Decretazo
Ea, pues ya tenemos el decreto de D. Juan José Asenjo, listo para consumir. Por fin ha llegado la igualdad a las cofradías. Ha llegado la igualdad por el báculo. Y ha salido por la ventana la soberanía de los Cabildos de las Hermandades - que es el tema fundamental, no se nos olvide -., soberanía que no se habían dado ellos mismos, sino por la Iglesia. Porque la Iglesia es un cuerpo, un organismo, jerarquizada, no una empresa, no un ejército donde los superiores anulan la voluntad de los subordinados.
Los obispos de tendencia neocon confunden la autoridad con el autoritarismo, la pastoral con el Management. Don Juan José, desde que ocupó la sede de San Isidoro, ha tenido ciertas actuaciones que no son directamente objeto del gobierno de la jerarquía, quizás mal asesorado por personas con poca querencia por el mundo cofradiero .
Escribe San Pablo que los padres no enerven a sus hijos y esto precisamente ha hecho Monseñor. Él no entiende las Hermandades, un mundo que fuera de Andalucía está periclitado por los estragos ocasionados a la religiosidad popular. Sin embargo, en Andalucía en general, y en Sevilla en particular tiene una importancia tremenda, presentando actualmente graves y profundas desviaciones de la fe, cosa que afecta a la diócesis en general.
¿Por qué no sacó un decreto que prohibiera la elección de pregoneros ateos o agnósticos? ¿Por qué no afrontó de otra manera la elección de D. Antonio García Barbeito, buen escritor pero inadecuado para hablar de temas de fe, como pregonero por parte del Consejo? Lo mismo podemos decir del CET, del uso extra-litúrgico de la Catedral y de tantos y tantos etcéteras que podríamos seguir añadiendo.
Eso sí, por lo visto el decreto parecía algo necesario.
D. Joaquín Moeckel, que es un guasón y conoce el mundo cofrade al dedillo – por ser hijo del venerable Otto y, además, haber ocupado el cargo de Hermano Mayor del Baratillo -, ha dicho que este decreto no sólo abre la puerta a las nazarenas en todas las cofradías, además asegurará la presencia de acólitas – cosa que ya ocurre para vergüenza y oprobio de las Hermandades que no saben lo que es un Paso -, mujeres en la Centuria y costaleras; preparen las pipas y las palomitas, porque nos lo vamos a pasar estupendamente en las próximas fechas, viendo la cara de los que piden la igualdad plena de la mujer en las cofradías, de boquilla.
Mientras, lo fundamental, la regeneración de la religiosidad popular, por desgracia, quedará aparcado una vez más.
Eso es lo que va, de obispos como D. Marcelo Spínola, pastor y maestro, a los obispos que han ocupado la sede de San Isidoro, en los últimos tiempos.
21 comentarios
Cuando no nos gusta una cosa, la liamos. Y vaya que si la liamos. Más humildad. A propósito: como me interesa poco el tema, la respuesta la obvio.Con Dios.
http://media.grupojoly.com//0000750000/0000750062.pdf
Lean, porfi: "Decreto la igualdad", jeje. Es el sueño de Voltaire. Yo pensaba que la igualdad venía del momento creador y, fíjate, menos mal que ha venido este iluminado de Sigüenza que juega a ser rey sol: "L'État, c'est moi". Entonces, la igualdad entendida al modo Aído: todos a hacer lo mismo. ¿Y ahora quién negará que haya acólitas con dalmática (como ya ha convertido en praxis alguna hermandad por recomendación del actual vicario general) y monaguillas repartiendo caramelos y con incienso? ¿Una mujer con sotana y sobrepelliz? Entonces... para participar de los frutos de "tan piadoso acto de santificación" hay que ponerse el capirote, jeje. ¿Las madres que llevan el bocata de sus niños, no? ¿Las antiguas devotas que iban detrás del Cautivo del Tiro de Línea, tampoco? ¿Va usted en serio?
En fin... ¡Viva el asenjismo! ¡Viva la edad ilustrada! Que chupi-guay vivir en una época donde los prelados decretan la igualdad. ¿Para cuándo la fraternidad? ¿O mejor aún, la libertad? La libertad de mandarlo a su mini-mini-ciudad episcopal de vuelta a escardar cebollinos; como presume de haber hecho de niño. ¡Pues hale! ¿Veremos la hora?
Y ahora más en serio: a mí me da igual lo políticamente correcto. Seguiré pensando lo mismo. Soy católico antes y después de Asenjo, gracias a dios. Y católico tradicional, de toda la vida. De los papas de siempre. De la Misa de siempre, de la teología de siempre, de la fe de siempre, de la verdad de siempre y dando a las mujeres el puesto de honor y devoción que a todos nos derrite y las ha hecho grandes siempre-siempre: ¡ser madres!
En Sevilla hemos ido de Guatemala a Guatepeor en lo que arzobispos respecta. Nos habíamos desprendido (gracias a Dios) de Fray Carlos Enemigo, y ahora el nuevo nos sale enciclopedista. Bibiana Aído seguro que estará orgullosa de él.
Lo de "Los obispos neocon confunden ...., la pastoral con el Management", te ha quedado literariamente muy bien. Sin juzgar a Asenjo por mi parte, ya que ni soy sevillano, ni conozco absolutamente nada sobre el derecho de las cofradías, cuánta verdad hay en su afirmación.
Sin embargo, siempre había pensado que Sevilla mejoraba bastante tras el relevo del cardenal Amigo.
