La renovación de la conciencia litúrgica
El segundo gran evento al comienzo de mis años de Ratisbona fue la publicación del misal de Pablo VI, con la prohibición casi completa del misal precedente, tras una fase de transición de cerca de seis meses. El hecho de que, después de un período de experimentación que a menudo había desfigurado profundamente la liturgia, se volviese a tener un texto vinculante, era algo que había que saludar como seguramente positivo. Pero yo estaba perplejo ante la prohibición del Misal antiguo, porque algo semejante no había ocurrido jamás en la historia de la liturgia. Se suscitaba por cierto la impresión de que esto era completamente normal. El misal precedente había sido realizado por Pío V en el año 1570 a la conclusión del concilio de Trento; era, por tanto, normal que, después de cuatrocientos años y un nuevo Concilio, un nuevo Papa publicase un nuevo misal. Pero la verdad histórica era otra. Pío V se había limitado a hacer reelaborar el misal romano entonces en uso, como en el curso vivo de la historia había siempre ocurrido ‘a lo largo de todos los siglos. Del mismo modo, muchos de sus sucesores reelaboraron de nuevo este misal, sin contraponer jamás un misal al otro.
Se ha tratado siempre de un proceso continuado de crecimiento y de purificación en el cual, sin embargo, nunca se destruía la continuidad. Un misal de Pío V, creado por él, no existe realmente. Existe sólo la reelaboración por él ordenada como fase de un largo proceso de crecimiento histórico. La novedad, tras el concilio de Trento, fue de otra naturaleza: la irrupción de la reforma protestante había tenido lugar sobre todo en la modalidad de «reformas» litúrgicas. No existía simplemente una Iglesia católica junto a otra protestante; la división de la Iglesia tuvo lugar casi imperceptiblemente y encontró su manifestación más visible e históricamente más incisiva en el cambio de la liturgia que, a su vez, sufrió una gran diversificación en el plano local, tanto que los límites entre lo que todavía era católico y lo que ya no lo era se hacían con frecuencia difíciles de definir. En esta situación de confusión, que había sido posible por la falta de una normativa litúrgica unitaria y del pluralismo litúrgico heredado de la Edad Media, el Papa decidió que el «Missale Romanum», el texto litúrgico de la ciudad de Roma, católico sin ninguna duda, debía ser introducido allí donde no se pudiese recurrir a liturgias que tuviesen por lo menos doscientos años de antigüedad. Donde se podía demostrar esto último, se podía mantener la liturgia precedente, dado que su carácter católico podía ser considerado seguro. No se puede, por tanto, hablar de hecho de una prohibición de los anteriores y hasta entonces legítimamente válidos misales. Ahora, por el contrario, la promulgación de la prohibición del Misal que se había desarrollado a lo largo de los siglos desde el tiempo de los sacramentales de la Iglesia antigua, comportó una ruptura en la historia de la liturgia cuyas consecuencias sólo podían ser trágicas. Como ya había ocurrido muchas veces anteriormente, era del todo razonable y estaba plenamente en línea con las disposiciones del Concilio que se llegase a una revisión del Misal, sobre todo considerando la introducción de las lenguas nacionales. Pero en aquel momento acaeció algo más: se destruyó el antiguo edificio y se construyó otro, si bien con el material del cual estaba hecho el edificio antiguo y utilizando también los proyectos precedentes. No hay ninguna duda de que este nuevo Misal comportaba en muchas de sus partes auténticas mejoras y un verdadera enriquecimiento, pero el hecho de que se presentase como un edificio nuevo, contrapuesto a aquel que se había formado a lo largo de la historia, que se prohibiese este último y se hiciese aparecer la liturgia de alguna manera ya no como un proceso vital, sino como un producto de erudición de especialistas y de competencia jurídica, nos ha producido unos daños extremadamente graves. Porque se ha desarrollado la impresión de que la liturgia se «hace”, que no es algo que existe antes que nosotros, algo «dado”, sino que depende de nuestras decisiones. Como consecuencia de ello, no se reconoce esta capacidad sólo a los especialistas o a una autoridad central, sino a que, en definitiva, cada «comunidad quiera darse una liturgia propia. Pero cuando la liturgia es algo que cada uno hace a partir de si mismo, entonces no nos da ya la que es su verdadera cualidad: el encuentro con el misterio, que no es un producto nuestro, sino nuestro origen y la fuente de nuestra vida. Para la vida de la Iglesia es dramáticamente urgente una renovación de la conciencia litúrgica, una reconcilia¬ción litúrgica que vuelva a reconocer la unidad de la historia de la liturgia y comprenda el Vaticano II no como ruptura, sino como momento evolutivo. Estoy convencido de que la crisis eclesial en la que nos encontramos hoy depen¬de en gran parte del hundimiento de la liturgia, que a veces se concibe directamente «etsi Deus non daretur»: como si en ella ya no importase si hay Dios y si nos habla y nos escucha. Pero si en la liturgia no aparece ya la comunión de la fe, la unidad universal de la Iglesia y de su historia, el misterio del Cristo viviente, ¿dónde hace acto de presencia la iglesia en su sustancia espiritual? Entonces la comunidad se celebra sólo a sí misma, que es algo que no vale la pena. Y dado que la comunidad en sí misma no tiene subsistencia, sino que, en cuanto unidad, tiene origen por la fe del Señor mismo se hace inevitable en estas condiciones que se llegue a la disolución en partidos de todo tipo, a la contraposición partidaria en una Iglesia que se desgarra a sí misma. Por todo esto tenemos necesidad de un nuevo movimiento litúrgico que haga revivir la verdadera herencia del concilio Vaticano II.
