Por qué la gente no se confiesa
No, no voy a hablar de los casos de pederastia. Son algo inexpresablemente horrible pero, al menos, son poquísimos en comparación con el número total de sacerdotes. Voy a hablar de algo mucho más extendido, que me resulta más cercano y cuyas consecuencias he sufrido en multitud de ocasiones.
El tema me lo ha sugerido un artículo aparecido en Religión Digital titulado “España ya no se confiesa”. En él, se habla de cifras muy tristes sobre la confesión en nuestro país (aunque no queda muy claro de dónde salen esas cifras). Aparentemente, el 80 % de los católicos españoles no se confiesa.
No son estas cifras, sin embargo, las que han hecho que me subiera la sangre a la cabeza. Lo que me ha fastidiado sobremanera es que el artículo parece atribuir este problema a los fieles. Ya he oído a muchos sacerdotes decir lo mismo: “es que la gente no viene a confesarse”, “prefieren otras cosas”, “no nos ven como intermediarios ante Dios”, “creen que no tienen pecados”… No es extraño que el artículo concluya que la confesión es un “sacramento destinado a desaparecer”.
Leer o escuchar este tipo de cosas me deja patidifuso. ¡Curas sinvergüenzas! Si no me lo desaconsejaran la caridad cristiana y el respeto debido a los ungidos del Señor, añadiría un párrafo entero de insultos. O dos, que el papel es barato, sobre todo el virtual.
La razón principal por la que no se confiesa la gente es porque los curas no se ponen a confesar. En muchas parroquias absolutamente nunca. En otras, el segundo miércoles de cada mes, de 11:00 a 11:15 de la mañana, siempre que sea luna llena y Marte esté en conjunción con Saturno. ¡Curas sinvergüenzas! Si de verdad les interesara que los fieles recibiesen el perdón de Dios, pondrían todas las facilidades posibles. ¿Qué centro comercial subsistiría con un horario así? Pero, claro, es que a los centros comerciales les interesa vender, mientras que, para gran número de sacerdotes, la confesión no es más que una molestia. Ayer fui a confesarme con mi mujer y tuve que ir a Santa Gema, a diez kilómetros de mi casa, porque en mi barrio es complicadísimo encontrar confesores.
También existe otra variante que aún me resulta más desvergonzada: los curas que dicen que en su parroquia no hay horario de confesiones porque basta decírselo para que ellos confiesen a quien lo desee. Un fraile dominico de la Parroquia de San Jacinto de Triana, a quien Dios perdone, dice con toda desfachatez: “En esta parroquia no hay costumbre de usar el confesionario. Si alguna persona quiere confesarse, lo dice antes de la misa y nos sentamos en una parte de la iglesia". ¡Curas sinvergüenzas! Para el común de los mortales, confesarse resulta difícil y humillante. Pero si, para ello, primero hay que dirigirse a la sacristía, buscar al sacerdote, interrumpirle, pedirle delante de otras personas que deje lo que está haciendo y venga a confesarnos, soportar las miradas de la gente… la dificultad y la humillación crecen hasta hacerse, en la práctica, insalvables para el común de los mortales.
Por supuesto que es mejor confesarse con un sacerdote que a uno le conozca, cara a cara y en una conversación más amplia. Pero eso no se le puede exigir a nadie. A nadie. Los sacerdotes no son dueños del sacramento de la confesión, de manera que puedan imponer cargas adicionales de su invención a los penitentes. El confesionario, por muy antiguo y pasado de moda que pueda parecerles a algunos, está pensado para proteger a los fieles de las originalidades y las tonterías de los curas.
Otra cosa que me ha repateado del artículo en cuestión es que se quejaba de que la “jerarquía” hubiera prohibido las confesiones comunitarias (se refiere, por supuesto, a esos paripés en los que no hay confesión, sino sólo una ilegítima e inválida absolución general, no a las celebraciones comunitarias con confesión individual). ¡Curas sinvergüenzas! Esas absoluciones generales han alejado a más gente de la confesión que una legión de demonios. Sustituyeron de hecho la necesidad de reconocer sinceramente las propias culpas ante Dios y ante la Iglesia, recibiendo el perdón objetivo de Dios, por un acto social facilón e impersonal, acompañado de un mero malestar bastante vago por el hecho de no ser perfectos.
Mi experiencia me dice que, cuando los sacerdotes están en el confesionario, los fieles acuden a confesarse. He estado en muchas colas para confesarme y sé lo que digo. Y lo he visto en parroquias en las que un párroco no confesaba nunca y, cuando vino el siguiente que sí se ponía a confesar y no ponía obstáculos, la gente retomó la confesión, porque estaba deseando hacerlo.
Sin duda, incluso con las mejores condiciones del mundo, se confiesa hoy menos gente que hace cincuenta años, pero eso no me extraña nada, porque, en primer lugar, el número de cristianos es mucho menor. Y ya es hora de que lo asumamos. En segundo lugar, porque los cristianos están perdiendo el sentido del pecado. También en esto tienen los sacerdotes mucho que ver, pero ya hablaremos de ello otro día.
Y a un sacerdote, le diría: ¿Quieres que la gente de tu parroquia se confiese? Siéntate a confesar todos los días. El Papa ha dicho “No os resignéis jamás a ver vacíos los confesionarios” y la primera medida para que no lo estén es que tú pases tiempo dentro de ellos. ¿Y si aún así no vienen o vienen pocos? Sigue sentándote y reza el breviario todos los días por ellos en tu confesionario. Pocas cosas son más conmovedoras para los laicos que ver rezar a los sacerdotes. Aunque parezca mentira, los laicos no vemos rezar casi nunca a los sacerdotes, hasta el punto de que resulta sorprendente verlo. Échale horas al confesionario. Échale semanas, meses y años. Como el Cura de Ars, que para algo es el patrono de los sacerdotes. Da tu tiempo y tu vida, desperdícialos por tus parroquianos, y eso dará sus frutos.