Supone un gran dolor comprobar, no sólo en Sevilla, sino en casi toda España, como se impone ese management de ejecutivos, pero se hace casi nada o muy poco respecto a aquello que tiene que ver con la salvación de las almas: ¡ Qué difícil resulta encontrar un sacerdote en el confesionario! Tarea imposible en la mayoría de las parroquias ¡ Es casi imposible encontrar una iglesia donde se pueda rezar el Rosario junto con los fieles! De los comulgarios retirados y del esfuerzo pastoral de sugerir -sin obligar- la comunión en la boca y de rodillas, mejor ni mentarlo ¿Y lo de la Misa Tradicional? Bueno de esto ni hablar.
Queriendo, sin embargo, entender un poco a Mons. Asenjo y en su disculpa, pienso que quizá no le sea tan fácil corregir la herencia que le ha tocado y que le llevará tiempo remover obstáculos, equipos, costumbres pastorales,arraigos, etc.Tal vez, sólo tal vez, desde esta perspectiva se puedan comprender, que no compartir, algunas sombras de su pastoral. Lo digo desde el desconocimiento, tanto de su diócesis, como de Mons Asenjo.
Los "acólitos" de las cofradías sevillanas son jovencitos disfrazados de acólitos y nada más. Y en muchas ocasiones, además, mercenarios: es decir, contratados para disfrazarse de acólitos. Pero lo que les preocupa a los de las esencias eternas de las sacrosantas decisiones de los soberanísimos cabildos es que los figurantes y los disfraces los lleven jovencitos y no jovencitas. Eso es sagrado.
Con respecto a los que comparan un nazareno con un obispo: vergüenza da tener que leer esas comparaciones.
Dios detesta la igualdad porque ésta atenta contra la Justicia. No caminamos mirando a las bibianas sino a Cristo.
No se puede hacer un decreto sin basarlo en la teología cristiana y poco menos que insultando a muchos cofrades tachándolos de "discriminadores" por hacer lo que la Iglesia misma ha enseñado siempre: "Hombre y mujer los creó", es decir distintos.
No es de recibo emitir notas que apelan a conceptos mundanos e injustos. Se espera de nuestros pastores un mínimo de visión sobrenatural.
No queremos perder tambien la belleza de nuestras mujeres-mujeres.
También creo que el blogger use lo de neocón a la ligera. Sabe lo que dice.Mikey
La hemos definido "como actitud eclesial que denota, en materia dogmática en un apego al oficialismo eclesial por encima de las fuentes de la Revelación, en un maximalismo teológico consistente en exorbitar el magisterio hodierno al cual no se jerarquiza, en una justificación a priori de las actitudes prudenciales de la Jerarquía, y en la suposición gratuita de que la asistencia del Espíritu Santo es aceptada en forma automática por los Pastores, por lo que no cabe a un católico más que la adhesión necesaria, externa y sobre todo interna a todas las decisiones que toma la jerarquía, sin posibilidad de crítica o razonamiento alguno, a la luz de la fe.
Videtur:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2011/01/diccionario-neocon-editio-princeps.html
Los tradis aprovecham la impopularidad de la política estúpida de los neocons para rotular y manifestar desprecio a los católicos que reconozcan al Vaticano II.
El amigo luis dice que hincha el magisterio actual, yo pienso que más bien lo divide y selecciona según su interés.
El caso especialísimo de Sevilla es un buen ejemplo. El Arzobispo se carga de un plumazo la soberanía de los Cabildos de las hermandades e impone su criterio, degradando la autoridad a mero autoritarismo.
Respecto de la guerra de Iraq, algunos prominentes neo-conservadores católicos, pretendieron darle una justificación moral. Lo trata específicamente el libro: “Neo-Conned!: Just War Principles: A Condemnation of War in Iraq”, que trae un apéndice con las enseñanzas del Card. Alfredo Ottaviani sobre la guerra justa y las guerras modernas.
La analogía con determinada postura eclesial se basa en similitudes numerosas y relevantes.
Saludos.
Y si por neocon se refiere a lo que se entiende por ese término en EE.UU, pues va a ser que no, porque en mí ya no queda atisbo alguno de liberalismo. Tampoco en cuanto a mis gustos políticos.
Por cierto, en relación con el decreto del arzobispo de Sevilla, me parece como mínimo innecesario.
Me viene a la memoria lo que dijo ayer el Papa al ordenar a cinco obispos. El Santo Padre afirmó que un obispo no puede ser "una caña en una ciénaga que se mueve según el viento que sopla, un siervo del espíritu del tiempo. Debe ser intrépido y tener la valentía de oponerse a las corrientes del momento".
Pues a mí me da que ese decreto tiene más que ver con el seguidismo de las corrientes del momento. Y si no es así, no se tenga por dicho lo que he dicho.
Curiosamente, el grupo importante del que se escindieron, tuvo un pasado sectario, y hoy use ha reconvertido a una estructura neocon típica. Luis los tiene en fichero desde hace décadas...
Mejor no difundir demasidao los turbios origenes del neo-invento..
Saludos.
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13657
A Mons. Asenjo le conozco bien, pues pasó por la diócesis primada más que nada por enchufe de su valedor D. Rafael Palmero Ramos.
Nula formación, nulas nociones del papel de la Iglesia más allá del sometimiento sin rechistar a los poderes constituídos (más que nada por falta de formación acerca de doctrina política de la Iglesia) y mucha espiritualidad posmoderna.
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