El Breviario del 60
El Motu Proprio promulgado por Benedicto XVI, liberaliza el uso de los libros litúrgicos tal como quedaron con la reforma de Juan XXIII, exonerando su aplicación de la voluntad de los obispos, aunque de facto, la realidad es otra, como se ha podido comprobar, de manera muy lamentable en Madrid, donde se ha impedido indirectamente la celebración de una Misa según la Forma Extraordinaria, fuera del lugar a la que ha sido confinada, en las Salesas, como si el Motu Proprio no fuese un regalo para toda la Iglesia.
Juan XXIII acometió una reforma del Breviario, que afectó profundamente al mismo. Si nos atenemos a esa reforma, podemos comprender como llegó pocos años después la reforma litúrgica del 69.
En síntesis (en la página The New Liturgical Movement encontrarán un estudio detallado), la reforma confirmó todos los cambios introducidos en el año 1.955, bajo el pontificado de Pío XII, además de redactar de nuevo el cuerpo de las rúbricas, introducir una nueva clasificación de los días litúrgicos, exclusión de las conmemoraciones con una frecuencia mayor de lo que se hacía tradicionalmente, remoción de fiestas de amplia y honda tradición en la Iglesia, como la Aparición de San Miguel Arcángel, la fiesta de la Cátedra de San Pedro en Roma, la Santa Cruz y otras más; igualmente, fiestas de la misma índole que la anterior, impresas tanto el calendario litúrgico y en el lenguaje popular, como los Siete Dolores de la Virgen María el Viernes de Pasión – popularmente el Viernes de Dolores -, San Jorge, los estigmas de San Francisco o Nuestra Señora del Monte Carmelo, quedaron reducidas a meras conmemoraciones y otros pequeños cambios tales como:
- eliminación de la obligación de recitar el Dominus Vobiscum – Et cum spiritu tuo, por parte de los sacerdotes cuando lo rezaban en solitario, cambiándose por el Domine, exaudir orationem team – et clamor meus ad te venita (que era el que usaban las monjas y clérigos no ordenados).
- eliminación de 38 versos del Cántico de Moisés (Dt 32), que se rezaba el sábado durante el tiempo penitencial. También se recortó el salmo 88 en el oficio de Maitines en Navidad, la Transfiguración del Señor y festividad de Cristo Rey.
- reforma de los dos esquemas de salmos introducidos por la reforma de San Pío X, en el oficio de Laudes, uno para fiestas y días ordinarios, otro para los días penitenciales (Adviento y Cuaresma), de manera que, en el primer esquema, el primer salmo de Laudes se traslada a Prima. En esta reforma se omite este traslado de manera que ya no se rezan los ciento cincuenta salmos semanales durante Adviento y Cuaresma.
- Se suprimen también las Primeras Vísperas en las fiestas de Segunda Clase, además de corregirse las fiestas que en la reforma del año 1.955 no tenían Vísperas, excepto el Oficio de la Virgen María.
- Alteración en la manera en la que se inicia el oficio dominical, de Agosto a Noviembre, siendo lo más llamativo el desplazamiento de las Témporas de Septiembre desde su lugar tradicional, tras la Exaltación de la Cruz, en tres de cada siete años.
Ahora bien, dentro de esta serie de reformas, la más extraña fue la que se hizo en el oficio de Maitines, donde se cercenaron sensiblemente la lectura de los Santos Padres. Entre las reformas del 55 y del 60, se eliminaron un total del ¡55 % de las lecturas Patrísticas! del ciclo temporal. De las que permanecen, sólo un tercio son las lecturas de Cuaresma, tiempo durante el cual, la Iglesia lee el Evangelio junto con un comentario de los Padres.
Los comentarios de los Padres explican la lectura del Evangelio del día. En algunos casos, como en los que había 9 lecturas (divididas en tres lecturas), se planteaban cuestiones en las siete primeras, resolviéndose finalmente en las dos últimas. Con la reducción efectuada en los textos, estas respuestas se perdían quedando la cuestión incompleta. Veámoslo con un ejemplo: el de este primer Domingo de Cuaresma.
