No podéis servir a dos Señores
Lo que ayer les dije en prosa, hoy se lo repito en verso. Yo, al menos, necesito que me cuenten las cosas varias veces, sobre todo si son importantes, para empaparme bien de ellas. No es más que un pobre romance, pero, al servicio del Evangelio, hasta unos modestos ripios pueden dar su fruto.
No podemos servir a Dios y al dinero. Lo sabemos, pero nos empeñamos una y otra vez en intentarlo. Sin decirlo expresamente, pensamos: “Qué bien estaría ser un buen cristiano pero sin tener que renunciar a nada, con una cuenta abultada en el banco y un buen sofá en casita".
No podemos servir a Dios y al dinero. Creo que se trata de algo que todos tenemos que oír una y otra vez, a tiempo y a destiempo, porque, en esto, somos como el camino que recibe la semilla pero enseguida se la comen los pájaros. O, por decirlo como lo han dicho alguna vez todas las madres del mundo: por un oído nos entra y por otro nos sale.
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Marte y Zeus han caído
nadie adora ya a Baal,
y las riberas del Nilo,
no se acuerdan de Amón-Ra.
Loki, Thor y el gran Odín,
Moloch y Quetzalcoal
son sólo vagos recuerdos
que ya nunca volverán,
mas Mammón, el dios dinero,
hoy gobierna sin rival
y lo adoran muchedumbres
que no se pueden contar.
En sus altares dorados,
como holocausto infernal,
se ofrecen mil sacrificios
renovados sin cesar.
A menudo, por su causa,
se sacrifica la paz
y se devastan naciones
con moderna crueldad.
Por obtener sus favores,
y la codicia saciar,
ante él se postran los hombres
como esclavos del afán,
se venden pobres mujeres
a quien las puede pagar,
mueren ancianos y niños,
y otros carecen de pan.
¿Es que alguna vez se ha visto
tamaña y tal necedad?
No es algo malo el dinero
si se queda en su lugar,
más, si en ídolo se torna,
su mordedura es letal,
pues el vil dinero es sólo
papel, plástico o metal,
vacías son sus promesas,
es mentira su verdad,
su esperanza es engañosa,
fingida su caridad,
es mudo, ciego, insensible
y a nadie puede salvar.
Hombres todos de la tierra,
escuchad, hijos de Adán:
No podéis a dos Señores
servir juntos a la par,
porque amaréis sólo a uno
y al otro lo habéis de odiar.
A Dios y al dinero unidos
Es imposible adorar;
el Señor es Dios celoso
y no se deja engañar.
De ambos, a quien prefiera
puede elegir cada cual,
pero he aquí mi consejo:
Más vale al fin apostar
por Aquel que a generoso
nunca se deja ganar
y, después de darnos todo,
por donarse hasta el final,
nos dio también a su Hijo,
nacido en carne mortal.
Y si, esclavo del dinero,
añoras la libertad,
Dios, que te sacó de Egipto,
también te podrá librar.
Pon tus bienes en sus manos
y no te arrepentirás,
que si tú le entregas uno,
el ciento has de cosechar
y, además, la vida eterna
será tu premio inmortal,
pues donde esté tu tesoro,
tu corazón vivirá.
No importa que des muy poco,
si no tienes más que dar,
que el céntimo de la viuda
nadie lo superará.
Y si, al fin de la jornada,
esto llegara a pasar,
que de tanto dar a otros
no te quede nada más,
alégrate al fin también
de esa gracia sin igual:
Tendrás las manos vacías
y Dios las podrá llenar.
25 comentarios
Aquí en los EE.UU. se habla mucho en las iglesias de contribuir nuestro "tiempo, talento y tesoro" a la Iglesia. Una vez oí a un sacerdote comentar que como la mujer que dejó dos centavos en el templo y fue alabada por Jesús, al dar al Señor deberíamos de mirar no lo que damos sino lo que nos queda por dar.
Un saludo.
Me ha gustado lo que sugieres. No comer carne es, en esencia, un signo que la Iglesia manda como recordatorio de que debemos dedicar (al menos) los viernes de cuaresma a la oración, la limosna y el ayuno, preparando nuestro corazón para que la Pascua nos encuentre convertidos y sea un momento de gracia para nosotros.
Y si la plata de desayuno y almuerzo se la damos a un pobre, mejor
"Ayúdanos a privarnos de lo superfluo,
para compartir lo nuestro con los hermanos necesitados."
de suyo lo es en verdad.
No hace falta que se eleve
como ídolo a un altar,
que la esencia del dinero
es hacerse idolatrar.
Por sí mismo crea esclavos,
intoxica hasta matar
en el corazón humano
todo resto de bondad
y arranca de cuajo el gesto
de toda generosidad.
Imagino que el consejo
de Bruno Moreno Ramos
los lectores de sus textos
seguirán con entusiasmo.
