12.10.24
2.10.24
La bananerización del derecho en la Iglesia
En la época del posconcilio, se extendió como la pólvora la idea progresista de que el Derecho Canónico era opresivo, poco pastoral y, en general, una reliquia del pasado. Lo importante era el espíritu y la misericordia, que aparentemente se acababan de descubrir y no habían existido en los diecinueve siglos anteriores.
Como consecuencia de ese optimismo ingenuo, cayeron en el olvido la realidad del pecado original y el hecho de que sin justicia no existe auténtica misericordia. Lejos de ser algo opresivo y caduco, el derecho es lo que nos defiende de los abusos. Una de las funciones principales del derecho canónico, elaborado poco a poco a lo largo de los siglos por la Iglesia, es defender a los débiles, poniendo límites a una autoridad que, de otro modo, correría el peligro de hacerse arbitraria y tiránica.
1.10.24
Benditas velas
Cuando llego a una iglesia que no conozco y veo que tienen velitas para que las enciendan los fieles al rezar, siempre me alegro. Esas benditas velas están entre los recuerdos preciosos de mi niñez y me conforta mucho pensar que aún no han desaparecido, aunque cada vez sean menos frecuentes.
No son necesarias, por supuesto, pero ayudan mucho a mostrar visiblemente la diferencia entre lo profano y lo sagrado, manifestando de forma inmediata que una iglesia es un lugar especial y requiere una actitud distinta. Es algo que los niños perciben enseguida, con el instinto infalible de la niñez para ir al fondo de las cuestiones.
En una vela, además, se unen algo de misterio y, a la vez, de claridad. Es, por lo tanto, un signo particularmente apropiado para hablarnos del gran misterio de Cristo, que es la luz de los hombres, la luz que brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron.
27.09.24
Te probaré mi fe
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero, dice el salmista, porque la Palabra de Dios es luz que ilumina todo lo demás. En ella resuenan siempre aquellas primeras palabras del Creador: que se haga la luz. Por eso, si no dejamos que la Escritura nos ilumine a nosotros e ilumine lo que hay a nuestro alrededor, nuestra vida y el mundo serán para nosotros un caos informe y no entenderemos nada de nada. Con esa luz, en cambio, se nos revela la inmensa riqueza de la realidad natural y sobrenatural.
Pongamos un ejemplo. Hace un par de semanas, fui a Misa con mi familia a una iglesia a la que asisten bastantes fieles. Llegamos casi tarde, como nos pasa a todos los que tenemos esposa e hijas, así que nos resignamos a sentarnos en un lateral, detrás de una columna. Ni siquiera veíamos el altar, pero al menos podíamos escuchar y la segunda lectura fue una luz que iluminó lo poco que podíamos ver.
13.09.24
Si todas las religiones llevan a Dios...
Si todas las religiones son caminos que llevan a Dios, y no hay una que sea verdadera (y por lo tanto otras que sean falsas), entonces…
- Olvidémonos de la fe, porque lo mismo da creer en la resurrección que en la reencarnación, en el Juicio que en el karma, en el cielo que en el nirvana o el hades y en nuestra Señora que en Kali con sus ocho o diez brazos.
- Olvidémonos de la moral y de los mandamientos, porque igual da casarse con cuatro mujeres y no sé cuántas concubinas, como los musulmanes, que solo con una; igual da usar anticonceptivos como los protestantes, que no usarlos; igual da amar al prójimo que sacrificarlo y arrancarle el corazón en un altar como los aztecas, y así hasta el infinito.