Sucedió en aquellos días (villancico)
Mi mujer y yo tenemos, desde hace años, la costumbre de componer villancicos que luego cantamos en Navidad. Nos ha llevado a ello la insatisfacción con tantos villancicos que se escuchan en la televisión y por las calles y que no tienen el más mínimo contenido cristiano.
Este villancico que les ofrezco hoy, lo compusimos en una época en la que una serie de desgracias se habían ido produciendo en nuestra familia, de forma inesperada y una detrás de otra. En ese contexto, meditar sobre el nacimiento de Cristo fue, para mí, un gran consuelo.
La letra del villancico es, como verán, un fragmento casi literal del segundo capítulo del Evangelio de San Lucas. El evangelista va relatando las dificultades con las que se encuentran María y José. Todos hemos leído ya tantas veces lo que cuenta el Evangelio que ya hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante ello, pero si, por un momento, intentamos imaginarnos las penalidades reales y concretas por las que tuvieron que pasar José y María, resulta difícil no conmoverse.
En primer lugar, el Emperador tuvo la idea de realizar un censo de todos los habitantes del Imperio, cosa que sucedía cada muchos años y que, de hecho, ocasionó multitud de protestas y revueltas en Palestina y en otras zonas del Imperio. Pero además, como José era de la familia del Rey David, tenía que ir a inscribirse en el censo a Belén. Si se fijan en un mapa de Israel, verán que Belén está en Judea, al sur del país, mientras que Nazaret está al norte, en Galilea.
José y María se vieron obligados, pues, a emprender un viaje hasta Belén, pero con la “mala suerte” de que la Virgen estaba en cinta en ese momento, al final de su embarazo, lo que sin duda hizo que el viaje fuera muchísimo más difícil y trabajoso. Imaginen a una mujer embarazada de 9 meses teniendo que montar en un asno, hora tras hora y día tras día, por los caminos abruptos y llenos de polvo de la época. Además, quizá por algún retraso inesperado, no dio tiempo a que volvieran a su casa y le llegó a María el tiempo del parto al llegar a Belén, lejos de su casa, de sus amigos y parientes que podrían haberla ayudado en un momento tan difícil.
Precisamente por causa del censo, con las posadas abarrotadas, no consiguieron encontrar un lugar apropiado y José tuvo que llevar a la Virgen a un mísero establo para resguardarse en él. No debemos olvidar que no se trataba de un “establo de nacimiento", hecho de plástico y con aire pintoresco, sino un establo de verdad, con su suciedad y sus malos olores. Resulta difícil imaginar un lugar menos higiénico y menos apropiado para un parto. Sin embargo, es ése el lugar en el que la Virgen dio a luz al Deseado de las Naciones, al Rey de Reyes y Príncipe de la Paz. A falta de una cuna, lo tuvo que acostar en un pesebre en el que, un par de días antes, habrían estado comiendo las vacas.
El mismo cantor no puede evitar un “Ay", al contemplar todas estas desdichas encadenadas que tuvo que sufrir María.
Sin embargo, según nos cuenta el Evangelio, la Virgen no se quejaba al Señor como hacemos nosotros, no protestaba malhumoradamente ni pedía que cayeran rayos del cielo contra los que la abandonan a su suerte en un establo. Lo que hacía era “guardar estas cosas en su corazón“. Miraba todo lo que sucedía con los ojos de la fe: quizás sin entenderlo, pero encontrando en todo la Voluntad de Dios, el plan lleno de misericordia que el Señor tenía preparado para ella y para su Hijo.
Esa forma de ajustarse en todo a la Voluntad de Dios es precisamente lo que elogiaba Jesús, muchos años después, cuando le hablaron de su Madre: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen“. María sabía que en ella se estaba cumpliendo el plan de Dios y eso le bastaba.
Espero que les guste el villancico. Como verán, no es más que una grabación casera, llena de fallos y cantada por mi mujer como solista y unos amigos y yo acompañándola. Si escuchan con atención, pueden incluso escuchar al Niño Jesús.
