Una vez acabada la adoración de la Santa Cruz, entramos en la última parte de la celebración litúrgica del Viernes in Parasceve, la Misa de Presantificados.
El Viernes Santo, donde el mundo entero aparece salpicado de sangre en el Calvario, el trono de la Cruz, donde reina Cristo, el Hombre – Dios, la Iglesia no renueva el Sacrificio del altar: se consumen las Especies eucarísticas del Jueves Santo, de ahí el nombre de Misa de los presantificados, porque las ofrendas han sido anteriormente santificadas. La Misa de los Presantificados fue eliminada con la reforma del papa Pío XII
Terminada ya la adoración de la Cruz, se encienden las luces del altar, y el diácono procede a extender los corporales sobre el altar, situando al lado el purificador. La Cruz se devuelve con reverencia al Altar, ordenándose la procesión hasta el Monumento. Llegados al Monumento se encienden las velas que no se apagarán hasta terminar la Comunión. El sacerdote se arrodilla y reza un rato, mientras el diácono saca el Santísimo Sacramento de la urna donde está reservado.
A continuación el celebrante se alza e inciensa al Sacramento y, velándolo, lo lleva al Altar en procesión bajo palio. Dos turiferarios sahumerian al Santísimo.
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