(para la traducción de San Gregorio, haré uso de la versión española realizada por la BAC; para la Sagrada Escritura, la Biblia de Jerusalén):
Evangelio (Mt 4, 1 -11):
Entonces Jesús fue levado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hombre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna». Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios». Todavía le lleva consigo endiablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto». Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
Comentario de San Gregorio Magno, sacado la Homilía 16, sobre los Evangelios, tal como se lee ahora en el Breviario de Juan XXIII.
Suelen algunos dudar sobre qué espíritu fue el que llevó a Jesús al desierto, a causa de que luego se añade: Le transportó el diablo a la ciudad santa, y después: Le subió el diablo a un monte muy encumbrado; pero en realidad, y sin cuestión alguna, comúnmente se conviene en creer que fue llevado al desierto por el Espíritu Santo; de manera que su Espíritu le llevaría allí donde le hallaría el espíritu maligno para tentarle.
Mas he que que la mente se resiste a creer y los oídos humanos se asombran cuando oyen decir que Dios Hombre fue transportado por el diablo, ora a un monte muy encumbrado, ora a la ciudad santa. Cosas, no obstante, que conocemos no ser increíbles si reflexionamos sobre ello y sobre otros sucesos.
Hasta aquí la lectura de Maitines tal como quedó con la reforma de Juan XXIII. Se plantea una cuestión, pero no se resuelve. El texto se queda cojo, además de invitar a una reflexión del fiel sobre la cuestión, no a la contemplación del Misterio.
A continuación la parte eliminada, que todavía aparecía en la versión del año 1.955.
Es cierto que el diablo es cabeza de todos los inicuos y que todos los inicuos son miembros de tal cabeza. Pues qué, ¿no fué miembro del diablo Pilatos? ¿No fueron miembros del diablo los judíos que persiguieron a Cristo y los soldados que le crucificaron? ¿Qué extaño es, por tanto, que permitiera ser transportado por aquel a cuyos miembros permitió también que le crucificaran?
No es, pues indigno de nuestro Redentor, que había venido a que le dieran muerte, el querer ser tentado; antes bien, justo era que, como había venido a vencer nuestra muerte con la suya, así venciera con sus tentaciones las nuestras.
Debemos, pues saber que la tentación se produce de tres maneras: por sugestión, por delectación y por consentimiento. Nosotros, cuando somos tentados, comúnmente nos deslizamos en la delectación y también hasta el consentimiento, porque engendrados en el pecado, llevamos además con nosostros el campo donde soportar los combates. Pero Dios, que, hecho carne en el seno de la Virgen, había veido al mundo sin pecado, nada contrario soportaba en sí mismo. Pudo, por tanto, ser tentado por sugestión, pero la delectación del pecado ni rozó siquiera su alma; y así, toda aquella tentación diabólica fue exterior, no de dentro.
Hay que decir que en el año 1.955, desaparecía la lectura que se hacía en el segundo nocturno, de la Homilía nº 4 de San León Magno para la Cuaresma.
El cambio sufrido entre uno y otro Breviario es sorprendente. En el de Juan XXIII, parece que San Gregorio Magno arroja la sombra de la duda sobre la veracidad de la tentación de Cristo por Satanás, aunque posteriormente expresa que la solución es sencilla si «reflexionamos sobre ello y otros sucesos». Sin embargo lo que no es más que un uso retórico del lenguaje, queda aquí como una invitación a dar una explicación subjetiva al hecho narrado por el evangelista. Nada más lejos de la intención del Papa Santo. Porque, después, San Gregorio hace una exposición sublime del misterio de Cristo, de la moral cristiana y de conceptos que posteriormente saldrán en todos los libros de vida cristiana. Entre los mismos podríamos destacar:
- Contraposición entre Cristo, cabeza de la Iglesia y Satanás, cabeza de los réprobos, tema que después tomará San Ignacio para sus Dos Banderas.