……………………….
Sucedió en aquellos días
Que mandó Cesar Augusto
Que todos se empadronasen,
Cada cual en su ciudad.
Ay laray, laray, laray.
María guardaba estas cosas
En su corazón,
María buscaba
La voluntad de Dios.
Ay laray, laray, laray.
Ay, laralay
Subió José de Nazaret
A la ciudad de Belén,
Pues era de la Casa
Y familia de David.
Ay laray, laray, laray.
María guardaba estas cosas
En su corazón,
María buscaba
La voluntad de Dios.
Ay laray, laray, laray.
Ay, laralay
Encinta estaba María
Y llegó el tiempo del parto
Y allí en Belén dio a luz
A su hijo primogénito.
Ay laray, laray, laray.
María guardaba estas cosas
En su corazón,
María buscaba
La voluntad de Dios.
Ay laray, laray, laray.
Ay, laralay
No encontraron una posada
Que quisiera acogerles
Y María a su niño
Acostó en un pesebre.
Ay laray, laray, laray.
María guardaba estas cosas
En su corazón,
María buscaba
La voluntad de Dios.
Ay laray, laray, laray.
Ay, laralay
14 comentarios
Sobre lo que dices de los villancicos que se oyen estoy parcialmente de acuerdo. Hay algunos (me viene a la cabeza "El tamborilero") cuya letra es muy cristiana. Pero más importantes que la letra son obviamente las actitudes. Se despoja a la Navidad del sentido cristiano para revestirla de "buenismo". Y nos ponen luces y villancicos a todas horas. En los aviones de Iberia desde el día 2 vienen poniendo villancicos en el despegue y aterrizaje. Grrr.
Me tienes que decir cómo hacéis para poner el yotube, tengo unos cuantos power que me gustaría compartir con todos esta Navidad.
Por cierto, geniales las pinturas, un buen recorrido por diversas pinacotecas.
Es raro escuchar villancicos como el tuyo sencillos y aludiendo al hecho que la Navidad celebra.
Sobre el tema que tratas,en "Es cristo que pasa", San Josemaría remarca lo mismo, el hecho que tanto la Virgen como San José sufrieron duras pruebas desde el instante mismo de la concepción virginal, primero las dudas sobre su comportamiento que María debe padecer y que es también una prueba para San José, luego las penurias del viaje, la huída a Egipto.
Eso de la voluntad de Dios, conforme os iba escuchando, me acordaba del Padre Nuestro, hágase tú voluntad, qué difícil es a veces.
encinta.
(Del lat. incincta, desceñida).
1. adj. Dicho de una mujer: preñada.
(Real Academia Española © Todos los derechos reservados)
Muy bonita esa composición. Un saludo.
Sí, y te faltó añadir a los Reyes como Isabel la Catolica, que tenía muchos de ellos, unos hacían de María, los más modositos, y otros de padre putativo, el niño era un muñeco de la Reina, y el asno y el buey, venía los dos de un pueblo cercano a Babia, donde había muchos asnos y bueyes capaos, tenían fama de mansos. Que tiempos.
Muchas gracias por la corrección del lapsus calami.
Juan Antonio:
Gracias por la crítica favorable de tan alta autoridad musical. ¿Tienes algo grabado y colgado en YouTube que podamos escuchar?
Carmen:
Te escribo un correo con las instrucciones.
Yo de mi último coro tengo un CD y algunos videos pero no son villancicos, son piezas de ópera y zarzuela. Aunque ahora que lo pienso, estaría bien subir algo al youtube. Si puedes, mándame las instrucciones a mí también.
Precioso canto, por cierto.
Está claro que el espíritu del Señor está sobre tí. Te ha dado una serie de dones que sabes compartir (como debe de ser).
Gracias, Bruno, y feliz Navidad a todos.
Saludos,
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