Un Obispo valiente: Athanasius Schneider critica la comunión en la mano
Monseñor Athanasius Schneider, Obispo de Celerina y auxiliar de Karaganda
El video está en inglés, pero creo que se entiende sin mucha dificultad.
A ver si espabilan los Obispos españoles.
Laus tibi Domine, rex aeternae gloriae
Visto en Athanasius contra mundum.
47 comentarios
La Iglesia concede la posibilidad a las Conferencias Episcopales de solicitar el permiso para la comunión en la mano. Esto es lo que dice la OGMR. Y La Santa Sede lo tiene que conceder.
Después de esta disposición, se dirigió una carta a algunas Conferencias Episcopales que solicitaron que la decisión fuera de los Obispos diocesanos, dando a estos la facultad de decidir. Pero en la última edición del Misal, la norma vuelve a aparecer como al principio.
Por otro lado, a los fieles que no comulgan de rodillas (esto sí está permitido, y situado como la primera forma ordinaria de recibir la comunión, aunque muchos sacerdotes la nieguen) se les exige que realicen la debida reverencia al Santísimo Sacramento, que es la genuflexión. Algunos hacen, erroneamente, una inclinación, entendiendo que eso es una reverencia; pero la OGMR distingue claramente tres tipos de reverencias diferentes, y al Santísimo Sacramento le asigna la genuflexión como reverencia propia.
Por cierto, el que se esté tratando al Santísimo Sacramento de forma indigna (y esto sí se está haciendo, aunque no digo que comulgar en la mano lo sea), sí es un problema para la Iglesia, al menos para los que tenemos fe y creemos en la Eucaristía. El problema mayor, sin duda, es cómo está el alma de las personas que comulgan, pero la naturaleza sacramental de la liturgia hace que, aunque esta última sea más fundamental, ambas cuestiones sean importantes.
OGMR=Ordenación General del Misal Romano
Gracias por el vídeo
¿ Que inconveniente hay en recibir la comunion en la mano?
La primera Eucaristía fue comunión en la mano, y?
Y por supuesto, como bien dice Fidel, los Apóstoles eran personas consagradas, Obispos, asíque no cuenta para la distribución de la comunión a los fieles laicos.
Y los peligros de la comunión en la mano, para alguno que pregunta por allí, son muchísimos: el más grave, el sacrilegio continuo de las partículas; además, el oscurecimiento del misterio de la Presencia Real, nadie manipula como si fuera un pedazo de pan a Aquel que es el Señor del Universo. Por algo los ortodoxos han mantenido la comunión en la boca, y los protestantes la comunión en la boca.
ESTEBAN: también son valientes aquellos obispos que se enfrentaron a los guerrilleros marxistas de latinoamérica, denunciando sus desviaciones ideológicas, que tanto daño causaron a la Iglesia y a al pueblo, como los teólogos de la liberación, afortunadamente en vías de extinción,
"Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque"
“Cuando te acerques a recibir el Cuerpo del Señor, no te acerques con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino haciendo de tu mano izquierda como un trono para tu derecha, donde se sentará el Rey. Con la cavidad de la mano recibe el Cuerpo de Cristo y responde Amén...”
San Cirilo de Jerusalen
Los cristianos de los primeros siglos no tenían aún tan desarrollado el misterio de la Presencia Real, que sólo con los siglos la Iglesia fue comprendiento cabalmente. Cuando esa época llegó, allá por los siglos XI, XII, XIII, la Iglesia adoptó otra forma de recibir la comunión, precisamente para demostrar así la conciencia eucarística a la que había arribado. Por ende, es ilegítimo "volver atrás" ahora (basta leer la Mediator Dei de Pío XII y su condena al arqueologismo). Y por eso, los protestantes, que negaron el dogma de la Presencia Real, no dudaron ni un segundo en introducir la comunión en la mano precisamente como signo de la NO presencia real. No los imitemos.
http://eccepanisangelorum.blogspot.com/2009/07/la-cita-de-san-cirilo.html
Y eso me lo dices por que?, independientemente que no se necesita mucha valentía para (estando en una situación de poder por ser obispos) desautorizar a los sacerdotes de algunas formas de teologia de la liberación, aunque debo decir que desconozco si existieron obispos amenazados por guerrilleros marxistas, algun dato en especial?
