Honor y Dignidad
La anécdota, no por curiosa deja de ser cierta. Durante la IGM un oficial británico cae prisionero de los alemanes. Estando en esa situación conoce que a su madre le han diagnósticado cáncer con muy mal pronóstico. Tras meditarlo el oficial, Campbell, escribe al Kaiser, le refiere la situación y le solicita permiso para visitar a su madre, despedirse y regresar al campamento. Pide una semana junto a su madre. El Kaiser accede y Campbell, cumple. Visita y despide a su madre (que moprirá a los pocos meses) y retorna. Pasará aún meses prisionero e intentando escapar, algo que por poco logra. Es, sin duda, Robert Campbell un ejemplo perfecto de dignidad y honorabilidad.
La dignidad es algo que nos pueden arrebatar. Pol Pot, Stalin, Hitler o Mao lo supieron hacer. El honor es algo que tan sólo podemos perder nosotros con nuestros actos y ejemplos disponemos de quienes lo perdieron y quienes no, así Santo Tomás Moro o San Juan Fisher son muestras de un honor que nunca perdieron y así en la historia de España destacan Vellido Dolfos o en la de Occidente Efialtes como los ejemplos de faltos de honorabilidad.
Refiere David Cerdá en su magnífico “ética para valientes” que siendo la dignidad la matriz de los derechos universales, es el honor el que introduce los deberes que logran que esa matriz siga viva y que dichos derechos no son sino exigencias morales cuya realización corresponde a individuos, a seres humanos. Y así “ni el más sofisticado sistema tribunal del mundo puede asegurar la paz social en una sociedad de individuos inmorales".
No estamos por tanto, en este campo, en disposición de legar nuestra responsabilidad en organismos lejanos o etéreos, como la judicatura, el Gobierno o la Unión Europea. Somos nosotros, a diario, con nuestras acciones los que logramos o no que la dignidad del ser humano se conserve.
CERDÁ, D.
“Ética para valientes. El honor en nuestros días“
Rialp, 2022
17 comentarios
Hay quién dice, y tiene elementos para demostrarlo, que el honor murió con la Guerra del 14 y fue mermando año tras año hasta que la guerra acabó a las 11 horas del día 11 del mes 11 de 1918. A partir de esta guerra un cinismo generalizado se fue extendiendo hasta ser ya una característica de la época en que vivimos.
El Oficial Campbell es un ejemplar de ese tipo, que subsistió en algunas capas de la población generalmente unidas a la aristocracia.
Durante la IIGM ese honor se puede ver en algunos prusianos como María grafïn von Maltzan, Helmuth James graf von Moltke o Helmuth von Pannwitz, los cuales se jugaron la vida por un sentido del honor que por lo visto era propio de los junkers prusianos y que les obligaba a cierto tipo de actuaciones que hoy en día se entenderían como "paternalistas" por ejercer protección sobre las personas confiadas a ellos.
La Condesa von Maltzan había aprendido de su padre un sentido de la justicia que le llevó al psiquiátrico por su empeño de proteger a los judíos; el Conde von Moltke despreciaba a los nazis (seguramente por horteras y cortos de miras) lo que le llevó a la conspiración y a la muerte; el general von Panwitz se tomó tan a pecho el que los cosacos a los que mandaba le nombraran Atamán de atamanes que les siguió a Rusia cuando no tenía por qué haber ido porque nadie le reclamó.
Y cierta vez vi una película sobre hechos reales en que otra junker prusiana, viuda, que podía haberse escapado de las avanzadas soviéticas simplemente montándose en su coche y saliendo pitando, organizó una huida masiva de todo un pueblo porque para ellos suponía la máxima autoridad.
El dueño de una fábrica como no tiene responsabilidad sobre sus obreros tampoco tiene que preocuparse de lo que les pase en caso de guerra; pero el código de honor de los junkers prusianos sí que les obligaba. Es fácil descubrir ese código y quiénes lo siguieron si le leen muchas biografías porque acabas viendo que obedecen a una pauta ya que no es posible encontrar tantos ejemplos y que sean hechos aislados, sus razonamientos te llevan a un comportamiento heredado junto con el patrimonio y la nobleza.
Lo del honor iba por barrios.
Así como los alemanes trataban como iguales a los ingleses, el trato dado a los prisioneros rusos era criminal, y en poco se diferenciaba de lo que en la siguiente guerra les esperaba a los soviéticos en los lagers.
Se puede leer la novela histórica "Sin novedad en el frente" de Erich Maria Remarque basada en sus propias experiencias, para comprobar cómo se dejaba morir de hambre a los miembros del ejército zarista sin piedad alguna.
Hay una escena donde se describe a un grupo de soldados rusos tan desesperados que se peleaban por las sobras de la cocina que no era más que un líquido negro de los cubos de basura.
