Para llegar lejos en la vida
Me ha llamado la atención un blog de Periodista Digital, de contenido filosófico, que afirmaba:
No se puede llegar muy lejos de rodillas […] ¿De rodillas? Ni para rezar. Yo ya no me arrodillo ni ante Dios.
Estas frases me han hecho pensar en la enorme diferencia que existe en algunas cosas entre creyentes y no creyentes. Todos somos humanos, con iguales deseos, sufrimientos y problemas, pero, en muchos aspectos, podríamos proceder de planetas diferentes.
Por diferentes razones, nuestra época ha idealizado la adolescencia y, como el adolescente, considera que no hay nada más importante que poder hacer lo que a uno le de la gana. Sin ataduras ni normas. Que nadie nos imponga nada. Liberarse frente a los “padres” morales, religiosos o legales.
Los cristianos, en cambio, sabemos que hacer siempre lo que nos dé la gana es, en realidad, ser esclavo de las apetencias y los instintos. La verdadera libertad no se encuentra en la independencia absoluta, que también es la soledad absoluta, sino en los brazos de Dios, en su casa, que es la Iglesia, obedeciendo, amando y respetando a nuestro Padre. Como dice el Salmo:
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros.
No pretendo grandezas
que superan mi capacidad,
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor,
ahora y por siempre.
Quien no sea cristiano, pensará que estas palabras son propias de la “moral de los esclavos”, como decía Nietzsche, una renuncia artificial y temerosa a todo lo que hace grande al ser humano. ¿Qué sentido tiene hacerse pequeño, cuando lo que todos deseamos es ser los más grandes, poderosos e importantes? ¿Qué sentido tiene servir a otros, cuando todos queremos que nos sirvan? ¿Cómo vamos a amar a nuestros enemigos, cuando lo natural es lo contrario? ¿Reconocernos pequeños, necesitados, pobres, pecadores? ¿Postrarnos en adoración? No es extraño que muchos piensen que ser cristiano es renunciar a todo lo bueno y humano que hay en la vida.
Lo normal es que cualquiera que no sea creyente piense que hay que huir de todo eso como de la peste: lo bueno es que todos nos admiren, que se adapten a lo que nosotros queremos, aparentar ser lo más posible, los más inteligentes, ricos y capaces, no depender de nadie, no ser menos que nadie, no detenernos ante nada, acertar siempre, tener éxito en todo lo que emprendamos… Ésa es la imagen del ejecutivo o profesional ambiciosos y con éxito. Es la receta del mundo para llegar lejos en la vida.
Sin embargo, con esa receta tan razonable, a lo más que se puede llegar es a tener una serie de millones en el banco, una buena casa, fama y comodidades. Todo ello durante unos cuantos años y, después, al hoyo. La verdad, una carrera que termina en un hoyo no me parece que sea un buen ejemplo de lo que es llegar lejos.
En cambio, los cristianos que se ponen de rodillas ante Dios y, por su causa, se abajan también ante otros hombres para servir a su prójimo, pueden llegar verdaderamente lejos: aquí en la tierra, a ser verdaderos hombres según el plan divino e hijos de Dios y, después de esta tierra, a la Vida eterna en la Jerusalén del cielo, felices para siempre.
Basta echar un vistazo a la historia de los santos, para comprender que nadie como ellos ha sabido ir más allá de la mediocridad y la rutina, para alcanzar la verdadera dignidad humana, que está en la imitación de Cristo. Los verdaderos triunfadores, los que han tenido éxito en la vida son los santos.
Basta mirar a nuestra Señora, que haciéndose pequeña, esclava del Señor, pudo proclamar la grandeza del Señor, que miró la humillación de su sierva. Desde entonces, todas las generaciones la han llamado dichosa.
Basta mirar al propio Cristo que, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Humillado, despreciado, renunciando, por cumplir la Voluntad del Padre a todo lo que, en opinión del mundo, hace que la vida merezca la pena. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Cada uno que decida hasta dónde quiere llegar. Para llegar lejos, infinitamente lejos, a la Jerusalén del Cielo, conviene ponerse de rodillas… para que sea Dios quien nos levante.
33 comentarios
Ser humilde, libre, fraterno, es algo que nos debería distinguir del resto, de los no creyentes.