Recuerdo que, hace muchos años, un sacerdote muy sabio nos llevó a un pueblo perdido de Castilla la Mancha a ver a otro sacerdote al que él consideraba ejemplar. Era un sacerdote muy joven y que, mientras era seminarista, había llevado siempre a cientos de chicos de su parroquia a los actos y encuentros diocesanos, porque tenía una habilidad especial para conectar con ellos. Sin embargo, cuando se ordenó, le destinaron a un pueblo minúsculo en el que sólo vivía un puñado de viejecillos, bastante descristianizados. Estuvimos hablando un rato con él, en aquel pueblecillo en el que estaba tan solo, y nos contó que todos los días se exponía el Santísimo en la iglesia parroquial. Era algo nuevo que él había iniciado en la parroquia. Me conmovió mucho lo que nos dijo, con cierta ingenuidad: “Voy siempre y me quedo rezando todo el tiempo. Aún no ha venido nadie más del pueblo, pero sólo llevo un año haciéndolo…". En esa soledad y aparente fracaso, vi claramente el secreto de su éxito con los jóvenes de su parroquia anterior: daba verdaderamente la vida por sus parroquianos, sin medida. Y eso, antes o después, de forma visible u oculta a nuestros ojos, siempre da sus frutos.
Por supuesto, sentarse en el confesionario no es lo único que hay que hacer. Moléstate también en confesar a los niños de primera comunión. No el día de antes de esa primera comunión, sino dos o tres veces durante su tiempo de catequesis, para que vayan gustando ese sacramento. Y, cuando vayan los niños y chicos de campamento con la parroquia, aprovecha para ofrecerles la confesión. Y organiza varias celebraciones comunitarias de la penitencia al año (de las de verdad, con confesiones individuales). Y confiésate tú con otro sacerdote, delante de la gente, como un signo para ellos. Y, cuando confieses, esfuérzate por reflejar al Buen Pastor, inmensamente alegre por haber encontrado a la oveja perdida (cosa que te resultará más fácil si antes de confesar, estabas rezando, en lugar de pensando en tu apretada agenda). Y habla en las homilías de lo grande que es el amor de Dios, de la tragedia terrible que es el pecado, que lleva a la muerte. Y mil cosas más…. todo menos echarle la culpa a la gente, porque lo que les sucede es que están como ovejas sin pastor.
236 comentarios
El artículo para Pedro, mañana.
Saludos.
Mi Dios, la que se te viene. Invoca al bienaventurado fray Jerónimo Savonarola
La gente pide un huevo y le dan una piedra, pide un pescado y le dan una serpiente como dice Jesús.
Y la pérdida de fe en el pueblo fiel, como señala la Tradición de la Iglesia, reconoce su causa principal normalmente, en la negligencia de los Prelados. Savonarola dijo algo importante sobre eso, dicho sea de paso.
Hace poco un obispo aquí en la Argentina hizo declaraciones deplorando la ignorancia de la doctrina y la pérdida de fe en los fieles. Pues arrojó piedras sobre su tejado, como le hicieron notar varios laicos catolicos.
Gracias.
Gracias por decir lo que es una verdad evidente por sí misma: que la mayoría de los sacerdotes no se sientan en el confesionario; y que, los que lo hacen, no superan los diez minutos diarios.
Sólo conozco los casos de Barcelona, Zaragoza y Murcia. Pero mucho me temo que se trata de un problema más extendido. Si es así, ya no es un problema relacionado con tal o cual obispo. Es un problema responsabilidad del conjunto de obispos que gobiernan la Iglesia en España.
ADVENIAT REGNVM TVVM.
Ya en serio, tienes bastante razón aunque a mi los tonos airados no me convezcan. En mi ciudad sólo se puede ir a confesarse con garantía de encontrar confesor en la catedral que gracias a Dios me pilla cerca de casa. Como mínimo te encuentras casi siempre a Don P. Trevijano en el confesionario y además habla italiano... bendición para mi esposa!
Pero el problema no es sólo confesarse... si alguien encuentra una iglesia abierta mas de 2 horas al día que me lo diga... los templos están cerrados a cal y canto. Cuando viajo lejos y temprano con el coche en ocasiones me llevo el salterio y me gusta parar a rezar los laudes en la naturaleza (mejor templo que ese no hay ninguno) o en la iglesia de alguna población de paso. ¡Cuántas veces he tenido que rezar en la calle, en el coche o en un parque por no encontrar ningún pueblo con la iglesia abierta un día laborable a las 9 o las 10 de la mañana! Si las iglesias están cerradas... donde están los confesores... y ya no hablamos de que puedes estar muerto de necesidad de confesión y haberte cruzado con ochocientos sacerdotes del trabajo a casa pero como no les gusta vestirse de ministros de Dios (o como mucho se visten de ministros sólo en lo que dura la jornada laboral) pues ni te enteras y pierdes la oportunidad de ponerte en paz...
Imagino que es una cuestión de amor a su vocación. A un casado le puede ocurrir lo mismo. No estar cuando su esposa o su esposo le necesite, perder el gusto por los detalles...
Recemos por ellos y ayudémosles siendo cristianos serios. Los sacerdotes necesitan a los laicos tanto o mas que los laicos a los sacerdotes.
En fin... tema controvertido Bruno, pero creo que todos estaremos mas o menos de acuerdo contigo.
Un fuerte abrazo y bienvenido que yo no te había dicho nada.
He observado una gran diferencia en otras localidades, en dónde los sacerdotes se encuentran en los confesionarios. Y, además, te dan unas facilidades tremendas para cualquier momento que les necesites.
Realmente es para sentirse indignado, pero desde hace mucho tiempo ya. Esto no es nuevo.
Aunque a mí los sinvergüenzas me parece otros curas y no curas.
Espero que quede claro que no llamo curas sinvergüenzas a los que simplemente no confiesan, prescinden del pecado en sus homilías o ponen obstáculos a los fieles. Ni siquiera a los que actúan así por dejadez. Eso está muy mal, es constitutivo de pecado y de escándalo y hay que cambiarlo, pero, pecador como soy, no me llamaría mucho la atención.
