Romano Amerio: Zibaldone

Por Sandro Magister

ROMA, 12 de julio de 2010 – Desde hace algunos días está en las librerías italianas un nuevo volumen de Romano Amerio, el tercero de la “opera omnia” de este autor, que está publicando Ediciones Lindau.

Amerio, fallecido en 1997 en Lugano (Suiza) a la edad de 92 años, ha sido uno de los más grandes intelectuales cristianos del siglo XX.

Filólogo y filósofo de primer nivel, Amerio se ha vuelto conocido en todo el mundo a causa de su ensayo publicado por primera vez en 1985 y traducido a muchos idiomas, titulado: “Iota unum. Studio delle variazioni della Chiesa cattolica nel secolo XX".

Pero este mismo ensayo, justamente por las tesis que contiene, le hizo ganar a Amerio el ostracismo de la cuasi totalidad del mundo católico. Un ostracismo que sólo ha perdido vigencia desde hace poco tiempo, también gracias a la reedición de “Iota unum".

Amerio dedicó medio siglo a la redacción de “Iota unum". Y también este tercer volumen de la “opera omnia” ha sido escrito en un lapso muy amplio, desde 1935 hasta 1996. Tiene por título “Zibaldone” y – como la obra homónima del poeta Giacomo Leopardi – recoge pensamientos breves, aforismos, narraciones, citas de autores clásicos, diálogos morales y comentarios sobre hechos cotidianos.

Con sus más de setecientos pensamientos, “Zibaldone” forma una especie de autobiografía intelectual del autor. En ella están naturalmente presentes las cuestiones planteadas en “Iota unum".

Como ser, por ejemplo, en esta pequeña página fechada el 2 de mayo de 1995:

“La autodemolición de la Iglesia, deplorada por Pablo VI en el famoso discurso pronunciado el 11 de setiembre de 1974 en el Seminario Lombardo, se vuelve cada día más evidente. Ya en el Concilio el cardenal Heenan (Primado de Inglaterra) lamentó que los obispos hubiesen dejado de ejercer el oficio del Magisterio, pero se consolaba al observar que tal oficio se había conservado íntegramente en el Pontificado Romano. La observación era y es falsa. Hoy, el Magisterio episcopal ha cesado y también el papal. Hoy, el Magisterio es ejercido por los teólogos que ahora han dado la impronta a todas las opiniones del pueblo cristiano y han descalificado el dogma de la fe. He tenido una demostración impresionante de esto al escuchar ayer al teólogo de Radio María. Él negó impávida y muy tranquilamente artículos de fe. Enseñó […] que los paganos, a quienes no les es anunciado el Evangelio, si siguen el dictamen de la justicia natural y si se deciden buscar a Dios con sinceridad, alcanzan la visión beatífica. Esta doctrina de los modernos es antiquísima en la Iglesia, pero siempre fue condenada como un error. Pero los teólogos antiguos, mientras sostenían con firmeza el dogma de la fe, experimentaban al mismo tiempo toda la dificultad que encuentra el dogma y buscaban la forma de vencerla con razonamientos profundos. Por el contrario, los teólogos modernos no advierten las dificultades intrínsecas del dogma, sino que corren directamente a la ‘lectio facilior’, guardando en el desván los decretos doctrinales del Magisterio. Y no se dan cuenta que niegan así el valor del Bautismo y de todo el orden sobrenatural, es decir, toda nuestra religión. También en otros puntos está difundido el rechazo del Magisterio. El infierno, la inmortalidad del alma, la resurrección de los cuerpos, la inmutabilidad de Dios, la historicidad de Cristo, la malignidad de la sodomía, el carácter sagrado e indisoluble del matrimonio, la ley natural y la primacía de lo divino son otros tantos argumentos en los que el magisterio de los teólogos ha eliminado al Magisterio de la Iglesia. Esta arrogancia de los teólogos es el fenómeno más manifiesto de la autodemolición".

*

De este análisis suyo fuertemente crítico, que él aplicaba también al Concilio Vaticano II, Amerio extrajo lo que Enrico Maria Radaelli, su fiel discípulo y editor de la publicación de las obras del maestro, llama el “gran dilema subyacente en el fondo del cristianismo actual".

El dilema es si hay continuidad o ruptura entre el Magisterio de la Iglesia previo y posterior al Vaticano II.

