Que el público pierda la fe
El otro día, cayó en mis manos un ejemplar de La Voz de Asturias. Me picó la curiosidad por conocer este periódico, porque no lo había leído nunca pero, como recordarán, se trata de uno de los que incluí en la lista de periódicos que colaboran, mediante sus anuncios, con la prostitución.
Eché un vistazo a las noticias y artículos y me llamó la atención un artículo titulado: Yo intento que el público pierda la fe. Se trataba de una entrevista a Leo Bassi, el humorista cuyos espectáculos se dedican a ridiculizar el cristianismo. En la entrevista, el italiano reconoce claramente que su intención es mofarse del cristianismo para que la gente deje de creer en él.
No sé que pensarán los lectores, pero, en mi opinión, el odio visceral que muestran algunas personas, grupos y medios de comunicación al cristianismo y a todas sus manifestaciones desprende un cierto tufillo a azufre. Los seres humanos, débiles como somos, pecamos a menudo sin necesidad de ningún demonio que nos tiente, el mundo y la carne bastan y sobran para hacernos caer. Sin embargo, cuando veo a personas se obsesionan por el odio contra el cristianismo, no me cabe duda de que detrás hay una inspiración directamente diabólica.
Yo, como cristiano, no creo en las doctrinas de Buda, de Mahoma, de los Mormones ni de la Iglesia de la Cienciología, tampoco comparto teorías filosóficas como el empirismo, el kantismo o el existencialismo. Junto con aspectos valiosos, en general, las considero erróneas y, en algunas cosas, terriblemente perjudiciales para los que las mantienen. Cuando es necesario, las critico en la medida de mis posibilidades y considero que sus partidarios necesitan recibir el Evangelio, porque sólo en Cristo se encuentra la salvación.
Sin embargo, no odio a muerte el budismo, el Islam, el existencialismo ni ninguna de las otras religiones o filosofías. No pierdo la calma cuando veo una mezquita ni cuando oigo citar a Sartre. No me burlo desvergonzadamente y en público de lo que otras personas consideran sagrado, aunque lo discuta y esté convencido de que se equivocan. Desearía que budistas, musulmanes y existencialistas dejaran sus creencias para recibir el Evangelio que trae la vida al mundo, pero no que simplemente dejaran sus creencias porque sí, por odio hacia ellas.
El odio contra Cristo, el cristianismo y la Iglesia que reconcome a algunas personas sólo se explica, creo yo, por una influencia directamente demoníaca. No me refiero simplemente a argumentar racionalmente contra el cristianismo, que es algo muy sano y, en muchos casos, el comienzo de un itinerario para llegar a la fe. Por otra parte, algunos espectáculos blasfemos sólo buscan escandalizar y lucrarse con la polémica, pero también hay esapectáculos, declaraciones y actitudes en los que los autores muestran que las burlas groseras y la necesidad de escandalizar son una manifestación del interior de su persona, dominado por ese odio.
Aquí en España, por ejemplo, en la guerra civil, no ya los asesinatos, sino especialmente las torturas horribles de monjes de clausura o religiosos dedicados a cuidar a los enfermos más olvidados muestran un nivel de odio que ya no me parece meramente humano. Cuando, antes de matar a un grupo de monjes cartujos de clausura, les cosieron la boca con alambres para hacer burla de que no hablaban porque se pasaban el día rezando, no creo que se pudiese tratar de simple crueldad o resentimientos humanos. Cuando a multitud de mártires les ofrecían salvarse si renegaban de Cristo, eso no tenía nada que ver con ideologías políticas, sino con puro odio a Jesucristo.
No crean que esto del demonio y el odio a Cristo es algo antiguo que ya “no se lleva”. La Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, recordó muy claramente: A través de toda la Historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes del mundo, dudará, como dice el Señor, hasta el día final.
