¡Arriba los corazones!

El sábado estuve en el funeral y entierro del padre de un amigo mío, en el cementerio de Pozuelo. Es un cementerio municipal, como casi todos. En España, desde finales del s. XVIII, con Carlos III, José Bonaparte y la revolución “Gloriosa” de 1868, los cementerios se fueron separando de las iglesias y quedando, poco a poco, bajo control municipal.

Para ello se alegaban razones higiénicas, muy justificadas. Sin embargo, como efecto colateral de este alejamiento de las iglesias, los cementerios se fueron secularizando en muchas cosas. Generalmente la secularización fue gradual, pero algunas veces dio grandes saltos, como cuando la Segunda República prohibió los cementerios católicos y obligó por ley de 1932 a derribar las tapias entre los cementerios católicos y los civiles. Curiosamente, una de las grandes obsesiones de los que se llamaban a sí mismos “librepensadores” era acabar con cualquier libertad en este ámbito, prohibiendo que los católicos pudieran tener sus propios cementerios.

En este cementerio municipal de Pozuelo del que les hablaba vi una muestra de esa secularización ya más que centenaria. El cementerio, construido por el Ayuntamiento en 1881, tiene, sobre la puerta de la capilla, una terrible frase, que dice:

Templo de la verdad es el que miras,
No desoigas la voz con que te advierte,
que todo es ilusión, menos la muerte.

Es una antigua frase anónima y totalmente ajena a la fe cristiana. Estaba escrita también en la puerta del antiguo cementerio de San Nicolás de Madrid, en el que estuvo enterrado un tiempo Larra, que, como saben, se suicidó por un desengaño amoroso. Pío Baroja cuenta que fue a visitar su tumba con su hermano y un grupo de amigos y a todos les impresionó, en esas circunstancias, esa frase sin esperanza ni consuelo.

Entiendo perfectamente, la verdad, que el hombre, sin Dios, caiga ante la muerte en dos extremos. Por un lado, mirarla desesperanzado como una terrible espada de Damocles de todo hombre, el absurdo final de cada vida: “todo es ilusión menos la muerte“. Por otro lado y de forma mucho más frecuente hoy en día, otros intentan hacer como si la muerte no existiera, no hablar de ella, ocultársela a niños, ancianos y enfermos, desear ante todo morir sin darse cuenta para no tener que enfrentarse con la muerte. Digo que lo entiendo, pero no me gusta nada. Difícilmente podría encontrarse algo menos cristiano que la desesperanzada frase del cementerio de Pozuelo o que la huída de la muerte de nuestra sociedad de hoy.

Cuando alguien me dice que “todo es ilusión menos la muerte”, en mis oídos resuena aquella tierna frase de Jesucristo: “la niña no está muerta, está dormida”. La cristianísima palabra “cementerio” significa en griego dormitorio. Los cuerpos de nuestros difuntos duermen. Y duermen para despertar un día. Duermen esperando la resurrección de la carne.

La capillita del cementerio es muy pequeña, así que tuve que quedarme en la puerta durante el funeral, pero las pocas palabras que pude escuchar, me alegraron mucho, en contraste con el tétrico letrero que tenía encima. El prefacio de la Misa de difuntos dice: “En Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección. Y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad”. La esperanza es algo brillante, que luce en un lugar oscuro, que da ánimos en el desaliento y que nos guía cuando no hay ninguna otra luz. Por eso, también en una Misa de difuntos, se dice, como siempre: “Levantemos el corazón”. Es una traducción poco afortunada del original latino, mucho más expresivo: Sursum corda”. Podríamos traducirlo por “¡Arriba los corazones!”. Es decir: Ánimo, poned el corazón en Dios y veréis las cosas de otra forma.

Un funeral y un entierro son siempre algo doloroso, pero me gustó recordar la esperanza cristiana con el canto Resucitó. Y, sobre todo, me gustó que se cantase el Credo, proclamando la fe en la resurrección de la carne. Eso lo cambia todo. Si Cristo está vivo, también nosotros resucitaremos con él. Nos ha liberado de la frasecita tétrica y de todo lo que ella significa. El cristiano, ante la muerte, puede decir, hoy y siempre: “Muerte, ¿dónde está tu victoria? … Nosotros vencemos en Cristo resucitado”.

47 comentarios

  
luis
Esa consideración obsesiva y antrópica de la muerte es característica de la religiosidad barroca y de la "devotio moderna", junto con el denominado "desprecio del mundo". Psicológicamente, entraña un gran miedo a la muerte (producto del debilitamiento de la fe en el hombre barroco) y un resentimiento frente a la Vida y al Dios de la vida, encubierto de religiosidad. Es una actitud perversa, y teñía de maniqueísmo buena parte de la espiritualidad previa al Concilio, con sus infinitas meditaciones sobre la muerte, sus "vanitas" y sus pompas. Además, la muerte funcionaba como estrategia manipuladora de la conducta; el "sermón sobre la muerte" con detalles escatologicos era el plato fuerte de retiros y meditaciones, olvidándose que el "core" de la doctrina cristiana, como dice la liturgia, es "Vita mutatur, non tollitur".

La reacción contra esta actitud no es menos nociva y la tenemos a la vista. Como bien dijo Maritain en Le paysan de la Garonne, el mismo tipo que antes del Concilio proclamaba el "desprecio del mundo" pasó a postrarse frente al mundo. El tipo que se obsesionaba ante la muerte, hoy dice que la muerte no existe, que ni hay que pensar en ella.
La misma actitud, en distinto sentido.
16/06/09 1:38 PM
  
luis
Y ya que estamos en las experiencias personales, voy a contar lo que hago siempre que alguien tiene una pérdida de un familiar o alguien cercano. Les mando una esquela con esas palabras: Vita mutatur non tollitur, la vida cambia, no se quita. Se la mando a cristianos y no cristianos, a creyentes, ateos, agnósticos, tradicionalistas, posmodernos.
Siempre funciona, jamás me la han dejado de agradecer con emoción. Misterio.
16/06/09 1:47 PM
  
Yolanda
Esta tarde voy también a un funeral; de la madre del profe de Religión de mis hijos. Le dedicaré la frase, luis. Aunque es un hombre plácidamente sonriente aun en este dolor de perder a su madre, un hombre que difunde esperanza. Me acompañó -y lo sigue haciendo- muy bien cuando la muerte de Carlos.
16/06/09 2:15 PM
  
Fredense
Buen artículo, Bruno.

Es muy cierto que hoy en día se intenta ocultar la muerte a niños, ancianos, enfermos, etc. Por eso mismo yo no comparto tu crítica hacia la frase "todo es ilusión menos la muerte". Yo la interpreto en el sentido de que la muerte es lo único real, lo único seguro. Desde ese punto de vista podría ser un buen comienzo de una discusión o catequesis.

Un saludo muy cordial.
16/06/09 3:49 PM
  
luis
Bruno, cuanto más la pienso la frase, màs anticristiana y barroca al mismo tiempo me parece, es perfectamente representativa de la decadencia del barroco cristiano. La vida como una serie de ilusiones, de movimientos y pliegues ilusorios para ocultar el vacío, la nada. Como esos cuadros "religiosos" que apenas tapan la oquedad de la angustia de la nada.
Da para un tratado sobre la decadencia barroca. Castellani y un gran filosofo argentino, Carlos Disandro, han hecho un estudio profundo sobre la decadencia de la religiosidad en este sentido.
La fracesita se las trae.
Hay un fondo de pesimismo óntico ("Todo"), una metafísica de corte negativo y mentirosa (llamar "ilusión" a las manifestacioes del ser)y un teleologismo nihilista, en que la Muerte viene a ser la ùltima realidad, sustituyendo en forma macabra a la Fuente del Ser, el Dios de la vida. Como en las "totendanz" o danzas de la muerte de la baja Edad Media, con la Muerte Emperatriz del Universo, que dio origen a las "vanitas" barrocas y las moralidades jesuíticas (tenía que poner a la Compañía, era irresistible).
16/06/09 4:12 PM
  
Bruno
Fredense:

La frase tal como está, es inaceptable para un cristiano. Piensa en lo que tú mismo dices: "la muerte es lo único real, lo único seguro" ¿Eso es lo que tú crees? No, lo único real y seguro es el Amor de Dios.