En el caso de una ruptura, si ésta fuese tal como para “perder la verdad", entonces también la Iglesia estaría perdida.

Amerio no llegó jamás a sostener esta postura extrema. Siempre fue un hijo obediente de la Iglesia. No sólo eso. Sabía por la fe que, no obstante todo esto, la Iglesia jamás puede perder la verdad y, en consecuencia, jamás puede perderse a sí misma, porque está asistida indefectiblemente “por las dos grandes promesas de Nuestro Señor: ‘Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella’ (Mt 16, 18) y ‘estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los siglos’ (Mt 28, 20)".

Pero Amerio estaba convencido – y Radaelli lo explica bien en su amplio epílogo a “Zibaldone” – que ese amparo asegurado por Cristo a su Iglesia vale solamente para las definiciones dogmáticas “ex cathedra” del Magisterio, no para las enseñanzas inciertas, huidizas, opinables y “pastorales” del Concilio Vaticano II y de las décadas posteriores.

En efecto, a juicio de Amerio y Radaelli, justamente ésta es la causa de la crisis de la Iglesia conciliar y postconciliar, una crisis que la ha llevado a la más que próxima perdición, “imposible pero también casi alcanzada", como es el haber querido renunciar a un magisterio imperativo, con definiciones dogmáticas “inequívocas en el lenguaje, ciertas en el contenido, obligantes en la forma, como se espera sean al menos las enseñanzas de un Concilio".

La consecuencia, según Amerio y Radaelli, es que el Concilio Vaticano II está lleno de aserciones vagas, interpretables en modos deformes, algunas de las cuales están también en abierto contraste con el anterior magisterio de la Iglesia.

Este ambiguo lenguaje pastoral es el que habría abierto el camino a una Iglesia hoy “recorrida por miles de doctrinas y cientos de miles de nefastas costumbres", inclusive en el arte, en la música y en la liturgia.

¿Qué hacer para poner remedio a esta calamidad? La propuesta que hace Radaelli va más allá de la hecha recientemente – a partir de juicios críticos por demás duros – por otro estimado cultor de la tradición católica, el teólogo tomista Brunero Gherardini, de 85 años de edad, canónico de la basílica de San Pedro, profesor emérito de la Pontificia Universidad Lateranense y director de la revista “Divinitas".

*

Monseñor Gherardini ha anticipado su propuesta en un libro publicado en Roma el año pasado, con el título: “Concilio Ecumenico Vaticano II. Un discorso da fare".

El libro concluye con una “Súplica al Santo Padre", a quien se le pide que someta a un nuevo examen los documentos del Concilio, para aclarar una vez por todas “si, en qué sentido y hasta que punto” el Vaticano II está o no en continuidad con el anterior magisterio de la Iglesia.

El libro de Gherardini tiene al comienzo dos prefacios: uno de Albert Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo y ex secretario de la Congregación vaticana para el Culto Divino, y el otro de Mario Olivieri, obispo de Savona. Éste último afirma que se une “toto corde” a la súplica al Santo Padre.

Ahora bien, en su epílogo a “Zibaldone” de Romano Amerio, el profesor Radaelli recoge la propuesta de monseñor Gherardini, pero “sólo como una primera instancia para limpiar el corral de muchos, de demasiados malentendidos".

En efecto, a juicio de Radaelli no es suficiente aclarar el sentido de los documentos conciliares, si tal clarificación es luego ofrecida también a la Iglesia con el mismísmo estilo ineficaz de enseñanza “pastoral” que se ha hecho costumbre con el Concilio, propositivo más que impositivo.

Si el abandono del principio de autoridad y el “discusionismo” son la enfermedad de la Iglesia conciliar y postconciliar, para salir de allí – afirma Radaelli – es necesario obrar en forma contraria. La máxima jerarquía de la Iglesia debe cerrar la discusión con un pronunciamiento dogmático “ex cathedra", infalible y obligante. Debe golpear con el anatema a quienes no obedezcan y debe bendecir a los que obedecen.

¿Qué es lo que Radaelli espera que decrete la cátedra suprema de la Iglesia? Al igual que Amerio, él está convencido que en al menos tres casos se ha dado “una ruptura abismal de la continuidad” entre el Vaticano II y el magisterio anterior: allí donde el Concilio afirma que la Iglesia de Cristo “subsiste en la” Iglesia Católica, en vez de decir que “es” la Iglesia Católica; allí donde asevera que “los cristianos adoran al mismo Dios adorado por los judíos y los islámicos"; y en la Declaración “Dignitatis humanæ” sobre la libertad religiosa.