Mi vida, recuerdos 1.927 - 1.977. Joseph Ratzinger.
37 comentarios
Norberto: Gracias
Cuando el Papa Benedicto hizo lo que hizo, con el Motu Proprio, sabía el cómo, el cuándo y el porqué.
Cuando leemos sus catequesis y homilías, vuelve una y otra vez al tema de la Liturgia - como la de las pasadas Navidades, o la dedicada a Cluny -. De ahí que resulte tan llamativo, escandaloso diría yo, la lectura tan restrictiva, además de pobre, que hacen los obispos, especialmente los españoles.
La doctrina tiene que ir acompañada de la Liturgia.
Lex orandi, lex credendi.
Apoyo la nueva Reevangelización. Pero coincido con el autor del texto. Hemos perdido el sentido de lo místico, de lo trascendental y de lo espiritual. Queremos reducir la Iglesia a una gran ONG y a los cristianos a simples "voluntarios". Y no es así. La Iglesia es algo Vivo y algo Espiritual. La Caridad es sólo una de las virtudes, también está Fe y Esperanza y esto conlleva saber orar y saber honrar a Dios en Espíritu y en Verdad.
¿Quien le pondrá el "cascabel" al Camino Neo..........., y cuando?
Lo del Camino es, a mi corto entender, gravísimo...
O tomamos conciencia del peligro que supone para la comunión en Iglesia una "litúrgia paralela" o cuando queramos darnos cuenta estaremos al borde de un cisma...
Algo huele a pegado en el Camino..., me da mucha pena pues conozco bastante gente..buena, de buena voluntad.., pero muy confundidos, y lo que realmente me preocupa es que tras haberlos conocido de cerca...como le toques un poquito "su camino o a su fundador...date! eres poco menos que el maligno... Esto me preocupa, pues quien ama, se deshace en agradar al amado, y el Camino ha creado al Papa serios problemas y los sigue creando...si tan del Papa dicen ser..¿por qué no siguen también, entre otras cosas, sus enseñanzas litúrgicas?
Lo del Camino, repito, es grave y urge!!!
Quien y para cuando el cascabel?
Norberto: yo sí quisera ese libro digitalizado; si encuentras la manera de hacermelo llegar, encantado; de verdad.
Te agradecería me pudieras hacer llegar ese libro también.
En cuanto al tema, creo que es imprescindible leer "El Espíritu de la Liturgia: Una Introducción" del entonces Cardena Ratzinger, para poder entender la profundidad teológica con la que nuestro amado Papa Benedicto XVI entiende la Liturgia.
Con ello entenderemos todo lo que ha hecho en materia litúrgica (y lo que está por venir).
Saludos!
Hay varios textos de Ratzinger. Y también agotados de Castellani.
A "MI VIDA" lo eliminaron, pero acabo de verlo en otros sitios mediante google.
Saludos.
a.-el Motu Proprio es un misil dirigido a la línea de flotación de los seminarios: dos Formas del mismo rito implica, directamente, la seriedad en la formación lingüística, musical y litúrgica de los seminaristas, COSA DE LA QUE ESTÁN AYUNOS
b.-el problema del CN, a mi entender, son las pseudoconfesiones llamadas escrutinios y que en su funcionamiento es una secta "como las de verdad". Conozcí a gente con la vida destrozada por los escrutinios. Entrando en el CN entras en la órbita de lo católico, pero como de lejos, como a través de un juego de espejos confuso, enredado, encadenante. ¿Cómo se pasa del CN a la Iglesia? Esa pregunta aún no me la puedo responder.