- Soteriología: Cristo con su tentación, vence las nuestras, de la misma manera que con su muerte nos ganó la salvación.
- Moralidad: explicación del proceso de la tentación, sugestión, delectación y consentimiento, fundamento doctrinal que se repetirá en todos los libros de moral.
- Doctrina del pecado original.
- Doctrina de la Encarnación y del nacimiento virginal de Cristo.
- Cristología: cómo Cristo fue tentado y diferencia con la tentación que sufre el hombre.
Todas estas enseñanzas están explícitas en este texto, todas estas enseñanzas eran rezadas, meditadas, vividas con el rezo del Oficio Divino, que no sólo sirve para nuestro crecimiento espiritual, contemplando el Misterio de Cristo, sino también actúa como vacuna contra las malas doctrinas.
La liturgia es el problema y la solución.
Lex orandi, lex credendi.
El declive espiritual está relacionado con el litúrgico. El problema es que no se es consciente de ello. Se mantiene una ortodoxia en el dogma pero no en la Liturgia. Pero es un error.
El Compendio del Catecismo, enseña sintéticamente la importancia de la liturgia en la Iglesia:
La liturgia, acción sagrada por excelencia, es la cumbre hacia la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que emana su fuerza vital. A través de la liturgia, Cristo continúa en su Iglesia, con ella y por medio de ella, la obra de nuestra redención.
La reforma de la Iglesia, será litúrgica. Como dicen las hermosas oraciones sacerdotales de la Liturgia, usus antiquior, de las abluciones:
Corpus tuum, Dómine, quod sumpsi, et Sanguis quem potávi, adhaereat viscéribus meis: et prasesta; ut in me non remánea scélerum mácula, quem pura et sancta refecérunt sacraménta: Qui vivis et regnas in saecula saeculórum. Amen.
Tu Cuerpo, Señor, que he tomado, y la Sangre que he bebido, adhiéranse a mis entrañas y haz que en mí no quede mancha de pecado, pues me han alimentado estos puros y santos Sacramentos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Es el Señor el que nos transforma con su gracia, el que nos purifica y santifica.
Para finalizar, queda claro que el proceso de declive litúrgico no surge de repente en el Concilio Vaticano II, sino de un tiempo mucho anterior. La cuestión litúrgica no se reduce a una mera oposición entre los libros litúrgicos de Juan XXIII y los de Pablo VI. El problema es más amplio y el campo de visión debe abrirse hasta abarcar un tiempo y un espacio mayor.
37 comentarios
http://www.baroniuspress.com/index.php?wid=12
Por otra parte, su misal (que disfruto gracias a un generoso regalo) es, sencillamente, maravilloso.
http://www.baroniuspress.com/book.php?wid=56&bid=4
ADVENIAT REGNVM TVVM
Ruego que se atengan, en la medida de lo posible, al tema del artículo.
No creo que esté de más, recordarle que hagan sus comentarios con respeto.
Y que no aprovechen que el Pisuerga pasa por Valladolid, para atizar a otros articulistas.
Muchas gracias.
Por cierto; respecto a las lecturas patrísticas de maitines, acompañó una carta de Juan XXIII, exhortando a leer los textos de los padres de la Iglesia aunque no estén en el breviario. ¿Entonces para qué las quitó?
No sé si esto son discusiones bizantinas, quizá aquello fue un modo de abrir el melón o un paso intermedio para esto. Lo que no cabe duda es que con aquel breviario a un parroco le quedaba muy poco tiempo para otras cosas, como andar de vacaciones, en reuniones, cursos de teología, blogs en internet, etc. Del hombre del santuario a uno más. Ya sé que la teoría es otra, que es lo mismo nada ha cambiado, ya lo dijo Juan Pablo, etc. Entrando en cualquier iglesia (si está abierta) se nota a la perfección.