*

Tanto Gherardini como Amerio-Radaelli reconocen en Benedicto XVI a un Papa amigo. Pero hay que descartar que él acceda a sus ruegos.

Más aún, tanto en el conjunto como en algunos puntos controvertidos el papa Joseph Ratzinger ya ha hecho saber que no comparte en absoluto sus posiciones.

Por ejemplo, respecto a la continuidad de significado entre las fórmulas “es” y “subsiste en la” ya se ha expresado la Congregación para la Doctrina de la Fe en el verano del año 2007, al afirmar que “el Concilio Ecuménico Vaticano II no ha querido cambiar ni de hecho ha cambiado la anterior doctrina sobre la Iglesia, sino que sólo ha querido desarrollarla, profundizarla y exponerla más ampliamente".

En cuanto a la Declaración “Dignitatis humanæ” sobre la libertad religiosa, Benedicto XVI ha explicado personalmente que si ella está separada de anteriores indicaciones “contingentes” del Magisterio, lo ha hecho precisamente para “retomar nuevamente el patrimonio más profundo de la Iglesia".

El discurso en el que Benedicto XVI ha defendido la ortodoxia de la “Dignitatis humanæ” es el que dirigió a la curia vaticana en la vigilia de la primera Navidad de su pontificado, el 22 de diciembre de 2005, precisamente para sostener que entre el Concilio Vaticano II y el anterior magisterio de la Iglesia no hay ruptura sino “reforma en la continuidad".

El papa Ratzinger no ha convencido hasta ahora a los lefebvristas, que se mantienen en estado de cisma justamente en este punto crucial.

Pero no ha convencido – acorde a lo que escriben Radaelli y Gherardini – ni siquiera a algunos de sus hijos “obedientísimos en Cristo".

37 comentarios

  
Martin Ellingham
Isaac:

¡Cómo puede ser que Mons. Gherardini, el Arz. Olivieri, Romano Amerio y ahora Radaelli no crean que todo el contenido del Vaticano II es un Superdogma, el acto magisterial más infalible de la historia de la Iglesia, un evento cuasi mágico, capaz de producir por sí mismo mejores frutos que cualquier otro acontecimiento eclesial!

Me voy a quejar al campeón de la "apologética tonta" para que "refute" en un sólo post Gherardini y Amerio. El martillo de los tradis los triturará con su peso teológico...

Je je je...

Saludos.

13/07/10 12:10 PM
  
Luis López
Isaac, de conformidad con el Catecismo no es un error afirmar que "los paganos, a quienes no les es anunciado el Evangelio, si siguen el dictamen de la justicia natural y si se deciden buscar a Dios con sinceridad, alcanzan la visión beatífica".

El CIC dice en su numeral 847 «Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf DS 3866-3872).

Es cierto que la salvación no puerde afirmarse apodícticamente de nadie, pero también lo es que personas que no conocen a Cristo pueden salvarse.
13/07/10 12:23 PM
  
Luis López
Un matiz a lo anterior: sí se puede afirmar apodíctimamente la salvación de los santos declarados por la Iglesia.
13/07/10 12:26 PM
  
Pedro
Excelente artículo.
13/07/10 12:27 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
Luis:

¿Es Magisterio dogmático la imposibilidad de la salvación eterna sin la visión beatífica?

Ub saludo.
13/07/10 12:55 PM
  
Martin Ellingham
Luis López:

Fíjese con atención que la fórmula del Catecismo es distinta y más precisa que: "los paganos, a quienes no les es anunciado el Evangelio, si siguen el dictamen de la justicia natural y si se deciden buscar a Dios con sinceridad, alcanzan la visión beatífica".

La fórmula criticada es pelagiana o semipelagiana...

Además, los infieles:

- no tienen que seguir el "dictamen de la justicia natural" sino tratar de cumplir con la ley natural, que es mucho más que la virtud de la justicia;

- deben tener conciencia invenciblemente errónea;

- si se salvan, es por una acción misteriosa de la gracia (bautismo de deseo implícito, decían los teólogos) y por mediación de la Iglesia.