Estamos como en una resaca. Pasó el tiempo de no arrodillarse: cada vez más gente se arrodilla. Pasó el tiempo de la no-adoración Eucarística: cada vez hay más. Es bastante difícil ya ver grandes abusos litúrgicos, apenas podría citar una parroquia en Madrid y que no es san Carlos Borromeo, y en la que además el sacerdote abusa (Dios le perdone a él y a nosotros con él) con buena intención.
Son, más bien, inercias: la paupérrima Plegaria II, el que los sacerdotes no canten las partes cantables del Canon (como recomienda la Ordenación General del Misal de Pablo VI), que no se emplee incienso, que se omitan las antífonas prescritas, que se margine el gregoriano y el latín, que no se pongan reclinatorios para comulgar más por vagancia que por otra cosa.
Así dicho podría parecer un defecto meramente estético, pero sinceramente creo que es un defecto más profundo: un defecto de comprender lo que la Iglesia es y lo que la Iglesia quiere.
De ninguna manera ni un cura ni mil, por ejemplo, me harán pensar que una capilla para el Santísimo es mejor que el Santísimo en el centro de la Iglesia. Ni un cura ni mil me harán opinar que el Canon ha de ser en vernácula. Ni un cura ni mil me harán pensar que no es pecado de de omisión gastar horas en aprender canciones tontas y no dedicarlas al gregoriano. Ni un cura ni mil me harán entender nunca que da igual cantar o no cantar el Evangelio, el Prefacio, la Doxología, etc. Ni un cura ni mil me harán nunca estar un ápice en contra de lo que la Iglesia explícitamente dice, sugiere o se deriva de su naturaleza.
Me apunto a la petición del libro.
Muchas gracias y un saludo.
En estas líneas, Ratzinger dice sin tapujos de que el Novus Ordo supuso una ruptura y no una mera reforma. Sin embargo, más recientemente, Benedicto XVI ha preferido el término "reforma" para referirse al cambio litúrgico originado por la promulgación del Misal de Pablo VI.
La Liturgia antigua nos susurra la belleza de la Redención como nunca podrá lograr la Misa nueva.
Cardenal contra cardenal y obispo contra obispo, como se profetizó. La inmensa mayoría le ponen toda clase de escollos a la celebración Tridentina, mientras abren puertas al Cam.... neoc..... y a la ren....carism....., a veces restregándole la nariz en el suelo a los sacerdotes que se les oponen.
Lo mismo los ministros "extraordinarios", que rechazados por un párroco por considerarlos fuera de lugar, quejaron con el obispo y el padre tuvo que aceptar a estos ministros "bastante ordinarios".
Otros sacerdotes se conviertes en 'cirque de soleil" para agradar a las masas , pero al cabo de un tiempo aburren y tienen que hacer maroma y teatro para que "no se les aburran". Eso ya es agua pasada para mí, A DIOS LAS gracias . Puedo estar en High Mass por tres horas y jamás me aburro. Es lo más sublime que hay, de èste lado del paraíso.
"No hay ninguna duda de que este nuevo Misal comportaba en muchas de sus partes auténticas mejoras y un verdadero enriquecimiento."
Yo no lo veo tal. Acepto como enriquecimiento lo que Benedicto XVI en la carta a los obispos que acompaña el Motu Proprio ha definido como tal: "algunos prefacios y colectas". Pero poco más, a falta de que el propio Benedicto XVI nos diga dónde está tal enriquecimiento y mejora.
- Muy dudosamente se puede considerar que la multiplicidad de plegarias eucarísticas lo sea, dado que ninguna tiene una belleza, una densidad teológica y una complejidad de sentidos comparable a la I. Si además se recita en latín, con su estructura original, no cabe duda de que es una de las oraciones mas bellas de toda la Iglesia.
- Se podría alegar que el enriquecimiento escriturístico es un avance. Mas yo lo pongo en duda. En la misa Gregoriana no sólo hay Biblia en las lecturas, sino en el Proprium (Introitus, Graduale, Alleluia, Tractus, Offertorium, Communio). El corpus gregoriano es la Sagrada Escritura musicalizada. Y por otro lado: el Misal Romano no se entiende sin el Breviarium Romanum.