Lo que me parece de un cinismo inigualable es hacer todo eso y luego echarle la culpa a los fieles porque no se confiesan. Eso es meternos el dedo en el ojo después de haberse hurgado con él las narices y sobrepasa cualquier posible umbral de tolerancia.
Gracias a Dios, conozco/conocemos muchos curas que no actúan así. Que Dios se lo premie abundantemente.
Saludos.
A ver como lo digo...
Creo que debería pagarse al sacerdote que administra la absolución, como se hace en la Ortodoxia.
No, no me he vuelto loco, no estoy diciendo que se compre el sacramento, no sugiero ninguna simonía. Lo que digo es que, dado que el sacramento requiere tiempo y dedicación, el sacerdote reciba una retribución condigna por ese ministerio, como se hace con los estipendios de las misas.
Como dice san Pablo, el ministro vive del altar. Pues que viva también del confesonario.
Una forma de jerarquizar ese ministerio es retribuirlo. Con todos los caveats del caso, y por supuesto aclarando que no se hace por la paga, etcetera.
No digo que necesariamente le pague el penitente -aunque podría ser-, digo que se le pague por la administración o por la disposición horaria, o lo que sea, por supuesto que librado a la conciencia del sacerdote. Tal como se hace con las misas, nadie controla si el sacerdote celebró las misas por las que cobra el estipendio. Pero se paga, no la misa, la disposición.
Por favor, no me maten, es una sugerencia. Bah, de mi mujer. La Ortodoxia le encanta. Y los griegos cobran todo, jajaja
Sería interesante que los comentaristas, público y clero aquí presente, aporten ideas.
Totalmente de acuerdo en todo lo que dices en tu comentario. Son aspectos diferentes de un mismo problema. Ya he hablado más de una vez sobre las iglesias cerradas y, cuando pueda, diré algo sobre el traje clerical.
Especialmente importante lo de rezar por los sacerdotes.
En cuanto al tono del comentario, me ha parecido necesario para despertar a muchos sacerdotes que no se dan cuenta o no quieren darse cuenta de que actuar así es jugar con fuego y pueden estar haciendo mucho daño a aquellos que están encomendados a su cuidado. Todos necesitamos de vez en cuando que alguien nos llame la atención con dureza cuando fariseamos.
Saludos.
En España no estamos dispuestos a pagar por las recetas médicas... figúrate si alguien pagaría por confesarse...
¿no le roba un poco el sentido a la gratuidad del perdón?
no se le puede a nadie a obligar a dar su vida por los demás, pero visto que ha hecho votos de ser sacerdote pues... no se no se... estos griegos...
un abrazo
Si los católicos comprendiéramos el tremendo amor que hay detrás de la confesión, les botaríamos las puertas de las iglesias a los sacerdotes por conseguir algo tan valioso como el perdón.
Las mas grandes catequesis las he recibido en confesiones, como aquella que tuve una semana antes de casarme y en la que un sacerdote al decirle yo lo que haría una semana después me aparto de todos y me explico que era ser príncipe, sacerdote y profeta de mi casa. Aun ahora cuando flaqueo me acuerdo de ese día.
Justamente, "no estamos acostumbrados". Creemos que los curas viven del aire. Pues no. Hay que pagar, no el sacramento, eso es simonía, sino la disposición, lo dice san Pablo.
Aquí en el tercer mundo, los sacerdotes viven muchas veces con el dinero de las misas que les paga Adveniat y otras fundaciones de Iglesias ricas. Pues que Adveniat pague tiempo de confesión, como paga el tiempo de las Misas.
Interesante tu sugerencia. No está mal en sí, pero veo grandes dificultades en ella. Ante todo, la apariencia escandalosa y casi inevitable (sobre todo ad extra) de que el cura perdona al penitente porque éste último paga por ello.
¿Acaso no se pagan estipendios por las misas? Que se pague el tiempo de confesiòn de los curas.
Creo que los angelismos en esta materia oscurecen. Cierto que puede haber escándalo. Pero nadie se escandaliza por la colecta de la Misa.
Esas diferencias en este tema entre localidades distintas muestran, creo yo, que no es algo inevitable, que se puede solucionar.
No sé si la solución debe partir de los obispos, de los propios sacerdotes o de la protesta de los fieles, pero se puede solucionar.
Saludos.
Ese "angelismo" de los fieles es tambien sinverguenzada. La gracia es gratis, ergo sus ministros que vivan del aire. No es así. Dios nos confía a sus ministros para que los sustentemos. Eso es realismo catolico y no angelismo utópico.
Creo que serìa una buena manera de mostrar efectivamente como se valora el sacramento. En Misa dejamos dinero para la colecta, por qué no en el confesonario.
Es aberrante cómo el laicado catolico, adormecido por el estatismo cesarista barroco, no contribuye con el mantenimiento del culto y de los ministros.
Si se impusiera una especie de dádiva o impuesto, tendría la condición de horas extras y, lo peor, se justificaría la ausencia de los sacerdotes en los confesionarios.
"Que el sacerdote viva del altar", no lo digo yo, lo dice san Pablo.
Tema tabú en los países hispánicos el sostenimiento del cura. Todos miran para otro lado cuando se habla de eso.
Estoy de acuerdo en que es lícito que el pastor viva de las ovejas.
Pero el límite es delicado entre vivir de y aprovecharse de... los textos de San Agustín al respecto (creo que son de S. Agustín son muy buenos).
Un abrazo
Y por supuesto, no se le paga en forma tarifada, pero es costumbre entre los fieles darle dinero o pagar en especies sus servicios, resulta inconcebible no retribuirlo. A mí me parece lo mismo.
Las colectas son voluntarias y generalistas. Es eso: "una contribución", pero no un salario por un trabajo extra pues, en definitiva, adquiriría tal condición. Y ¿qué pasaría después? Es temerario pues, pudiera ser, que se tuviera que pagar por una consulta.
Por ejemplo, he conocido personas con problemas de conciencia muy complejos, que no cualquier confesor resolvería. Y he tenido que derivarlos a personas muy sabias y muy expertas.