Sobre la primera EUcaristía, creo que Rovirosa, ya ha dicho lo que podría decir
Irónico que los filolefebvristas hablen de arqueologismo (es una cuestion históricamente ironica), como no se puede volver atrás, SIN QUE LA SEDE APOSTOLICA LO AUTORICE COMO DICE MEDIATOR DEI, pues no se puede negar ni objetar la Comunión en la Mano, cuanod LA SEDE APOSTOLICA LA PERMITE,Y LO QUE ROMA HA BENDECIDO NO LO LLAME USTED PROFANO
Esteban: le han respondido más arriba. La comunión en la mano es un indulto. Por otro lado, le rogaría que use argumentos y no términos sin contenido semántico, como filolefebvrista.
Extender una mano sobre la otra formando una especie de cuenco para recibir la Comunión es, en mi opinión, un poderoso signo de sincera y profunda humildad, es un testimonio público de reconocimiento de nuestra nada y de nuestra necesidad de Dios que se nos da en Jesucristo (el pan de vida) a quien vamos a recibir.
En términos humanos, es para mí, la señal del mendigo que llama a la puerta, reconociendo humildemente su pobreza y movido por el hambre y por la confianza en la generosidad del dueño de la casa, expresados en sus manos extendidas.
De la misma manera que los ojos del mendigo se llenan de alegría al ver en sus manos -y recoger de éstas- el alimento que saciará temporalmente su hambre; así los ojos del que recibe la Comunión en su mano pueden iluminarse de alegría y gratitud inmensa a la vista de tan extraordinario don depositado en ella (el alimento que sacia el hambre y la sed de Dios y da vida eterna) mientras lo recoge con la otra mano: lenta y respetuosamente –casi temblando de emoción reverente ante un misterio y don de tal magnitud – y lo pone en la boca, recordando y llenándose de las palabras de Jesucristo en la Última Cena: “Tomad y comed este es mi Cuerpo… Tomad y bebed, esta es mi Sangre.”
Me resultaría muy difícil creer que alguien que se haya acercado a recibir la Comunión con una actitud y sentimientos como los que acabo de describir pudiera decir que ésta no es un forma adecuada de recibir la Comunión. Para mí, no hay otra forma que por su simbolismo la aventaje, y por lo tanto, espero que siga siendo una opción.
Juan Pablo II, dice que no hay tradicionalismo sin estar en comunión con el Papa en Ecclesia Dei, un indulto es una aprobación, Usted cree que el Papa aprueba algo que es pecado o sacrilego? como quiere que llame a quienes sostienen estas posturas sectarias e integristas?
Reconozca mas bien que su titular es tan exagerado como aquel en otra fuente informativa que decía que "debían canonizar a no se que político español" (Es una analogía por si no me entiende la comparación
Por otra parte, que yo sepa, a día de hoy, los fieles seguidores de Monseñor Lefebvre no están excomulgados. Así que no sé cómo debe usted calificar a esas personas. Ni siquiera si debe calificarlas.
Y no, mi titular no es exagerado. La Iglesia vive de la Eucaristía. Y este Obispo denunca lo que otros callan.
Isabel: En la Eucaristía se recibe a Cristo. ¿No tiembla? ¿No tiene temor? ¿No ha reflexionado del Misterio tan grande ante el que nos encontramos? ¿No ha pensado en la cita que hizo el Papa de Orígenes en la homilía de Navidad, esa que dice que "si yo tuviera la gracia de ver como vio Pablo, podría ahora (durante la Liturgia) contemplar un gran ejército de Ángeles (cf. In Lc 23,9). En efecto, en la sagrada Liturgia, los Ángeles de Dios y los Santos nos rodean. El Señor mismo está presente entre nosotros. Señor, abre los ojos de nuestro corazón, para que estemos vigilantes y con ojo avizor, y podamos llevar así tu cercanía a los demás.
