Otro fruto del funeral de Juan Pablo II
El otro día, con ocasión del relato de la conversión de Natalia, muy relacionada con Juan Pablo II, prometí contar otro de los frutos del funeral de Juan Pablo II. A mi juicio, como ya dije ayer, no se trata simplemente de la ceremonia en sí, sino especialmente de los últimos años de sufrimiento y debilidad del Papa anterior, que, ofrecidos con generosidad a Dios, han dado frutos abundantes.
No es algo nuevo, sucedió hace casi dos años, pero como estas cosas suelen pasar desapercibidas, voy a contárselo para que disfruten conmigo de los maravillosos caminos de Dios. Tras presenciar, a través de la televisión, la ceremonia del funeral de Juan Pablo II, un grupo de 15 monjas sedevacantistas, entre ellas la antigua superiora, comenzaron un camino que les llevó a dejar su comunidad cismática y volver a la Iglesia.
Para los lectores que no lo sepan, explicaré que los sedevacantistas son una serie de grupos tradicionalistas cismáticos que piensan que los Papas desde 1968 no han sido válidamente elegidos. Es decir, creen que, desde la muerte de Pío XII, la Iglesia no ha tenido Papa, sino que ha estado en situación de Sede Vacante. De ahí el nombre de estos grupos, muy diversos y que, generalmente, no se ponen de acuerdo entre sí. Algunos han llegado a elegir sus propios anti-papas, otros simplemente continúan esperando sin saber muy bien qué.
Las 15 monjas de las que hablamos formaban un tercio de la comunidad sedevacantista de Mary Immaculate Queen, en Spokane, estado de Washington. Esta comunidad dirige un colegio para 180 niños que constituye uno de los grandes centros de la ideología sedevacantista en los Estados Unidos, además de ser una “parroquia” cismática.
Su camino de vuelta a Roma empezó cuando recibieron permiso para ver en la televisión el funeral de Juan Pablo II. Lo que vieron les conmovió profundamente. No estaban contemplando el funeral de un farsante, sino de un verdadero Papa de la Iglesia Católica. Desde entonces, empezaron a dudar de la ideología sedevacantista. Poco después, la elección de Benedicto XVI reforzó su creencia de que ambos papas lo eran verdaderamente.
Como suele suceder en la Iglesia, fueron muchos los que colaboraron de distintos modos para que esta gracia de Dios diese fruto abundante. A fin de cuentas, Dios quiso fundar la Iglesia para que nos ayudásemos unos a otros en el camino hacia él.
La zona del convento sedevacantista es una de las más pobres de la diócesis de Spokane y corresponde a la parroquia de San Patricio. El párroco, el P. Daniel Barnett, consideró que era responsabilidad suya ayudar a estas monjas cismáticas a volver a la comunión de la Iglesia. Puede que su parroquia no tuviese mucho dinero, pero podían ser generosos con sus oraciones, así que comenzó, desde el año 2002, a rezar por ellas con todos sus parroquianos.
No contento con ello, el P. Barnett consideró que le hacía falta más ayuda y pidió a su obispo que consiguiera que las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa se instalasen en la zona de la parroquia. La superiora de las Misioneras, la Hermana Nirmala, pensó que así podrían a la vez dedicarse a la pobreza material de la zona y a la pobreza espiritual de estas monjas separadas de la Iglesia. Además de rezar, las misioneras visitaron en varias ocasiones el convento cismático, lo cual permitió que las monjas sedevacantistas vieran con sus propios ojos los grandes frutos de vida espiritual que surgían en una Iglesia que ellas consideraban herética y apartada de la Verdad.
La radio local del Sagrado Corazón, de las Clarisas de Spokane también les ayudó mucho en su camino de vuelta a la Iglesia, así como la página web de EWTN, a la que se conectaban subrepticiamente. Una vez que empezaron su camino de vuelta a la Iglesia, hablaban con el párroco siempre que podían. Cada vez que tenían que ir al pueblo, pasaban a discutir con él sus dudas y, poco a poco, fueron descubriendo las riquezas de la Iglesia que se estaban perdiendo.