Este sacramento es muy importante pero depende como ninguno -en cuanto a sus condicionalidades- de la calidad del confesor. Caveat: no digo que no opere in persona Christi, ex opere operato. Digo que es muy importante, como en ningún otro sacramento, la preparación y disposiciòn del confesor, como accesorios del sacramento.
Algo habrá que hacer, yo creo que el oficio y la profesión sacerdotal debe sufrir reformas muy profundas para poder seguir siendo la de siempre. Y no hablo de tonterías como el celibato, hablo de una especialización y profesionalización del sacerdocio de cara a la sociedad secular. En USA, con todas sus "americanadas" inaceptables que usted quiera, el oficio sacerdotal es considerado de una manera màs seria, como una profesión. Me dirá que es más que una profesión, y no puedo estar más de acuerdo. Pero es también una profesión y un modo de vida, y lo alto no se sostiene sin lo bajo, como decía el gran Jack Lewis.
Creo que hay que pensar mucho sobre esto.
Pero para llegar a amar a un sacerdote, apreciarlo, cuidarlo y protegerlo (hagamos una campaña de ¡Adopte un sacerdote!), primero tienes que estar agradecido y consiente de lo que Dios ha hecho contigo, es el único modo, de lo contrario no puedes tener adentro tuyo el amor que se necesita para hacerlo.
La forma en que debemos actuar en la comunidad de creyentes se aprende de los evangelios y los hechos -y también de Pablo. Y las formas de organizarlo son variadas, pero el planteamiento este es demencial.
"Dad gratis lo que recibisteis gratis". Y eso se nos aplica a todos. El compartir con la comunidad, y más con su presidente también es obligatorio, pero no a cambio de lo que se ofrece gratis.
No me cabe en la cabeza que ni siquiera podáis sugerir cosa semejante.
Y todo eso de pagar por las misas es un planteamiento desgraciado que se debería cambiar por completo.
La colecta es otra cosa distinta, y me parece muy bien que forme parte de la concienciación de los fieles de que tenemos que compartir. Hay personas a las que no les parece bien, que piensan sólo en un tipo de cuotas o algo así, pero yo digo que una cosa no quita la otra, y aparte de las cuotas parroquiales está bien que se participe en la colecta dentro de la Eucaristía.
Saludos cordiales y me voy a leer lo que ha sido la madre del cordero.
Amigos americanos, amigos menores de 40, aquí ha habido una historia peculiar, una historia en la que Iglesia y régimen político eran lo mismo. Y la religión se concebía como un instrumento al servicio de una vida ciudadana inexistente porque en su lugar había un régimen autocrático en el que delito y pecado eran lo mismo, y en el que la palabra castigo era la única consecuencia del delito/pecado, y "redención" o "perdón" no exitían en la práctica.
La generación de mis padres creció muerta de miedo; yo también: el mismo miedo me daba un guardia civil (y eso que mi familia era franquista hasta la médula) que el Papa; y estas palabras "...también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno..." eran una pesadilla.
Pero esa no es toda nuestra peculiaridad. Un buen día saltó todo por los aires y de pronto éramos los más progres del mundo.
Han pasado 30 años y aún estamos sin identidad. ¿Qué cura se atreve a hablar de pecado? Sin hablar de pecado en las homilías no parece irle muy bien a la Iglesia. Pero hablando de pecado aún le iría peor.
En mi pequeño pueblo no hay problemas de confesionario. Es cierto que al cura hay que ir a buscarlo, porque somos cuatro gatos, pero claro que confiesa y viene a tu casa y te confiesa a poco (o mucho) malito que estés.
Pero en Madrid capital seguro que ocurre lo que dice Bruno o Azahar de Barcelona. Pero, ¿qué queréis? Los curas no son sinvergüenzas. Están desnortados. Claro que deberían ser algo más "heróicos" y que su norte es el que es, no hay excusa... pero es que sí la hay. Nuestra historia reciente es muy, muy reciente.
De todos modos, entre esa situación actual que denomináis "haber perdido el sentido de pecado" y la de mi primera infancia en la que el pecado era un terror enfermizo, prefiero lo de hoy.
Ya mi primera confesión (1967) fue aterradora, antes durante y después de la confesión. Hoy a mi edad la veo como una sinete chusco, pero me supuso tal trauma que hacia 1977, cuando se consolidó este guirigay del todo vale, fue un alivio dejar durante varios años de confesarme. Pasé de curas y confesionarios durante años. Me harté de curas que justo después del Ave María Purísima ya te estaban preguntando si pecabas "sola o acompañada" y como dijeras que ni lo uno ni lo otro, nada, que no te creían y venga a insistir, y a interrogar, y a darle vueltas al tema. Pero también me harté de curas simpáticos que daban la absolución con una palmadita en la espalda o un pellizco de coleguilla en la mejilla y llamándote por tu nombre de pandilla adolescente. Para eso... me absuelvo yo, me decía.
Pero no la comparto. Opino que el cambio, la solución, debe surgir del interior, no de un incentivo económico.
La comunidad tiene que respaldar al sacerdote y unas comunidades tienen que apoyar a otras. Aquí hay colectas de compensación interdiocesana entre otras cosas. Y relación con la iglesia necesitada en otras partes del mundo.
¿habrá que decirlo de nuevo?
"No es conveniente tirar al bebè junto con el agua de la bañera"
"El abuso no quita el uso"
Que cierta espiritualidad barroca y la progre como dices, por qué no, haya abusado del confesonario y haya tenido algunos abusos no quita que el sacramento es un sacramento de liberación.
Por cierto que para apreciarlo se debe tener una teología sana, tanto en el confesor como en el penitente. Y una psicología sana, también en ambos.
Yo, voy a dar un ejemplo personal, no permito que cualquier sacerdote confiese a mis hijos, puedo darme ese lujo porque aquí todavía se confiesa. Y porque ellos son menores y se confiesan. Y les he dado muchas orientaciones para acercarse al confesonario y no equivocarse.