"?
La presencia real de Jesucristo en la eucaristía siempre estuvo presente en todas las épocas de la cristiandad. En un principio la comunión se recibía en la mano tal y como demuestra este fragmento de un texto de cuya total lectura algunos han querido ver ( con poco acierto) un supuesto determinado y excepcional.
En cualquier caso no estoy de acuerdo con el calificativo de "ilegitimo" que empleas ya que en mi parroquia comulgamos habitualmente en la mano y no creo que estemos obrando mal en absoluto.
La comunion en la mano,cada vez mas extendida y a veces hasta obligada,el no hacer la genuflexion ante el Sagrario,o en la Exposicion del Santisimo.Que decir,el no arrodillarse en la Consagracion o persignarse con agua bendita...Todo obece,a una asimiliacion de patrones protestantes,por parte de los catolicos.No son actos aislados,es un conjuto,un autentico aluvion de despropositos liturgicos,que nos llevan a una desacralizacion pavorosa.
Por otra parte, que yo sepa, a día de hoy, los fieles seguidores de Monseñor Lefebvre no están excomulgados. Así que no sé cómo debe usted calificar a esas personas. Ni siquiera si debe calificarlas.
Quien no esta en comuniòn con el Papa, es cismàtico, a los seguidores de Lutero, les llamamos luteranos, a los de calvino, les llamamos calvinistas, los de lefebvre son lefebvristas y los que simpatizan con el, pues son filolefebvristas (tradicionalistas no son, porque no hay tradicion sin la comuniòn con el Papa y con el Magisterio petrino)
Su titular es exagerado, porque nada malo hay en la comuniòn en la mano, pues el Papa lo permite, lo contrario es como decir que es sacrilegio (como en el foro integrista de Catholic.net, algunos sostienen)
Señor usted dice que al recibir la Eucaristìa hay que sentir temor?, creì que la Eucaristìa es un sacramento del amor, asì lo definen los santos y los papas, y donde hay Amor, no hay temor, dice la Escritura.
. Es claro que siempre la Iglesia creyó en la Presencia Real, pero también es cierto que la Iglesia profundiza en sus doctrinas, va tomando conciencia más perfectamente de ciertas doctrinas con el correr del tiempo, y en general, ayudados por quienes las niegan; la Iglesia siempre creyó que Jesús era Dios, pero tomó mayor conciencia de ello luego de Nicea. Ergo, cuando la Iglesia tomó la debida conciencia de aquello que siempre había creído -la Presencia Real- obligó a la comunión en la boca, como signo más perfecto de esa Presencia. En ese sentido, no es legítimo "volver hacia atrás" en dicha práctica. Además, la misma experiencia lo confirma: a partir de la introducción de dicha práctica, la conciencia en los fieles de la Presencia Real se ha visto drásticamente diminuida. Esto es innegable. Basta con ver como se acercan algunos a recibir la comunión: es IMPOSIBLE pensar que esas personas crean verdaderamente en que están recibiendo al Señor del Universo, real y sustancialmente presente en ese trozo de aparente pan.
. No voy a permitir que se me llame "filolefebrista" por oponerme a la comunión en la mano. Si algo ha cambiado con el Pontificado de Benedicto XVI es el hecho de poder ahora criticar la reforma litúrgica, sin por eso ser llamado "desobediente" ni todos esos motes, por una sencilla razón: el mismo Papa la ha criticado y nadie se ha escandalizado.
Esta claro que el Papa ha equivocado en algo su mensaje, pues los integristas se sienten cobijados por el, y lejos de eso creo que fuera tal su intencion, es suficiente ver tonterias publicadas, como aquella de que Juan Pablo II se flagelaba, que es algo solo apreciado en los nostalgicos y en el integrismo
La Eucaristía es la cumbre de la religión y la consumación de lo sagrado. Es la consumación de la potencia divina, que contiene el prodigio enorme de la transustansación, de la persistencia de los accidentes, y de la presencia simultánea del cuerpo en más de un lugar. Es la consumación del poder de la criatura, que se hace capaz de operar la transustanciación maravillosa, recibe una prenda de su glorificación escatológica, y fortifica sus energías morales.