Por otro lado, si se celebra el ciclo anual completo según el UA veremos cómo afloran gran cantidad de Propios específicos: de Santa María Virgen, de Obispos, Confesores, Mártires, Vírgenes, misas por diversas necesidades...
- Pero finalmente creo que el NO, tal como se redactó e impuso es una de las consecuencias del "humo de satanás que ha entrado en la Iglesia". Nada impide, por otro lado, que Dios haga suyas y perfeccione incluso las obras incoadas por el Diablo.
Nunca, probablemente, había estado la Historia del mundo tan necesitada de una presentación unívoca, hermosa, palmaria y clara del Misterio de Cristo en la Iglesia. Nunca había sido más necesaria la unidad litúrgica para mostrar el Rostro de Dios al mundo. Nunca como en ese momento del postconcilio V-II era más necesario que la centralidad de Dios, absoluta, completa, resaltara en el seno de su Iglesia. Y entonces la Iglesia permitió que la Liturgia se hiciera antropocéntrica, convirtiéndose la Iglesia en una ONG más dentro del orden mundial.
En el Novus Ordo se minimiza a Dios, y en el lugar del Sagrario se sienta el párroco, en lugar de la asamblea que atiende a la "parousía" acontece la asamblea autocelebrativa, en lugar de resonar la tradición resuena el mundo.
Muchas gracias, pero no sé como enviar un mensaje privado al blogger.
Te dejo mi correo: ldiazcam arroba gmail punto com
Norberto, si te parece le mando su correo a Ignacio y Luis Alberto.
Tulkas: un ejemplo de enriquecimiento son las lecturas bíblicas. El Misal de Juan XXIII adolece de un leccionario pobre, a mi modesto modo de ver. Le hacen falta lecturas bíblicas. Ahora bien, de ahí a pasar al leccionario actual, con tres ciclos para el leccionario dominical y festivo y dos años para la primera lectura del tiempo ordinario, es un verdadero exceso.
Pero yo te he dado argumentos de por qué no creo que la tan mencionada pobreza bíblica del Misal de Juan XXIII sea cierta:
a.-aunque los dias feriales no tienen lecturas propias no es menos cierto que en muchos de esos días se pueden celebrar las memorias de los santos o festividades, que sí tienen lecturas propias genéricamente agrupadas (propio de santa María Virgen, Confesores, Mártires etc...) y en ocasiones incluso lecturas específicas
b.-hay mucha más riqueza bíblica en las partes del Proprium del UA que del NO: Introito, Gradual, Tracto, etc.
c.-el Misal es inconcebible sin el Breviarium al lado.
De hecho la impresión que da el NO es que la vertebración bíblica de la misa se ha perdido. Hay como dos partes inconexas: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística. En el UA la Escritura vertebra la celebración en todos sus puntos, y no sólo como proclamación sino como meditación de la Palabra: Offertorium y Communio con sus salmos, último Evangelio.
Con todo, no me parece mal la profusión de Biblia, cuanto más mejor. Pero que no se nos olvide lo que se ha eliminado o perdido, que no se nos olvide porque, al menos en mi opinión, es más relevante que lo ganado.
Saludos.
"La última prueba de la Iglesia
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, "Divini Redemptoris" que condena el "falso misticismo" de esta "falsificación de la redención de los humildes"; GS 20-21).
677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el Cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).""
¿Quiso dejarnos Juan Pablo II en estos números del Catecismo, la parte final del 3er secreto de Fátima?
Creo, estimado Hermenegildo, que lo que Ratzinger dice en esas líneas es que la prohibición de una liturgia (la anterior al Novus Ordo), y no el Novus Ordo, comportó una ruptura. Es decir: no que la nueva liturgia sea una ruptura con la anterior, sino que el hecho de prohibir una determinada liturgia fue una ruptura en la praxis de la Iglesia, pues hasta ese momento la liturgia venía siendo reformada orgánicamente, sin prohibiciones y promulgaciones, conforme a la Tradición viva.
Otra aportación, para mí fundamental, del Novus Ordo respecto al Vetus, es la epíclesis continua, la invocación constante al Espíritu Santo, que en la liturgia gregoriana es prácticamente inexistente.
Por cierto, me apunto al libro digitalizado, muchas gracias.
Saludos cordiales.
a.-En las abandonadas oraciones para la preparación de la misa podemos leer estas bellezas:
"Aures tuae pietatis, mitissime deus, inclina precibus nostris, et gratia sancti spiritus illumina cor nostrum: ut tuis mysteriis digne ministrare, teque aeterna caritate diligere mereamur."