Saludos.
13/07/10 1:12 PM
  
Isaac García Expósito
Luis López: A ver, cito del Schmaus:

"Dios regala al adulto no bautizado y no alcanzado todavía por la predicación del cristianismo {al no-creyente "negative") la gracia verdaderamente (al menos remotamente) suficiente (doctrina teológicamente segura). Cfr. la condenación de los errores jansenistas (D. 1295; D. 1375-79)."

En el enunciado que cita Amerio falta la Gracia.
13/07/10 1:35 PM
  
Luis López
Martín, puestos muy escrupulosos, también la fórmula del C.I.C. (numeral 847) "parece" semipelagiana, lo que no quiere decir que lo sea:

Ambas afirmaciones no son idénticas ciertamente, pero inciden en lo mismo: personas que no conocen a Cristo (paganos) porque no les ha sido anunciado el Evangelio de Cristo (sin culpa) pueden salvarse si: 1º.- Buscan a Dios con sinceridad y 2º.- Siguen el dictamen de la justicia natural (es decir, no tanto de la conciencia personal sino de los principios universales que Dios ha fijado en el corazón de cada hombre: Hch. 10,34-35: "Dios se complace en toda nación que le teme y practica la justicia")

Está bien matizar las frases, pero -a diferencia del Estatuto de Cataluña (¿?)- creo que podemos interpretar ortodoxamente esa frase, sin retorcer en exceso su sentido literal.
13/07/10 1:47 PM
  
Luis López
Eso, sí, Isaac, añado: se salvan por la acción de la Gracia (lo contrario sería entrar de lleno en el pelagianismo).

Pero que la frase no incluya la acción de la gracia, no significa que la excluya y dé a entender que el hombre puede salvarse por sus propias fuerzas. Sencillamente se salvan (y habría que completar: por la gracia).
13/07/10 1:52 PM
  
Isaac García Expósito
Luis López: la cita del catecismo no parece lo que usted dice que parece. Por otra parte, para comprender de manera ortodoxa esa frase hay que completarla, porque tal como está escrita, no lo es.

La ausencia de la gracia en ese enunciado cambia totalmente su significado. No es algo accidental.

Además, de ese enunciado lo único que se deduce es que no incluye la acción de la gracia. Le animo a que demuestre que no la excluye (se lo digo sin acritud, no se lo tome a mal).

Un abrazo.

13/07/10 2:08 PM
  
marcial

La salvación fuera de la Iglesia es uno de los argumentos favoritos de los agnósticos. Suelen olvidar aquello de la ignorancia invencible, que ellos no padecen. Yo suelo recordarles también que mucho peor que desconocer la doctrina es haberla rechazado.

Yo no voy a entrar en la discusión de los puntos y las comas en los textos conciliares o post-conciliares. Lo que es innegable es que el efecto del concilio ha sido apartar a millones de católicos de la fe, haciéndoles creer que hay salvación fuera de la Iglesia, no sólo para los paganos a quienes nunca les ha sido predicado el Evangelio, sino también para ellos mismos.

Y no me interesa si los que invocan al espíritu del concilio lo hacen fundadamente o no, a tenor de los textos, sino que de hecho lo han invocado para perder a millones, muchos millones, sin que hayan recibido corrección o condena de la Iglesia más que de forma parcial, muy tardía y muy tibia.

Romano Amerio es uno de los pocos que han hablado claro durante los peores años, y ya va siendo hora de que se le reconozca. Afortunadamente, su "Iota Unum" puede conseguirse fácilmente (en el sitio de Roma Aeterna hay un enlace a un pdf que contiene el libro, listo para imprimir)
13/07/10 2:08 PM
  
Martin Ellingham
Luis:

Sí, el texto criticado no excluye y hay que ver el contexto, pero:

- no menciona la GRACIA; que no sólo está ausente, sino que expresa que los infieles "se deciden" a buscar a Dios... ¿SE deciden?

- la salvación en Catecismo aparece como una POSIBILIDAD, que no es lo mismo que una necesidad. No da lo mismo decir que alguien PUEDE salvarse que decir que ALCANZA la visión beatífica, como si fuera algo necesario o casi.

Saludos.
13/07/10 2:13 PM
  
Martin Ellingham
Y ese "SE DECIDEN" no parece compatible con la enseñanza de que "la gracia es siempre necesaria para todo acto, aun inicial, de la vida sobrenatural"
13/07/10 2:22 PM
  
marcial

Luis, Martin: permítanme terciar. Como un Catecismo, creo, no puede derogar a otro, para evitar dudas yo prefiero el de San Pío V. Sé que lo que ahí se dice escapa a toda duda.