Sin embargo, creo que has señalado algo importantísimo: que el error de la frase es el contrario al del mundo de hoy. En cierto modo, se anulan el uno al otro.

- Un error: pensar que lo definitivo, el fin de todas las cosas, lo único seguro y la última palabra sobre todo es la muerte. Nada merece la pena, porque al final nos vamos a morir.

- Otro error (más común hoy en día): olvidarse de la muerte y vivir como si no nos fuéramos a morir nunca.

Al final, los dos errores se basan en el miedo a la muerte. Unos temen a la muerte y ese temor ensombrece todas sus vidas, quitándoles la esperanza. Otros temen tanto a la muerte que prefieren no pensar en ella y hacer como si no existiera, construyéndose la falsa esperanza de que van a vivir siempre.

Frente a esos dos errores, la Iglesia reconoce la importancia de la muerte y no deja que nos olvidemos de ella como si fuéramos animales. Cristo se sometió incluso a la muerte, porque tomó en serio nuestra condición mortal. Pero la Iglesia también sabe que la última palabra no la tiene la muerte, sino la Vida, porque Cristo ha resucitado. ¡La muerte ha sido vencida!

Saludos.
16/06/09 4:46 PM
  
Fredense
Bruno, muy interesante lo que has escrito. Creo que estamos bastante de acuerdo.

Fíjate que en ningún momento he dicho que la frase exprese lo que yo creo, ni que esté de acuerdo con ella, ni tan siquiera que tenga trazas de cristianismo. De hecho, estoy bastante de acuerdo en los análisis tuyos y de luis con respecto a la misma.

Lo que he dicho es que es un buen punto de partida para una discusión o una catequesis. De hecho, de los dos errores contemporáneos que citas, prefiero el primero al segundo (siempre como punto de partida para una discusión). Mi problema es que normalmente me encuentro con gente del segundo tipo: no les interesa lo más mínimo la trascendencia, ni el Amor de Dios, ni nada por el estilo. Sólo vivir la vida como si la muerte no existiera.

Qué más quisiera yo que encontrarme, de vez en cuendo, con algún interlocutor que me espetara a la cara, crudamente: "los católicos sois unos farsantes porque aquí lo único seguro es que nos vamos a morir, todo lo demás es pasajero, es una ilusión". Alguien que llega a esa conclusión es alguien que ha reflexionado seriamente sobre su existencia y la ha pesado. No necesita más que un pequeño empujoncito.

Creo que me entiendes.
16/06/09 4:58 PM
  
luis
Creo que Fredense interpreta la frase como una propedéutica cristiana, algo así como la sentencia bíblica "la muerte del hombre es como la del buey y el mulo" o "los muertos ya no alaban en el sheol" (cito de memoria), una suerte de cinismo típico del Eclesiastés preparatorio de la gran Revelación cristiana.
El problema con el nihilismo es que tendemos a enamorarnos de la muerte, y de ser su meditacion un escalón en la ascensión a la consideración del Autor de la Vida termina siendo una especie de metafísica del amargor. Algo de eso le pasó a ese gran barroco y semicristiano que fue al pobre Edgar Allan Poe.
En general, a todos los románticos, el romanticismo es la cúspide y etapa final del barroco.
16/06/09 5:04 PM
  
Bruno
Fredense:

Lo siento, no había leído bien lo que decías. Totalmente de acuerdo.

El que reconoce que se va a morir, por lo menos se pone de cara a la verdad, aunque no la soporte, y se puede hablar con él, mostrarle una salida a su desesperación. En cambio, cuando alguien vive en un mundo imaginario alejado de la realidad, es casi imposible llegar a él. Por eso tantas veces es la enfermedad o un sufrimiento lo que acerca a la gente a Dios, porque nos despierta y nos saca de nuestros mundos inventados.

Por cierto, hace mucho que no escribes nada para mi blog. A ver si me envías alguna vez un buen testimonio sobre algo.

Saludos.
16/06/09 5:15 PM
  
Alejandro
Al leer el epitafio lo he interpretado de la misma manera que Fredense, y no soy el único: Manuel del Palacio utilizó ese verso en un soneto, aunque no sé si lo tomó prestado o no. Merece la pena leerlo. Os dejo el link porque es complicado copiarlo aquí.

Os advierto que no es tan bueno como los poemas del Siglo de Oro que Bruno cita en ocasiones.

http://worldlibrary.net/eBooks/Wordtheque/es/AAAAQAF.TXT
16/06/09 5:37 PM
  
Bruno
Alejandro:

Eso ocurre porque tanto Fredense como tú tenéis una forma de pensar cristiana y complementáis implícitamente lo que le falta a la frasecita: la esperanza cristiana.

Por cierto, el soneto de Manuel del Palacio me ha parecido muy bueno y creo que merece la pena copiarlo entero:

Morir habemus

Ese pollo que ves en la cocina
Colgado de las patas y sin pluma,
Ese vaso de vino con espuma
Que te hace andar a ratos de bolina;

Esa apretada y roja tagarnina
Que menos arde cuanto más se fuma,
Ese dolor de muelas que te abruma
Y esa baja de fondos que te arruina;

No son, como tú piensas, nimiedades,
Ni caprichos tampoco de la suerte
Que otros suelen llamar casualidades.

Ejemplos son con que el señor te advierte,
En la forma que cumple a sus bondades
Que todo es ilusión, menos la muerte.


Creo que a Fredense le gustará especialmente, porque, a fin de cuentas, lo que hace es ver todo lo que sucede en la vida como una catequesis con la que Dios nos va preparando.
16/06/09 5:56 PM
  
Arturo Zárate Ruiz
No sé por qué asocian el barroco con la desesperanza del que no tiene fe.

El buen barroco español no contraría el optimismo cristiano. Si peca en algo es en no caer en un optimismo bobo (y anticristiano) que niegue la posibilidad del Infierno.

Baltasar Gracián dijo:

"La misma Filosofía no es otro que meditación de la muerte, que es menester meditarla muchas veces antes, para acertarla hacer bien una sola después."


Saludos,

Arturo Zárate Ruiz
16/06/09 6:06 PM
  
luis
Sí, Arturo, hay un buen barroco y hay un mal barroco. Digamos el barroco que se enamora de la muerte, de las vanitas, de los pliegues y de la multiplicación de los detalles para ocultar el horror al vacío. Esto lo han visto tanto pensadores no cristianos como cristianos: en el fondo del barroco, en esa profusión de movimiento y formas, late la angustia de la modernidad, un antropocentrismo en crisis que ha dejado a Dios como centro del Universo y comienza a mirar al hombre y a su ombligo. Y en el centro de su ombligo, comienza a florecer la nada.
Es una intuicion estética, màs que nada, la tomo del mundo del arte, pero sirve para ver la deriva del barroco todavía teocéntrico, el del siglo de oro español (and yet, and yet... tanta insistencia con el honor, tanta moral y moralidades, tanto enfasis, tanto que queda la duda si no hay un escèptico atras de tipos como Quevedo).
16/06/09 6:28 PM
  
Luis López
Quevedo (que como buen senequista cristiano pensaba que al nacer comenzamos a morir, y al morir en realidad terminamos de morir), mirando un crucifijo y reflexionando sobre ese misterio dijo una frase que siempre llevo en el corazón: "Si veo que mueres, siendo vida, ¿Por qué yo temeré morir si soy muerte?"