Es la consumación de la sabiduría y del amor divino.
Pero igualmente, está comprobado que el sacramento, causaba en los fieles profundos sentimientos de temor, fe y amor; el diácono en la liturgia canta la admonición: Accedite cum fide, tremore et dilectiones. Por eso, en la recepción del sacramento se renuevan antes de la comunión los actos de fe, adoración, humildad, contricción, acción de gracias, esperanza y caridad, como puede observar en los devocionarios.
Y el tremendum del sacramento se palpa en, por ejemplo, la conmoción que sintió el pueblo cristiano al difundirse la herejía de Berengario en el siglo XI. Así lo recoge por ejemplo su contemporáneo Guitmondo di Aversa: «Los criminales acudían solícitos a Berengario y se congratulaban con él de haber sido liberados de un gran temor, ya que comprendían que la Eucaristía no era aquella cosa tan divina que les hacía abstenerse de los delitos y las infamias para poder recibirla» (P.L. 149, 1447).
El Cuerpo del Señor era un impedimento al pecado, porque era, a su vez un impedimento para recibir el sacramento.
DEBE CONSERVARSE EL USO TRADICIONAL
DE ADMINISTRAR LA COMUNIÓN
INSTRUCCIÓN DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN
PARA EL CULTO DIVINO
28 DE MAYO DE 1969
Al celebrar el memorial del Señor, la Iglesia atestigua por el mismo rito la fe y la adoración de Cristo, que está presente en el sacrificio y se da como alimento a los que participan de la mesa eucarística.
Por eso da mucha importancia a que la Eucaristía sea celebrada y participada del modo más digno y fructuoso, guardando enteramente la tradición que mediante un cierto desarrollo llega hasta nosotros y cuyas riquezas han sido infundidas en el uso y en la vida de la Iglesia. Pues los documentos históricos demuestran que el modo de celebrar y de sumir la Sagrada Eucaristía ha sido multiforme. También en nuestros tiempos se han introducido en la celebración de la Eucaristía no pocas ni leves modificaciones, en cuanto al rito, para que se acomodase mejor a las necesidades espirituales y psicológicas de los hombres actuales. Y en la misma disciplina que regula el modo con que los fieles participan en el divino sacramento se ha establecido de nuevo, en ciertas circunstancias, la comunión, bajo las dos especies de pan y vino, que en otros tiempos fue común también en el rito latino y poco a poco fue cayendo en desuso. Situación que se hizo general en tiempo del Concilio de Trento, el cual la aprobó con doctrina dogmática y la defendió como apropiada a las condiciones de aquella época.
El uso de depositar la Eucaristía en la mano de los fieles
Con las reformas indicadas se han hecho más vivos y transparentes el signo del convite eucarístico y el cumplimiento omnímodo del mandato de Cristo. Pero, al mismo tiempo, la participación más plena de la celebración eucarística, significada por la comunión sacramental, ha suscitado en algunas partes, durante los últimos años, el deseo de volver al uso de depositar el Pan Eucarístico en la mano de los fieles, para que ellos mismos, comulgando, lo introduzcan en su boca.
Es verdad que según el uso antiguo en otros tiempos se permitió a los fieles tomar en la mano este divino alimento y llevarlo a la boca por sí mismos, y también, en tiempo antiquísimo, llevar consigo el Santísimo desde el lugar en que se celebraba el sacrificio, principalmente con el fin de aprovecharse de él como viático en el caso de tener que luchar por la confesión de la fe.
Sin embargo, las normas de la Iglesia y los documentos de los padres manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la prudencia suma con que se trataba a la Sagrada Eucaristía. Porque "nadie... come aquella carne sin adorarla antes, y al sumirla se amonesta a todos: "... tómala, y está atento para que no se te pierda nada": "Porque es el Cuerpo de Cristo".
