Más religión es más educación
Como intento escribir un artículo para este blog casi todos los días, a veces me cuesta encontrar rápidamente un tema apropiado. Sin embargo, he descubierto un método infalible para solucionar ese problema: cuando no se me ocurre de qué hablar, acudo a la página de Redes Cristianas, de Atrio o de algún otro sitio similar y lo primero que leo suele darme ya tema para dos o tres artículos. El problema que tienen estas páginas, a mi juicio, no es tanto que todo lo que publican sea crítico con la Iglesia, sino que son poco críticos con la crítica. Parece que cualquier cosa vale con tal de que sea contrario a la Iglesia, aunque no tenga ni la más mínima coherencia intelectual.
Hoy he utilizado este método y el primer artículo que he leído en Redes Cristianas, tomado de 20 Minutos, se titulaba “Menos religión y más educación”. La verdad es que me ha sorprendido que seres humanos racionales sigan empleando un argumento como el del artículo, que ha sido refutado miles de veces y que constituye una falacia evidente para cualquier persona razonable.
Para el autor, M. B. Rodríguez, a los niños no habría que enseñarles religión, sino historia de las religiones, como parte de la asignatura de Historia o Humanidades. A la vez, se sustituiría en los colegios la asignatura de Religión, por “educación vial; los primeros auxilios; el aprendizaje o la tolerancia a las culturas, ideas y opciones, distintas a las nuestras”.
¿Cuál es el objetivo de este plan maestro? Formar “hombres y mujeres mejor preparados, con más educación”. Esos hombres y mujeres ideales, inteligentes, maravillosos y bien formados serían los que “en su mayoría de edad tomarían una decisión seria, libre y meditada” sobre la religión. Por desgracia, este tipo de idea está extendida entre algunos cristianos que no bautizan a sus hijos, sino que afirman que lo mejor es que ellos mismos decidan cuando sean mayores.
En mi opinión, este argumento está pidiendo a gritos que se le haga la siguiente pregunta: ¿Por qué no se utiliza este magnífico método para otros ámbitos de la educación? Por ejemplo, podríamos esperar a que los chicos fueran mayores de edad para preguntarles si quieren o no aprender a leer. Supongo que todos los lectores son conscientes de que sería un despropósito, aunque, eso sí, les permitiría tomar “una decisión seria, libre y meditada” sobre si quieren o no ser analfabetos toda su vida. La lectura es parte de la educación y, por eso mismo, los padres se ocupan de que los hijos reciban esa educación, les apetezca o no.
Quizá alguien podría alegar que, por ejemplo, las matemáticas o la física son algo científico y demostrable y la religión no lo es. Sin embargo, este tipo de justificación no es más que una repetición, en otro nivel, de la misma falacia anterior. La primera ley de Newton, por ejemplo, es algo científico y demostrable, pero el hecho de que sea bueno que los niños estudien esa ley física o que sea preferible que aprendan a leer y no sean analfabetos o que deba transmitírseles que la verdad es preferible al error son, todas ellas, afirmaciones de tipo moral y, por su propia naturaleza, indemostrables por el método científico. Sin embargo, forman parte de la educación. Todavía es más claro todo esto cuando hablamos, como hace el autor del artículo, de tolerancia, de valores cívicos, etc. Esas cosas son parte de la educación, precisamente porque son opciones morales fundamentales y cualquier educación estaría incompleta sin ellas.
Detrás de esta idea de no influir en los niños, sino dejar que decidan sobre la religión cuando sean mayores, no se encuentra un deseo de mayor objetividad o libertad. Lo que hay detrás de esta forma de actuar o de argumentar es siempre la idea de que la religión es un cuento o, en el caso de cristianos que dicen estas cosas, la falta de seguridad en la fe.
En realidad, el verdadero argumento que se plantea implícitamente es: estoy seguro de que la lectura, las matemáticas, la historia, etc. son cosas buenas y útiles para la vida y, por eso, mis hijos tienen que aprenderlas y practicarlas quieran o no; en cambio la fe es algo incierto, vago e inseguro, así que no voy a cargar con la responsabilidad de transmitírselo a mis hijos.
Cuando un cristiano ha experimentado que su fe es más preciosa que el oro, hará todo lo posible para transmitírsela a sus hijos desde sus primeras palabras. Si la fe es el tesoro escondido que un cristiano ha descubierto por la gracia de Dios, tendrá que ser necesariamente la principal herencia que les dejará a sus hijos. La promesa es para vosotros y para vuestros hijos.
14 comentarios
Que yo sepa existen muchas religiones distintas y, de momento, ninguna se ha mostrado mejor que otra. Incluso dentro del cristianismo existen distintas "ramas" (por llamarlas de alguna manera). Entonces, ¿por qué tanta indignación con que la Religión Católica no sea obligatoria? Delen a la gente el derecho a decidir, y si el catolicismo va en declive en número de adeptos, pregúntense por qué.
Renovarse o morir
"Cuando un cristiano ha experimentado que su fe es más preciosa que el oro, hará todo lo posible para transmitírsela a sus hijos desde sus primeras palabras"
Eso, que lo transmita él, o que lleve a sus hijos a catequesis, no que lo deje en manos de un profesor que seguramente se la trae al fresco.