La gran y definitiva revolución del mundo se produjo el día en el que el mismo Dios probó el sabor de la muerte, y el día en que ese mismo Dios nos demostró con hechos que "el amor es más fuerte que la muerte" (Cant. 8,6).
16/06/09 6:28 PM
  
luis
Lo mismo en Gracián, mucho retruecano, mucho concepto, muchas "cosas de Dios" en vez de la desnuda experiencia del Unico...
No es extraño que un pensador nihilista como Schopenhauer lo haya tomado de escritor favorito.
16/06/09 6:31 PM
  
luis
Sí, tocayo, pero ya esa distinción vida-muerte típica del barroco, y la frase de Quevedo, "soy muerte", ilustra lo que quiero decir: muestra cierto ocultamiento de la realidad metafísica del Dios cristiano, cierto romance con la realidad ínfima y transitoria de la muerte.
En un trance similar, Catalina de Siena hace decir a Dios de forma màs clásica y nada barroca: "Yo Soy El que Soy, y tú eres la que no es".
16/06/09 6:34 PM
  
Luis López
Luis, en realidad el hombre, caído por el pecado original, no es más que "un montoncico de polvo vanidoso", o en palabras de otro gran escritor barroco (Góngora): "tierra, humo, polvo, sombra... nada". La maravillosa paradoja es que con la redención de Jesús pasamos de la nada a la condición de Hijos adoptivos de Dios.

Pero es cierto que los escritores barrocos se centraron especialmente en el primere aspecto (de manera magistral y estremecedora la mayor parte de las veces).
16/06/09 6:48 PM
  
Winston Smith
Queridos amigos, perdonad la intromisión en un debate diferente. Hoy podemos añadir un granito de arena, cómodo y fácil, desde nuestros teclados, a la causa en contra del aborto como método anti-post conceptivo que propugna el anteproyecto de nueva ley. Por favor, visitad el portal de hazteoir.org y enviad un e-mail a los diputados apoyando la moción para la retirada de ese anteproyecto:
http://www.hazteoir.org/
"Hoy se puede parar la ley del aborto"

"El diputado de Unión del Pueblo Navarro, Carlos Salvador Armendáriz, ha presentado una moción en el Congreso de los Diputados para que se retire el proyecto de ley del aborto presentado por el Gobierno. ¡Pide a todos los diputados que voten a favor de esta moción!"

¡SE VOTARÁ ESTA MISMA TARDE!

Saludos.
16/06/09 6:59 PM
  
Bruno
Winston:

Gracias por la propuesta. Ya lo he enviado. Nunca se sabe lo que puede mover el corazón de una persona, aunque sea un político.

Un saludo.
16/06/09 8:15 PM
  
Bruno
Arturo Zárate:

Es que hay que conocer los antecedentes. Luis es dominico, de la tercera orden, y mantiene viva la llama de la disputa multisecular entre jesuitas y dominicos. Por eso disfruta metiéndose con el barroco, como época jesuítica por excelencia.

¿Es usted el Arturo Zárate Ruiz de "Gracian, Wit, and the Baroque Age" y de los artículos de Arbil?

Si es así, quizás podríamos publicar en el blog un fragemento de alguno de sus artículos y, después, podría responder a las preguntas que hicieran los lectores, para aprovechar la oportunidad.

En cualquier caso, bienvenido al blog.
16/06/09 8:29 PM
  
Bruno
Luis:

Entiendo que lo que dices de Gracián se puede aplicar a El Criticón, Agudeza y Arte de Ingenio, etc., pero basta leer El Comulgatorio para ver que tenía también un profundo espíritu cristiano.

Te pongo un pequeño extracto del Comulgatorio, tomado de un artículo de D. Arturo:

"Alma, póstrate tú a lo pies deste Dios Niño. Después de haber comulgado, preséntale tus tres ponencias: el incienso en contemplaciones, el oro en afectos y la mirra en las memorias de sus dolores; ofrécele un fe viva, una esperanza animosa y una caridad abrazada; franquéale el incienso de la obediencia, el oro de la pobreza y la mirra de la castidad; sírvele la oración para con Dios, la limosna para con el prójimo y la mortificación para contigo. "
16/06/09 8:35 PM
  
luis
Bruno, los míos, como los de Castellani o Disandro, son "juicios barrederos". Como decir que la Edad Media es teocentrica, y el renacimiento antropocentrico. En estos casos, cuenta la tendencia, y a veces discernirla es más fácil que explicarla.
San Ignacio era una bellìsima persona y un gran santo, pero cuando dice eso de que la pared blanca hay que verla negra si lo dice la Iglesia jerarquica, está repitiendo el nominalismo y el voluntarismo que absorbió en la Universidad de París. El "clima del siglo".
Eso no implica abrir juicio sobre las personas que, afectadas por el clima del siglo, desarrollaron relaciones más o menos rectas con Dios. Las flores de Dios florecen en los climas de todos los siglos, y sino que lo diga Santa Teresita, que floreció en uno de los peores.
16/06/09 8:48 PM
  
luis
En cualquier caso, me descubro ante las grandezas del barroco, movimiento complejo si los hay. Cuando era joven y me vestía por mí mismo e iba a donde quería y estaba idiotizado con el clasicismo, un gran profesor me dijo: "con la vejez apreciarás el barroco". Y, alas, tengo que confesar que así es, comienzo a apreciarlo, debo estar envejeciendo.
16/06/09 8:51 PM
  
Bruno
Luis:

Me vendría bien un poco de ampliación sobre lo que dices de la frase de San Ignacio. No entiendo lo que dices del nominalismo, que yo no veo por ningún lado, la verdad.
17/06/09 2:42 PM
  
luis
Uu, Bruno, la respuesta debe ser necesariamente larga, para evitar malos entendidos. Es difícil el tema, favete linguis. Castellani lo trata en extenso, y bien desde adentro, porque él sufrió mucho este voluntarismo.

Puede tener una buena interpretación, pero es una frase de neto contenido voluntarista y nominalista, tendencias hegemónicas en la Universidad en que estudia Ignacio.
Desgraciadamente, la Reforma no sólo se llevó cautivas algunas verdades catolicas, sino ademàs nos inficionó ciertas cosas que no son tradicionales. Se creyó, como dice Louis Bouyer (muy leído, btw por Quien-Tu-Sabes) que reforzar la autoridad era una forma eficaz de combatir la protesta, y hubo desarrollos no estrictamente ortodoxos, incomprensibles en la época Patrística o Medieval. El Papa, en particular, se convirtió en una fuente autónoma de doctrina, lo que hubiera sido un disparate en la Edad Media, ya no decir en el primer milenio de la Cristiandad.

Se comprende que en el contexto de la época, caracterizada por la desobediencia, Ignacio sentara esa regla, que interpretada en un àmbito muy restringido, digamos la "obediencia de la fe" de que habla san Pablo, y la obediencia disciplinar a la autoridad Papal y episcopal (había mucho obispo ortodoxo en su época, hélas), tiene su sentido. Puede ser vista como ortodoxa, es obvio que hay que obedecer a Pedro antes que a Lutero, a Benedicto antes que a Torres Queiruga. Pero sabes como es esto, un autor le pone punto final a la frase, y despues viene la Escuela, lo cambia por una coma, y sigue con la historia. De allí la hipertrofia de la noción de autoridad y el voluntarismo en relacion con las verdades teologicas, que llega a su colmo en el siglo XIX con el ultramontanismo tan combatido por Newman, que tuvo que pagar por eso su precio de ser calificado de liberal. En efecto, tuvo la osadía de decir que después de Nicea, se había producido durante una generación un oscurecimiento del Magisterio, y que la ortodoxia habìa sido mantenida por los laicos. Le costó veinte años de "exilio" en su propia Iglesia, no muy ayudado por el ultramontano Manning y un monseñorete secretario de Pío IX, Talbot, que le tenía particular inquina.