Desde ayer mismo estoy viendo
que se vacían los bancos
de cuentas azul, naranjas,
de depósitos a plazo,
fondos de inversión y cuentas
de dinero negro o blanco;
y a seminaristas pobres
los lectores entregando
los ahorros de una vida
los superfluo o necesario,
las huchas de sus retoños
y el viaje del verano.
Todos elogian a Bruno,
aplauden con las orejas.
Mil parabienes mereces
por aportarnos la idea
de vaciar los bolsillos
cual si fuera idea nueva.
No ir al cine en viernes dice
Ana, y no le da vergüenza;
no comer carne los viernes
es idea que la Iglesia
tiene para recordarnos
no ir de copas ni de cenas
ni al teatro ni a viajes,
¡penitencia, penitencia!
Los cristianos ahorramos
los viernes de la Cuaresma.
Y con esos ahorrillos
aliviamos muchas penas.
Pero no se trata de eso,
Ana, ¿no lo has entendido?
Bruno dice que vacíes
las cuentas y los bolsillos,
lo del cine de los viernes
lo superfluo y lo preciso.
¿Cuántos lectores lo han hecho?
Confieso no haberlo hecho.
Yo soy viuda, mas no pobre,
no haberlo hecho confieso.
Que a la herencia de mis hijos,
admito tenerle apego.
Pero no lo justifico.
más grave pecado creo
ser este, más que los otros,
los que atentan contra el sexto.
¿A cuántos ha convencido
Bruno, si no convencen
en dos mil años pasados
las palabras del Maestro?
Sea en prosa, sea en verso,
sólo hay un enemigo:
éste se llama dinero.
Que tengamos buena Cuaresma y nos resulte provechosa. Saludos.
A ver si esta cuaresma nos lo aplicamos.
No se me había ocurrido nunca lo de que "al dar al Señor deberíamos de mirar no lo que damos sino lo que nos queda por dar."
Voy a reflexionar sobre ello.
Sin duda, estamos apegados a muchas cosas, pero el dinero lo simboliza todo. ¿Para qué usas el dinero? Entre otras cosas, para hacer celebraciones, ir al cine, cenar fuera, ir de copas, etc. Si no tienes dinero no puedes hacer nada de eso, así que todo eso va incluido en la advertencia de Cristo: "No podéis servir a dos Señores".
Conocía la práctica de los musulmanes en el Ramadán, pero nunca había oído llamar a eso "ayuno monástico". ¿Qué monjes lo hacen? ¿Es una costumbre de la Iglesia en Oriente?
Me lo contó un fraile dominico que lo practica, parece que esta es la forma tradicional de ayuno.
¡Esto si que es categoría en los comentarios! Buena capacidad versificadora a vuelapluma. Eso hace que mire mi propio esfuerzo con mucha más humildad (y realismo).
En cuanto a lo del dinero como mal en sí mismo, entiendo que el Señor no condenó el dinero en sí, sino que lo utilizó aun manteniéndose libre de él. Eso sí, pocas frases más duras se pueden encontrar en el Evangelio que las que avisan contra los peligros del dinero y las riquezas.
Si el dinero fuera malo en sí, no podríamos tampoco dárselo a los pobres, de la misma forma que no les daríamos un veneno. Sin embargo, creo que estoy de acuerdo contigo en que, tal como estamos de metidos en el pecado, el dinero sí que nos resulta un veneno y tiende a destruirnos. Pero parte de la Redención que Cristo ha ganado para nosotros es la redención de nuestra relación con el dinero, sanándola y transformándola para que nunca más vuelva a ser nuestro amo.
No sé si ayudará a alguien este post. Eso queda en manos de Dios. Pero sí quiero decirte, para que te alegres en el Señor, que yo he visto personalmente a un buen número de familias vender sus bienes al oír la proclamación de estas palabras de Cristo, deshaciéndose de coches, anulando vacaciones, vaciando cuentas, vendiendo joyas... Quien puede hacer eso, ha recibido de Dios una gracia que ha sanado su corazón de la esclavitud del dinero. No me corresponde a mí contar sus historias ni creo que ellos quieran hacerlo, pero soy testigo de que estas palabras del Señor y la promesa que él hace con ellas se cumplen.
Un saludo.
"Al término latino de ayuno corresponde al griego monofagia, que significa la limitación de los alimentos en la cantidad, por ejemplo, comer una sola vez al día. La zprooagia se parece a la "abstinencia" de los latinos. Pero hay muy diversos usos y varios grados de dicha abstinencia (por ejemplo, abstinencia sólo de carne, de huevos, de leche, etc.). En determinados días litúrgicos la xerofagia es prescrita a todos los fieles, mientras que para los monjes se considera la xerofagia cotidiana como cosa normal. Los rusos distinguen nueve grados distintos de abstinencia. Los monjes jacobitas alternaban siete semanas de ayuno con siete semanas de refección plena, pero la carne fue prohibida severamente por Rabula, obispo de Edesa (+435). Absoluta prohibición de la carne vigía también para los monjes nestorianos ("El monje que come carne comete el mismo pecado que si hubiese pecado con una mujer"). Entre los maronitas la severa xerofagia se practica por los solitarios, mientras que en los monasterios es posible la dispensa del obispo o de los superiores. Para los monjes armenios se permite el pescado en los días en que los simples fieles pueden comer carne. Los monjes coptos, viviendo fuera de la clausura, se pueden adaptar al uso de los fieles"
Pero te felicito por la palabra que has puesto, que es verdadera. Y es necesario que seamos probados en ella. ¿Cómo nos confiaría el Señor lo mucho si ni tan siquiera podemos probar que somos fieles en lo poco?