13/07/10 2:22 PM
  
juvenal
¿Sabe de una edición en español? Estoy harto de buscar Iota Unum, Stat Veritas, y ahora Zibaldone y en español no hay nada, incluso en Iberlibro o en todo colección no aparece.
13/07/10 2:34 PM
  
Atanasio
Muchas garcias a Martin, a Luis López y a Isaac, con ese "discernir el alma del espírtiu" han conseguido poner sobre el tapete el fondo de la cuestión. A mí me ha pasado lo mismo que a Luis, no he entendido a priori el anatema ameriano sobre al afirmación, pues ante la ambigüedad he interpretado favor legem, dando por presente implícitamente la presencia activa de la gracia... Y eso que, como abogado me precio detallista y como carca se me acusa de inquisidor.

En cualquier caso, el hecho de que se haya tenido que sostenter la discusión revela que, almenos en este caso, Amerio se ha lanzado con toda la caballería sin saber dar razón del quid. En mi opinión, no es la primera vez, por eso el Iota Unum no me termina de convencer, y eso que no pongo en duda la valía inmensa de la obra y de su autor.

juvenal, una muy buena edición es la preparada por Carmelo López-Arias Montenegro en su (tristemente) extinta editorial Criterio Libros. Me extraña que no la puedas conseguir a través de IberLibro.

Saludos cordiales.

----------------------------------------------------------------------------------------

IGE: Bueno Atanasio, en este caso Magister trae sólo una cita del libro.
13/07/10 3:51 PM
  
Martin Ellingham
Atanasio:

Después de la difusión masiva de teorías como el "cristianismo anónimo" de Rahner, yo no doy por implícita la presencia de la gracia en afirmaciones como las que critica Amerio.

Me parece que el 95% del Concilio Vaticano II -tomo el ejemplo del obispo Fellay, aunque no adhiero a la FSSPX- puede interpretarse bien. La "hermenéutica de la continuidad" es hacer buena interpretación sobre ese 95% de textos. La metáfora cuantitativa no es exagerada, desde que el Vaticano II el concilio de textos más extensos de la historia de la Iglesia. Si mal no recuerdo, triplica a Trento en líneas de texto.

Pero queda un 5% que ofrece dificultades. No me parece evidente que esas dificultades puedan salvarse mediante el procedimiento hermenéutico. También la interpretación tiene sus límites.

¿Y qué ocurriría si en ese 5% hubiera errores? Primero, no es una hipótesis delirante, supuesto que estamos ante actos magisteriales no infalibles. Pero para los talibanes del Vaticano II -que los hay, y son campeones de la "apologética tonta"- la hipótesis ya les resulta inadmisible, tal vez porque imaginan que la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio auténtico (doctrinal o pastoral), lo vuelve infalible de hecho.

Saludos.
13/07/10 4:42 PM
  
Martin Ellingham
PS: disculpen las erratas. Olvidé copiar un párrafo y ahora lo perdí.
13/07/10 4:44 PM
  
juvenal
Atanasio, pués no, hay libros, pero en el extranjero, llamé el lunes a la Balmesiana, pero me dijeron que justo la semana pasada habían vendido el último.

Lo único bueno es que parece que Amerio está consiguiendo lectores.

Desgraciamente resulta muy difícil encontrar algo en España, me pasa igual con Divo Barsotti, si conoce algo de él en español, que no sean sus meditaciones, indíquemelo.
13/07/10 5:05 PM
  
Xristoforos Theotokou
El problema de ese 5% que se ha mencionado, es que es una auténtica bomba de relojeria. Hago una pregunta:
Si yo niego que los católicos y los musulmanes adoran a un mismo Dios ¿me convierto en hereje automáticamente y me situo fuera de la Iglesia de inmediato?
13/07/10 6:01 PM
  
Martin Ellingham
Xristoforos:

Entramos en un terreno en el que el sentido que se asigna a los términos termina siendo lo decisivo. Sirva de ejemplo: "Dios es Bueno", es una proposición verdadera; "Dios es bueno", es una proposición falsa. En el primer caso se habla de bondad esencial mientras que en el segundo de bondad participada.

Para ser hereje hay que negar una verdad de fe divina y católica.