Respecto a lo de arrodillarse, yo diría que caben dos posibilidades:
1- Hacerlo en vida como hijo de Dios, voluntariamente, en alabanza al Creador, reconociendo su señorío.
2- Hacerlo de mala gana el día en que ya esté sellado nuestro destino eterno.
Porque de una forma o de otra, lo que es seguro es que llegará el momento en que "... en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra" (Fil 2,10)
a) interpretas no arrodillarse como ir pisando a los demás
b) o interpretas llegar lejos como ser un buen cristiano
En el caso (b) es obvio que para ser un buen cristiano hay que ser humilde. En el caso (a) es obvio que para llegar lejos no hay nada como el trabajo. Pasar por encima de los demás puede parecer rentable pero acaba por no funcionar en la mayoría de las veces.
Lo de no ir pisando a los demás no es algo propio solamente de los cristianos, sino de cualquier hombre de bien que no sea un miserable. Además, como tú dices, la actitud contraria termina por pasar factura.
No, yo me refería al abajarse, al reconocernos pequeños, necesitados, pobres, pecadores y al postrarse en adoración. Cualquiera que no sea creyente piensa que hay que huir de eso como de la peste: lo bueno es que todos nos admiren, que se adapten a lo que nosotros queremos, aparentar ser lo más posible, los más inteligentes, ricos y capaces, no depender de nadie, no ser menos que nadie, no detenerse ante nada, acertar siempre, tener éxito en todo lo que se emprende ...y esa es la imagen del ejecutivo o profesional ambiciosos y con éxito. Es la receta del mundo para llegar lejos en la vida.
Sin embargo, con esa receta sólo se puede llegar a tener una serie de millones en el banco, una buena casa, fama y comodidades, todo ello durante unos cuantos años y, después, el hoyo. La verdad, una carrera que termina en un hoyo no me parece que sea un buen ejemplo de llegar lejos.
En cambio, los cristianos que se ponen de rodillas ante Dios y, por su causa, se abajan también ante otros hombres para servir a su prójimo, pueden llegar verdaderamente lejos: aquí en la tierra, a ser verdaderos hombres según el plan divino e hijos de Dios y, después de esta tierra, a la Vida eterna en la Jerusalén del cielo, felices para siempre.
Cada uno que decida hasta dónde quiere llegar.
P.S. Creo que tenías razón en que el artículo no había quedado claro; voy a añadir algo para clarificarlo.
Como es un salmo cortito y es fácil aprenderlo de memoria, yo lo rezo mucho (además de que me viene especialmente bien).
Isabel:
Si me mandas tu dirección de correo electrónico estaré encantado de contártelo en un correo.
Carmen:
Creo que hay que rezar mucho por Cantanatas. Quizá un día, en el Juicio, nos diga Dios que hizo que Cantanatas pasara por estos blogs para que tuviera quién rezase por él.
Las posturas corporales son sólo importantes en la medida en que, siendo dignas, nos ayuden a rezar y a ser humildes ante Dios (de ahí que sea común rezar de rodillas o postrados). La Escritura muestra orando de rodillas o postrados a Elías, al leproso de Mc 1,40, a San Esteban o al publicano que el mismo Cristo puso como ejemplo de oración.
Probablemente, para una oración de alabanza nos pueda ayudar estar de pie ante las maravillas de Dios.
También el extender las manos hacia Dios, a semejanza de Cristo con sus manos abiertas en la cruz, es un signo de oración utilizado en la Iglesia desde siempre (como se puede ver en las pinturas de las catacumbas).
Lewis tenía por ahí un artículo suyo sobre el ponerse de rodillas, y decía que era cosa bastante importante, que no sólo ora la mente, sino también el cuerpo.
Creo que según se trate en nuestra oración de alabanza, súplica, perdón, debieranos arrodillarnos o permanecer de pie, como explicas.
Me extraño mucho de que por aquí mucha gente no se arrodilla en la consagración, ni en ningún momento de la Misa, pero bueno a mí el cuerpo me pide arrodillarme, me ayuda para así darme más cuenta del mysterium fidei, actulización del sacrificio de Cristo en la Cruz, y de lo mucho que se le debe.
Me alegro mucho de verte por aquí.
A mí también me gusta mucho el signo de ponerse de rodillas durante la consagración, como expresión de adoración. Precisamente porque el hombre moderno no se arrodilla en ningún otro lugar, creo que constituye un signo muy expresivo e impactante.
