Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum

Yahveh ha decidido derrocar la muralla de la hija de Sión; ha tendido cordel, no ha retirado su mano de la destrucción y ha reducido a duelo antemural y muralla; a una se han debilitado.

Han caído por tierra su puertas, ha roto y quebrado sus cerrojos; su rey y sus príncipes [moran] entre las gentes; no existe ley; incluso sus profetas no hallan ya visión de parte de Yahveh.

Se han sentado en tierra, han callado los ancianos de la hija de Sión; han arrojado polvo sobre su cabeza, se han ceñido sacos, han inclinado su cabeza a tierra las doncellas de Jerusalén.

Hanse agotado las lágrimas de mis ojos, han hervido mis entrañas, se ha derramado por tierra mi hígado por el quebranto de la hija de mi pueblo porque desfallecen de inanición niños y lactantes en las plazas de la ciudad.

Jerusalén, Jerusalén, vuélvete hacia el Señor tu Dios.

A sus madres dicen: «¿Dónde hay pan y vino?» Cuando desfallecen como heridos de muerte en las plazas de la ciudad, cuando exhalan su espíritu sobre el regazo de sus madres.

¿A quién te compararé, a quién te asemejaré, oh hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaría yo para consolarte, oh doncella, hija de Sión? Pues grande como el mar es tu quebranto, ¿quién podrá curarte?

Tus profetas han visto para ti visiones de engaños e insulsas, y no te han patentizado tu iniquidad para hacer regresar a tus desterrados, antes contemplaron para ti vaticinios de falacia y seducción.

Baten contra ti palmas cuantos pasan de camino; silban y menean, burlones, su cabeza contra la hija de Jerusalén; «¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, gozo de toda la tierra?»

Jerusalén, Jerusalén, vuélvete hacia el Señor tu Dios.

Yo soy el varón que ha visto la aflicción bajo el látigo de su cólera.

Me ha guiado y conducido en tiniebla, sin luz;

sólo contra mí vuelve y revuelve su mano todo el día.

Ha consumido mi carne y mi piel, ha quebrado mis huesos.

Ha construido contra mí y me ha cercado de veneno y molestia.

En lugares tenebrosos me ha asentado, como muertos de antaño.

Me ha rodeado de un vallado y no puedo salir, me ha aherrojado con pesada cadena.

Aunque grito y pido auxilio, ha cerrado el paso a mi plegaria.

Ha obstruido mis caminos con piedras sillares, mis senderos ha perturbado.

Jerusalén, Jerusalén, vuélvete hacia el Señor tu Dios.

Lam 2, 8 – 15. 3,1-9

Oficio Divino, primer nocturno de maitines. Feria Sexta in Passione et Morte Domini

1 comentario

  
Tulkas
Magnífico, como siempre, Victoria.

Sin embargo el versículo Lamed - Matribus suis dixerunt y el versículo Mem - Cui comparabo te?, no están en esta grabación.
22/04/11 6:56 PM

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