La frase, considerada sub specie universalis, como con frecuencia se hace, es falsa. En primer lugar, gnoseológicamente, en segundo lugar dogmaticamente, en tercer lugar éticamente.

Primum: Mi intelecto no puede ver elefantes rosados. Por más que me esfuerce, la obediencia es un acto de la voluntad, no afecta la esencia del concepto ni del juicio. Puedo suspender el jucio (y hasta ahí nomás en el fuero interno), puedo esforzarme por ver con màs detenimiento, puedo respetar en el fuero externo al que me dice que el elefante es rosado callándome la boca (y hasta ahí nomás), pero no puedo verlo rosado si es color... elefante. Es una imposibilidad metafísica. Desgraciadamente, no faltan autores jesuitas que hablan de "obediencia de intelecto"... es un disparate.

Secundum: La verdad es la verdad, con prescindencia de la autoridad de quien la proclama. Es decir, la formalidad de la verdad es su propia conformidad con la realidad, no con la voluntad o el intelecto de la autoridad. Poner a la autoridad por arriba de la verdad conocida y evidente es voluntarismo.
Dicho de otro modo, el Magisterio de la Iglesia no es constitutivo, sino mostrativo, por así decir. Y así, las verdades de fe no son verdaderas porque las proclama el Magisterio, las proclama el Magisterio porque son verdaderas.
Así, si una jerarquía de la Iglesia dice algo que es evidentemente falso, pues no deja de ser falso porque lo diga el magisterio. Màs llanamente lo dice el Apóstol: "Pues aunque un ángel del Cielo baje y os proclame un Evangelio distinto del que yo os predico no le creáis".
¿Y cuáles son las fuentes de esa verdad? Las Sagradas Escrituras y la Tradición. El Magisterio es "ancillar" de esa Tradicion, tiene por función custodiar el desarrollo del Depositum Fidei, no cambiarlo ni innovar, cortar los desarrollos anómalos, en lenguaje de Newman.
Es típico de la catolicidad occidental, a partir de la Reforma y por comprensibles razones, exorbitar ese Magisterio, que se convierte en fuente de fe directa. No digo que esa sea la doctrina oficial (el Vaticano I dice lo contrario), pero se instaló en el aire del siglo esta desviaciòn voluntarista, al punto que un Papa como Pío IX osó decir "La Tradición soy yo". Y el ultramontanismo, por una equivocada idea de la infalibilidad y la autoridad papal, tendió a deformar esta visión de la autoridad.
Dicho sea de paso, contra esta idea reaccionaron los progres, cuetionando el valor de todo el Magisterio y como siempre pasa tirando el agua de la bañera con el bebé adentro. Pero eso es otra historia.
Atención al CAVEAT: no cuestiono el valor del Magisterio, sino que digo que hay que atender al carácter ancillar del mismo en relación con el depósito de la fe (todo esto muy bien explicado en el sorprendemente ortodoxo libro de Yves Congar O.P. "Tradicion y tradiciones"; perdón por recomendar este autor si les parece progre, pero la verdad el libro es soberbio).

Tertium: en materia moral, las cosas son peores: la conciencia es la norma directa de mi actuar, de modo que si mi conciencia (atención: recta y diligentemente formada, off course) me dice que la pared es blanca y me dicen que es negra, me es imposible creer que sea blanca. Es màs, debo actuar como si fuera blanca. Como decía Newman, la conciencia es el primer Vicario de Cristo.
Por cierto, pongo todos los caveats del caso (nadie me acusará de progre, espero): hay que esforzarse por reanalizar el caso moral, suponer que hay personas màs doctas, ilustrarse y tratar de realizar todas las razones, con màxima reverencia sobre todo si viene de la autoridad. Pero una vez cumplido todo esto, debo obedecer a mi conciencia.
Contra esta noción voluntarista reaccionaron los proges, nuevamente tirando el agua de la bañera cum baby, dándole a la conciencia el mismo valor despótico que antes se le daba a la autoridad, cuando la recta doctrina de la conciencia dice que esta debe obedecer al bien moral conocido, es decir, tampoco la conciencia autonoma es regla de sí misma. Pero esa es otra historia.

El tema es supercomplejo, como verás. Es difícil explicarlo sin caer en los marbetes conservador-progre, pero como bien dijiste, no son los parámetros del blog.

Hay bibliografía: Congar, Bouyer, Newman, Castellani, y por supuesto la escuela dominica.
17/06/09 3:35 PM
  
luis
fe de erratas en el Tertium "me es imposible creer que sea negra" (parece que San Ignacio me hizo escribir blanca, qué tozudo que es el vasco).
17/06/09 3:42 PM
  
Bruno
Luis:

No tengo mucho tiempo, pero, como nadie defiende por aquí el honor de los jesuítas, recogeré yo el guante.

Mi conclusión fundamental: mezclas churras con merinas (espero que se diga así también por allá).

1) No recuerdas bien la frase. San Ignacio no dice en ningún momento "que la pared blanca hay que verla negra si lo dice la Iglesia jerarquica". Lo que dice es "lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina". Es decir, no ver - ver, sino ver - creer.

Sería absurdo obligar a alguien a ver algo, porque ese ver es algo pasivo, como tú has señalado. En cambio, creer es algo activo (virtud teologal, pero virtud al fin y al cabo) y lo que dice San Ignacio es factible y oportuno. Además, es algo que sucede a menudo en ámbitos no religiosos. Por ejemplo, tú ves muy claro que el problema de tu lavadora es que está atascado el desagüe, pero si viene el técnico y te dice que el problema es mayor y que hay que cambiar el motor eléctrico, te lo crees. Es decir, lo que tú ves blanco, crees que es negro porque te lo dice un simple técnico que sabe más que tú, aunque no entiendas nada de su explicación. Mucho más pasará eso en las materias de fe y moral con la Iglesia.

2) Dices: "La verdad es la verdad, con prescindencia de la autoridad de quien la proclama. Es decir, la formalidad de la verdad es su propia conformidad con la realidad, no con la voluntad o el intelecto de la autoridad. Poner a la autoridad por arriba de la verdad conocida y evidente es voluntarismo.
Dicho de otro modo, el Magisterio de la Iglesia no es constitutivo, sino mostrativo"

De nuevo, has olvidado lo que dice la frase. Te recuerdo el final: "creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige". Es decir, la verdad es la verdad con prescindencia de la autoridad de quien la proclama excepto cuando esa autoridad es la Verdad misma. Y San Ignacio está hablando de que la Iglesia puede hablar, por gracia divina y en su ámbito, con la autoridad del mismo Cristo: "Quien os escucha, me escucha a mí".

3) Sobre magisterio, Escritura y Tradición, Newman, etc., totalmente de acuerdo y es un tema muy interesante que la gente no suele conocer, pero no tiene mucho que ver con la frase de San Ignacio, creo.

4) En materia moral, yo diría que, para un católico, la formación de la conciencia implica siempre la elección entre creer en la doctrina de la Iglesia en materia de fe y moral por encima de las propias opiniones o bien dejar de ser católico por razones de conciencia. Tertium (al menos de forma permanente) non est. Es decir, si uno no está de acuerdo con lo que enseña la Iglesia tiene dos posibilidades: o concluir en conciencia que él se habrá equivocado sobre el tema y voluntariamente reconocer que la Iglesia sabe más o bien concluir inevitablemente que la Iglesia no enseña con la autoridad de Cristo, ya que Cristo no enseña errores, y abandonar en conciencia la Iglesia.

Es decir, hay que obedecer ante todo a la conciencia y si la conciencia te dice que la enseñanza de la Iglesia está equivocada de tal forma que no puedes creer que te equivocas y ella tiene razón, lo moral será obedecer a la conciencia y marcharse de la Iglesia, pero no cometer la contradicción lógica de intentar creer a la vez que la Iglesia enseña la Verdad de Cristo pero en este ejemplo concreto es mentira lo que enseña. La conciencia no puede ser la entrada a una moral o una fe de cafetería.