También en otras partes de la liturgia, se ora en pie, como sucede en el Padrenuestro, que es la oración de los hijos de Dios, o durante el Gloria, para alabar al Señor.
Como no somos espíritus puros, sino seres humanos, es decir, alma y cuerpo, necesitamos los signos corporales materiales que nos ayuden a rezar.
Un saludo cordial.
Hablando de rezar de rodillas, yo nopuedo arrodillarme, tengo artrosis en las rodillas, y sobre todo una está lamentablemente con un pico horrible, y si me arrodillo, veo las estrellas. La culpa la tiene a cantidad de veces que permanecí de rodillas de jovencita en el Colegio de la Pureza ( Madre Alberta ) en Palma, eran los rosarios una vez a la semana y la Misa diaria antes de ir a casa a comer. Y siempre rezaba de rodillas. Ahora rezo siempre de noche. Hasta dormirme.
Va una para hoy: "Breve es la gloria que se da y recibe del mundo".
Por el contrario, cuando es el amor a Dios lo que mueve tanto a la acción como al arrepentimiento y no el temor a unos castigos, el ser humano adquiere una dignidad de la que carece en el caso anterior; es entonces cuando realmente somos libres.
Un cord...
Coincido contigo en que la motivación principal del cristiano debe ser el amor a Dios y en que un cristianismo basado únicamente en el temor no es verdadero cristianismo (aunque el "temor de Dios" bien entendido sea parte necesaria de la vida cristiana).
También estoy convencido de que Nietzsche tenía su parte de razón (como cualquier otra filosofía), especialmente al tener en cuenta que el cristianismo que él había conocido en su padre era la modalidad protestante irracional y voluntarista.
Sólo haría una precisión en lo que afirmas. Creo que es injusto afirmar así en general que, en otra época, se enseñaba un cristianismo basado en el temor. Sin duda, eso lo enseñarían sacerdotes ignorantes, pero no era la enseñanza de la Iglesia ni lo que vivían y proclamaban los santos de esa época.
De la misma forma, hoy en día, en ciertas parroquias se enseña que el cristianismo consiste únicamente en el mero compromiso humano de solidaridad o que da igual ser cristiano que tener otra religión, pero eso no representa la enseñanza de la Iglesia, sino más bien los errores ambientes más comunes de nuestra época.
Saludos.
El Kempis es magnífico, aunque la falta de cultura religiosa hace que a mucha gente le resulte difícil de comprender.
No me refería a los santos, me refería al común de los fieles, a los cristianos de a pie, parroquias de los pueblos, etc...yo aún recuerdo a mi tia-abuela, rodeada de estampas de santos, haciendo cien mil novenas y muerta de miedo con el infierno...¡En fin, pobre mujer, que no hizo más que sufrir en ésta vida!, ¡qué bien la hubiera venido la encíclica de Benedicto XVI, "Dios es Amor".
Y te diré Bruno, que aún continúa pasando, en la parroquia del pueblo de mi abuela, el funeral que hizo el cura cuando la enterramos, fué para salir corriendo, como una película de terror...¡Todos de cabeza al infierno, mi abuela y los demás (nosotros) con ella!. Como yo aún no era creyente, por un oído me entraba y por el otro me salía. Si hubiera ocurrido hoy, no sé como me lo hubiera tomado, pero muy bien pues no, aunque también es verdad que el hombre ya era muy mayor, producto de otra época.
Un cordial saludo.
Tu tía abuela no pudo leer "Dios es amor" de Benedicto XVI, pero sí que pudo leer, por ejemplo, "Sacaréis Aguas" (Haurietis Aquas), una encíclica de Pío XII sobre el Corazón de Cristo, que habla justo de las cosas que dices. Por ejemplo:
"No nos extrañemos, pues, si Moisés y los profetas [...] comprendiendo bien que el fundamento de toda la ley se basaba en este mandamiento del amor, describieron las relaciones todas existentes entre Dios y su nación recurriendo a semejanzas sacadas del amor recíproco entre padre e hijo, o entre los esposos, y no representándolas con severas imágenes inspiradas en el supremo dominio de Dios o en nuestra obligada servidumbre llena de temor"
"En efecto, el misterio de la Redención divina es, ante todo y por su propia naturaleza, un misterio de amor".