Intenté adquirir el Breviario traducido por p. Gubianas pero estaba incompleto. Creo recordar que por la fecha es anterior a las reformas.
Imagino que debe ser imposible que alguien quiera reeditarlo.
Saludos.
Respecto al mundo tradicionalista, creo que hay una excesiva dependencia del lefebvrismo; en ese sentido, pienso que los ingleses son más interesantes.
San Pío X también realizó una reforma "drástica" del Breviario...
Saludos.
Nunca dejaré de agradecer el enorme regalo - derecho, que nos ha concedido el Papa Benedicto.
Pero tampoco podemos obviar la necesidad que había de reformar la Liturgia.
Tienes razón. La reforma de san Pío X al Breviario derriba un mito: que el papa sarto dejó intacta la liturgia. Siglos de tradición en la ordenación del salterio se cambiaron. Es importante el dato para no entrar en fijismos.
Si llegas a saber de alguna edición digital del Breviario de Gubianas en español, no dejes de comentarlo. Los seglares pueden rezar para su devoción privada con una edición anterior a la de 1960.
Saludos.
Una cosa es cierta en la Liturgia actual, que los abusos que se están dando son muchos de ellos verdaderamente graves, más de lo que nos imaginamos, especialmente en el caso de la Eucaristía. Y lo peor, es que no se cae en la cuenta de esto.
Los que conocen abusos pasan de ellos, porque o no le conceden a la Liturgia de la Iglesia la importancia que merece o bien miran a los respetos humanos, y se sienten incapaces de manifestar exteriormente este inconformismo hacia esta práctica abusiva.
Si tenemos que ser fieles al Magisterio de la Iglesia en cuanto a la doctrina, tendríamos que serlo igualmente con respecto a la práctica litúrgica.
Yo no se si es cosa mía, pero me he fijado que cuando algún sacerdote deja de lado la doctrina de la Iglesia en alguno de sus puntos y toma como hoja de ruta el progresismo más "beligerante", enseguida se nota en su manera de celebrar, ya que parece como si se hubiese "olvidado" sobre el modo en que la Iglesia celebra la Liturgia. Es decir, cuando se cojea "voluntariamente" en materia teológica, pronto se deja sentir esa "pobreza" en la celebración de los sagrados misterios.
A veces da la sensación de que algunos sacerdotes con su "conducta" pretenden reformar la Liturgia a su manera, como si ellos fuesen los dueños y señores de la misma, cuando en realidad no son más que unos simples servidores.
La liturgia es el verbo, la doctrina el sustantivo.
Parafraseando a Clinton, "es la liturgia, estúpido".
En fin, cuando se abandona la oración individual, la oración litúrgica si es que no cae después, por lo menos será deformada hasta llegar a ser irreconocible por el mismo Pueblo de Dios.
Se han cometido en este sentido verdaderas "atrocidades" litúrgicas que sólo Dios conoce hasta que punto le han ofendido.
No creo que el término Eucaristía deba sustituir al de Santa Misa, sino que en todo caso, debería tomarse como complementario, pero nunca ponerlo por encima del otro, hasta hacerlo desaparecer.
Parece que hemos querido "enriquecer" tanto nuestro vocabulario teológico, que en realidad casi lo que hemos conseguido ha sido "empobrecerlo".
Yo me pregunto: ¿Es que acaso el lenguaje de "antaño"(¿tradicional?)no es tan válido como el actual?
A lo que apunto: tampoco hay que pensar que el Breviario de san Pío X salió de la zarza ardiente.
Saludos.
En el ámbito práctico, pues habrá que hacer lo que se pueda, y guardar una silente taciturnidad sobre algunas barbaridades que se ven en algunas -unas cuantas- celebraciones de la Misa tradicional.
Échale un vistazo a esta edición electrónica del Breviario:
http://divinumofficium.com/cgi-bin/horas/officium.pl
ADVENIAT REGNVM TVVM
1. Por la implantación del libro electrónico o e-book, que permite la introducción de casi 100 breviarios con la tecnología actualmente disponible.