Finalmente, recibieron un ultimátum del obispo sedevacantista que controlaba el convento y decidieron dejar la congregación, a pesar del terrible sufrimiento que suponía abandonar a las hermanas que no deseaban marcharse. La diócesis católica y el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, de la Comisión Ecclesia Dei, las acogieron con los brazos abiertos y las han ayudado mucho en las dificultades económicas y de adaptación que han tenido que superar.
Desde entonces, han formado una nueva congregación: las Hermanas de María, Madre de la Iglesia (observen como el nombre de su congregación muestra el agradecimiento por haber recibido la gracia de volver a la comunión de la Iglesia). Además, también como signo de agradecimiento, han cambiado los velos oscuros de su antigua congregación por otros blancos con ribetes azules, reconociendo la influencia que tuvieron las Misioneras de la Caridad en su camino de vuelta a casa.
Desde septiembre del año pasado, las Hermanas realizan su apostolado en una casa de Convivencias, además de en el colegio y la parroquia de San Carlos, en la diócesis de Spokane. Además, visitan a los ancianos y enfermos y dedican gran parte de su tiempo a la oración. Su ideal es muy sencillo: “En todo lo que decimos y hacemos, intentamos ser imagen de María en el mundo, su corazón misericordioso, su rostro, sus manos y su voz, para todos nuestros hermanos en Cristo”.
Bienvenidas a casa. Laus Deo.
31 comentarios
A mi juicio, después del camino por el que las ha llevado el Señor, si hay algo que no les va a faltar a estas monjas es amor por la Iglesia.
A menudo, necesitamos caer para conocer nuestra debilidad y, así, cuando el Señor nos levante, podamos mantenernos firmes de verdad.
Por cierto, quien sepa inglés puede ver aquí varios vídeos en los que las Hermanas cuentan su historia.
Seguramente Benedicto XVI, también en estos momentos difíciles, tiene un gran apoyo en la oración de esta comunidad religiosa.
P.S.¡Quien ha dicho que un entierro solo es desgracia!
He leído que ya hay varias chicas en proceso de discernir su vocación con ellas.
No sé si eres fría,pero eres sensible y considerada,en lo que te he leído,nada que ver con el hermano ajustacuentas de la Parábola.
"Dichosos los que viven en Tu casa, siempre cantan tus amores!, mejor es un dia en tu casa que mil fuera de ella, porque estar en el umbral de tu casa es siempre mejor que habitar en los palacios"
No saber distinguir ambos aspectos pudo hacer que esta gente se apartara de la Iglesia.
Un sedevacantista puede sostener que por una razón u otra, la eleccion de un Papa ha sido nula, o el ejercicio del poder por un Papa legitimo lo ha inhabilitado para ejercer la Sede romana. Esto no implica, a mi entender, cisma formal, en la medida que la persona sostiene sólo una cuestion de hecho: que la única y verdadera silla de Pedro se encuentra vacante.
Distinto el caso de los ortodoxos, que sostienen que la sede de Pedro ha caído en herejía, y se han separado de la misma: eso es, técnicamente, un cisma material y formal.
Ha habido muchos períodos en la historia en que ha habido dudas sobre la legitimidad de uno, dos y tres papas, y no eran cismaticos, al menos formalmente, nadie que lo sostuviera; de lo contrario, San Vicente Ferrer sería el patrono de los cismaticos.
Dicho todo esto, aclaro que no soy ni por asomo sedevacantista, pero antes de repartir el termino cismatico a diestra y siniestra sería más cuidadoso. Serán equivocados, chiflados, racionalistas por demás, carentes de sentido eclesial, pero no veo que sean cismaticos.