En la mayor parte de las Iglesias no hay nadie en el confesionario, pero se sabe en cuáles sí hay.
En todo caso sería de agradecer que los superortodoxos formalistas casuísticos preconciliares escrupulosos y fomentadores de escrúpulos se abstuvieran y que los que confiesen recuerden la actitud de Jesús para estas cosas.
O sea al igual que la Eucaristía ha ido variando a lo largo de los siglos pero manteniendo su eje central que es la conmemoración del sacrificio pascual. La confesión quizá debería ir abandonando formas que ya no funcionan.
No se entiende que unos sacramentos progresen y otros no.
Por otra parte es inútil echar la culpa a los padres actualmente una cierta concepción de la vida relacionada con el bien y el mal y el binomio responsabilidad-libertad han ido desapareciendo y dado que por lo general los cambios sociológicos suelen ser inalterables, veo complicado que en Occidente se recupere esa noción de pecado que hubo hasta el siglo XX.
Es una vulgar mentira.
En cuanto a lo del estipendio, qué cosas tiene tiene tu mujer, poca sangre española debe de quedarle. Aquí nadie quiere pagar nada, pero ¿a los curas?... vamos, hombre.
Hace no mucho a los curas se les mataba aquí, ¿sabes? Y motivos, lo que se dice motivos, no exiten para las tropelías que se cometieron. Pero si a quienes las cometían se les preguntaba el por qué, no dudaban en responder que la Iglesia estaba aliada con los ricos contra los pobres. En mi comarca no quedó un cura ni un fraile y las monjas se salvaron por una casualidad. Cierto o no lo de la alianza con los ricos, eso es lo que se decía.
Pero no vayamos al 36. En 2007 participé en la colecta de la Asociación española contra el Cáncer. Me pasaron cosas curiosísimas: gente que te evita al ver una hucha es normal; pero gente mayor, acostumbrada aquellas colectas del tipo de "para los Jueves Eucarísticos" y cosas por el estilo, me decían: "Esto pa qué es, ¿no será pa los curas, eh! que pa esos ni agua". En 2007.
Y en las primeras comuniones, como catequista que fui, padecí, entre muchos otros males, las peleas de las mamás que nunca se ponían de acuerdo en cuánto dinero dar a la parroquia. Unas decían: demos todas lo mismo. Otras decían: no, no, cada uno lo que quiera y pueda y en un sobre anónimo. Alegaban estas últimas que si ellas querían dar mucho dinero, no querían que nadie se sintiera avergonzado u obligado si no podían dar lo mismo. Resultado: al abrir los 15-20 sobres había billetes de 5 miserables euros ¡¡¡y todos los años había tres o cuatro VACÍOS!!! Excuso contarte las parafernalias escandalosas de derroche de dinero que exhiben las familias e mis catecúmenos.
Paro de contar anécdotas porque es para llenar una enciclopedia. Aquí no sería práctico pedir ni cinco céntimos.
yo no tiro el bebé con el agua de la bañera. De hecho me confieso, (aunque recorro más de diez kilómetros sólo para que el cura no sea conocido).
Digo que los abusos explican la situación actual. La explican, no he habaldo de que la justifiquen, pero es una explicación realista.
Yo no lucho contra el pecado por miedo al cinchazo (lease el infierno) lucho contra el pecado porque no quiero traicionar un amor tan grande que he recibido de Dios inmerecidamente, obviamente no soy ajeno a las consecuencias que el pecado tiene en esta vida y en la siguiente, pero es cuestión de enfoque, de conciencia de vida y de sensatez; cosas que obviamente solo te da la iglesia. Sinceramente leyendo las encíclicas de estos tres últimos papas yo dudo que la iglesia este interesada en volver a la conciencia de pecado de los siglos anteriores, al contrario la Iglesia va delante de nosotros.
Hombre no me negarás que la confesión auricular, a diferencia del perdón de los pecados, no data de los tiempos apostólicos.
(luis, esto es cosa tuya, venga)
Mira, yo creo que la confesión individual de los pecados data de los tiempos apostolicos. No sería secreta, pero sí era individual. Y ya en los primeros siglos se fijaron sus elementos esenciales, como con la misa, no fue en Trento.
Es que el cambio es mucho más profundo no se trata del pecado católico ó no.
Es la pérdida del sentido de lo que está bien o mal. A final de los años 80 los millonarios del pelotazo eran a quienes se querían emular, actualemente tenemos una corrupción política más propia de país tercermundista que europeo. ¿Por qué no se subleva la gente ante esto?....pues porque en el fondo todos ansían estar en la poltrona del políticuho para dedicarse ellos al cohecho.
Al ejemplo de Yolanda me remito seguro que ninguno de los padres debió encontrar anormal o sentir remordimiento ante el hecho de entregar un sobre vacío.
Bueno me quedó con tu versión. De todas formas el problema no es de índole formal sino sociológica.
Primero se fue el feligrés no el sacerdote, por ello me parece injusto tacharles de sinvergüenzas.
Una de las cosas que más me sorprendió fue la conversación con un sacerdote que dice que ahora en vez de confesarse, va al psicólogo... Gran verdad.
PUES CONFESARSE ES GRATIS!! ;) -y retomando la idea de la mujer de Luis, no es cuestión de darle un estipendio, pero echar un billete en vez de las míseras monedas en la cesta...- ¿no?
Un saludo muy cordial.
Ya empezamos. No he hablado para nada de lo que hagan en otras religiones. No voy juzgando las cosas que no conozco fuera de contexto. Ni he insulado a nadie, así que reprime tú tu sensibilidad. He dicho que esa idea era un disparate, porque me lo parece y punto.
Un disparate mayúsculo para el sacramento que conozco en mi propia religión y en mi propia sociedad, por las razones que he dado. No juzgo a ninguna persona ni por supuesto a ninguna religión. Tampoco he hablado del muro de las lamentaciones.
Y aquí se acabó nuestra conversación, que al público general no le interesa lo que tú opines de mi sensibilidad ni yo de la tuya.
Después Bruno se queja, que se fije bien en los comienzos. Por mí aquí queda la cosa.