2. Por la ampliación al Breviario del principio de variabilidad introducido en la misa vaticanasegunda: muchos prefacios, plegarias eucarísticas, cantos litúrgicos, ciclos de lecturas, fórmulas, maneras de tomar la comunión...
3. Porque un Breviario electrónico puede ser interactivo y actualizable y puede introducirse en él todo lo mejor de la Patrística, de los Doctores, los santos, los teólgos, las últimas encíclicas, las últimas traducciones de la Biblia (por ejemplo, la de la CEE del 2011)...
4. De esta manera, tendríamos dos clases de Breviarios:
a) El Breviario de papel, en sus diferentes versiones según los Papas reformadores
b) El Breviario electrónico, a su vez dividido en diversos tipos: Breviario Patrístico, Breviario hagiográfico (santos), Breviario Teológico, Breviario de María, Breviario de los Apóstoles, Breviario del Magisterio y la Tradición, Breviario Bíblico, Breviario laical (más elemental para fieles), Breviario Congregacional (el propio de cada movimiento)... según la preponderancia de cada tipo de enfoque.
5. De esta manera, el Breviario electrónico se podría adecuar más plenamente al espíritu del Concilio Vaticano II: el derecho a escoger la espiritualidad y la variabilidad fundamentada en la riqueza de la vida eclesial desde hace 2.000 años.
6. Además, el Breviario electrónico nos permitiría liberarnos del dictado del redactor y de los límites del libro de papel; la edición de papel siempre depende de la personalidad del mismo y de la ideología ambiental del momento de la redacción (Bugnini y los suyos, la eclesiología de los años 1960). ¿qué tenemos que ver con la manera de ser de los 60?
7. Además del Breviario electrónico, podría hacerse lo mismo con los ritos de Exorcismo y el Bendicional, que también han recibido críticas por las reformas introducidas modernamente.
Creo que la principal razón por la que la SSPX y todos los grupos Ecclesia Dei (que yo sepa) lo mantienen, es por casar con el missal del ´62. Usan el mismo calendario y así se evitan confusiones.
¿Podían haber escogido versiones anteriores a estas reformas? Sí, pero tampoco nos debería suponer un problema tan gordo, creo. Mons. Lefebvre simplemente se acogió a lo que había antes de la ruptura litúrgica. Para expresarlo metafóricamente, trazó una raya en el suelo, y dijo, "de aquí no paso".
Un poco de luz se agradece...
Un apunte:
Dices que para la traducción de la Sagrada Escritura, harás uso de la versión española realizada por la “Biblia de Jerusalén”. Mejor la versión española realizada por “Petisco - Torres Amat”.
Para la lectura de la Sagrada Escritura, es lógico utilizar únicamente buenas versiones, que ofrezcan garantías de fidelidad en la traducción y de corrección en las introducciones y notas.
Estas garantías se dan por supuestas en las ediciones anteriores a 1960 -y en las sucesivas reediciones que no han sido modificadas-, siempre que lleven el Imprimatur de la autoridad correspondiente (cf. C.I.C., c. 825 §l).
De las ediciones más recientes, recomiendo:
“Sagrada Biblia, Petisco - Torres Amat”. Traducción de la Vulgata Latina por el P. José Miguel Petisco, con notas a pie de página, magníficas ilustraciones y revisada y corregida recientemente.
http://www.ortells.com/art.php?cod_cat=000169&nivel=05&codmenu=&user_id=e24bd7871b307f76fe4011eb12744238&func=list
Un fuerte abrazo
Dado que algunos critican la brevedad de las actuales horas canónicas, quisiera recordar que la distribución del salterio en cuatro semanas no es la única posibilidad que existe en el Rito Romano (Forma Ordinaria). En los primeros años de vigencia de la actual Liturgia de las Horas, la Congregación para el Culto Divino propuso como alternativa un salterio distribuido en dos semanas (pensando sobre todo en los institutos de vida contemplativa). Sería un verdadero aporte si alguien pudiera encontrar y publicar esa distribución del salterio.