Por supuesto, todo eso se refiere a doctrina de fe o de moral. En cuestiones de disciplina, la conciencia ante todo (y obedeciendo, en el ámbito en el que haya que obedecer, cuando obedecer no sea considerado pecaminoso por la conciencia).

De todas formas, de este tema nos tienes que hablar más otro día, que es especialmente interesante.

5) Si lo que dices es que puede interpretarse mal la frase o que de hecho se ha interpretado mal en ocasiones, creo que es mejor que digas eso al hablar brevemente y no que la frase de San Ignacio, central por cierto para su doctrina y para la espiritualidad jesuítica, era voluntarista o nominalista.

Por cierto, el nominalismo es una enfermedad medieval, que contagió totalmente a Lutero y compañía, así que probablemente la responsabilidad de no haber sabido erradicarla cae a los pies de las órdenes mendicantes y no a los de los jesuitas y mucho menos a los de San Ignacio. :)

Dicho todo eso, creo que el nominalismo es uno de los peores venenenos que pueden afectar a los pensadores cristianos (en el protestantismo ese nominalismo/voluntarismo llega hasta la aberración calvinista). Estoy seguro también de que el mejor antídoto contra ese veneno es el pensamiento de Santo Tomás. Y, por supuesto, no me cabe ninguna duda de que se puede sacar la frase de contexto como una justificación de exageraciones de la autoridad eclesiástica o, como dirían los lefebvrianos, de la "papolatría".

Saludos.

17/06/09 4:29 PM
  
luis
Niego absolutamente Bruno. En primer lugar, no recuerdo mal la frase, fíjate que en mi segundo post uso el verbo creer.

Primum. La fe es un acto primordialmente del intelecto. Hacerlo residir primariamente en la voluntad, en el asentimiento, es precisamente el error de Lutero, y escamotea que el objeto formal específico de la fe es la verdad. Para creer, hay que creer en algo, en una verdad de fe presentada al intelecto y a la que se presta asentimiento. No hay "fe-confianza" o fe informal, como sostenían los modernistas (cf. Pascendi). O los nominalistas.
De tal modo, creer que la pared es blanca, cuando la veo, por mi fe, negra, es contradictorio, porque la voluntad no puede asentir a lo que ve de otra forma.
Dices que sería absurdo obligar a alguien a ver algo, y te agrego que más absurdo es obligar a alguien a creer algo, tanto del lado del intelecto como de la voluntad. Y lo que dices sobre el creer vicario o delegativo, es aceptable sólo si no existe una contradiccion entre la fe presente en mi intelecto y el de la autoridad. Si la autoridad dice que Cristo no es Dios, por ejemplo, por más jerárquica que sea, no lo acepto ni nadie on earth puede obligarme no solo a verlo sino a creerlo.

Secundum. Gustoso tomaría tu interpretacion y salvaría la proposicion de san Ignacio, si éste no calificara a la Iglesia: "jerárquica". Se está refiriendo a las autoridades, obviamente no a la Iglesia entendida como Cuerpo Místico de Cristo, que se expresa por sus fuentes de la verdad revelada, no sólo por sus autoridades jerárquicas. Y si lo hace en el sentido que tú dices, pues entonces la inveterada interpretación jesuita que ha usado ad nauseam, durante generaciones, esta cita para aplastar la iniciativa y la voluntad de miles de personas, al punto de sostener que la obediencia debe ser ciega, "perinde ac cadaver" (la frase no es de san Ignacio, está en la nefasta Carta de la Obediencia), "como bastón en la mano de hombre viejo" (èsta sí es de san Ignacio), es manifiestamente desviada.
3) Yo creo que esta doctrina de la obediencia hipertrofiada, desviada luego por corrientes voluntaristas en la Compañía, sí tiene mucho que ver con la desvirtuación de la noción de tradicion, doctrina y autoridad. No necesito recordar el otro nefasto dicho jesuitico, de neto corte voluntarista: "Es mejor equivocarse con el Papa que acertar sin el".

4) No entiendes lo que he dicho sobre la conciencia moral, y, hélas, la interpretas como si la hubiera sostenido en un sentido modernista, referido a lo moral especulativo.
Es obvio que si hablo de "conciencia" no estoy hablando de doctrina moral, y si del juicio práctico práctico en que reside el actuar moral. También en eso hay otro dicho nefasto, "El que obedece nunca se equivoca", de neta tradicion jesuítica pero perteneciente al Opus Dei, heredero parcial de esa visión. Repasa los caveats que he puesto, que por algo están.

5) Digo que la frase por cierto se ha interpretado mal, y se ha escapado a la voluntad del santo, como casi toda su vida, reinterpretada por Mateo Aquaviva y otros más, pero esa es otra historia.
Ahora bien, como bien enseña el Doctor Común, "parvus error in principio magnum errorem in fine". San Ignacio, está claro, no es un Doctor de la Iglesia, y no veo por qué un santo no puede haber cometido errores o más bien formulaciones peligrosas como esta de la pared blanca que se cree negra, señaladamente cuando no conoció la buena escolastica, sino la voluntarista escotista y el nominalismo. O digamos que sus proposiciones, de corte voluntarista y militar, pensadas para un contexto de urgencia, aplicadas en forma desviada a TODAS las situaciones, pueden ser manifiestamente contraproducentes. Para un militar, el principio de "creer" que la pared blanca es blanca es esencial. Para un poeta como Francis Thompson, ingresado a jesuita "creer" que no debía escribir le arruinó la vida y nos arruinó su poesía. Para Leonardo Castellani, intentar "creer" que la Iglesia y la Compañía estaban fantásticas en la década del 40 y del 50, y que su vecino de cuarto en París era un simpatico teologo alentado y protegido por la Compañía, Teilhard, le arruinó la vida.

Comparar la obediencia al superior con el bastón en la mano de un hombre viejo habrá sido eficaz para Ignacio, pero coadyuvó a un desarrollo hipertrofiado de la obediencia (el famoso "cadáver" de la Carta de la Obediencia) cuyos platos rotos todavía están recogiendo del piso los jesuitas, víctimas de una reaccion descontrolada al control anterior. Y es que la naturaleza, y la fe, se toman sus venganzas.
Del cadáver pasamos a los que se pasaron de vivos, de los hiperobedientes a los hiperprotestones, de los de conciencia heteronoma y pusilánime pasamos a los diosecitos morales tipo Masiá Clavel.
17/06/09 5:16 PM
  
luis
Que el voluntarismo y el nominalismo no son accidentales en la Compañía, por otra parte, lo prueba la aceptación de la peligrosísima filosofía de Suarez (que algún audaz osó llamar "tomismo"), que incorporó grandes corrientes voluntaristas y nominalistas en su filosofía junto con principios tomistas, generando un eclectica "filosofía oficial" de la Compañía por centurias.
Pero eso sí que es un debate para el cual habrá que descolgar las espadas de doble y triple filo.
Hice mi tesis sobre "algunos aspectos voluntaristas de la noción de ley en Suarez s.j."
17/06/09 5:43 PM
  
luis
Y final, no necesariamente el nominalismo y el voluntarismo van juntos, y no necesariamente en las concentraciones nefastas que se dan en Calvino o Lutero. Todo el siglo XVI, y me temo que hasta neotomistas como Cayetano, tiene cierta contaminación del aire del tiempo. Claro que hay responsabilidad de los canes Domini, que no supieron mantener la frescura del pensamiento de Tomás y encender el fuego de la buena metafísica a lo largo de la larga decadencia escolástica.
Por otra parte, si bien el voluntarismo se sigue del nominalismo, no necesariamente un voluntarista ha de ser nominalista. Duns Scott es voluntarista, pero mucho menos nominalista; Occam es nominalista y voluntarista enragé.
17/06/09 5:47 PM
  
Yolanda
Fascinada con los tres puntos de luis (por primera vez no me aburren soberanamente tus circunspectos pronunciamientos), y a pesar de ser yo tan afecta a la Compañía, replicaré luego a Bruno.