Que alguien opina que lejos de ser un disparate es una idea acertadísima, pues que lo diga. Que ese es el tema.
¿Por qué no cuentas tu experiencia?
Estamos faltos de testimonios de personas que nos muestren lo positivo del sacramento, en vez de lo formalista.
Contrarrestaríais mejor a los que dicen que el sacramento decae por lo mala que es la gente o por lo malos que son los curas.
La cuestión es ¿los católicos de dentro de 100 años tendrán la misma noción del bien y el mal qué nosotros?. Es que ya a día de hoy incluso el catolicismo más puritano y extremo (dentro de la Comunión con Roma) es más relajado moralmente que la generación de mis abuelos.
Aquí no es que se mala uno u otro, es que ya nadie es malo actualmente.
Ahora es: "Menos empaque y mas relleno" como dice mi abuela! Es decir siempre habrá el que quiera trabajar de "cara a la galería", pero ya hay conciencia que el combate empieza por dentro y de allí empieza a caminar para afuera. Y dentro de 100 años no lo se, quizás hayamos vuelto a las catacumbas si el final no ha venido, y estemos de nuevo intentando convertir el mundo entero y surgirán Santos mas Santos que todos los de la historia, dispuestos a ser utilizados de antorchas en las noches para iluminar los caminos del imperio que reine en ese tiempo.
Como dije antes y repito:
"Y aquí se acabó nuestra conversación, que al público general no le interesa lo que tú opines de mi sensibilidad ni yo de la tuya.
Después Bruno se queja, que se fije bien en los comienzos. Por mí aquí queda la cosa.
Que alguien opina que lejos de ser un disparate es una idea acertadísima, pues que lo diga. Que ese es el tema."
Creo que es el momento de aportar ideas positivas sobre la confesión, no de repetir los mismos insultos de siempre.
Espero que haya más testimonios personales de buena gente.
La naturaleza humana es y será siempre la misma, la de Dios no hablemos. Y pecado es separarse de Dios y revertir a las criaturas. Eso nunca cambiará, siempre será pecado preferir a los bienes de este mundo por encima de Dios, y máximo pecado encerrarse definitivamente en la propia inmanencia y no abrirse al don de Dios. Ese pecado no es perdonado ni en este siglo ni en el otro.
:)
Entiendo que muchos no aceptan como pecado lo que, realmente, es. Estamos incurriendo en autojustificaciones muy arbitrarias. Los comportamientos y actitudes, incluso sentimientos, se acomodan a las circunstancias.
No se trata de sentir miedo, sino de tener conciencia y responsabilidad de lo que hacemos. Y creo que, ahí, fallamos.
Las opiniones sobre la Iglesia, los curas, etc son ésas.
Así que, atraer a la gente a la Iglesia vía confesionario, que es algo de lo que los españoles han huido a la velocidad del rayo, mal intento.
Un dato historico: es interesante que durante la estancia de Pablo en Efeso, muchos exorcistas judíos se arrepintieron de sus prácticas, y -como dice Lucas- "venían a confesar y a manifestar lo que habían hecho" (Hch. 19,18). El sacramento de la confesión -cuyo origen proviene del mismo Jesús como mandato (Jn. 20,23)- obliga, como señala esa cita, a que existan quienes hagan de intermediarios entre Dios y el pecador. Y es cierto que lo largo de la historia ha adoptado muchas formas (algunas brutalmente rigoristas) pero en esencia el sacramento sigue siendo una maravillosa vía para eliminar nuestros pecados, purificar nuestra conciencia, tener mejores propósitos y avanzar en la santificación.
Yo volví a confesarme hace unos años, y desde entonces suelo hacerlo habitualmente. Habrá confesores malos, pero también hay algunos que parecen verdaderos oráculos celestiales.
Nunca se me ha ocurrido el confesionario como método para atraer a la gente de fuera (aunque a veces he leído sobre casos aislados). En cambio, es esencial que el confesionario se utilice bien para que la gente permanezca en la Iglesia, creo yo.
¡Sí! Cuando el sacerdote pone lo que puede de su parte para abrirse a la gracia de estado que le da Dios, transmite en ocasiones una sabiduría y una misericordia que están muy por encima de sus cualidades habituales, porque son divinas.
Al final como dice mi párroco: "católico ignorante, ¡seguro protestante!" y la versión europea seria: "católico ignorante, seguro agnóstico" ;)
La pena es que no esté más extendido. Pero con eso me conformo.
Hasta disminuyen las misas cuando llega el verano. Desanima verlos tan desanimados. Si encima les llamamos sinvergüenzas terminas por arruinarles.
A mí el artículo y una noticia de Zenit me ha llevado a reflexionar en otra dirección.
Creo ciertamente que no hay noción de pecado, así que tampoco necesidad de perdón, ni mucho menos confesión.
Volvemos a lo de siempre hay que evangelizar y no dejar que el rosario lo digan las de siempre, ver un sacerdote orando delante del altar, es una de las cosas más hermosas que te pueden pasar. Por lo inaudito, digo.
Saludos
En la Orden dominica -ay, la arquetípica, no la real, al menos la de Triana, Bruno- existe la modalidad de hacer el examen de conciencia y confesar, en vez de recorriendo los mandamientos, recorriendo las virtudes teologales y cardinakes y acusarse de las faltas y pecados contra las virtudes. Parece un detalle,porque los pecados de obra son los mismos pero cambia mucho el "ambiente mental" de la confesión. Y favorece además ver la vida moral centrada en la virtud, no en el pecado, por lo que los pecados de omisión se advierten con más facilidad.
"Eso es meternos el dedo en el ojo después de haberse hurgado con él las narices"
Magnífico. Tienes salvación :D
A mí lo que me intriga es haber comprobado que algún cura superortodoxo y cumplidor, que tiene de todo menos de sinvergüenza, no está jamás en el confesionario, aunque estaba en sus primeros tiempos.