Saludos.
13/07/10 8:13 PM
  
Xristoforos Theotokou
Por tanto, se puede negar que los cristianos y los musulmanes adoramos al mismo Dios y no por ello dejar de ser un fiel hijo de la Iglesia ¿correcto?
13/07/10 11:19 PM
  
Tulkas
I hope so... y en caso contrario habrá que orar eso de "absuélveme de lo que se me oculta".

Del Aquinate:

"Es evidente que quienes ponen su fe en los dichos de Mahoma lo hacen por ligereza".

Y no, ciertamente, porque haya Dios obrado en ellos "el milagro más grande posible", que es el de la Fe cristiana.
13/07/10 11:49 PM
  
Martin Ellingham
Xristoforos, lo que usted rechaza no parece verdad de fe divina y católica. Luego, no puede haber herejía en su negación.

Además, yo no sé qué es lo que se quiere decir con esa frase.

¿Se quiere afirmar que Dios es único y que no hay varios dioses? Eso lo sabemos por el conocimiento filosófico, que se denomina teología natural. Y también por la Revelación.

¿Quiere decir que la creencia de los musulmanes en Dios es una forma de monoteísmo? En efecto, puede decirse que los musulmanes, y los judíos, son monoteístas en sus creencias religiosas. Y los musulmanes son tan monoteístas que piensan que los cristianos somos politeístas, porque creemos en la Trinidad…

¿Quiere decir que la creencia de los musulmanes es verdadera en cuanto afirma que Dios es uno y único, pero que es falsa en cuanto niega las tres divinas Personas?

No me parece que uno sea mal hijo de la Iglesia por no entender frases cuyo sentido no se precisa.

Saludos.
14/07/10 12:08 AM
  
Xristoforos Theotokou
A ver, entonces ¿se puede contradecir y negar esta afirmación del Concilio Vaticano II:
"los musulmanes (...) adoran al único Dios" (Nostra aetate, 3)
y no caer en la herejía ni quedar, por tanto, fuera de la Iglesia?

PD: Por curiosidad ¿cómo se pone en cursiva y en negrita el texto?
14/07/10 12:35 AM
  
Pioquinto
Soy la nada , más mis pecados, pero sé a ciencia cierta que los musulmanes niegan el Dios Trino y Uno, así que el que rechaza al Hijo, rechaza al Padre. Y no tengo ningún grado de teología. Pero la doctrina de la Santísima Trinidad la aprendí siendo un párvulo. Sólo que Nostra AEtate haya borrado todo aquello y haya que comenzar de cero de nuevo, con una nueva religión. Yo nomás digo, para inscribirme a la doctrina otra vez.
14/07/10 4:32 AM
  
Martin Ellingham
Xristoforos:

- ¿Qué quiere decir “único”?

Yo le voy a dar mi modestísima interpretación, que le debo a la Metafísica del buen fray Tomás:

(1) Único, tiene significado metafísico y es atributo divino. Unicidad es la propiedad del ser inmultiplicable, de no tolerar otro ser del mismo rango. Se opone a la multiplicidad. Y Dios, que es el ser subsistente mismo, es necesariamente único, pues no puede admitir dos o más seres divinos.

(2) Un Dios cuyo atributo es la unicidad, es lo opuesto a unos dioses múltiples.

(3) Luego, los musulmanes creen en un Dios cuyo atributo es la unicidad y no creen en muchos dioses. Su creencia es monoteísta y, por consiguiente, lo es su culto.

(4) La descripción de creencias y culto que se hace en (3) puede ser verdadera o falsa: depende de su ajuste a la realidad de lo que creen y hacen los musulmanes.

- ¿Cómo podría ser hereje o mal católico quien rechazara una mera descripción de creencias religiosas ajenas(4)? Yo no lo veo posible.

Lo que puede ocurrir es que uno no entienda esa descripción de creencias ajenas, o que la descripción sea verdadera y uno la considere falsa; o que la que la descripción sea falsa y uno acierte… Pero para ser hereje hay que negar una verdad de fe divina y católica; no basta con negar una simple descripción de creencias ajenas..