Las objeciones a luis, comprensibles. Será apasionante leer vuestras mutuas objeciones, réplicas y contrarréplicas. El tema del nominalismo me recuerda tan gratamente nuestros años mozos universitarios y en especial a discusiones entre Carlos y algunos amigos, que se me hace delicioso leeros, y no tanto por razones intelectuales como sentimentales.

Pero:

"""Es decir, si uno no está de acuerdo con lo que enseña la Iglesia tiene dos posibilidades: o concluir en conciencia que él se habrá equivocado sobre el tema y voluntariamente reconocer que la Iglesia sabe más o bien concluir inevitablemente que la Iglesia no enseña con la autoridad de Cristo, ya que Cristo no enseña errores, y abandonar en conciencia la Iglesia.

Es decir, hay que obedecer ante todo a la conciencia y si la conciencia te dice que la enseñanza de la Iglesia está equivocada de tal forma que no puedes creer que te equivocas y ella tiene razón, lo moral será obedecer a la conciencia y marcharse de la Iglesia"""

Es una postura de una absurda radicalidad. Nadie apoyaría esa postura. No todo se reduce a conformidades de ese estilo. No somos -bueno, luis sí, pero el resto de los mortales no ;) - sólo razón. Hay razones del corazón que invalidan esa alternativa drástica. Y, naturalmente, el ser humano duda también en conciencia.

Si se aplicara esa alternativa como la única posible y de modo obligatorio, te quedarías solo, Bruno, creo que "en conciencia", tendrían que irse hasta el LF y Papa. Bueno, en serio, no me extraña esa dureza tuya que a veces nubla la caridad: te aferras a posturas como la que acabas de enunciar y eso no es posible sostenerlo sin un desgarro interno que te quite la alegría. Hay que poner entre paréntesis en los sentimientos para decir enunciar ese falso dilema con pretensiones de seriedad.

Una cosa es leérselo a LF o Isaac gª Expósito en una fase de excerbación d esu habitual estadode furia, y otra que lo diga Bruno.

En cuanto al tema del Barroco, es verdad que cuantos más años, más grato. Por ejemplo, los sonetos de las series metafísica, moral y religiosas de Quevedo (y aun los sonetos amorosos y los del cancionero "Canta sola a Lisi") estremecen como sólo lo puede hacer un grito del alma, no tanto en la angustia o la desesperanza como en la ansiedad de una búsqueda, como en esas pesadillas en las que nunca se alcanza el obejtivo hacia el que se va, aunque se sabe que existe, que está, que nos espera.
17/06/09 5:57 PM
  
Bruno
Luis:

1) La fe como pura confianza, es decir, la fe fiducial, es propia de Lutero y, hasta donde puedo ver, no tiene nada que ver con lo que yo he dicho.

2) Dices: "La fe es un acto primordialmente del intelecto. Hacerlo residir primariamente en la voluntad, en el asentimiento, es precisamente el error de Lutero." Cierto. Pero el hecho de que resida solo primordialmente y no totalmente en el intelecto implica que la voluntad juega un papel, que hay libertad de creer o no creer, como dice San Ignacio.

3) De hecho, por eso la fe es una virtud, como ya he dicho. Es posible pecar contra la fe, luego la libertad tiene mucho que ver con ella.

4) No has respondido al ejemplo del técnico que muestra que, de hecho, es posible ver una cosa y creer otra. Simplemente, se debe a la humildad básica de reconocer que nuestro intelecto es muy limitado y se equivoca con frecuencia. Lo mismo pasa con la frase de San Ignacio: equivale simplemente a reconocer que el Técnico en este caso es la Iglesia.

5) Recuerda la vieja definición de la fe: "La fe es creer en lo que no se ve" (por cierto, basada tanto en Santo Tomás como en Hebreos). Es extrañamente adecuada para lo que hablamos, porque muestra que uno puede ver una cosa (con los ojos o con el intelecto) pero creer otra, por la autoridad de la Iglesia que la enseña y de Cristo que fundó la Iglesia y la sostiene.

Un artículo relevante del catecismo de San Pío X: "¿Estamos seguros de las cosas que la santa Iglesia nos enseña? - Estamos segurísimos de las cosas que la santa Iglesia nos enseña, porque Jesucristo ha empeñado su palabra de que la Iglesia no será engañada jamás". En cambio, sabemos que nuestro intelecto mete la pata a menudo.

6) Las verdades de fe no existen en el vacío. Excepto en los casos más nucleares, es habitual que esas verdades no se vean en absoluto, sino que se acepten por la fe sin verlas claras o viendo claro lo contrario.

Por ejemplo, yo creo con fe en la Inmaculada Concepción, pero no es algo que yo vea directamente por la fe. Si la Iglesia no lo hubiera definido como verdad de fe, yo no lo creería, igual que Santo Tomás. Examinando lo que dice sobre eso la Tradición y la Escritura llego a la conclusión de que la Virgen no fue inmaculada desde su concepción. Es decir, lo veo negro. Y, sin embargo, porque la Iglesia me enseña que es blanco, creo que es blanco. Y me encanta que lo sea.

No me digas que esto no te pasa con ninguna verdad de fe.

7) Claro que San Ignacio habla de la Iglesia Jerárquica. Entiendo que está hablando del magisterio, que está confiado a la Iglesia Jerárquica.

Dices: "se expresa por sus fuentes de la verdad revelada, no sólo por sus autoridades jerárquicas." Claro, y el "no sólo" implica que también por la autoridad jerárquica. San Ignacio podría haber dicho lo mismo de la Escritura o de la Tradición, pero aquí está hablando del Magisterio.

8) La frase del bastón no es que esté mal, sino que hay que conocer su "género literario" :)

Es una afirmación hiperbólica. Se afirma algo de forma exagerada para que quede muy claro. Es evidente que un ser humano no puede llegar a ser como un bastón y que no es bueno que lo sea, porque para eso ya tenemos bastones. Se trata, dentro de la doctrina ignaciana (como otras frases suyas) de la corrección de un error: la tendencia del hombre caído a hacer su propia voluntad en todo.

Del mismo estilo hiperbólico es la frase del Señor: "Si tu ojo te hace caer, arráncatelo". Si la interpretas como la de San Ignacio, sin tener en cuenta su género literario hiperbólico, estarías diciendo que el Señor tuvo la culpa de que Orígenes se castrara y no es así, el Alejandrino no entendió bien a Cristo, ni tu a San Ignacio, por demasiado racionalistas en eso.

9) En cuanto a lo de la moral, lo habría entendido como yo el 95% de los lectores de este blog, así que era necesaria la precisión.

En lo referente al tema discutido, nada hace pensar que San Ignacio quiera sustituir a la conciencia en lo que es su misión. Entiendo que se refiere en principio, según la Tradición, a la doctrina de fe y moral de la Iglesia.

10) Ejemplo de Francis Thompson: el valor de la poesía del mejor poeta del mundo no vale nada al lado de la más pequeña virtud moral, así que no me parece nada raro en sí que, por obediencia, se "pierdan" muchos talentos artísticos o de otro tipo. Basta ver a los cartujos.

11) Ejemplo de Castellani: No veo qué tiene que ver la frase de San Ignacio con obligar a creer que todo va bien en la Compañía o en la Iglesia. Por algo San Ignacio no dijo que había que ver la pared de color de rosa :)

12) Haces trampa diciendo que "Si la autoridad dice que Cristo no es Dios, por ejemplo, por más jerárquica que sea, no lo acepto" La Iglesia no puede enseñar eso, por voluntad divina, así que tu ejemplo es absurdo y no añade nada. De la contradicción se puede sacar cualquier conclusión. Lo mismo sucede con lo de "veo por la fe" que es negro, pero la Iglesia me dice que es blanco.

