Volem bisbes d’altres països
Acabo de leer, en Rumores de Ángeles, el resumen de las características que un grupo de curas valencianos desean para su nuevo obispo y me he molestado en leer el documento original en valenciano. Daría mucho de que hablar, pero hoy sólo voy a comentar una de esas características que exigen.
«Será necesario además», sostienen, que el nuevo arzobispo «conozca el valenciano, para hablarlo y escribirlo correctamente», ya que «resulta imprescindible y urgente -dicen- que nuestra Iglesia de Valencia asuma la cultura y la lengua propias».
Es decir y hablando en plata, quieren que el nuevo obispo sea uno de ellos, que el Vaticano escoja entre los curas valencianos (o, mejor dicho, entre algunos curas valencianos muy determinados).
Desgraciadamente, estamos ya acostumbrados a este tipo de exigencias. En Cataluña con la campaña del “Volem bisbes catalans” o en el País Vasco con aquel revelador comentario sobre “un tal Blázquez", se ha exigido lo mismo a la Iglesia durante años.
No deja de ser curioso que esta petición se una, sin el más mínimo rubor, a la de que el nuevo obispo sea:
Un prelado independiente, de talante abierto, […] favorable al pluralismo eclesial
Es decir, el nuevo prelado debe manifestar el pluralismo de la Iglesia, siempre que no sea, digamos, de Sevilla. ¡Hasta ahí podríamos llegar! -parecen decir estos curas valencianos- también el pluralismo tiene un límite. ¿Es que acaso de Sevilla puede salir algo bueno?
Supongo que es difícil estar más en desacuerdo con los Capellans del Dissabte, porque creo que no sólo no debería ser valenciano el nuevo obispo, sino que ni siquiera debería ser español. En mi opinión, un Arzobispo nigeriano, polaco o indio sería una bendición para esa diócesis. Eso sí que revelaría el pluralismo o, mejor dicho, la catolicidad de la Iglesia.
Téngase en cuenta que, con esos criterios de los Capellans, a San Pedro le habrían dicho muy cortésmente los fieles de la comunidad de Roma que se volviera a Galilea. Tampoco San Ireneo, San Martín o San Fermín habrían podido ser obispos de Lyon, Tours o Amiens y Benedicto XVI no habría salido nunca de su Alemania natal (entre mil otros ejemplos que se podrían citar).
Por mi parte, hace siglos ya que mis ancestros, a los que estoy muy agradecido, decidieron pertenecer a la Iglesia Católica y no a la iglesia de Madrid, de Valencia o de Inglaterra y, gracias a eso, no tengo preferencias sobre que mi obispo venga de Pinto, de Benicarló, de Liverpool o del Beluchistán.
Por lo tanto, No es que yo piense que un obispo nunca deba de ser natural de su propia diócesis o del mismo país, pero sí que no es esencialmente preferible que lo sea. Propongo un método muy sencillo para distinguir cuándo sería mejor nombrar un obispo extranjero: cuando a los sacerdotes, a los religiosos, a los políticos o a los fieles en general de una diócesis les moleste que un obispo sea de fuera. Si eso sucede, es señal de que necesitan urgentemente un obispo que venga de un lugar a miles de kilómetros de distancia, porque están en peligro de idolatrar su cultura, sus grupitos, su forma de hacer las cosas o su lengua. En esas circunstancias, un obispo extranjero será una catequesis viva sobre la universalidad de la Iglesia. ¡Volem bisbes d’altres països! ¡Queremos obispos de otros países!
Como todo lo que los humanos tenemos peligro de idolatrar, la cultura y la lengua son algo muy bueno, pero siempre que no se olvide que son secundarias en comparación con el Evangelio. Cada cosa en su lugar. Cuando los españoles en general y los valencianos en particular se descristianizan a gran velocidad, el hecho de que la única tarea que se califique de “imprescindible y urgente” para “nuestra Iglesia de Valencia” sea asumir la cultura valenciana y exigir dicha tarea al nuevo obispo resultaría ridículo si no fuese por sus terribles consecuencias: cientos de miles de valencianos viven lejos de Jesucristo mientras los sacerdotes que Dios les envía se dedican a discutir sobre cosas secundarias. No estamos como para andarnos con zarandajas: en castellano, valenciano, rumano, polaco o por señas, lo importante es predicar el evangelio, a tiempo y a destiempo.
¿Cuál es la característica verdaderamente importante en un obispo y que sus sacerdotes y diocesanos deberían desear (y pedir a Dios)? Que se parezca a Jesucristo. Que sea santo, buen pastor, hombre de oración y siervo de Dios, que dé la vida por sus ovejas, que tenga discernimiento de espíritus, que anuncie el evangelio a los pobres, que consuele a los que sufren, que proclame la verdad… como Jesucristo.