"Deus, cui omne cor patet, et omnis voluntas loquitur, et quem nullum latet secretum: purifica per infusionem sancti Spiritus cogitationes cordis nostri; ut te perfecte diligere, et digne laudare mereamur."
"Ure igne sancti Spiritus renes nostros et cor nostrum, Domine: ut tibi casto corpore serviamus, et mundo corde placeamus.2
"Mentes nostras, quaesumus, domine, Paraclitus, qui a te procedit, illuminet: et inducat in omnem, sicut tuus promisit Filius, veritatem."
"Adsit nobis, quaesumus, domine, virtus Spiritus sancti: quae et corda nostra clementer expurget, et ab omnibus tueatur adversis."
"Deus, qui corda fidelium sancti Spiritus illustratione docuisti: da nobis in eodem Spiritu recta sapere; et de eius semper consolatione gaudere."
En el Ofertorio esta oración también eliminada en aras de racionalizar el Novus Ordo:
"Veni, Sanctificator onmipotens, aeterne Deus; et benedic noc sacrificum tuo sancto nomini praeparatum."
Luego viene la "epíclesis" romana, que aunque no menciona explícitamente al Paráclito si hace explícitas, con memorables palabras, las acciones del Paráclito sobre las ofrendas. Ninguna epíclesis del NO (ni siquiera ésta traducida) tiene tanta densidad y belleza:
"Quam oblationem tu, Deus, in omnibus, quaesumus, benedictam, adscriptam, ratam, rationabilem, acceptabilemque facere digneris: ut nobis Corpus, et Sanguis fiat dilectissimi Filii tui Domini nostri Iesu Christi."
a. Hay días que no hay conmemoración de los santos, por ejemplo, el pasado viernes. Por otro lado, las lecturas del común se repiten.
b.- No estoy hablando de eso, sino de la Epístola y del Evangelio.
c.- El Breviarium fue sometido a repetidas reformas, no todas felices. Por ejemplo, San Pío X
reordenó el salterio, sin embargo esta nueva agrupación de los salmos eliminó la antigua costumbre de recitar juntos los salmos 148,149 y 150 en Laudes. La del año 62 rompió, en cierta manera, la venerable tradición de rezar los 150 salmos en una semana se eliminó en Adviento y Cuaresma, ya que modificó la división del salterio en dos esquemas introducida por San Pío X. Además se cambió la clasificación de los días litúrgicos, se suprimieron fiestas – como la de San Juan en la Puerta Latina, y se confirmó la mayoría de los cambios planteados en el año 1.956. Y para que veas que no todo lo que se hizo en el 69 fue malo, se puede decir que la Neo – Vulgata respeta más el salterio galicano – ya que lo actualizó – que la traducción beana, realizada en tiempos de Pío XII.
Martin: yo no discuto nada de eso de lo que dices. Que era bueno enriquecer el leccionario, creo que no lo discute ningún liturgista. Ahora bien, de ahí no se llega al leccionario actual.
Con el Breviario me refería básicamente al Oficio de Lecturas, a los Maitines. Está claro que podía hacer falta cierta actualización de los textos patrísticos, cierta diversificación, introducir autores modernos.
Pero en el Breviario se da cuenta de buena parte de la Escritura, aunque no se dé en el Misal. Las razones ya las ha expuesto Martin y al respecto también vale lo que decía Amerio sobre revalorizar el papel de la memoria en la instrucción de los fieles.
Las mejoras de índole filológica son siempre bienvenidas.
Por ejemplo: falta una reforma del Gradual Romano de índole musicológica, para recuperar, por ejemplo, algunas de las cuerdas de recitación más arcaicas tal cmoo propone por Juan Carlos Asensio.
Todas esas cosas son siempre bienvenidas. Pero no que nos den gato por liebre, o rata por perdiz.
Tulkas: el Papa lo dice claro: se demolió un edificio construyendo otro nuevo con materiales del antiguo. Por otra parte, no hace falta que sea tan explícito, caramba.
No lo entiendo. ¿Quién no tiene que ser tan explícito: yo, usted o la Liturgia?
No era en sentido despectivo.
Era mi ámbito.
Las ratas son animales muy interesantes, que se emplean para experimentación de forma muy fructífera. Experimentación y diseño de laboratorio: como el Novus Ordo.
Delicia para el paladar: como la perdiz.
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