Un saludo muy cordial.
Tienes razón, tenía que haber matizado más. Lo que dije se refería al tipo de cosas que mencionaba Ana: salir por ahí, ir al cine, cenar fuera, etc. Todas esas cosas no son dinero, pero el dinero equivale a ellas.
Como dices, cuando el Señor sana nuestra relación con el dinero, todavía queda mucho camino por recorrer. Los afectos, que tienen una fuerza poderosísima, pueden ser un obstáculo para que nuestro corazón sea totalmente de Dios y también tienen que ser redimidos y sanados. Nuestra imagen de nosotros mismos también es un apego muy fuerte y la humildad, a menudo, sólo se consigue a través del sufrimiento o la humillación. Los resultados de nuestros trabajos, la opinión de los demás... la lista es larga y, por eso, tenemos toda la vida para que el Señor vaya sanando cada aspecto de nuestras personas.
Un saludo.
Eso es, que esta Cuaresma nos resulte provechosa in vitam eternam.Saludos.
Bruno me parece muy bien eso de yudar a los cercanos tmbién, a una chica que estba mal de dinero le han pagado el vieje a su pueblo el fin de semana entre las compañeras de piso. Se ha ido dando saltos.Te han hecho caso.
Coincido en que es muy importante lo que se deja de dar y hay que pensar sobre ello y ya os conté que hace unos días en cáritas no había ni un fideo para repartir de fondo de despensa,vienen personas a pedir que por su aspecto parece que vienen dar y hay personas que antes venían con un carro lleno de todo lo necesario y ahora vienen con un paquetito de arroz, . Se ve que hay mucha necesidad
Esta crisis debería ser una llamada al sentido común para dejar de especular y consumir sin ton ni son, pero la economía funciona de forma global, ¿cómo se inventa un sistema económico paralelo más justo y racional que no sea engullido por el capitalismo consumista especulativo?
Es buena la reflexión sobre lo que nos puede dominar, en este caso, el dinero; pero a mí eso de privarte de una salida, etc, etc, porque estamos en cuaresma, me chirría, como cristianos deberíamos practicar en todo momento, lo del compartir con los demás lo que somos , tenemos y sabemos.
Dicho esto, me planteo como cohonestar la llamada evangélica a la pobreza (incluso en la versión "light" de austeridad y tal -no ir al cine, no ir de vacaciones, etc.- que se ha propuesto aquí) con el célebre imperativo categórico kantiano: "obra de tal modo que la máxima de tu conducta pueda convertirse en principio de legislación universal" (es decir, cuando dudes de la moralidad de tu conducta, intenta imaginar qué ocurriría si todo el mundo hiciera lo mismo). Si todos dejáramos de ir al cine, de vacaciones, etc., empezaríamos por mandar al paro a cientos de miles de personas empleadas en la hostelería, los transportes y agencias de viajes, etc. El hundimiento de ese sector arrastraría a los demás. La frugalidad general conduciría al colapso socio-económico, al fin de nuestro modelo de sociedad.
¿Qué podría sustituirlo? ¿Un mega-monasterio (o falansterio) de decenas de millones de personas? La pobreza y la frugalidad evangélicas han sido practicadas con éxito a rajatabla en las pequeñas comunidades monásticas. Pero no podemos aspirar a reglamentar toda una sociedad con arreglo a ese modelo. No funciona. Y, para actuar moralmente, no basta con "tener buena intención" (Max Weber: Gesinnungsethik, "ética de la convicción", o "del sentimiento"), sino que hay que tener éxito ("ética de la responsabilidad").
Bernard Mandeville escribió en el siglo XVIII un libro sobre esto: "La fábula de las abejas". El subtítulo: "Vicios privados, virtudes públicas". La doctrina: si todo el mundo se vuelve absolutamente virtuoso, frugal y morigerado, la economía nacional se hunde irremisiblemente. ¿Es eso lo que como cristianos debemos buscar?
Isaías 58,9-14.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá:
"¡Aquí estoy!". Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz
se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y
llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares, y
te llamarán "Reparador de brechas", "Restaurador de moradas en ruinas".
Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado "Delicioso" y al día santo del Señor "Honorable"; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente, entonces te deleitarás en el Señor; yo te haré cabalgar sobre las alturas del país y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, porque ha
hablado la boca del Señor.
¡Santa Cuaresma para todos!
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