Las características que puedan ser deseables en un obispo pero no le asemejen a Jesucristo, como que sea joven o experimentado, muy inteligente, muy diplomático, que conozca una lengua u otra, no son más que criterios de tercera fila, que apenas tienen valor alguno en comparación con el criterio principal de semejanza a Cristo, es decir, de santidad. ¡Volem bisbes sants! ¡Queremos obispos santos!
23 comentarios
Tiene usted una capacidad para la comunicación que da envidia.
Dios es VALOR
Jesús no fundó ninguna iglesia sino un discipulado cuyo vínculo era (es) el amor para que predicaran a todo pueblo el Reino inminente. Este grupo y otros que fueron surgiendo se organizaron como mejor les pareció, fieles al recuerdo de Jesús. La iglesia romana ha ido adoptando su propia estructura (humana y no divina) que sólo podrá imponerse en diálogo consentido.
ECLESALIA, 21/06/07.- Echar la semilla, sembrarla? es ponerse enteramente ante Dios, exponerse a colaborar en su plan de construcción del Reino. No tenemos, ni planes de diseño ni planos del proyecto. Pensamos que floreceremos como rosas, margaritas, naranjas o plátanos según ?nuestro? plan y ?nuestros? esquemas, y al final puede que la planta resulte trigo, maíz, caña de azúcar, algodón o patatas? ¡qué más da!
Cada uno será la planta que esté llamada a ser porque lo que importa no es qué quiero sino lo que Dios quiere que yo quiera, en libertad y confianza. La paz interior llega al descubrir la opción vocacional y, aún sintiendo extrañeza, se ve que no podría ser de otra manera.
Hay un camino que es la vida entera, para ir desmontando la imagen de lo que creemos ser, dejando a un lado lo que soñamos ser, hasta llegar a lo que estamos llamados a ser. Quiero compartir un sabio consejo por si a alguien puede servirle c...
Confieso que me cuesta mucho este género literario del blog. Yo tiendo por carácter a escribir despacio y corrigiendo mucho pero, para escribir un blog, hay que escribir deprisa y sin cuidar excesivamente el estilo, porque todos los días hay que tener un nuevo artículo.
En cualquier caso, gracias por sus palabras de ánimo.
Lo curioso es que estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el fragmento de texto de Eclesalia. Los planes de Dios no son los de los hombres.
Creo, sin embargo, que se puede notar una pequeña contradicción entre los dos comentarios. Por un lado, Dios tiene planes maravillosos que escapan incluso a nuestra imaginación y, por otro lado, se niega por principio que esos planes maravillosos puedan incluir la creación de una Iglesia, con una estructura fundamental querida por Dios y que manifieste al mundo la Verdad y la Misericordia de Dios a pesar de la debilidad de sus miembros. ¿Qué derecho tenemos a decirle a Dios que él no puede haber fundado la Iglesia Católica? Y más cuando el propio Cristo dijo aquello de "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
Enhorabuena Bruno, también tienes razón en cuanto a la inmediatez de este medio. Se cuelan gazapos, mala puntuación, pero al menos escribimos todas las letras. Yo llevo muy mal los mensajes SMS xq no sé q dicen. Y me parecen dignos de estudio.
Jesús envía a los apóstoles a predicar y deja que se organicen como mejor les parezca. Las organizaciones que surjan forman la Iglesia, siempre que conserven la comunión del amor, sellada primitivamente por la comunión eucarística.
La Iglesia surge de cumplir el mandato de predicar el Reino y ese cumplimiento es humano y, por tanto, falible. La asistencia y la inspiración del Espíritu Santo nunca avoca la libertad y la responsabilidad humana.
No me he debido explicar bien.
La contradicción se encuentra en que dices que "plantamos" según nuestro propio plan y luego a veces resulta que ese no es el plan de Dios... pero no aplicas eso a tu idea personal de que Jesús dejó libres a los hombres para que hicieran lo que quisieran. ¿Y si el plan de Dios no es ese que tú concibes, sino la creación de una Iglesia que puede hablar con autoridad en nombre de Dios en materia de fe y de moral? ¿Es que Dios no pudo haber querido eso, como la Iglesia Católica defiende desde el siglo I?
Tú que tanto defiendes que la manera de actuar de Dios está por encima de la comprensión de los hombres ¿cómo sabes cuál fue la intención de Jesucristo? Yo lo sé porque la Iglesia me lo garantiza, pero tú, desde tu postura, no puedes saberlo.