Si alguien lo conoce, ¿lo podría publicar?
Aunque creo que, en general, del Breviario reformado que se emplea en España habría que quitar las Preces, cambiar todos los Himnos y recuperar el orden tradicional Salmodia-Himno, además de recuperar todas y cada una de las Lecturas patrísticas tradicionales y limitar bastante los textos sacados el Vaticano II, esta versión es válida y muy útil para los laicos. Mucho más que las previas, incluso aunque estuvieran disponibles en traducción.
"Quienes han sido ordenados están obligados moralmente, en virtud de la misma ordenación recibida, a la celebración o recitación ÍNTEGRA y cotidiana del Oficio Divino tal y como está canónicamente establecido en el canon 276, § 2, n. 3 del CIC".
Lo que sucede es que la omisión sin causa justificada de parte del Oficio acarrea efectos distintos: es grave omitir laudes o vísperas, es menos grave omitir la Hora Media, pero en uno y otro caso hay un ilícito moral.
Por otro lado, no sé cómo alguien pude tomarse diez minutos en rezar laudes y vísperas, entendiendo el sentido de las palabras que se leen. No basta cualquier lectura para cumplir la obligación -si de cumplir con los mínimos se trata- es necesario una lectura con "atención, reverencia y devoción"; al menos debe entenderse lo que se lee.
Creo para hacerlo en forma rápida se necesita el doble de tiempo, es decir, veinte minutos.
El fruto copioso del Espíritu conviene al sacrificio, a la laxitud y la continua rebaja conviene la nada.
Buen artículo Isaac
1. Las ediciones del Breviario y del Misal hechas por Juan XXIII reflejan reformas que ya sus redactores consideraban provisionales, en espera de los libros definitivos promulgados a raiz del ya convocado Vaticano II. Son libros provisionales que han acabado por ser definitivos, como que se trata de la última versión de los libros tradicionales hecha antes del Concilio.
2. No obstante, y al menos por lo que hace al Breviario, hay que tener presente que todos sus elementos, así la Salmodia -salvo que sigue el curso semanal establecido por San Pío X-, como antífonas, lecciones, Capítulas, responsorios, oraciones, etc., y salvo levísimos retoques el mismo Ordinario del Oficio Divino, son los originales del Breviario de San Pío V. A más abundar, las fiestas de 1ª y 2ª clase, así como los Oficios del Triduo Pascual y todas las ferias, salvo muy leves retoques -como que en Prima del día del Corpus se dice el verso "Qui sedes ad dexteram Patris" y no "Qui natus es de Maria Virgine"-, son idénticas a los Breviarios anteriores.