Igual, estoy de vacaciones, y "sin los perros", como decimos en Argentina, así que no tengo a mano el CDC. Agradezco opiniones discordantes. Por favor, sin argumentos de autoridad. Ni papolatrías, aunque estos últimos días he colgado el retrato de Benedicto XVI en mi casa, con camargo y aspecto de Papa Noel. Vivat Benedicte.
Si los sedevacantistas no son cismáticos, nadie lo es. El Código de Derecho Canónico define cisma como: "el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos" (Canon 751).
Según entiendo yo la cuestión, los sedevacantistas no se someten a Benedicto XVI, que es el Papa (digan lo que digan ellos), por lo que son evidentemente cismáticos de hecho. Otra cosa es que lo hagan de buena fe porque no crean que es un verdadero papa. Subjetivamente no harán mal y Dios se lo tendrá en cuenta, pero objetivamente viven en cisma con la Iglesia Católica que es la que tiene a Benedicto XVI como Sumo Pontífice, porque no hay otra (como tú has señalado más de una vez).
Supongo que es evidente que en la época del Cisma de Occidente la situación era diferente, porque la misma Iglesia estaba dividida y eran miles los obispos que sostenían que uno u otro de los "papas" eran el verdadero, con la enorme confusión correspondiente. En cualquier caso, la situación siempre se ha considerado un verdadero cisma (su propio nombre lo dice). Además, cuando terminó el cisma, los partidarios de los papas que no lo eran realmente (incluso los santos) debieron reconocer que habían estado equivocados y que habían estado separados del verdadero Papa, que los decretos de los demás no eran vinculante, etc.
Por supuesto, subjetivamente se aplica todo lo que dices y la mayoría de ellos serán equivocados, chiflados etc., por lo que lo que hay que hacer es sacarlos de su error, pero eso no quita que objetivamente estén en cisma. Los Ortodoxos creen de buena fe que el Papa no tiene los poderes que realmente tiene, así que no se someten a él de buena fe, pero claramente son cismáticos.
En resumen, pueden ser cismáticos de buena fe, pero no me cabe duda de que son cismáticos.
Un saludo.
Estoy de acuerdo. Los Papas meten la pata como los demás. Eso no quita que haya que obedecerles en temas de fe, moral y disciplina, claro.
En mi opinión, en última instancia el sedevacantismo es una falta de fe, porque es cierto que hace falta mucha fe para ver la acción de Dios a través de quienes, además de Papas, son seres humanos como los demás, con defectos, carencias, pecados y limitaciones. Como es lógico, es mucho más fácil ver la "grandeza y santidad" de papas del pasado, que se pueden idealizar fácilmente.
A mí, la verdad, no me preocupa nada ver que cada Papa tiene sus defectos. Al contrario, me parece magnífico que el Espíritu Santo pueda actuar a través de seres humanos limitados y pecadores, como yo.
Saludos.
En mi comunidad hay una hermana y un hermano que se fueron para convertirse en monja y monje de clausura, respectivamente. Siempre se les ve contentísimos.
¿En tu comunidad hay alguna vocación a la vida consagrada o al sacerdocio?
Te cuento algo personal, he estado en todos los partos de mis hijos y cuando salen del vientre, la doctora me los da a mi, y yo les bendigo y se los dedico asi "recien saliditos del horno" y después se los paso a mi esposa. Siempre se los dedico a Dios y a nuestra madre y les digo que no importa cual sea la vocacion que tengan para ellos que les permitan hacerla con alegria.
No tiene porqué haber vocaciones a la vida consagrada en todas las comunidades. Como tú has dicho, lo importante es que todos vivan con santidad la vocación a la que Dios les llame.
Tus hijos no podrían estar en mejores manos desde su nacimiento. Me ha recordado lo que has contado a aquello que dice el salmo:
"En el seno de mi madre me formaste, cuando me dio a luz ya me ofreció a ti, ya desde el vientre tú eras mi Dios".
Saludos.
