Iglesia Católica, S.A.
La carta de los obispos austríacos, pastoral la llaman, publicada por el blog hermano la Buhardilla de San Jerónimo, podría ser calificada con multitud de adjetivos, para no pecar contra la caridad – caridad que no muestran con el Papa –, lo mejor será omitirlos, porque, desde luego, la carta de marras deja en muy mal lugar a los obispos austríacos.
Las tesis vertidas por el episcopado diocesano muestran una Iglesia más cercana a las sociedades anónimas modernas, que al concepto sacramental – por analogía – que le corresponde.
La Iglesia es Cuerpo Místico de Cristo, Pueblos de Dios, Templo del Espíritu Santo, «la Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano» (LG 1).
Sin embargo el escrito de los obispos austriacos es muy poco eclesial, rezuma otra cosa, otro concepto de Iglesia, muy alejado precisamente del que el Concilio Vaticano II sintetiza tan bien en la Lumen Gentium. De hecho, el lenguaje, modos y comportamiento se encuentran más cercanos al de los directivos de las grandes empresas que al que les corresponden como pastores.
Pero si hay algo extravagante, con tintes realmente dantesco, es el párrafo donde hablan de lealtad, en vez de obediencia:
2. La Iglesia Católica en Austria es la comunidad más grande de nuestro país, y es parte de la comunidad mundial de la Iglesia Católica. Esto involucra la comunión real con el Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro. Así como nosotros los obispos conocemos la lealtad de los fieles, queremos mostrar nuestra adhesión al Papa en estas serias y estresantes situaciones - esto es una expresión de lealtad, que ha de ser mantenida precisamente en los tiempos difíciles. Esta adhesión es también un elemento inseparable de la identidad católica.
La lealtad es una cosa,«cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y la hombría de bien», dice el RAE y otra es la obediencia. La fidelidad inclina la voluntad a cumplir exactamente lo prometido, conformando así las palabras con los hechos. La fidelidad es necesaria, pero ¿dónde queda la obediencia que se fundamenta en la autoridad del superior, recibida en este caso de Dios?
Obediencia es la que no parecen mostrar estos diocesanos austriacos liderados por Schonborn, al menos en su forma de marcarle el territorio al Papa. Así, a los lefebvrianos les exigen una señal de que buscan la reconciliación, esperando además que los «procesos inadecuados de comunicación en el Vaticano serán exitosamente mejorados, de forma que el servicio universal del Papa no sufra daño». Ojo al dato.
Otro punto a destacar en las formas de los obispos diocesanos es su forma de afrontar el nombramiento del obispo de la diócesis de Linz: ellos no discuten la libre elección del Papa para nombrar obispos, pero finalmente ¡la discuten! ¿Cómo se puede entender si no el siguiente párrafo?
No se discute que el Papa es libre para nombrar obispos. Los obispos no quieren regresar a un tiempo – como en 1918 – cuando era el Emperador solo quien elegía los obispos. Incluso una “elección popular” de los obispos dividiría la Iglesia en partidos, y los conflictos serían inevitables. Nosotros, los obispos, estamos convencidos de que el procedimiento previsto en el derecho canónico para la selección y examen de los candidatos se ha mostrado valioso, si el procedimiento se sigue realmente. Entonces, antes de que el Santo Padre tome la decisión final, debe proveérsele con la información básica, confiable y completamente revisada en la que él pueda confiar. En Austria, en los próximos años, serán nombrados un número de obispos. Los fieles están legítimamente preocupados de que el proceso de búsqueda de los candidatos, el examen de las propuestas y las decisiones finales sean llevadas a cabo cuidadosamente y con toda la delicadeza pastoral que sea posible. Esto puede asegurar que los obispos sean nombrados no “contra” sino “para” una iglesia local. Nosotros, los obispos, haremos todo esfuerzo posible para apoyar los próximos nombramientos episcopales, en el sentido de monitorear los procedimientos en cercana cooperación con los departamentos vaticanos.
¿Estamos ante una nueva situación, cercana a la Ortodoxia y no nos hemos enterado? ¿Están amenazando, veladamente, al Romano Pontífice? ¿De qué va todo esto?
Por último, ¿qué significa «Sólo puede seguirse el camino pastoral que esté de acuerdo con la Iglesia en todo el mundo. En medio de todas las diferencias, este camino de la Iglesia, perseverante en la oración y en la conversación con la Iglesia universal, debe realizarse sobre la base del Concilio Vaticano II»? ¿Acaso que la Iglesia se fundó en el período que va del 1.962 al 1.965? ¿Y todo lo anterior? ¿Es que acaso el Concilio Vaticano II supone una ruptura en la Iglesia, o está sin embargo, en continuidad con todo lo anterior? ¿Es que la Iglesia en el Concilio Vaticano II modificó su doctrina?
La carta es estremecedora, tremenda. Los obispos, como hemos dicho al principio, parecen esos directivos de las empresas modernas que imponen sus condiciones a los patronos. En cierta manera, están fiscalizando al Papa.
Muestra de prepotencia.
Y se les llena la boca de Vaticano II.
Oremus pro Pontifice nostro Benedicto XVI. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum ejus
2 comentarios
De hecho, S.S. San Pio X, Condenó el Intervencionismo del Emperador en las decisiones papales y episcopales. Algo así podría hacer S.S. Benedicto XVI con este tema.
Esto de la democracia en la Iglesia es algo que se debe eliminar, (ya que la democracia ha demostrado ser igual de mala que otras formas de gobierno. Además, no encaja con la forma tradicional de la Santa Iglesia).
Saludos
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MARCVM
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