3. Las diferencias más notables con Breviarios precedentes se encuentran en los Maitines de las fiestas de 3ª clase y domingos. La valoración en ambos casos ha de ser diferente. En cuanto a las fiestas de 3ª clase, en ellas se engloban todas las que en la ordenación anterior correspondían a los ritos Doble mayor, Doble menor y Semidoble. En el Breviario de San Pio V sólo hay tres ritos para las fiestas: Doble, Semidoble y Simple. Los redactores del Breviario de Juan XXIII recuperaron para las fiestas de 3ª clase el esquema celebrativo que corresponde sobre poco más o menos al rito simple de San Pio V, dejando los Maitines con un solo Nocturno de nueve salmos y tres lecciones, de las cuales la 1ª y la 2ª son bíblicas, y la 3ª es hagiográfica, en concreto, la llamada "contracta" que apareció por vez primera en los Breviarios en 1914, y que entonces se usaba como nona lección de Oficio conmemorado. Aquí la pérdida de lecciones es, en cuanto a las del 2º Nocturno, laudable, y en cuanto a las del 3ª, inapreciable. Esto se debe al hecho de que las lecciones del 2º Nocturno, hagiográficas, estaban llenas de datos novelescos, legendarios y fabulosos, como siempre fue por todos reconocido -no hay que olvidar que ya San Pio V había purificado esas lecciones, aunque con la crítica propia del s. XVI- y, por tanto, recurrir a la contracta, redactada en 1914, no suponía, en general, ninguna pérdida de consideración, y al menos ésta estaba redactada con criterio más sano. Por lo que hace a las lecciones del III Nocturno, que eran de Homilía y que también se omiten en la ordenación de Juan XXIII, hay que tener presente que salvo los antiguos Dobles de 1ª y 2ª clase, las demás fiestas no solían tener Evangelio propio en la Misa, recurriéndose al Común, por lo que tampoco en Maitines tenían Homilía propia, sino que se tomaba la del Común. Esto daba lugar a que casi diariamiente se repitieran machaconamente las mismas Homilías del Común, con el tedio que eso engendra; no sé si llegarán a 20 o 30 las Homilías propias que se perdieron en todo el ciclo litúrgico con la ordenación de Juan XXIII, al menos por lo que respecta al santoral, habiéndose perdido muchas más lecciones con la supresión de octavas ya decretada por Pio XII, cosa en la que no voy a entrar pues el Breviario de Juan XXIII se limita aquí a recoger lo ya hecho. Y además, devolver al rito simple, aunque denominado 3ª clase, toda una gran cantidad de fiestas que nunca debieron haberlo abandonado -léase la historia del Breviario-, fue un gran acierto, al menos en mi opinión.
4. Son los Maitines dominicales el único aspecto del Breviario de Juan XXIII que ha de ser considerado como totalmente insostenible. En efecto, si nos remontamos en la historia, veremos que en Roma la vigilia nocturna del domingo tenia originalmente 24 salmos y nueve lecciones, en tres nocturnos de 12+6+6 salmos. San Gregorio Magno redujo en seis salmos esta larguísima salmodia, asignando a Prima dominical los salmos sobrantes, y dejando en Maitines 12+3+3 salmos. Así quedaron los Maitines dominicales hasta 1910; realmente este rezo se hacía muy largo. En la reforma de 1911, San Pío XII, al homologar el rezo de todos los Maitines, salvo en las ferias, al esquema de tres Nocturnos de 3+3+3 salmos y subsiguientes lecciones, disminuyó considerablemente la duración de los Maitines dominicales, lo cual fue un cierto desahogo para el clero, pero que no ha de ser magnificado en exceso, pues en la ordenación previa a San Pio X la mayor parte de los domingos era de rito semidoble, por lo que fuera de adviento y cuaresma rara vez se rezaba el Oficio de domingo, por cuanto un simple Doble menor tenía prevalencia sobre el Oficio dominical. Así, por ejemplo, si San Francisco de Asís, Doble menor, caía en domingo, se rezaba de San Francisco y se conmemoraba el domingo. San Pío X tuvo el acierto de poner el salterio en uso normal y cotidiano, y recuperar la normal recitación del Oficio dominical, que a partir de él prevalecía en la ocurrencia en la mayor parte de los casos. Por su parte, los redactores del Breviario de Juan XXIII, con el ánimo de conferir mayor brevedad al Oficio dominical, que es cuando más ocupado está el clero, aplicaron a los Maitines de domingo el esquema simple de las fiestas de 