Por otra parte, sólo hablas de una comunidad de amor, pero en el Nuevo Testamento se observa que la primera comunidad cristiana es, necesariamente también, una comunidad de fe: "un sólo Señor, una sóla fe, un solo bautismo" dice San Pablo y las palabras de las cartas de San Juan contra los herejes son terribles.
Así pues, parece que una unidad de fe es esencial para los que siguen a Cristo ¿no crees?
La garantía de la iglesia por su infalibilidad es consecuencia de la comunión cristiana. Si fuera presupuesto, sería círculo vicioso
1) "La garantía de la iglesia por su infalibilidad es consecuencia de la comunión cristiana. Si fuera presupuesto, sería círculo vicioso":
¡Muy buen punto! Efectivamente, no se puede usar ese razonamiento como argumento de verdad, sino sólo de coherencia. Es coherente que yo pueda decir que conozco con seguridad la voluntad de Dios para algunas cosas importantes, ya que creo que Dios me ha regalado la Iglesia como garantía para mí de esas verdades. Las razones por las que creo en la Iglesia forman una cuestión diferente.
a) Es imposible conocer con seguridad lo que quiere Dios sobre ningún tema. En cuyo caso resulta absurdo hablar de religión (es una postura incoherente).
b) Esa seguridad la da Dios a cada persona en particular, de forma individual. Es por ejemplo, la postura protestante. Sin embargo, a la larga, esta postura también impide cualquier diálogo sobre la religión, ya que ante una seguridad interior no caben argumentos de otras personas.
Esa es, por ejemplo, una de las características organizativas esenciales de la Iglesia. La posibilidad de convocar Concilios que pueden determinar la fe de manera infalible por voluntad de Dios (cosa que, por cierto, aceptan los cristianos orientales).
No sé si termino de comprender tu postura. ¿En cuál de las tres posibilidades que cito te ves identificado? ¿La de Iglesia garantía de la verdad, la a) o la b)?
Seguridad y certeza sólo dan las matemáticas. Cuando rezo el "hágase tu voluntad" no pido aclaraciones sino misericordia para mí y para todos.
Con esto cierro el debate.
Si te interesa seguir podemos hacerlo por correo privado. OK?
Pero, hombre de Dios, después de perfilar tan bien su artículo ¿va y suelta esto como prueba? ¿No se ha dado cuenta de que esa "semejanza con Cristo" implica originaria y básicamente cuanto en Él supuso "LA ENCARNACION" y no como concepto abstracto, sino como realidad vivencial y testimonial concreta? Ese Cristo cuya semejanza da sentido a misión semejante es Jesús DE NAZARET, el HIJO DEL HOMBRE, cuyos "padres y hermanos viven entre nosotros".Claro que no se trata de sangre o geografía, pero sí de exigencia de "hacerse TODO (también en la lengua) para TODOS (especialmente "los más humildes de mis hermanos) para que TODOS se sientan SALVADOS
Me alegro de que haya sacado el tema de la Encarnación. Lo estuve considerando, pero, al final, no lo incluí porque no todo cabe en un artículo breve de blog.
Iba a contestarle en este comentario, pero se ha alargado tanto lo que he ido escribiendo que, si no leimporta, lo voy a incluir en un post que publicaré, si Dios quiere, esta tarde.
No voy a entrar más adentro en la cuestión, pero el ejemplo de un Obispo que pudiese provenir de Sevilla para presidir una iglesia como la de Valencia, cosa que no ocurrirá, al revés puede que sí, me hace pensar en alto en la desigualdad que existe entre las iglesias de España en este sentido, y el mal trato que desde la Nunciatura Apostólica, y desde las instancias que sea están teniendo con las diócesis del sur de España. No entiendo al Sr.Nuncio, que sabe bien, porque lo sabe, que en Andalucía existe este sentimiento. Pues que le llegue, -"Sr.Nuncio,para Andalucía, los obispos, los queremos negros, y si nos los manda blancos ya los iremos tostando nosotros hasta que lo parezcan".
Pues lo siento mucho pero Dios nos libre de obispos "plurales" y Dios nos envié Obispos Santos, como dice Bruno. Obispos que sean reflejo de Cristo, buenos pastores que cuiden del rebaño y no que lo lleven al abismo.
No he querido meterme en lo de "plural", porque ya era mucho tema para un artículo, pero sí he intentado mostrar como, con lo de la lengua, se rechazaba cualquier pluralidad verdadera. Es, pues, más que probable que, al hablar de un obispo "plural" quieran decir, en realidad, un obispo "a su imagen y semejanza".
Los comentarios están cerrados para esta publicación.