Educación financiera

Gracias a la imprescindible cuenta de X, crisis, me enteré de la amarga queja que una madre (artículo en la foto) lanzó al Ministerio de Educación por la ausencia de una disciplina que los alumnos deberían incorporar a su currículum educativo sobre las cuestiones fiscales y financieras. Esta preocupada madre afirma que «es necesario preparar a los estudiantes y que conozcan sus obligaciones fiscales, que entiendan cómo funcionan los impuestos y su impacto en la economía y la sociedad». Y nos dio un dato revelador y aterrador: sus dos hijos de 20 y 22 años «a veces me preguntan cosas que me hacen temblar». La señora ha mirado al abismo y el abismo le ha devuelto la mirada. El horror, como diría el coronel Kurtz en Apocalypse Now.

La inquietud de la señora era respaldada por 31000 almas más, preocupadas sinceramente,por este asunto. Otras instituciones, según nos informa el articulista, también mostraron sus desvelos por el desconocimiento que padece la juventud española. Todo sea por el conocimiento, que nadie piense que es en aras del negocio, sobre todo cuando la situación no puede ser más angustiosa.

Estamos hablando de un asunto capital, primordial, que la gente, nuestra gente, sepa invertir, aunque no tenga dinero, que sepa gestionar su pobreza. Es necesario que conozca todas las casillas que componen la declaración de la renta, aunque no tenga renta, ¡ni trabajo siquiera! Antes de ganar dinero, es imprescindible saber cuál es la parte que le corresponde al Estado.

Porque el Estado - Gobierno o el Gobierno Estado, nuevo estadio evolutivo que ha fundido al conductor con la máquina, como si fuera Robocop, es un dios celoso y sus sacerdotes, implacables. ¿No nos ha salvado acaso?

Hay que olvidar aquellos viejos debates escolásticos en los que los poderosos preguntaban a los sabios si era justo pedir impuestos para los monarcas a cargo de su pueblo. Todo el mundo sabe que, antaño, ni había educación ni sanidad. Los cuerpos intermedios de la comunidad no existían. Ni las hermandades pagaban camas para sus hermanos enfermos. España – o como se llamase, porque tampoco existía – era un desastre. El régimen del 78 ha conseguido lo imposible, gracias a la extracción de recursos realizado por la clase dominante por la dominada. No es magia, son tus impuestos.

Sin embargo, la cuestión ahora es otra. Como dijo Selyna Kyle, Catwoman, «se aproxima una tormenta, Sr. Wayne». Hay personas que no son conscientes de las gracias que emanan de la divinidad y que alcanzan hasta los confines más remotos de la población. Sin impuestos, dicen los sacerdotes, no hay educación y sanidad pública (aunque sean estos clérigos los mismos que han destruido ambas instituciones). Por eso es fundamental la educación financiera, para que así el pueblo no peque mortalmente contra el Gobierno - Estado, el Estado Divino, por eso, la preocupación de los padres e instituciones es saber cómo declarar la renta, incluso antes de tenerla.

Porque en España, puedes acabar con la vida de un inocente, en el inicio de su vida y en su final, lo que no puedes es no pagar impuestos.

Así lo manda el nuevo imperativo categórico.

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