13) Hay otra cosa que creo que hay que tener en cuenta en todo esto: No todo el mundo está llamado a ser jesuita. Es decir, los jesuitas están llamados a una misión particular.

Decir que es malo comer carne es contrario a la Tradición y a la Escritura. Sin embargo, los cartujos no comen carne. ¿Por qué? Porque es parte de su vocación particular.

Del mismo modo, los jesuitas están llamados a una obediencia especial, por razón de su estado. Si de esa obediencia jesuítica se intenta hacer ley universal, se obtiene un absurdo como el del vegetarianismo obligatorio, pero en su ámbito es algo bueno y querido por Dios.

Y un gran artista que se haga jesuita puede estar llamado a, por obediencia, no volver a escribir un verso en su vida y a pasar el tiempo barriendo la portería del convento. Y no pasa nada.

Lo dejo que tengo que trabajar.
17/06/09 7:34 PM
  
Bruno
Por cierto, el barroco arquitectónico me gusta poco, excepto el barroco español más sobrio. Otra cosa es la pintura y la literatura.

Luego respondo a Yolanda.
17/06/09 7:36 PM
  
Yolanda
No es obligatorio responderme y menos como penosa obligación. Si es tás saturado de trabajo, menos aún.
17/06/09 7:42 PM
  
Bruno
Yolanda:

No es una obligación, sino un placer, pero tengo que buscar tiempo para ello.
17/06/09 7:47 PM
  
luis
Bruno,
no tiene caso seguir la discusión. Creo que entiendes que no ataco a san Ignacio. Te he concedido que el suyo es un pensamiento apto para militares y gente que no debe pensar sino en principio obedecer y luego pensar.
El invento de Ignacio era bueno para su época, con las limitaciones de su época y para su Compañía. Desgraciadamente, la Iglesia se "jesuitizó". Y las tendencias, que son lo que cuenta cuando se decanta la historia de la Iglesia, derivaron en desviaciones tremendas que generaron el lamentable estado de situacion de la Iglesia antes del Concilio.

La desviacion voluntarista es tan evidente, y te he dado ejemplos del refranero jesuitico tan obvio, que entiendes a que me refiero. Por eso te cité a Suarez.
También la primacía de la accion sobre la contemplación, la supresión de la impronta monástica que aún tenían las ordenes mendicantes con la eliminación del coro, y como decía el padre Mariana, otro machacado de la Compañía, el advenimiento de los "Superiores briosos y sin letras": el Gerente religioso, el Superior maquiavélico, en fin, sabes también a qué me refiero.

El ejemplo del bastón del hombre viejo y del cadàver será hiperbolico pero es lamentable. Que yo sepa, el único que se castró es Orígenes, la Compañía castró a mas de uno. Y lo más lamentable es que ha hecho escuela durante cientos de años, con una doctrina de la obediencia ya definitivamente desviada de lo que pretendía san Ignacio. Peor lo del "cadaver". Absolutamente inaceptable, entraña una antropologìa extraña a la praxis normal, supone una negacion de la natura que nunca la famosa "gracia de estado" puede suplir. Lo alto no se mantiene sin lo más bajo.
Nunca se obedece como algo muerto. La obediencia catolica es activa, racional, viva, no formalista, no legalista, informada por la gracia, crítica, cristocentrica. Todas estas nociones hipertrofiadas de la obediencia han permeado en muchos movimientos catolicos supuestamente conservadores. Te cito tres que conozco muy bien: La legion de Cristo, el Opus Dei, y Lumen Dei.

Lo de pared blanca también es una hipérbole, y es lamentable. Una pared blanca que me dicen que es negra no es una duda o no entender un dogma, lo que se resuelve por un acto de confianza en el superior jerarquico (aunque no lo veo, creo porque me lo dice Bruno que sabe màs, o tal obispo). Es negar una evidencia , y ahí vale la doctrina de san Pablo: "Aunque un angel del Cielo baje y os enseñe un Evangelio distinto al que os predico, no lo créais". Aquí la pared blanca es el Evangelio transmitido por la Iglesia, la negra es lo que me dice un tipo de la jerarquía. Atención: La fe es creer en lo que no vemos, pero eso que creemos no podemos negarlo. Ni frente a un angel del cielo.
Sé perfectamente que san Ignacio no estaba pensando en este supuesto, ni que un obispo catolico llegara a decir que la muerte de Cristo sobre la cruz no es expiatoria, pero los principios sentados, si se toman en forma universal (que no lo son porque Ignacio no era un intelectual ni un doctor) son y han sido nocivos. Todavía hay gente que cree que el Papa puede "darle" la comunión a los divorciados, o decir que la religion catolica no es la unica, o "aprobar" el divorcio, u "aceptar" ordenar mujeres, o "aceptar" la píldora anticonceptiva. De aquellos polvos vinieron estos lodos.

La jerarquía: aquí quería llegar. No hago ninguna trampa.
No hay nada en la doctrina catolica que me asegure que una autoridad jerárquica, salvo infalibilidad pontificia o conciliar y eso en las condiciones debidas, no se pueda equivocar e incluso sostener algo contrario al Evangelio o a la fe. Pues para eso tenemos la fe, informada por la regla de fe: la Tradicion, las Escrituras, el Depositum Fidei y el Magisterio. De hecho, ha ocurrido en la Historia de la Iglesia, y puede volver a ocurrir. Por supuesto, "la Iglesia" no puede engañar ni contradecirse. Un jerarca individual, por supuesto que sí. Y un Papa también puede errar como doctor privado, hay un caso de un...pues Papa dominico, Juan XXII (horror jajaja; es que los jesuitas no tuvieron Papa).

Concuerdo contigo en que la condicion de jesuitas no es para todos, pero incluso ellos son seres humanos ;) y hay desviaciones en la doctrina de la obediencia de la que han dejado, a lo largo de la historia, acabada documentación. Te recomiendo que leas el prólogo a "El Ruiseñor Fusilado. Vida de Jacinto Verdaguer", la más clara exposición de esta doctrina por mi querido compatriota Leonardo Castellani.
17/06/09 8:12 PM
  
luis
Y por cierto, vuelvo a leer lo escrito y veo que sólo es un sketch, terriblemente injusto, de lo malo que ha tenido cierta deriva voluntarista y activista de los jesuitas, un movimiento perteneciente a la modernidad y por tanto y como no podía ser de otra manera, portante de sus llagas.

Para ser justos, hay que reconocer la mística presencia del gran vasco contra los que lo presentan como un vulgar asceta, su riquísima vida interior a la que no han hecho justicia sino muy pocos, su caridad devoradora, su nulo narcisismo y su figura prócer de fundador kenóticamente renunciada en la misma Compañía, su sueño conquistador y reconquistador de la Europa protestante y de los turcos, su enorme sueño expandido en America, la equivocada pero también acertada evangelizacion en America.

La enorme riqueza y santidad de la sangre derramada en la Inglaterra isabelina, en Canadá, en Europa, en Japón.

Grande, muy grande Ignacio, y pequeños sus errores, que por la misma grandeza de su obra se hicieron grandes.
17/06/09 8:28 PM
  
Bruno
Fredense:

Por cierto, hace tiempo escribí sobre otro "memento mori" que encontré y que me gustó más.

Es igual de impactante, pero al final se abre a la esperanza cristiana.
17/06/09 11:28 PM
  
Fredense
Bruno, gracias. Precioso post el de Mondoñedo (que no había leído). Tienes razón: impactante.