3ª clase, dejando un solo Nocturno con los nueve salmos con sus antífonas de la ordenación de San Pío X, dos lecciones bíblicas, y la tercera que es la 1ª de Homilía de la ordenación precedente. Esto proporciona un acortamiento del rezo de Maitines de un cuarto de hora, sobre poco más o menos. Pero da lugar a la pérdida de lecciones realmente valiosas, en concreto las tres patrísticas del 2º Nocturno, y dos de Homilía del 3º. ¿Admite esto alguna solución? Yo creo que mudadas las circunstancias de los tiempos, teniendo conciencia, como dije arriba, de que los libros de Juan XXIII se pretendían provisionales por sus mismos redactores, y que la pérdida de tantas lecciones es hoy un mal y no un bien, se podría aplicar una epiqueya, y que al menos en el rezo privado pueda quien quiera rezar los Maitines dominicales de tres Nocturnos tal como se encuentran en Breviarios anteriores. Ha de tenerse además en cuenta que Juan XXIII, en el Motu Proprio Rubricarum Instructum con el que promulga el nuevo Código de rúbricas, y con él el Misal y Breviario ajustados a aquél, dice de las rúbricas anteriores: "vigere cessant", es decir, dejan de estar en vigor, pero no las abroga, por lo que me reafirmo en la equidad de rezar los Maitines dominicales según la versión precedente, siempre y cuando en todo lo demás se siga el Breviario de Juan XXIII a rajatabla. No creo que ni nuestro Señor Jesucristo ni la Iglesia quieran que dejemos de rezar tantas lecciones que son realmente valiosas. Lo mismo se podría aplicar a las fiestas de 3ª clase, aunque a mí personalmente no me parece ni oportuno ni necesario.
5. Quiero por último expresar mi preocupación por esas voces que, creo que por ignorancia, se alzan contra los libros que hoy podemos utilizar. Yo recuerdo todavía cuando no teníamos nada, cuando ninguno de los libros tradicionales estaba permitido, cuando sólo se podía celebrar la Misa, y ésto con el poco probable permiso del Obispo. Yo la celebré en bastantes ocasiones a escondidas, siendo una experiencia auténticamente de catacumbas. Frente a eso, hoy tenemos:
a) un Misal que es substancialmente el publicado por San Pío V en 1570 -la diferencia más notable es la Semana Santa-;
b) un Breviario cuyos elementos son los mismos del de San Pío V, aunque conjugados con ciertas diferencias;
c) un Ritual que es casi un calco del publicado por Paulo V en 1614;
d) un Pontifical cuya mayor diferencia con relación al original de 1596 es la simplificación del Rito de consagración de iglesias y altares;
e) el ceremonial de obispos tradicional no fue retocado en el s. XX.
Por favor, veamos las cosas en positivo. Tal día como hoy de hace sólo cuatro años no teníamos nada, y hoy lo tenemos prácticamente todo, y en cuanto a lo substancial, todo. Personalmente creo que estas veleidades en favor de los libros litúrgicos más antiguos no vienen del Espíritu de Dios, porque no es éste el momento para andar con tiquismiquis y escrúpulos de si estos libros son mejores o peores, y dividirnos por bobadas. Para mí son los mejores que puede haber, porque no tengo otros, y me extraña que podamos ser tan insensatos como para hacernos problema de nimiedades. Nos hemos olvidado de Sem y Jafet andando de espaldas para cubrir la desnudez de su padre Noé. Conozco una por una las diferencias entre los libros en vigor en 1962 y los precedentes, y pienso que lo mejor que podemos hacer es cubrirlo con un velo y dejar de echarnos piedras a nuestro propio tejado. Porque no cabe en cabeza de nadie que nos hayan reconocido el uso del Rito romano tradicional, y que cuando podemos celebrarlo nos dolamos por aunténticas sandeces. Estamos aquí para dar gloria a Dios y salvar las almas, no para andarnos en tonterías. No vaya a ser que de nosotros se tenga que decir lo que de los niños del Evangelio: "hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado". Si alguien me pregunta si el Breviario que rezo o la Misa celebro es la tradicional, juraré y perjuraré que sí, porque es la pura verdad, y no voy a poner peros yo mismo a algo que estuve anhelando durante años y que hoy es una gozosa realidad. Y seguimos con estas cosas no necesitamos que nadie ataque u obstaculice la tradición, nos hundiremos nosotros mismos.
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