Te Deum Laudamus: Estatutos del Camino
Ahora que se ha confirmado oficialmente la noticia de la aprobación definitiva de los Estatutos del Camino Neocatecumenal, creo que ya es el momento de entonar un Te Deum.
Aunque ahora es menos habitual, antiguamente era frecuente celebrar las ocasiones de alegría y gozo, de tipo religioso, político o social, con el canto del Te Deum. Nada más llegar a América, por ejemplo, Colón y sus marinos rezaron el Te Deum en las playas del Nuevo Mundo, para agradecer a Dios haber llegado con bien hasta allí. Se trata de un himno antiquísimo, compuesto quizá por San Ambrosio, en el siglo IV. A lo largo de la Historia de la Iglesia, se le ha puesto música en multitud de ocasiones, dando lugar a algunas composiciones musicales maravillosas. Hoy en día sigue rezándose los domingos en la Liturgia de las Horas y en ocasiones especiales.
Me parece muy significativo que el principal himno de alegría y celebración de la Historia de la Iglesia comience con las palabras Te Deum Laudamus, “a ti Dios te alabamos”. Los cristianos sabemos que todas las alegrías nos las regala Dios, porque ¿qué tienes que no hayas recibido? Por eso, nuestras celebraciones son siempre acciones de gracias, que es lo que significa, en griego, Eucaristía.
También, en este caso, tras la aprobación de los Estatutos del Camino, creo que conviene, ante todo, dar gracias a Dios, que ha querido suscitar, con su Espíritu Santo, este carisma en la Iglesia. Lo que verdaderamente merece la pena es lo que viene de Dios, porque todo don perfecto viene de arriba. Las invenciones meramente humanas pueden ser más o menos oportunas, modernas, interesantes, artísticas o ingeniosas, pero no dan la salvación.
Para preservar el verdadero Evangelio, todos los nuevos carismas que surgen en la Iglesia están sometidos al carisma permanente y sacramental del discernimiento, que corresponde a los obispos en comunión con el Papa: discernir con autoridad qué es conforme al Evangelio y qué no lo es, qué viene del Espíritu Santo y qué no. Por eso es una alegría que Benedicto XVI apruebe, de forma oficial y definitiva, el Camino neocatecumenal como un don de Dios a la Iglesia.
También por ello, si el Vaticano considera que debe cambiar un poco la forma de recibir la comunión del Camino, para así ser más fieles a la liturgia de la Iglesia, bienvenido sea el cambio. Así lo ha dicho Kiko, con gran sencillez: “me parecen magníficos los cambios”.
La Iglesia y todos sus grupos, acciones, movimientos, congregaciones y miembros están sometidos a una conversión, renovación y reforma constante, para mantener lo esencial, quitando las adherencias que puedan impedir ver a Dios, para que siempre quede de manifiesto el tesoro que llevamos en vasos de barro. Si Dios quiere, ese barrillo, que es particularmente evidente en los que somos miembros del Camino Neocatecumenal, no oscurecerá el tesoro maravilloso que hemos encontrado en Cristo.
Les dejo con el Te Deum (en latín aún más bonito):
A Ti, oh Dios, te alabamos,
a Ti, Señor, te reconocemos.
A Ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A Ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A Ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de Ti.
En Ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.
11 comentarios
Te Deum laudamus...
"Le celebrazioni dell’Eucaristia delle comunità neocatecumenali al sabato sera fanno parte della pastorale liturgica domenicale della parrocchia e sono aperte anche ad altri fedeli. !
El Regimiento Fijo de Puerto Rico es un grupo de recreadores históricos que conmemoran la defensa de la isla de Puerto Rico ante el ataque Británico del 1797. Documentos históricos señalan que se celebró un Te Deum en la catedral de San Juan como parte de las celebraciones. Esperamos poder recrear tal ceremonia y alabanzas en un futuro no muy lejano. Para mas información pueden ir a www.puertorico1797.com
Saludos
Hola, Bruno. Hago acto de presencia interesadamente para que te acuerdes de mí.
También os doy la enhorabuena a los estatutados. Aunque a mí el alcance de estas cosas se me escapa.
Saludos.
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