Yo, la verdad, no pienso mucho en el demonio. Tanto la doctrina de la Iglesia como la experiencia me muestran claramente su existencia, pero también me muestran que lo esencial es que Cristo ha vencido al demonio y a la muerte, que ya no tienen poder sobre mí, a no ser que yo mismo se lo dé. Como decía San Agustín, el demonio es como un perro muy feroz, pero atado con una cadena lo mantiene aprisionado y “todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más, sino a sí mismo por haberse acercado a él”.
18 comentarios
La realidad del martirio está presente en este siglo XXI tan preocupado por los "derechos humanos" y la "alianza de civilizaciones".
a) Si creen que es mentira, ¿por qué molestarse? Tú tampoco andas detrás de las otras religiones para pincharlos. Igualmente serían mentira muchas otras cosas a las que Bassi no dedica sus esfuerzos.
b) Si creen que es verdad, ¿por qué intentarlo? Es contradictorio.
También es cierto que Dios escribe derecho con renglones torcidos, y esos ataques nos sirven (o deberían servir) para corregir los errores y mejorar.
Creo que, en alguna ocasión, se ha llamado al siglo XX el "siglo de los mártires". No creo que el siglo XXI vaya a ser muy distinto.
Me alegro de verte por aquí (y más cuando sé el tiempo que ocupa el llevar un blog propio).
Por suerte, Cristo dio a sus apóstoles el poder de expulsar demonios, además de para curar enfermos. Es parte de la misión de la Iglesia.
Estoy convencido de que muchas de las críticas al cristianismo son una sincera búsqueda de la verdad por parte de los críticos y eso me parece fantástico. Creo que está más cerca de la verdad alguien que discute el cristianismo que alguien que simplemente pasa de esos temas (por ahí va un poco la idea de este blog).
Sin duda, también hay mucha "mala leche humana", como tú dices, en otros ataques al cristianismo.
Finalmente, precisamente por esa contradicción que tú señalas yo creo que en ocasiones hay algo más que mala leche humana.
En cuanto a lo de los renglones torcidos, el ejemplo que da Carlos de Cristo crucificado es el más claro. Por medio de la mayor burrada de la Historia, Dios nos regaló la salvación. Igualmente, creo yo, utilizará los pequeños ataques que tengamos que sufrir los cristianos para nuestro bien y el de muchos otros.
No se le escapa a su Santidad Benedicto XVI que el derecho a la libertad religiosa es fundamental.
Es curioso que hoy ambos reflexionemos sobre el bien y el mal.
Por cierto es verdad que los grupos satánicos (en levante donde vivo hay bastantes localizados) van encontra únicamente de la autentica fe y sus instrumentos sagrados? porque nunca que yo sepa se hace una misa negra con un buda boca abajo o un pan evangelico pisoteado. ¿Curioso no?.
Pero una parte de este post me parece 'chocante'. Dices: "No me refiero simplemente a argumentar racionalmente contra el cristianismo, que es algo muy sano y, en muchos casos, el comienzo de un itinerario para llegar a la fe"
¿Qué hay del pecado contra el Espíritu Santo que es impugnar la verdad conocida? Por ejemplo, dice Royo Marín en su libro de teología moral: "La impugnación de la verdad conocida, no por simple vanidad o deseo de eludir las obligaciones que impone, sino por deliberada malicia, que ataca los dogmas de la fe suficientemente conocidos, con la satánica finalidad de presentar la religión cristiana como falsa o dudosa. De esta forma se desprecia el don de la fe, ofrecido misericordiosamente por el Espíritu Santo, y se peca directamente contra la misma luz divina". Un saludo.
Me alegro de que te gusten.
Royo Marín está hablando de los cristianos, pero la frase del post que mencionas no se refiere a los cristianos, que ya conocen y creen los dogmas de fe, sino a las personas que no creen. Para ellas, es muy sano analizar racionalmente la fe cristiana, aunque sea para atacarla, porque la razón bien utilizada conduce siempre hacia Dios.
El problema es que generalmente no usan la razón, sino la voluntad, los prejuicios, las pasiones, etc., que les ciegan a la verdad. La razón bien utilizada no es un obstáculo, sino una ayuda para la fe (aunque no sea suficiente, ya que la fe es un don gratuito).
Un saludo.
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