Además, el cuidado y el ministerio del Cuerpo y la Sangre del Señor se encomendaban de modo verdaderamente peculiar a ministros sagrados u hombres designados para eso: "Después que el presidente terminó las preces y todo el pueblo hizo la aclamación, los que entre nosotros se llaman diáconos, distribuyen a cada uno de los presente, para que los participe, el pan y el vino con agua, sobre los que se dieron gracias, y los llevan a los ausentes"
Cambio del uso primitivo
Por eso, en seguida el oficio de llevar la Eucaristía a los ausentes fue confiado exclusivamente a los ministros sagrados, para asegurar mejor la reverencia debida al Cuerpo de Cristo y servir al mismo tiempo a la necesidad de los fieles. Andando el tiempo, después de estudiar más a fondo la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo, bajo el impulso ya de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento, ya de la humildad con que debe ser recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro por sí mismo depositase en la lengua de los que recibían la comunión una partícula del pan consagrado.
Este modo de distribuir la santa comunión, considerando en su conjunto el estado actual de la Iglesia, debe ser conservado, no solamente porque se apoya en un uso tradicional de muchos siglos, sino, principalmente, porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía. Este uso no quita nada a la dignidad personal de los que se acercan a tan gran sacramento, y es parte de aquella preparación que se requiere para recibir el Cuerpo del Señor del modo más fructuoso.
Esta reverencia significa la comunión, no de "pan y bebida común", sino del Cuerpo y la Sangre del Señor, por la cual "el pueblo de Dios participa los bienes del sacrificio pascual, renueva la nueva alianza con los hombres, establecida por Dios de una vez para siempre en la Sangre de Cristo, y prefigura y anticipa en la fe y la esperanza el banquete escatológico en el reino del Padre".
Por lo demás, con este modo de obrar, que se ha de considerar ya común, se garantiza con mayor eficacia la distribución de la Sagrada Comunión, con la reverencia, el decoro y la dignidad que convienen, para alejar todo peligro de profanación de las especies eucarísticas, en las que "de manera singular está presente todo y entero Cristo, Dios y hombre, substancial y permanente-mente"; y para tener, finalmente, con los mismos fragmentos del pan consagrado el cuidado diligente que la Iglesia ha recomendado siempre: "Porque si dejas caer algo, piensa que es como si lo perdieses de tus propios miembros".
Sigue en vigor el uso de administrar la comunión en la lengua de los fieles
Por todo lo cual, habiendo pedido algunas conferencias Episcopales y algunos obispos en particular que se permitiese en sus territorios el uso de poner en las manos de los fieles el pan consagrado, el Sumo Pontífice mandó que se preguntase a todos y cada uno de los obispos de la Iglesia latina su parecer sobre la oportunidad de introducir el rito mencionado. Pues, una mutación en cosa de tanta importancia, que se asienta en una tradición antiquísima y venerable, además de tocar a la disciplina, también puede traer consigo peligros, que se teme podrían surgir del nuevo modo de administrar la Sagrada Comunión, a saber: el que se llegue bien a una menor reverencia hacia el augusto sacramento del altar, bien a la profanación del mismo sacramento, o a la adulteración de la recta doctrina.
Por consiguiente, fueron propuestas a los obispos tres cuestiones, a las que, hasta el día 12 del mes de marzo último, respondieron del modo siguiente:
1. ¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permita también el rito de recibir la Sagrada Comunión en la mano? Placet: 567. Non placet: 1.233. Placet juxta modum: 315. Votos inválidos: 20.
2. ¿Place que se hagan antes experimentos de este nuevo rito en pequeñas comunidades, con el consentimiento del ordinario del lugar? Placet: 751. Non placet: 1.215. Votos inválidos: 70.
3. ¿Piensa que los fieles, después de una preparación catequética bien ordenada, han de recibir de buen grado este nuevo rito? Placet: 835. Non placet: 1.185. Votos inválidos: 128.
