Noche esperada (villancico)
La idea de este villancico es recordar que la Navidad cumple las promesas de Dios hechas a los profetas y patriarcas de Israel. En muchos casos, no entendemos el Nuevo Testamento porque no conocemos el Antiguo. Como no conocemos la promesa, no entendemos su cumplimiento.
Verán que es un villancico largo, pausado y meditativo, que va contemplando cómo Dios ha ido anunciando la Encarnación de su Hijo a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Las distintas noches de la Historia de la Salvación señalan todas hacia la noche de Navidad. Tras el primer pecado del hombre, Dios ya anunció, inmediatamente, la salvación que vendría por Cristo, hecho hombre como Hijo de Adán, porque donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.
Abraham vivía angustiado porque no tenía hijos y Dios le prometió que su descendencia sería tan numerosa como la arena del mar. Esa promesa, humanamente imposible de cumplir, tiene su cumplimiento en Jesucristo, por quien todos los cristianos somos hijos de Abraham. Isaac, obedeciendo a su padre, marchaba al sacrificio en el monte Moria, pero Dios envió en su lugar a un cordero, como prefiguración de Cristo, el Cordero sin mancha. Jacob soñaba en Betel con una escala que uniera la tierra con el cielo, sin saber que esa unidad sólo podría realizarse en el Hijo de Dios. Por eso el Evangelio habla del “Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, porque en Cristo cumplió Dios las promesas hechas a los patriarcas.
Moisés y el pueblo de Israel, hambrientos en el desierto, fueron saciados por Dios con el maná, el pan del cielo, que no era más que un símbolo del Pan de Vida que es Jesucristo. David recibió la promesa de que su linaje se sentaría siempre sobre su trono. Cristo, descendiente de David según la carne, fue hecho Rey de Reyes y Señor de los Señores. También Isaías esperaba al Mesías, el Siervo de Yahvé y Príncipe de la Paz. También los tres magos de Oriente, sin ser israelitas, buscaban la verdad profunda que diera sentido a sus vidas y la encontraron en un niño envuelto en pañales.
La Virgen María es quizá la que mejor refleja la espera de Israel. Ella es la Hija de Jerusalén, la mujer fuerte, el orgullo de nuestra raza, el resto de Israel que recibió al Hijo de Dios hecho hombre. Si se fijan en los cuadros antiguos de la Anunciación, siempre se representa a María leyendo, porque la Tradición contempla a María leyendo las promesas de Dios a los profetas y esperando su cumplimiento, llena de confianza en el Señor.
Eso sí, este cumplimiento de las promesas no afecta simplemente a profetas y patriarcas de hace miles de años. En Jesucristo, Dios nos concede el cumplimiento de lo que cada uno de nosotros espera. No de las tonterías, sino de los deseos profundos del corazón. Nuestros anhelos de amor incondicional, Verdad, vida eterna y gozo sólo pueden encontrar respuesta definitiva en el Hijo de Dios hecho hombre. Dice la Escritura que Cristo es el “sí” a todas las promesas de Dios.
Por eso los cristianos podemos celebrar la Navidad con alegría, porque pone ante nuestros ojos que Dios no ha ignorado nuestros deseos y nuestras necesidades, sino que nos ha enviado un Salvador. En cambio, millones de personas hacen fiesta estos días sin saber porqué. Sus celebraciones, a pesar de la apariencia, en el fondo están vacías porque no celebran nada.
Hace unos días, me enseñaron la felicitación de un colegio cercano que me parece un símbolo perfecto de esto. Observen que no he dicho felicitación de Navidad, porque ostentosamente no mencionaba nada por el estilo. Era lisa, con “2008” en la portada y sin ningún dibujo aparte de una pequeña guirnalda a un lado. El único contenido era una breve cita de Bertrand Russell. Como sabrán los lectores, Bertrand Russell fue uno de los más conocidos filósofos anticristianos del s. XX. Es decir, no simplemente agnóstico o no creyente, sino propiamente anticristiano. De su familia había heredado un profundo odio al cristianismo, que reflejaba en todos sus escritos. La cita de la felicitación decía:
Tres pasiones simples pero irresistibles
han gobernado mi vida:
el ansia de amor,
la búsqueda de conocimiento y
una insoportable piedad
por el sufrimiento de la humanidad.