Ver a tu esposa peleandose con la muerte por traer a la vida ese hijo, es una experiencia de conversion. Y tu nada mas rezando en silencio a la par. Es algo impresionante ver cuando el aire entra por primera vez en sus pulmones, cuando se "abren" a todo lo que sus brazos dan en la primera bocanada de aire. Cortar el cordon (la primera vez que lo hice creia que era algo facil y es como cortar un cable fuerte).
Y al salir el bebe del vientre, ver el rostro feliz de tu esposa, que acabas de ver combatiendo y sufriendo, como si todo el dolor sufrido se hubiera esfumado en un segundo, como dice en una parte de la biblia que ahorita no recuerdo.
Entonces cuando te pasan al bebe a tus brazos te sale desde bien adentro de ti la bendicion, el dar gracias a Dios por la vida que ha dado.
Cuando uno no ha estado en uno, solo ve al bebe afuera y no ve esa pelea, esa lucha tremenda. Llegas y ves al bebe a través de un vidrio pero no ves la vida misma peleando con la muerte.
No creo que ningún esposo que presencie el parto de sus hijos pueda olvidarlo, te sirve de arma en momentos de combate y te hace sentirte pequeño ante el poder de la vida. Difícilmente podrá volver a ver a una madre sin sentir un profundo respeto por la vocación de ella.
Ese totum revoltum de tantísimos cristianos me marea. Pero me alegro de la vuelta a casa de estas religiosas.
Un saludo
Así que allí me planté, con cara de tonto y unas ganas de fumar que me moría. Empezaron a sacar unos aparatos horribles, y a salir sangre por todos los sitios, y mi mujer se daba tanta cuenta de mi presencia como de la de un mosquito. Me empece a marear, y con la altura que tengo, pensaba "como me venga abajo van a tener que venir cuatro comadronas y dos médicos para moverme y mi mujer me va a coger un cariño inextinguible".
Afortunadamente, el niño venía enorme, y había que tirar de ventosa o forceps, o no se que espantoso hierro, y me invitaron amablemente a abandonar el paritorio.
No me he sentido tan aliviado en mi vida. Me fumé un paquete en 10 minutos, las comadronas hicieron su trabajo, mi mujer el suyo, y el morlaco del niño el suyo. Cada cual en su casa, y Dios en la de todos.
Me gustaría presenciar un parto de cualquiera que no fuera mi mujer y mi hijo. Ahí creo que sí podría ver el milagro de la vida y demás, pero estando tan involucrado, yo no valgo. Me supera, supongo que habrá quien piense distinto.
No te culpo, solo piensa que tu esposa no tiene opcion de elegir si entrar o no entrar o fumarse o no un cigarro y ya la mitad de lo que tenes que entender ya lo entendiste ;)
sí, creo que la diferencia es subjetiva, dependiendo de la buena o mala fe o mejor, de la ignorancia invencible de quienes se separan. O de los indicios de invalidez en la eleccion, que de suyo pueden existir. En terminos escolasticos, cisma material y cisma formal.
Touchè, y como decimos los abogados, "no se puede ir contra los actos propios". No puede haber dos cuerpos de la Iglesia.
Veo que tomaste algo de la discusion anterior jaja.
respecto de tus inquietudes sobre el parto, te diré que con cuatro hijos asistía a todos los partos. Sin embargo, mi experiencia fue muy varia, y de la epifanía luminosa del primero, pasé a un moderado nerviosismo con Segunda, miedo en la Tercera y pánico en la Cuarta, como si yo fuera a parir y morirme. No sabría explicarte por qué, supongo que con los años nos hacemos mas flojos, más conscientes, más miedosos. Igual, mi mujer lo agradece
Los dos niños que hemos tenido han tenido que nacer por cesárea, así que nunca he estado en su nacimiento y no puedo opinar. Una cosa agradable del hospital al que vamos es que, lo primero que hacen con el niño recién nacido después de una cesárea, es llevárselo al padre (que está en otra sala), para que le dé su primer biberón. Es algo estupendo.
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