Respecto al comentario de siempre sobre la obligatoriedad (ya tenemos un ejemplo aquí abajo), algunos aplican firmemente aquello de que en política, por repetir mucho una mentira acaba por ser creída.
Un saludo
Usted cree que leer es algo bueno. Yo creo que leer es algo bueno y que el Catolicismo también lo es. ¿Por qué mis hijos se tienen que limitar a lo que usted cree que es bueno? ¿Tendrán que prescindir de la religión sólo porque a usted no le gusta?
En cuanto a lo de "demostrar": como ya he dicho, el hecho de que sea bueno que todos los niños aprendan a leer es una opción de tipo moral y, por lo tanto, indemostrable científicamente. La ciencia no entra en esos temas.
De hecho, pregunte en África, por ejemplo, y encontrará a mucha gente que no está de acuerdo, porque piensa que sería mejor que sus hijos se dedicaran a trabajar o que sus hijas se quedaran en casa en vez de "perder el tiempo" aprendiendo a leer.
El hecho de que haya distintas opiniones sobre un tema (lo cual sucede tanto con la religión como que los niños aprendan a leer) no lo convierte en un tema "inseguro" que hay que evitar. Lo único que quiere decir es que habrá unos que acierten y otros que se equivoquen. Si esperamos a que absolutamente todo el mundo esté de acuerdo sobre un tema para enseñarlo, nunca enseñaremos nada.
Por otra parte, no conozco a nadie que pida que la asignatura de Religión sea obligatoria para todo el mundo. Precisamente, para que la gente pueda decidir, los padres debemos tener la posibilidad de que a nuestros hijos se les eduque de acuerdo con nuestras convicciones morales y religiosas, tanto en casa como en el colegio.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo. Yo estoy convencido de que la clase de Religión, tal como existe actualmente es bastante inútil (cuando no algo peor), aunque seguro que podría plantearse mejor. También pienso que el lugar crucial para la transmisión de la fe es la familia.
Eso sí, creo que los padres tienen derecho a que la educación de sus hijos en los colegios se realice de acuerdo con sus propias convicciones. Sobre todo, tienen derecho a que la educación en el colegio no contradiga frontalmente esas convicciones.
Saludos.
Carmen:
Ahora te lo envío.
Os recomiendo este enlace y leer la carta que se ha enviado desde allí a todos los partidos políticos, esa carta deja bien claro porqué tiene que estar la religión en la escuela, porque es un DERECHO de los padres.
La Religión para los católicos, es y debe ser algo más que un aprendizaje, una forma de vida, de sentir, de relación con nuestros semejantes y con la naturaleza, es la historia de nuestra sociedad, todo lo que hay a nuestro alrededor, desde un monumento hasta una biblioteca, desde una ciudad hasta los regadíos de un pueblo, en todo está la inpronta del cristianismo, del catolicismo.
Por lo tanto estoy de acuerdo con el título del artículo, más religión es más educación (y más conocimiento).
Muchas gracias por tu comentario, me ha gustado mucho.
Relisialbacete:
Gracias por el vínculo.
Tampoco me parece equiparable la formación católica con una asignatura de historia de las religiones, que iría encuadrada más bien en la asignatura de Historia.
En cuanto a la falacia de no enseñar a nuestros hijos nuestros valores en la escuela y dejar que ellos "elijan" de mayores, es una necedad ya superada: cualquie...
Por último, si las clases de religión actuales son bastante inútiles, lo que tenemos que hacer es llenarlas de contenido verdaderamente cristiano. Yo reciví la transmisión de la fe en casa, pero en mi colegio los curas que daban religión me enseñaron muchísimas cosas sobre historia, doctrina, oración y reflexiones morales que me ayudaron enormemente a crecer como cristiano. La sociedad, y más la juventud, está enormemente desnortada: hacen falta más clases de moral, no menos.
Estoy de acuerdo con el ex-católico: luchemos por el derecho a decidir, a decidir que nuestros hijos se formen en la doctrina católica en clase, si así lo decidimos los padres.
Quizá no me he explicado bien. No quiero decir que la Religión y otras asignaturas sean iguales en todos los sentidos. Sin embargo, sí que son iguales en lo que "ex católico" reprochaba a la religión: que hay distintas opiniones sobre ella.
En el mundo existen opiniones distintas sobre absolutamente todo lo que es verdaderamente humano, es decir, sobre todo aquello que forma el núcleo de cualquier educación, que son los valores (lo que verdaderamente es valioso y bueno).
Lo único que, a veces, no es polémico son los meros datos de tipo técnico o científico como, por ejemplo, que en un elemento de un circuito el voltaje es proporcional al producto de la intensidad por la resistencia. Eso es interesante y útil, pero el hecho de que un lector en particular lo sepa o lo ignore no le hace más ni menos humano. Por eso, su relación con la verdadera educación es realmente indirecta o accesoria y está subordinada a lo esencial.
Un saludo.
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