Espada de doble filo
A pesar de su timbre marcial, el título de este blog y de este primer post es una cita bíblica de Heb 4,12: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, más afilada que espada de doble filo“.
Interpreto, en este caso, ese doble filo como la fe y la razón. En efecto, Jesucristo, que es la verdadera Palabra de Dios, se nos da a conocer tanto por la fe como por la razón, de modo que ambas, cuando no están adulteradas, nos hablan del mismo Cristo y actúan conjunta y armoniosamente.
Me gustaría aplicar ese “doble filo” a las afirmaciones que se hacen en los medios y que puedan tener alguna relación con la religión, la moral, el pensamiento, etc. Demasiado a menudo se habla sin pensar y sin medir las consecuencias de lo que se dice. Creo que resultará un ejercicio saludable someter las declaraciones de unos y de otros (y también las mías) a un análisis cuidadoso tanto desde el punto de vista de la doctrina católica como desde la razón humana.
En ese sentido, éste ha de ser un blog necesariamente polémico. Intentará serlo, sin embargo, en el buen sentido: buscando la verdad con caridad y respeto, pero también con mucha libertad.
En mi opinión, los resultados van a ser sorprendentes, ya que muy pocas veces se intenta hoy este ejercicio. Nuestra época, que exalta la crítica como la máxima manifestación de la libertad, es curiosamente ajena al ejercicio real de una sana crítica racional, esté o no basada en los presupuestos de la fe católica. En las discusiones que pueden escucharse en los medios no existe apenas intercambio de argumentos, sino más bien un cruce de descalificaciones.
Por supuesto, esa espada de la Palabra de Dios de la que habla el título del blog no es “posesión” mía: Más bien al contrario: como todos los cristianos, intento todos los días someter mi vida a su juicio. Serán bienvenidas todas las críticas a lo que escriba, ya estén basadas en la fe, en la razón o, mejor aún, en ambas. Intentaré responderlas, en la medida de mi capacidad, en el propio post o, si el tema lo merece, en nuevos posts.
Creo firmemente que cuando alguien discute lo que digo, de alguna forma, me está halagando, además de hacerme un favor. Me halaga, porque antes ha tenido que leer lo que yo he escrito, considerándolo digno de ser leído, incluso cuando su finalidad sea rebatirlo. También me hace un favor, porque yo lo que busco, lo que desea mi corazón y lo que puede darme la felicidad no es tener razón, sino encontrar la Verdad.
Que el Espíritu Santo nos conceda a escritores y lectores la humildad de colocar la Verdad, que es Jesucristo, por encima de nuestros propios gustos y opiniones.
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