Creo que no todo el mundo sirve para confesar, y como siempre está otro sacerdote confesando, él no se pone, aunque me consta que está siempre ocupado en cuestiones parroquiales. Ayer estuve en la Eucaristía allí y dijo que citaba a los jóvenes en el estadio para recoger otros jóvenes y hacer una hora de oración ante el sagrario todos los viernes por la noche. A primera vista parece una idea disparatada buscar jóvenes en la movida, pero puede resultar, cualquiera sabe.
¿Qué tipo de confesores prefiere la gente?
Ese sería otro tema.
Has desencadenado que la gente se ponga a contrarrestar, dando información sobre dónde puede uno confesarse y contando experiencias propias positivas y negativas.
Algo es algo
¡Claro! Por eso he dicho que tiene que utilizarse bien. No hay nada más peligroso que las herramientas de sanar en manos de alguien chapucero, rigorista, moralista o sin criterio (me recuerdan a Jack el Destripador y su bisturí o, por utilizar un símil más castizo, a un elefante en una cacharrería). La confesión, para ser buena, debe tocar muy adentro del corazón, pero eso implica un peligro grande de hacer daño también. Y, en la duda, el confesor siempre debe errar hacia la misericordia.
En toda mi vida sólo he conocido a tres sacerdotes verdaderamente nefastos confesando (uno tendente al rigorismo, otro al moralismo y el tercero a la falta chapucera de criterio), pero estoy convencido de que han debido de hacer daño a muchísima gente.
Saludos.
Y como los niños van al pediatra, no al médico, debe haber confesores especializados en niños y adolescentes, "confesores pediatricos". Mi mujer y yo intentamos seleccionarlos.
Es una profesión en la que se juega el alma, la del penitente y la del confesor.
San Juan de la Cruz dice que los confesores tienen obligación de acertar, y que les serà imputadas todas las desviaciones en que incurran sus confesados.
Y así, iba formando la conciencia con gran tino, y dándoles a los niños las luces para discernir, sin forzar la conciencia y acostumbrándolos a formar un recto criterio. Era extraordinario.
Pero no sólo los curas. La catequesis de preparación a la confesión ya era aterradora.
Y las clases de religión por ahí sen andaban.
Vamos, que los curas de ahora no creo que sean sinvergüenzas. Sinvergüenzas los que asustaban niñas de 5, 6, 7 años, o que asfixiaban a adolescencentes con el empeño en que confesaran pecados que (al menos "aún") no habían cometido.
De aquellos polvos, vienen estos lodos.
Podemos recorrer España entera confesándonos sin parar, con toda esta información.
Si no empiezan a quitarles las "licencias para confesar" porque he visto que varias personas hemos empezado a la vez a hablar de los que no deberían confesar, para complicar aún más esto de la falta de confesores.
Aunque sospecho que a lo mejor no coincidimos en las características del buen confesor.
No sé a qué se refiere Bruno con moralista, porque yo creía que era lo mismo que rigorista. Chapucero me parece que conociendo a Bruno sé por dónde va, pero no estoy segura.
Me apunto tu sugerencia sobre las características del confesor ideal para un próximo post.
Rigorista es el que es excesivamente estricto en moral, alguien que exagera la gravedad de cosas sin importancia, asustando al penitente, etc. Es decir, algo totalmente alejado de la misericordia de Cristo con los pecadores.
Moralista es el que reduce el cristianismo a normas morales. Para él, lo importante es ante todo cumplir preceptos y no amar a los demás, responder al amor de Dios, etc. (cuando, en realidad, los preceptos están al servicio de ese amor al prójimo y a Dios, son guías y no fines en sí mismos).
Saludos.
El Chapucero es el que no da importancia a la confesión y dice lo primero que se le ocurre o está pensando en otra cosa. En el mejor de los casos no ayudará en nada, en el peor resultará escandaloso.
Saludos.
Me ha gustado tu sugerencia sobre la confesión basada en las virtudes. Un link donde se explique algo más, por favor.
Nada, que hayan sacerdotes malos para ese sacramento concreto no redunda en lo hermoso de el sacramento en si. Eso seria como hablar mal del matrimonio porque hay gente que no puede vivirlo ni entenderlo.
Les cuento una mia, llego donde aquel padre a confesarme, le cuento mi pecado, le digo que no me perdono yo solito y el callado, pasa como 10 min en silencio y no me dice nada, le pregunto "padre, ¿y entonces?" el extiende la mano me señala la imagen de la virgen y me dice: esa es tu madre, esa es la iglesia, ¿crees que no te ama tanto como para perdonarte?¿crees que no sabe que eres débil y que caes? y si ella te perdona, ¿porque vas tu a sentir que tu pecado es mas fuerte que su amor? levantate y pelea!.
También hay penitentes chapuceros. Una vez fui a confesarme y me puse a consultar al cura sobre un problema de conciencia bastante complejo, relacionado con un asunto jurídico.
En un momento, me dijo muy amablemente "pues piensa qué es pecado, qué no y luego ven y confiesa con la mente aclarada, porque yo no estoy en tu situaciòn ni tengo elementos para entenderla". Tenía toda la razón, yo quería que él hiciera el juicio moral que a mí me correspondía, por pereza o por pusilanimidad mías de no examinar la cuestión.
Gracias por las explicaciones y a todos los demás también gracias por las pistas.
Tengo que irme.
Despedida cordial.
Virtudes cardinales. Falté contra la templanza, por acción u omisión. Contra la fortaleza... Y así recorres todas las virtudes, pudiendo confesar no solo los actos contrarios, sino la falta de esfuerzo en corresponder a la gracia que se recibe para llevar a su perfección cada virtud.
El acto que confiesas es el mismo, el clima de la confesión es distinto, y ademàs hay más lugar para los pecados de omisión, que con la recorrida de los mandamientos no surge tan fácilmente. En cambio, ante la virtud, es más fácil notar el déficit.
Es como que te pones un listón más alto, y la diana queda en la virtud, no en el pecado. Es más exigente el método, pero también más limpio, menos "carnificia", como decía Lutero de la confesión. En realidad, le debemos a las malas confesiones de este pobre tipo media Reforma protestante. No pudo o no supieron curarlo de los escrúpulos y así le fue.