Me ha recordado (aunque no tiene mucho que ver, sino porque se refiere a alguien paseando por ahí y encontrando inscripciones impactantes) una entrada de mi blog favorito de siempre (el de mi señor Visconti, en LD). Pero no la encuentro ahora. A ver si mañana estoy más fino ...
18/06/09 12:17 AM
  
Fredense
Bruno, al final he encontrado la entrada (que, en realidad, tiene más que ver con la discusión sobre el adulterio). La he vuelto a releer y me sigue conmoviendo. A ver qué te parece:

http://blogs.libertaddigital.com/Visconti/index-2007-09-12.php

Un saludo muy cordial.
18/06/09 12:28 AM
  
Ano-nimo
Coincido con Luis en que se refleja un gran resentimiento hacia la vida, e incluso temor, ya que parece que es bastante propio de las épocas de crisis, el pesimismo existencial. Respecto a la muerte, cuando la crisis se hace más profunda desaparece ese miedo e incluso se convierte en algo deseable (sobre todo si se carece de un sentido trascendente). Mientras leía el post recordaba la leyenda griega de Cleobis y Biton, en donde se exalta como el mayor bien para el hombre el morir joven y mientras duerme, y el famoso pasaje de Teognis de Megara: "De todas las cosas lo mejor es no haber nacido ni ver como humano los rayor fugaces del sol, y, una vez nacido, cruzar cuanto antes las puertas del Hades y yacer bajo una espesa capa de tierra tumbado".
Yo lo que me pregunto es si nuestra sociedad no va hoy en día encaminada hacia esa misma consideración.

Un cordial saludo.
18/06/09 9:07 AM
  
Bruno
Ana MS:

Estupendo comentario. Con citas clásicas incluidas.

Sí, el pesimismo terrible y el optimismo irracional son dos caras de la misma moneda y se pasa muy fácilmente de uno al otro.
18/06/09 5:12 PM
  
Bruno
Fredense:

Me ha encantado la historia del camionero de Visconti. Y el blog, aunque veo que lo actualiza poco.

¿Cres que le parecería bien que publicase aquí su historia? Creo que merece la pena.

Saludos.
18/06/09 6:31 PM
  
Fredense
Es cierto, lo actualiza poco, pero la mayoría de las cosas que escribe son para enmarcarlas. No creo que le importe que publiques aquí uno de sus "papelillos". En caso contrario, me puedes echar a mí la culpa ...

Un saludo muy cordial.
18/06/09 11:08 PM
  
carolus
Aquí os dejo abrir un e-libro muy útil para que lo miréis, se llama “Manual y espejo de cortesanos”, de C. Martín Pérez.

http://www.personal.able.es/cm.perez/comentarioslibros.html
http://www.personal.able.es/cm.perez/Manual_y_espejo_de_cortesanos.pdf


Simula, disimula, no ofendas a nadie y de todos desconfía: antiguo consejo para un joven Rey Sol que te servirá para desenvolverte y medrar en la Corte en la que todos sobrevivimos. Donde hay un grupo de personas, existirá una lucha por el poder, alguien lo conseguirá y a su sombra crecerán los cortesanos que conspirarán para quitárselo o para agarrarse a una porción de poder dentro de su Corte. Tal vez aún no te hayan contado cómo funciona todo esto. Te guste o no, ya estás metido de lleno en la Corte y es mejor que domines sus reglas. Despierta, otros ya te llevan ventaja. Es hora de medrar.

Saludos
22/06/09 5:53 PM
  
Arturo Zárate Ruiz
Soy el mismo Arturo (el autor del libro y los artículos de Arbil citados). Tengo otros textos pero habría de revisarlos antes de enviárselos. Reconozco que hay alguna predilección de los autores jesuitas, barrocos y aun españoles por meditar sobre la muerte. El "Morir habemos" de del Palacio me recuerda un poema no irónico de sor Juana (a su retrato), quien aunque jerónima, tenía un director espiritual jesuita: Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores, y venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo inútil para el hado: es una necia diligencia errada, es un afán caduco y, bien mirado, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. De cualquier manera, no creo que la meditación sobre la muerte sea un asunto exclusivamente jesuita, barroco o español. Ahí está Hamlet platicando con las calaveras que desenterró del panteón y no hablemos del escritor John Donne que no sólo dedicó muy buenas páginas a la muerte sino además (forma enfermiza de meditar sobre ella) durante casi un año durmió dentro de un ataúd, como Drácula, hasta que efectivamente se murió (no sé si le salieron también colmillos). He ahí el gusto romántico y muchas veces morboso, de Goethe en adelante, por los espectros, los pactos con el diablo, por la muerte, muchas veces sin cristiano provecho. No olvidemos que el Fausto de Goethe, hasta cierto punto, es un refrito de uno de Los Milagros de Nuestra Señora (Berceo). Ahora bien, si lo que se cuestiona es la desesperanza, no se necesita para ello meditar sobre la muerte. Los cyber-punk actuales raramente hablan sobre la muerte. Eso sí, repiten y repiten su lema de "no hay futuro". Pero volvamos a la meditación sobre la muerte. Conviene destacar que son muchos los santos representados con una calavera en cualquier iglesia, entre otros san Francisco, el de Asís. Son numerosísimos los portales góticos medievales adornados con los santos mártires, cada uno cargando en una bandeja lo que le cortaron al matarlo: santa Lucía, los ojos; santa Águeda, los pechos; etc. Vivo en la frontera de México con Estados Unidos, éste un país en gran medida protestante. En general, los protestantes nos recriminan a los católicos por exhibir en nuestros templos a Cristo en la Cruz (tal vez por eso en muchos templos católicos del vecino del norte se disimule la Cruz, que no en México). Y los protestantes se asustan aun más por nuestras celebraciones en Cuaresma de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor (en México, tal vez por nuestro pasado indígena, llega a correr la sangre). Dicen que no creemos en un Jesús Vivo, sino en uno muerto, y se equivocan. Sabemos bien que Él es la Vida. Pero también sabemos que es el Camino. Este Camino, nuestro camino, no sólo es azúcar y bombones. Sin Pasión y sin Muerte no hay Resurrección (la resurrección "azúcar y bombones" que acaban por celebrar los protestantes norteamericanos consiste en recoger huevitos de la Coneja). En este contexto del Misterio Pascual es, pues, válida, es más, necesaria la meditación sobre la muerte, sea dicha meditación barroca, renacentista, medieval o aun de los Padres de la Iglesia. Meditarla de otra manera, por supuesto, es de los ateos citados, o de civilizaciones decadentes (como nuestros aztecas que, adoradores del demonio, decoraban todo con calaveras) o incluso de muchos narcotraficantes en México quienes han adoptado la abominable costumbre de adorar a la dizque "Santa Muerte". Dos comentarios más: 1. No sé por qué esa tendencia a identificar órdenes religiosas con corrientes filosóficas. A mí me ha tocado estudiar a los investigadores jesuitas de la agudeza, en el siglo XVII. Me ha tocado también descubrir que sus propuestas no pertenecen a una misma escuela filosófica. Predominan los nominalistas como lo fueron Pellegrini y Tesauro (que se decía aristotélico). Pero también los hay realistas como Pallavicino y Gracián. Unos hablaban de la producción, generación o como se diría hoy, en la mayoría de las universidades, "construcción" de ideas. Los otros hablarían de su aprehensión. 2. Apliquen el mismo comentario a cualquier autor, incluso a Aristóteles, quien en unas páginas, por ejemplo sus Segundos Analíticos, parece empirista, y en otras páginas, como en la mayoría de su lógica y metafísica, realista. Saludos, Arturo Zárate Ruiz
26/06/09 1:04 AM
  
cesar
En el cememterio municipal de las palmas que se edifico a partir de un diseño de lujan perez en 1812 tambien reza la misma frase......creo que es muy comun en las necropolis
12/04/15 9:37 PM

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