InfoCatólica / Fides et Ratio / Categoría: Política

12.01.10

José Bono, ¿y tú de quién eres?

La politización de la vida pública es un fenómeno curioso. Nunca se ha hablado tanto de política, nunca sus raíces han llegado tan profundas y sus ramas tan altas. Sin embargo la repercusión real a la hora de tomar decisiones es nula. España es una muestra representativa.

Si la politización de la vida pública fuese consecuencia de nuestra capacidad de elegir a nuestros representantes en el gobierno, no estaríamos hablando de otra cosa sino de la participación de los ciudadanos en la vida pública, en el gobierno de la nación; es decir, estaríamos hablando del ejercicio de la libertad política. Sin embargo no estamos en esta situación. En España es el poder el que ha polarizado políticamente a la población. Es el político el que controla y fiscaliza al ciudadano y no al revés. El que lo divide en facciones, mientras que este, inerme, se deja controlar por la casta política, aspirando incluso a pertenecer a ella. Se habla mucho de la libertad, aunque se ha entregado esta a cambio de la comodidad. La situación es muy lamentable.

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7.01.10

27.11.09

La sutilidad del padre Bru

En el día de ayer, el editorial del programa El Espejo de la Iglesia, traía a colación el lamentable artículo - impostura más bien - del otrora colaborador de la Cadena Cope y hoy Presidente del Congreso de los Diputados, D. José Bono.

El padre Bru contestaba contundentemente – no podría ser de otra forma, más en este asunto – al susodicho artículo; sin embargo, si hoy comento dicho radiomensaje es por un razonaminento que, sinceramente, me ha llamado la atención. Para que no se pierdan matices, incrusto la esquelita en su totalidad:

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30.10.09

Obedecer a Dios antes que a los hombres

Cuenta San Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles que viendo el Sumo Sacerdote como aumentaban las conversiones al cristianismo en Jerusalén, arrestó a los apóstoles y los encarceló. Un ángel los liberó y les dijo que se presentaran en el Templo y predicaran «todo lo concerniente en torno a esta Vida» (Hech 5, 20). Dicho y hecho, los apóstoles cumplieron lo mandado.

En el Templo fueron detenidos de nuevo y llevados ante el Sanedrín, prohibiéndoles el Sumo Sacerdote enseñar la doctrina sobre Cristo, a lo que Pedro y el resto contestaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero. A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen» (Hech 5, 29 – 32).

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6.08.09