Saludos.
14/07/10 11:41 AM
  
Flavia
Juvenal,

no sé si alguien ya lo ha dicho, pero en Roma aeterna puedes descargar el libro " Iota Unum ". Estoy intentando pasarlo a mis documentos para imprimirlo, y no lo consigo, pero al menos se puede leer.
14/07/10 8:49 PM
  
Flavia
Enlace de Roma aeterna para descargar " Iota unum ":

roma-aeterna-una-voce.blogspot.com/

Ya lo he conseguido, a la derecha aparece listo para imprimir.
14/07/10 9:07 PM
  
Juan Stuse
A Martin Ellingham: Si no fuese por las limitaciones de Internet para profundizar en los temas podría polemizar contigo a fondo...Pero primero léete el Concilio entero, que no lo has visto ni por el forro. Y luego hablamos.
14/07/10 9:11 PM
  
IUSCA
Juan Stuse, déjate de patrañas, y a ver si se te cae alguna idea.
14/07/10 11:28 PM
  
Martin Ellingham
El problema fundamental de la «apologética tonta».

Existen católicos que con muy buena intención pretenden hacer un servicio a la Iglesia mediante el cultivo de la apologética. Por desgracia, esa apologética no pocas veces es «tonta» y por ello resulta contraproducente.

Cabría hacer un esbozo de las principales falencias de la «apologética tonta».

1. La «apologética tonta» es fideista. No lo es en sentido formal, pues no sostiene de manera explícita que a Dios no se lo pueda conocer por la razón, ni rechaza la filosofía. Pero de manera implícita, y operativa, es fideista: la razón al servicio de la fe se usa de modo muy deficiente.
1.1. Peca por falta de realismo: la realidad de las cosas pierde primacía sobre el pensamiento humano. Poco importa que se trate de un «pensamiento católico», porque el pensamiento se vuelve ideología cuando no se subordina a la realidad. Toda vez que la conciencia percibe la insuficiencia del esquema ideológico con el que pretende abarcar la realidad, el déficit de realismo se compensa mediante el ejercicio de la voluntad, que ciega, o sesga, a la inteligencia, para que no «vea» todo lo que iluminada por la fe es patente al entendimiento.
1.2. Además, la «apologética tonta», muestra faltas de rigor lógico y metodológico. En una enumeración, que no es exhaustiva, habría que indicar: a) si se trata de explicar y de refutar una posición divergente, la recure por sistema a la falacia del hombre de paja: se deforma y malinterpreta el pensamiento del oponente, para luego criticarlo con facilidad; b) recurre a la amalgama de ideas, que consiste en fusionar las diversas posturas divergentes en una sola, para rebatirlas con poca dificultad; c) precariedad del pensar analógico: bastan ligeras semejanzas entre posiciones muy disímiles, para que se justifique no sólo la comparación, sino una equiparación abusiva de posturas disímiles. En los casos más lastimosos, no faltan los argumentos «ad hominem» y la «reducción a la ignorancia» más gratuita.
15/07/10 12:11 AM
  
