¿Qué pasa con nuestros hijos? (II)
2º.- La destrucción de la familia.
La familia, fundada sobre la unión de un hombre y una mujer, es previa al Estado; tiene preeminencia sobre la sociedad ya que es la célula que conforma el organismo social, el cordón umbilical que une el desarrollo del individuo con la vida social.
La familia es una realidad de orden natural, hoy sin embargo, se ve como una realidad artificial, creada según el momento y las circunstancias. Esto no es más que una operación intelectual interesada que se apoya en dos patas:
1º.- la primacía de lo social, postulado marxista que piensa que cualquier realidad individual es un reflejo de una verdad previa de tipo social.
2º.- la existencia de una fase histórica anterior a la afirmación del principio de la familia, en el que no había ningún tipo de vínculo entre sujetos específico. Esta visión prestada del evolucionismo tiende a identificar lo primitivo con lo opuesto a lo civilizado, de manera que lo primitivo era la promiscuidad sexual y lo civilizado la familia, por lo que se deduce:
- una primacía de lo social sobre lo familiar.
- una desmitificación de la familia, que pasa a ser una institución determinada históricamente.
La clave de la familia se encuentra en el matrimonio, de manera que se puede afirmar que sólo hay plenamente familia cuando un hombre y una mujer consienten de modo plenamente consciente y libre en entregarse mutuamente para amarse incondicionalmente y abrirse a la vida; en pocas palabras: sólo yo para ti y sólo tú para mí, y para siempre.
Si desde el plano teórico vemos una operación destinada al vaciamiento del concepto de familia, existe otro ataque más peligroso ya que atenta a su fundamento que no es otro que el matrimonio, que vimos en el capítulo anterior. De ahí que se pueda decir que lo que afecta al matrimonio, afecta igualmente a la familia.
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