La Gran Guerra fue el último conflicto donde se tuvo en cuenta la palabra de honor de un oficial, y el primero donde se usaron las armas químicas, los submarinos para hundir buques civiles y demás horrores.
Entender a alguien así hoy en día es imposible, era de la misma pasta que Blas de Lezo con la diferencia de que éste último nunca pretendió tocar el piano.
Los británicos cuando capturaban oficiales alemanes en el África Oriental, también liberaban a aquellos que juraban que no volverían a combatir contra El Reino Unido y sus aliados.
Pero a los soldados no se les permitía hacer eso porque eran clase de tropa.
Un sir británico podía ser un caballero en el trato a un junker prusiano en Tanganika y viceversa, pero luego el británico podía haber sido en Sudáfrica comandante de un campo de concentración donde los civiles boers caían como moscas, y el prusiano pudo dirigir un genocidio contra la tribu herero en Namibia.
En la siguiente guerra ese respeto mutuo se dio entre la nueva clase dominante, los industriales burgueses, los cuales ganaron dinero con total impunidad sin pagar las consecuencias.
Por ejemplo Henry Ford conocido antisemita que financió a Hitler y le vendió material durante la guerra (Opel era una filial de Ford Motor Company) sin que nadie rechistar en América, así como los magnates alemanes de la IG FARBEN o Krupp se aprovecharon del trabajo esclavo sin que sus jerifaltes fueran juzgados por crímenes de guerra por los aliados.
Los multimillonarios, los industriales y los banqueros no son modelos para hablar del honor, sus vidas raramente pueden demostrar que tengan tal cosa. Cuando uno hace dinero, como esas personas, se da por supuesto que no son honorables y si lo son tendrían que demostrarlo con biografías muy explícitas. Los ejemplos de personas honorables jamás los incluyen.
"El honor es patrimonio del alma/ y el alma solo es de Dios" (Alcalde de Zalamea), alguien que dedica su vida a hacer dinero podrá hacer algunas cosas buenas, pero el honor no es su emblema.
Honor se encuentra en los militares, en algunos aristócratas antiguos y en las personas del pueblo llano.
¿Cuál es la diferencia entre Ebenezer Scrooge y Ford o Krupp? Pues que los negocios del primero daban menos que los de los dos últimos.
En la II GM, si vas al Museo de la Resistencia Alemana en Berlín, verás a muchos con el título de graf-graffïn (conde-condesa), pero a ningún Krupp:
Graf von Galen
Graf von Moltke
Graffïn von Maltzan
Yorck graf von Wartenburg
etc...
Casi todos ellos eran aristócratas de medio pelo, las grandes casas reinantes no fueron tan honorables.
También se dio ejemplos de honorabilidad entre los juristas y los diplomáticos. Aunque parezca sorprendente los juristas antiguos sabían lo que era la Justicia y la diferenciaban de la ley, lo que llevó a unos cuantos al patíbulo (no eran juristas en ejercicio porque no querían ejercer con el nazismo, pero habían sido juristas en la República de Weimar o eran juristas que no ejercían ). En el "Círculo Kreisau" había unos cuantos.
Incluso en la jerarquía católica los de origen aristócrata como, von Galen o el Barón húngaro Apor de Altorja, que eran obispos, tenían un sentimiento proteccionista típico de aquellos que han nacido para hacerse cargo de los demás, cosa que venía con el rango. Es decir, se les notaba el origen. Pero, ya digo, era nobleza de segunda clase.
Los descendientes de la Reina Victoria de Inglaterra, que eran reyes en la I GM, no fueron modelo para nadie.
El honor va unido a la dignidad no a la potestad, eso los romanos lo distinguieron muy bien.
Cuando un polaco de Silesia o un irlandés emigraban a USA en 1900 seguro que no echaban de menos el "honor" de sus ex arrendadores ingleses o alemanes. Se encontraban una sociedad burguesa y dura, pero donde podían llegar a prosperar pese a su acento, apellidos o religión.
África: será como usted dice.
Hoy mismo en el mercadillo he visto una vendedora marcadamente honrada:
-Esos huevos más baratos no son tan frescos, ahora se pueden comer pero no le aconsejaría que se lleve muchos porque dentro de unos días ya no estarán tan buenos.
-Estas rosquillas son sin azúcar, pero llevan edulcorante, así que si usted es diabético es mejor que no coma muchas.
etc...
A veces me coloco a cierta distancia para ver lo que les dice a sus clientes y siempre me deja asombrada la buena mujer.
Doy gracias a Dios de que todavía pueda calificar en positivo las conductas de las personas porque, por mucho que se empeñe el Ministerio de Igualdad, no somos iguales.
La dignidad, el honor y la honradez son patrimonio de quién los posee, pueden enseñarse, sobre todo en familia, pero, al final, es la persona quién las acepta como norma de conducta.
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