Frumentarios
Trigo se podía decir en latín de dos maneras: “triticum” ("lo que se tritura) del que deriva nuestro trigo o “frumentum", que viniendo del verbo “frui” (disfrutar, hacer uso de un producto) se le añade el sufijo de medio -mentum. Así el catalán denomina al trigo forment. Pues bien, los “frumentarii” (añádase el sufijo de relación -arius a “frumentum") eran los que debían conseguir el forraje para el ejército, pero no sólo, en el siglo I d.C. se les denomina también a un tipo específico de soldados, que pareciéndose a nuestros actuales agentes secretos, podían hacer arrestos e investigar por orden del emperador cualquier asunto y realizaban asesinatos políticos secretos. Fueron ellos los agentes que arrestaban e interrogaban a los cristianos. Dsiponían de un alto estatus social pero eran aborrecidos por el resto del ejercito (y temidos) por su nivel de corrupción.
Ediciones Pamiés, publica una serie (en su interesante sección de novela histórica) dedicada a un frumentario que se sale de la norma y no es un corrupto o un hombre sin escrúpulos. Casio Córbulo, ayudado por su guardaespaldas Indavara, su esclavo cristiano Simo y otros personajes deberán resolver un asesinato en Rodas. Para ello irán de isla en isla hasta terminar en la costa africana en un lugar olvidado por el César. Ahí veremos las miserias del imperio romano, de tan grande casi ingobernable, con una corrupción inmensa y donde los desfavorecidos no pueden recurrir a nadie. Algo recurrente en la historia de la humanidad.
El pobre esclavo Simo, que no llora por su suerte, sino que la asume y trata de sembrar su fe en aquellos que le prestan atención, tratará de al menos con su ejemplo influir en quienes le rodean. Indavara, antiguo gladiador, cuya memoria se perdió vive amargado y con rencor, quizá según avance la serie logramos ver en el una evolución que lo dulcifique. Casio, No precisamente un modelo de valor, al menos es inteligente y trata de seguir las directrices que le diera su padre, de vivir pase lo que pase con honor.
Una lectura interesante para tiempos ociosos. Quizá el autor, Nick Brown, debiera no alargar tanto el final. Casi rezo a Júpiter porque llegara una pareja de la guardia civil a terminar con el malo malísimo.
BROWN, N.
“Una costa lejana”
Pamies, 2016
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