Martin Ellingham
2. Además, la «apologética tonta» tiene problemas en su método teológico:
2.1. De hecho, reduce los «lugares teológicos»a uno: el Magisterio, hipertrofiado. Y el Magisterio, que es servidor de la Tradición, de hecho, funciona como sustituto autónomo de ella. Para la «apologética tonta» el Papa podría decir: «la Tradición soy yo».
2.2. En cuanto al Magisterio, la «apologética tonta» practica una verdadera subversión en la jerarquía de las verdades, de modo que a lo inferior le asigna indebidamente el valor de lo superior. Veámoslo:
a) Si una doctrina ha de ser tenida como definitiva, se la eleva a la categoría de formalmente revelada, como si fuese de fe divina y católica. En particular, cuando se trata del denominado objeto secundario del Magisterio infalible, se lo extiende al mayor número posible de materias, soslayando el carácter discutido en Teología de varios supuestos de infalibilidad indirecta.
b) El Magisterio auténtico, no infalible, de facto se eleva a la categoría de infalible. Dado que se trata de una función para la que el Espíritu Santo asiste a la Iglesia docente; y que la «apologética tonta» profesa implícitamente el «mecanicismo pneumatológico»; se supone que la asistencia del Paráclito se realiza de modo mecánico, y no hay interés por el papel de las mediaciones humanas en las formulaciones magisteriales. No hay lugar, por tanto, para la investigación, el diálogo y la interpretación, porque lo que viene del Espíritu Santo se ha de obedecer de modo cadavérico.
c) Mientras el asentimiento debido al Magisterio auténtico debe variar según su manifiesta mente y voluntad, que se colige por la índole de los documentos, por la frecuente proposición de la misma doctrina, por la forma de expresión, etc.; para la «apologética tonta» ese asentimiento es uniforme e indiferenciado. Se contenta con repetir la fórmula «obsequio religioso de la inteligencia y de la voluntad», sin preguntarse sobre el significado profundo de esas nociones, y sus consecuencias prácticas.
2.3. Para la «apologética tonta» las actuaciones magisteriales que constituyen una expresión de prudencia pastoral, una disposición provisional, tienen de hecho el mismo valor que el Magisterio doctrinal auténtico, y se les debe idéntico asentimiento.
2.4. Además, fruto de la indebida mitificación de la función docente, la «apologética tonta», con su concepción mecanicista de la asistencia del Espíritu Santo, confiere la misma fuerza obligante tanto a las proposiciones magisteriales como a los argumentos empleados para su exposición y justificación. Algo semejante realiza con el marco cultural y el contexto teológico en el que se formulan los actos magisteriales. Y lo mismo vale respecto del modo en que acepta las disposiciones disciplinarias.
2.5. La «apologética tonta» sólo admite la posibilidad de error en el Magisterio auténtico como una hipótesis remotísima. Olvida que el Magisterio auténtico puede equivocarse (aunque no se equivoque siempre, ni ello otorgue un derecho al disenso público, sistemático e infundado).
2.6. Por último, la «apologética tonta» practica una extravagante adhesión al Concilio Vaticano II. Basada en un «prejuicio cronolátrico», y a pesar de la índole pastoral y no dogmática del último Concilio, presume la ausencia de error en él de modo casi absoluto. Por tanto, no hay necesidad de que se «clarifique plenamente la continuidad del Concilio con la Tradición»; y en los puntos doctrinales novedosos, nadie puede presentar dificultades, so pena de recibir alguna etiqueta «ad hominem» propia de periodistas, pero carente de significación teológica precisa. Por lo que la «hermenéutica de la continuidad» no es una tarea a realizar, compleja y profunda, sino un remedo del «literalismo» bíblico aplicado a las novedades del magisterio conciliar.

ES LO QUE HAY..
15/07/10 12:12 AM
  
Pioquinto
Flavia, copiar todo el Iota Unum y pegar en Word, luego imprimir. Pero creo que sera un poco caro. Yo lo tengo en edicion ingles y es mi libro de cabecera, despues de la Biblia.
15/07/10 12:17 AM
  
luis
Antológico, Martín. Pero dudo que los "apologetas tontos" puedan reconocerse en el espejo...

Habría que agregar que en la raíz de ese voluntarismo hay un profundo autoconformismo, una pereza de buscar la verdad allí donde se encuentre, y una enorme inseguridad.
15/07/10 12:18 AM
  
Martin Ellingham
Luis, no quise incluir el "aparicionismo" y la apelación a "revelaciones privadas" como "lugares teológicos" de la "apologética tonta", porque no quiero ser malinterpretado y herir piadosas creencias, legítimas en su orden.

Pero ahora me entero de que hay un nuevo "lugar teológico" que se le escapó a los Santos Padres y al mismísimo Melchor Cano: una perforación hecha en la tierra por los soviéticos en Murmansk, y los ruidos que de ella emanan, serían la "prueba sonora" de la existencia del infierno. Así que ya sabes, el infierno es un lugar físico, las almas separadas de los condenados están bajo tierra, y unos ruidos provenientes de un pozo, que no tienen explicación científica, prueban como no prueba la Tradición y la Escritura... Volo, ergo res sunt!

Saludos.
15/07/10 12:32 AM
  
Menka
Estas frases: "He tenido una demostración impresionante de esto al escuchar ayer al teólogo de Radio María. Él negó impávida y muy tranquilamente artículos de fe. Enseñó […] que los paganos, a quienes no les es anunciado el Evangelio, si siguen el dictamen de la justicia natural y si se deciden buscar a Dios con sinceridad, alcanzan la visión beatífica. Esta doctrina de los modernos es antiquísima en la Iglesia, pero siempre fue condenada como un error.", también inducen al error.
¿Cuándo a dicho Cristo o el Magisterio que el que no se bautiza al no conocer el Evangelio, se va a condenar?
Lo que es cierto es que si se salva, es por la Sangre de Cristo. Por cierto, una frase muy importante la que le faltaba al comunicador de la radio.
Pero eso también pudo aclararlo el autor del libro, y no lo hizo.
17/07/10 11:59 AM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.