres de pecado, ¿o es que no han dejado que los políticos mangoneasen en su trabajo?
Hoy en día, el título de la ESO no vale para nada. La Universidad, inflacionada, es una nulidad. Cursos on – line, facilidades para disminuir el esfuerzo de la vida muelle, no faltan.
Más valdría que regalasen el titulo de ESO con la compra de un cuarto de kilo de chopped.
6 comentarios
Pero aparte de las lamentaciones de siempre ¿Para cuándo un artículo que proponga soluciones?
Modestamente opino:
+ Recuperar la cultura del esfuerzo.Ya está bien de recortar los contenidos de las asignaturas. Eso no sirve para combatir el fracaso escolar. El niño que no está motivado para estudiar ni se lee 20 folios ni se lee sólo dos.
+ Promoción de la Formación Profesional. Conozco muchos adolescentes que están atrapados en la ESO porque en su pueblo no hay FP, y no tienen otra alternativa, más que estar desganadanos sabiendo que jamás llegarán a la Universidad, o que si llegan luego la titulación tampoco les garantiza un trabajo.
+Lleguemos a un acuerdo, el que quiera que objete de Religión o de EpC, pero que la alternativa no sean el parchís o una redacción sobre la Constitución; ¡Alternativa : Matemáticas o Latín!. a ver quién es el guapo que se escaquea.
ea, un saludo y buen rollito en los asuntos que a todos (creyentes y rojos progres quema iglesias) nos preocupan.
Para empezar: ¿Cómo impones el esfuerzo a los chicos? (No suele gustarles mucho estudiar en el tiempo que pasan con los videojuegos)
Puedes intentar recuperar la autoridad de los profesores, para que los chicos los respeten, los obedezcan, tengan en cuenta sus opiniones, los dejen dar clase en paz, ...
Puedes intentar que los padres se responsabilicen de la educación de sus hijos, pero sin obligarles a pasar por el colegio de 10 a 10:20 de la mañana de un miércoles (suele ser horario laboral también para los padres), por ejemplo. Una idea sería recuperar los castigos domésticos (lo de la vara de avellano o los azotes no lo propongo porque vienen a por mí los chicos de negro), prohibir el móvil a los menores de edad, impedir el acceso a internet sin expresa autorización paterna (vía huella dactilar o algo así), etc.
La forma más fácil de promocionar un producto es venderlo a bajo precio, así que cuidado con las ideas que se dan en la red, que a los políticos los carga el diablo. Para que la gente acuda a formación profesional basta con la formación universitaria actual. De ciertas cosas, muy prácticas ellas, se aprende más en un módulo superior que en la correspondiente carrera. Y en menos tiempo, y te pones a currar (y a ganarte el pan) antes. Quizá con promocionar la aparición de pequeñas empresas que diesen trabajo a los "egresados" (perdón por el palabro) de FP tendríamos más suerte. Una forma, no del todo intentada es la persecución radical de los fraudes de IVA. Si no te puede arreglar el WC el chapuzas del barrio porque para cobrar el IVA tiene que formar una empresa de fontanería, en la que figuren en nómina profesionales, habrá más empresas y menos chapuzas.
No me enrollo más. Yo creo que no se puede arreglar esto, que se ha gestado sobre la mesa de los despachos en plan de reparto de beneficios, sin volver atrás. El bachillerato del 57, con sus dos reválidas y su PREU hacía que muchos chicos a los 14 empezaran a trabajar como aprendices de oficios que dominaban a los 18. Y la educación básica la llevaban bien puesta, porque el que no curraba se llevaba una bronca monumental, aunque sólo fuera porque dejaba sin vacaciones a la familia.
Antes de que nos pongamos nostálgicos en plan "Cuéntame", deberíamos recordar que los irresponsables padres de hoy, fueron los alumnos del 57.
Así que es posible que aprendieran a trabajar, pero no aprendieron a enseñar a sus hijos a trabajar, ni a valorar el esfuerzo. Ni a tener esperanza en el Futuro.
Cuando se habla de educación me da mucha rabia que se carguen las tintas contra los jóvenes, cuando ellos han nacido en el mundo que los adultos hemos construido; y a fin de cuentas ellos son el producto de nuestra herencia genética y nuestra educación.
Adultos son los políticos que han reventado la Educación; adultos son los empresarios que a un tío con dos carreras lo "contratan" de becario; adultos son los que hacen fortuna con las películas, videojuegos y telebasura que les atontan; y adultos son los padres sobreprotectores que se pondrán de parte de su hijo aunque prenda fuego al colegio.
Y esos adultos estudiaron en el 57.
Porque la moralidad de esos "adultos" no haya sido muy buena su formación intelectual, que es de lo que yo creía que iba el hilo, no tiene por qué ser mala. Al contrario. En la juventud actual tenemos lo peor de ambos mundos, son I al cubo: inútiles ignorantes inmorales.
No todos los jóvenes, claro, como no todos los adultos somos explotadores o corruptos.
Y en cuanto a la explotación, cuando yo acabé la carrera también me dieron un contrato basura, y para ver a mi primer hijo el mes de agosto del año en que nació tenía que hacerme doscientos kilómetros los fines de semana, porque papá no tenía vacaciones. Y no tenía videojuegos (alguno empezaba, soy de la época del Spectrum) pero había multitud de cosas en qué atontarse que forraban a adultos sin escrúpulos.
No les quites responsabilidades a los jóvenes. La responsabilidad les hace crecer como personas. Precisamente ese buenismo de sobreproteger a nuestros pobres hijos es lo que ha llevado al desastre actual. ¡Pobrecito, que no sufra lo que sufrió su papá!¡Cómo le vamos a suspender, se trauma! et cétera, ad nauseam.
Ha calado ese buenismo hasta en la mismísima Iglesia, que siempre ha sabido que el hombre responde tanto más cuanto más se le pide, y que el sufrimiento es la vía de la salvación.
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