Tomás Becket, santo inglés
Cuando uno piensa en Inglaterra, en el catolicismo inglés, debe descubrirse por respeto en honor de tantos. Por supuesto, los primeros, los recusantes, aquellos católicos que durante generaciones se negaron a abandonar el catolicismo, como los Norfolk y tantísimas familias (fueron mayoritarias) en Cumbria o Lancanshire. Con respeto trataremos la memoria de tantos conversos del anglicanismo como el cardenal Newman (¡santo!), William Byrd o el mismo Chesterton. Pero aún mayor respeto y con devoción nos debemos confrontar con la historia de tantos mártires. Recordemos a Santo Tomás Moro, a San Juan Fisher, el único obispo que se opuso a Enrique VIII o a Santo Tomás Becket.
Tratemos hoy de Santo Tomás Becket y además, en la biografía que sobre él escribiera un converso del anglicanismo, Robert Hugh Benson, grandísimo escritor. La historia del santo es rápida de contar, pero difícil de vivir. Hombre con facilidad para el estudio, unió sus capacidades mentales con una vida austera y devota. Fue un hombre que supo ganar poco a poco la confianza de aquellos que guiaban la Iglesia en Inglaterra y que se hizo un nombre por su sentido de la Justicia. Un hombre que vivía muy bien, cazaba y festejaba, pues era lo que sus distintos cargos precisaban, pero que sin que la gente lo supiese dormía en el suelo y se mortificaba con disciplinas.
Terminó siendo el gran amigo del rey de Inglaterra Enrique II y allí comenzaron sus males. Pues como amigo y consejero del rey le fueron tan bien las cosas que éste, cuando quedó vacante el arzobispado de Canterbury (la sede primada de Inglaterra) consiguió fuese Tomás designado el sucesor. Tomás no quiso tal premio y le advirtió que sería mejor no nombrarle a él, pues trataría de ser digno de tal cargo. Pero el rey no quiso entender sus razones.
Tomás como arzobispo tuvo muy claro que su deber era primero con la Iglesia y después con el rey. Y así fueron llegando los encontronazos. Cada ve mayores. Co el rey colérico pues su amigo (cada vez menos amigo) no se le sometía y Tomás dispuesto a no ceder los derechos de la Iglesia. Tuvo que huir, exiliarse Tomás, a Francia y con la mediación del Papa, decidió retornar. Parecía que el rey asumía las decisiones de Tomás. Pero nada más lejos de la realidad. Los amigos fieles del rey, siguiendo sus velados deseos, mataron al arzobispo en la iglesia en la que se encontraba y llenaron su vida de infamia.
Esta biografía es una importante lectura que recomiendo vivamente.
BENSON, Robert Hugh
“Santo Tomás Becket: a Dios, lo que es de Dios“
Vita brevis, 2017
4 comentarios
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NOTA DEL BLOGGER: Muy bien apuntado
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