InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Oraciones

14.04.17

¿En qué pensaba Cristo?

Ante un Misterio como el del sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios, poco más puede uno hacer que ponerse de rodillas y callar, como manda la liturgia de estos días. Si, un día como hoy, la Palabra eterna que creó el mundo dijo “soy un gusano, no un hombre", ¿qué podemos decir nosotros que no suene ridículo y fuera de lugar?

Solo la poesía, con su locura desmedida, puede osar abrir la boca, de modo que, siguiendo la tradición de otros años, ofrezco a los lectores un soneto de Viernes Santo, con mi deseo de que sigan viviendo santamente la Semana Santa.

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3.01.17

El santo Nombre de Jesús

Hoy la Iglesia conmemora el santísimo Nombre de Jesús, una fiesta que siempre me ha parecido preciosa y especialmente tierna, propia de cristianos que se han hecho como niños por la gracia de Dios. Como enseña la Escritura, no se nos ha dado otro nombre bajo el cielo que pueda salvarnos.

Decía San Bernardino de Siena:

“Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia. No pienses en un nombre de poder, menos en uno de venganza, sino de salvación. Su nombre es misericordia, es perdón. Que el nombre de Jesús resuene en mis oídos, porque su voz es dulce y su rostro bello.

¡Oh nombre glorioso, nombre regalado, nombre amoroso y santo! Por ti las culpas se borran, los enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los atribulados y tentados se robustecen, y se sienten gozosos todos. Tú eres la honra de los creyentes, tú el maestro de los predicadores, tú la fuerza de los que trabajan, tú el valor de los débiles. Con el fuego de tu ardor y de tu celo se enardecen los ánimos, crecen los deseos, se obtienen los favores, las almas contemplativas se extasían; por ti, en definitiva, todos los bienaventurados del cielo son glorificados".

Para celebrar este día, invito a los lectores que lo deseen a recitar las letanías del santo Nombre de Jesús:

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9.09.16

Oración para tiempos que nos superan

Llaga del hombro de CristoHay momentos de la vida que superan nuestras fuerzas, que nos hacen sentirnos impotentes y en los que arrecia la tentación de la desesperanza. El hombre es como una caña agitada por el viento y se horroriza al asomarse al abismo de su propia fragilidad.

La falta de esperanza en esas situaciones viene de habernos creído un cuento que nos han contado mil veces, desde las películas de dibujos animados para niños: puedes hacer todo lo que quieras, si tienes “fe en ti mismo” no hay nada imposible para ti, eres el dueño de tu cuerpo y de tu vida, eres, en suma, el centro del universo. Yes, we can! YES, WE CAN!

Cuando la realidad se impone y descubres que no es cierto, que no puedes hacerlo todo, que tus planes se rompen, tus proyectos fracasan y lo que has edificado se derrumba, aparece la angustia. Se quiebra en mil pedazos la ilusión de que eres el centro del universo y te das cuenta de que en verdad no eres más que una mota de polvo, perdida en la inmensidad.

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2.11.15

Nadie rezará por nosotros cuando hayamos muerto

Henricus Vambes de Florimont

En el último viaje que he hecho a Munich, hace un par de semanas, estuve leyendo una serie de lápidas muy antiguas colocadas en la fachada de la catedral. Los alemanes suelen ser muy cuidadosos con las cosas del pasado y generalmente se preocupan por mantener y restaurar las que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Como es lógico, las inscripciones estaban en latín, así que ya imaginarán que no había grandes colas para leerlas y pude hacerlo con tranquilidad.

Una de las lápidas me llamó la atención. Era de Henricus Vambes de Florimont. Este Don Enrique del Monte Florido era un eques gallus, es decir, un caballero francés, y me cayó bastante simpático. El pobre hombre, fue enviado en el s. XVII desde Francia a Baviera por María Victoria, la esposa del Delfín de Francia, que era alemana. Allí gastó sus energías trabajando y fue envejeciendo: “adolevit, viguit, consenuit”. Finalmente, “mortem Christiane obiit Monachi ex morbo senectute”, murió de viejo cristianamente en Munich cuando casi había llegado ya a los noventa años.

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21.10.14

Mi Señor, el gran Poeta

PoesíaEn una iglesia en la que suelo rezar todos los días, hay un gran Cristo crucificado sobre el altar mayor. Es un Cristo enjuto y con cara de castellano viejo. Sufriente, el pelo empapado en sudor y las costillas bien marcadas, pero sereno y con los golpes y llagas apenas sugeridos. Moderno, pero devoto y de talle elegante, con un leve toque de la curvatura de los antiguos crucifijos de marfil.

Por alguna razón, siempre le he atribuido en mi mente a ese Cristo en particular la advocación de “mi Señor, el gran Poeta”. No es, ni mucho menos, la imagen más bonita que he visto, pero tiene la virtud de hablarme del más hermoso de los hombres, como dice el salmista, del amado de mi alma, como suspira el Cantar de los Cantares. Cuanto rezo ante él, de algún modo, mi alma se llena de la hermosura de la creación, que refleja la Belleza eterna del Verbo de Dios, y me alegro y siento nostalgia por el recuerdo de cosas que aún no he visto y que me esperan en el cielo.

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