Por las respuestas dadas se ve que la mayor parte de los obispos estiman que no se debe cambiar la disciplina vigente; más aún, que el cambio sería dañoso, tanto para el sentimiento como para el culto espiritual de los mismos obispos y de muchos fieles.
Así, pues, teniendo en cuenta las observaciones y el parecer de aquellos a quienes "el Espíritu Santo ha constituido obispos para regir" las Iglesias, de acuerdo con la gravedad del asunto y con el valor de los argumentos aducidos, el Sumo Pontífice ha decidido no cambiar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión.
En consecuencia, la Sede Apostólica exhorta calurosamente a los obispos, sacerdotes y fieles que se conformen diligentemente a la ley vigente y nuevamente confirmada, tomando en consideración el juicio dado por la mayor parte del Episcopado católico, la forma empleada por el rito actual de la sagrada liturgia y también el bien común de la misma Iglesia.
Pero si el uso contrario, es decir, el de poner la Santa Comunión en las manos, hubiera arraigado ya en algún lugar, la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir el oficio pastoral, que con frecuencia se hace más difícil en las condiciones actuales, confía a las mismas Conferencias el encargo y el deber de examinar las circunstancias peculiares, si existen, pero con la condición de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía, como también de suprimir con todo cuidado otros inconvenientes.
Ahora bien, en tales casos, para la debida ordenación del mencionado uso, las Conferencias Episcopales, previo un prudente estudio, tomarán los oportunos acuerdos, en votación secreta y por dos tercios de los votos; acuerdos que luego han de presentar a la Santa Sede, para su necesaria confirmación, remitiendo aneja una exposición precisa de los motivos que han llevado a tales acuerdos. La Santa Sede ponderará cuidadosamente cada caso, teniendo en cuenta la conjunción de las varias Iglesias locales entre sí y la de cada una con la Iglesia universal, para promover el bien común y la común edificación, y para el aumento de la fe y de la piedad, que brota del ejemplo mutuo.
Esta instrucción, compuesta por mandato especial del Sumo Pontífice Pablo VI, ha sido debidamente aprobada por El mismo en virtud de su apostólica autoridad el día 28 del mes de mayo del año 1969. El dispuso también que se notificase a los prelados por medio de los presidentes de las Conferencias Episcopales.
Roma, día 28 del mes de mayo del año 1969.
BENNO CARD. GUT
Prefecto
A. BUGNINI
Secretario
Un ejemplo de mortificación exterior lo constituyen los penitentes en Semana Santa que cargan con una cruz.
El paganismo veía en el acto de arrodillarse una expresión de superstición (por ejemplo Plutarco, Teofrasto) o de bárbaros (Aristóteles). En el cristianismo, el hecho de arrodillarse, es algo propio. No es una forma de inculturación, por el contrario, es la expresión de la cultura cristiana, que transforma la existente desde un conocimiento y una experiencia más profundas de Dios.
Su origen no se encuentra en esta o aquella cultura, sino en la propia Biblia. De hecho en el Nuevo Testamento la palabra proskynein aparece 59 veces, 24 en el libro de la Liturgia del Cielo, el Apocalipsis.
Que es algo que hace siglos, debió la Iglesia prohibir
Ahora, yo me pregunto ¿los cultores de la "obediencia" a Roma, también la obedecerán cuando -dentro de muy poco, sDq- se revoque con carácter universal los indultos de comunión en la mano?
En fin....
In Corde Iesu.
En la paz de Cristo.
habla como si se creyera juez de la Iglesia Católica antigüa.
¿También le prohibiría al propio Jesús las penitencias VOLUNTARIAS que hizo durante toda su vida, especialmente en el desierto y en el Huerto de los Olivos?
Cuánta paja...
Por otro lado las normas o costumbres en labores de gobierno se usan para un montón de gente. Lo que puede estar bien a titulo particular pueden ser aconsejable a la hora de buscar lo mejor para grandes comunidades.
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