Creo que estas líneas son una muestra perfecta de lo que es la Navidad sin Cristo: grandes deseos de amor y de verdad en el corazón de los hombres, pero que chocan con una realidad de sufrimiento y sinsentido.
Me produce alegría, mezclada con una cierta melancolía, pensar que hace tiempo ya que Bertrand Russell pudo comprobar, cara a cara, que el ansia de amor, la búsqueda de conocimiento y el sufrimiento de todos los hombres sólo encuentran su solución y su sentido en el Niño Dios, cuyo nacimiento celebramos estos días. En él cumple Dios todas sus promesas.
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Noche esperada,
Noche de Navidad,
Noche prometida
Siglos atrás.
Era una noche muy fría
Del Edén fuera ya
Y Adán junto a Eva,
Lloraba al soñar.
Soñaba que algún día
La serpiente del mal
Sería vencida
Por un hijo de Adán.
Noche esperada…
Era de noche en Babilonia,
Era de noche en Aram
Y dormía en su tienda
El patriarca Abraham.
Soñaba en el día,
Prometido tiempo atrás
En que sus hijos serían
Como la arena del mar.
Noche esperada…
Era de noche en el Moria
Y junto a un altar
Dormía en el suelo
Y soñaba Isaac.
Soñaba en el cordero
Para sacrificar
Que el Señor de los cielos
Iba a proporcionar.
Noche esperada…
Era de noche en Betel,
En el país de Jarán
Y Jacob en el suelo
Empezaba a soñar.
Soñaba con la escala
Con que Dios iba a juntar
La tierra y el cielo
Para siempre jamás.
Noche esperada…
Era de noche en el desierto,
De Egipto lejos ya
Y Moisés descansaba
De todo su afán.
Soñaba que su hambre
Dios iba a saciar
Mandando de los cielos
El pan del maná.
Noche esperada…
Era de noche en Sión
En el palacio real
Y dormía David,
En un lecho de azahar.
Soñaba con el día,
Con el día sin par,
En que el Hijo de Dios
Fuera el Rey de Judá.
Noche esperada….
Era de noche en el templo
Donde fuera a rezar
Y soñaba Isaías
Lo que iba a pasar.
Soñaba que los príncipes
Se iban a inclinar,
Ante el Siervo de Dios,
Príncipe de la Paz.
Noche esperada…
Era de noche en Nazaret
Cuando a su hogar,
Una humilde doncella
Un ángel vio llegar.
El ángel le dijo:
“Llena de gracia estás.
A Dios con nosotros
A luz vas a dar”.
Noche esperada…
Era de noche en Oriente
Cuando tres magos de allá
En el cielo una estrella
Vieron brillar.
Soñaban que la estrella
Les iba a guiar
Donde el Rey de los hombres
Dormía en un pajar.
Noche esperada…
Era de noche en Belén,
En Belén Efratá
Y un Niño pequeño
dormía en un portal
Soñaba que algún día,
Cuando fuera de edad,
Por amor a los hombres,
Su vida había de dar.
Noche esperada,
Noche de Navidad,
Noche prometida
Siglos atrás.
5 comentarios
Gracias ..... ¿ de que ?, cuando no es por mofas es por befas.
El caso es dejar claro lo que se persigue. Y es en mala lid, lo repito, en mala lid, así no se puede ir a ningún sitio, ésto no es serio, ¿ lo sabemos, verdad ?.
Tienes toda la razón, es más apropiado para el Adviento. Aunque los villancicos "de Adviento" tienen una larga tradición: Ya viene mi Dios..., Preparad los caminos..., etc.
El próximo será más animadillo (y con tema de Reyes Magos).
Suscribo todo lo que has dicho en el comentario.
Juvenal:
A mí me parece precioso el Pregón de Navidad. Es una verdadera pena que en muchas iglesias no se cante ni se lea. Me parece una muestra perfecta de cómo Dios verdaderamente ha entrado en la Historia.
Un saludo.
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