"Cristo ha amado a la Iglesia, y la sigue amando intensamente con aquel triple amor de que hemos hablado(88); y ése es el amor que le mueve a hacerse nuestro Abogado para conciliarnos la gracia y la misericordia del Padre, siempre vivo para interceder por nosotros"
Recomiendo toda la encíclica, que está en esta misma línea (con el lenguaje de ese momento, que puede resultar algo extraño a nuestros oídos).
Por eso quería señalar que la Iglesia ha enseñado siempre lo mismo. Otra cosa es que, en cada época, proliferan algunas desviaciones de la fe que se apartan en algo del Evangelio. Por eso es tan importante leer la Escritura, ser fieles a lo que enseña la Iglesia y conocer su Tradición, para no caer en los errores propios de cada momento histórico.
Saludos.
Pues no, no debió de leerlo, y si lo leyó no lo entendió. De todas formas, era una mujer muy simple y siempre había estado enferma (por eso no pudo casarse, pues mi bisabuelo desanimaba a todos los "pretendientes" -así se llamaba en aquella época-); ella solo leía novelas rosas, las oraciones que venían detrás de las estampas y hacía novenas (muchas, muchas novenas). Lo raro del caso es que ella hablaba con mucha devoción precisamente del "Corazón de Jesús" (en el salón tenía una imagen), aunque yo no sé que idea extraña tenía de Dios, pero se la inculcaron.
Un cordial saludo.
Vaya, podía haber sido la protagonista de una de esas novelas románticas de su época.
Supongo que quizá tuvo mala suerte con los curas o los catequistas que conoció y que la transmitieron la fe. O también sucede a veces que personas que nunca han tenido miedo lo sufren en el momento de la muerte (Bernanos da una interpretación preciosa de ese hecho).
Novenas había de todo, unas buenas y otras no tanto. Mira, por ejemplo, este fragmento de una novena al Corazón de Jesús que respira confianza en su amor y que también debía ser del tiempo de tu tía abuela:
Oh dulce Jesús, que has dicho: Si quieres agradarme, confía en mí; si quieres agradarme más confía más; si quieres agradarme inmensamente, confía
inmensamente, las almas confiadas son
las robadoras de mis gracias, yo confío
inmensamente en tí.
En cualquier caso, hace ya tiempo que tu tía se encontró cara a cara con ese Corazón que tanto la quería. Por lo que dices de ella, seguro que continúa rezando sin descanso por ti en el Cielo y quizás gracias a esas oraciones volviste a la fe.
Un saludo.
Joder, ni una cosa ni la otra ¿no?
Yo ni creo ni dejo de creer; sinceramente no me preocupa demasiado por una razón. Yo me convertí cuando "ví" el infinito Amor y Bondad de Dios, y no solamente a mi, también a todas sus criaturas. "Ahí" no cabe el infierno. Existirá, no digo que no, pero cuando tratas de corresponder como puedes a ese Amor, a esa Bondad, (pues es lo que sale de dentro) ni se te pasa por la imaginación que te puedan castigar; lo que se quiere es perderse en esa Bondad, en ese Amor y por eso la muerte no es mas que un transito, un paso.
Un cordial saludo.
Un saludo
¿Bonitos?. Te acabo de contar la experiencia (que no ocurrió solo una vez) que cambió mi vida, y me hablas de sentimientos bonitos...Perdona Nachet, pero me acabas de responder lo mismo que me diría un incrédulo. La única respuesta que tengo, es la siguiente:
"40 años por el desierto, 40 años hasta llegar a la Tierra Prometida donde mana leche y miel; 40 años que han pasado ya, hoy mismo, pero que han ido llegando. 40 años buscando la Tierra de la Luz, Jerusalén dorado; y al fin, al fin te he encontrado.
Nada más grande que Tu, Manantial de manantiales cuyas aguas sacian para siempre la sed del más sediento, que das la auténtica vida a quién está agonizando. Padre y Señor nuestro, infinita es Tu Gracia , Tu Amor y Tu Bondad; con ellas inundas el mundo y todas las criaturas cantan Tu Amor, que estalla en los corazones; de todas ellas cuidas y nada, nada queda abandonado, alejado. Padre, jamás me separaré de Ti; nunca más".
¿Son simples senti...
Un cordial saludo.
Un abrazo de hermana en Cristo.
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