Veré si Garrigou-Lagrange tiene algo. O Pilar O.P., fanática del metodo.
???????
se que lo dijiste en español pero no entendi ni la coma :P
No sé si se entiende ahora.
Perdona, se me había pasado tu comentario. Como le decía a Azahar, no sé si la solución debe partir de los obispos, de los propios sacerdotes o de la protesta de los fieles, pero creo que es evidente que las cosas tienen que cambiar.
Interesante lo de la confesión y las virtudes. Lo probaré. Hasta ahora yo usaba los pecados capitales, que me resultaban más fáciles que los mandamientos, la verdad.
Un abrazo en Jesús y María.
En serio ahora, joel. Estoy medianamente de acuerdo contigo. Se puede poner un confesonario en la puerta de cada casa que, el que pasa de la confesión desde hace décadas, seguirá rodeándolo casi sin verlo.
Los que se quieren confesar, ya lo estamos viendo, se van a buscar confesorio "de guardia" al quinto pino.
Cuando decía Bruno que no sabía quién debía remediar esto, si los obispos, los propios curas o los fieles con sus protestas, ya os digo yo que estos últimos podrán protestar pero son cuatro gatos.
La mayor parte de ese supuesto 80% es gente de bodas, bautizos y comuniones. ¿Van a protestar por falta de confesonarios? Ni lo echan en falta, ni se les ocurre.
Interesantísimo el tema. Opino que el sacramento de la confesión tal vez ha sido uno de los peor explicados y muy mal llevados a la práctica, salvo excepciones, tanto por el confesor como por el penitente. A mí, desde luego, me prepararon muy mal antes de la primera comunión, aunque claro, tenía ocho años y a lo mejor no hubiera entendido una cosa más profunda. Sin embargo, Yolanda, he tenido más suerte que tú, porque a mí JAMÁS me preguntaron nada sobre el famoso 6º mandamiento.
Andando los años, a mis 35, en unos Ejercicios en un Monasterio, me explicaron de verdad lo que era la confesión, me liberaron para siempre del miedo y de los escrúpulos de conciencia y me convencieron de que Dios me ama incondicionalmente. Y desde entonces acudo a ella con gozo y confianza, no como un acto judicial ni de temor, sino como un liberador conocimiento de mí misma y del " pecatum " en su sentido semántico original: no acertar en la diana.
No sigo un esquema rígido, la confesión no es eso, me parece. Pero como me encanta el programa de las BIENAVENTURANZAS, a veces me baso en ellas, aunque tampoco rígidamente, sino contrastándolas con mi vida.Por ejemplo: ¿ de verdad soy pobre en el espíritu, o más bien tengo ídolos que incluso podría concretar, empezando por el excesivo apego a la opinión de otros, por ejemplo ? ¿ Cómo me ha limitado eso desde mi última confesión y cómo me impide ser yo misma y muy concretamente ?
Eso sí: es necesario tener un buen confesor, no sólo espiritual sino muy " letrado " como decía Santa Teresa. Y sin que caigamos en maniqueísmos a la hora de escogerlo, tales como: " Es de tal movimiento, por eso no lo quiero. "
Si te digo la verdad yo confío en que en la hora de la muerte no haya un confesor a mano -a menos que sea uno que ya conozca de antes y no lo considere peligroso.
A la hora de la muerte me viene uno de esos ortodoxos-formalistas-cumplidores de normas-perfeccionistas-escrupulosos-más preocupados del código canónico que de las personas y me voy al infierno por mandarle al infierno.
La misericordia de Dios es inmensa y a la hora de la muerte, como a cualquier hora de la vida, lo único que necesitamos es oir a Jesús decir: tus pecados están perdonados. Abba te está esperando para celebrar una fiesta. Sólo eso.
Creo que las bienaventuranzas también pueden ser un buen punto de partida para un examen de conciencia.
Yo de pequeña no tuve ningún problema con ningún confesor. Recitaba siempre la misma lista que me sabía de memoria y no me decían nada de particular.
De mayor, cuando volví a la Iglesia, ha habido de todo. Es un buen momento para pensar sobre el tema.
Buenas noches
Pues sí, todo lo disparatada y demencial que quieras, para ti. :D
Pero afortunadamente me fio más de Dios que de los hombres y si me confieso es simplemente porque Dios lo quiere. Si no hay confesor a la vista, no es culpa mía, de modo que no tengo de qué preocuparme y si lo hay espero que sea del estilo de Jesús y no un juez-inquisidor. Pero incluso si me tocara un insoportable juez inquisidor formalista escrupuloso creo que nadie me puede hacer desconfiar de la misericordia de Dios.
Ahora que, sinceramente, interés en ponerme a prueba no tengo, y prefiero estar sola que mal acompañada.
Por ejemplo, imagínate que eres cura ¿crees que me podría gustar confesarme contigo en mi lecho de muerte? Acabaría mandándote al infierno y tú excomulgándome y luego tendrías que confesarte de falta de caridad con una moribunda.
Mejor dejar las cosas tranquilas ¿no? :(
¿Qué penitencia me pondrías ahora mismo por mis pecados públicos? Que igual te hago caso y todo.
Después desde la fe, pienso que morir es vivir en Dios, así que no puede darme miedo.
Lo que me preocupa es cómo vivir el ahora. En ese sentido, sí creo que debería plantearme muchas cosas, en estos instantes. La vida es la que me reta a intentar ser mejor, no la idea de la muerte.
Vale, luis. Los leeré :D
Buenas noches por última vez, que voy a empezar a reformarme ya mismo.
Y lo digo públicamente después de ir a él personalmente y conseguir por respuesta una cara de "pero este loco beato que quiere confesarse cada Domingo de dónde salió????" y un "si quiere le confieso al final de la misa".Pero claro no le voy a explicar que, es antes del banquete Pascual cuando uno quiere ir bien aseado y no después porque me diría, como otro cura me dijo, "si tu pides perdón a Dios para tí mismo, antes de la comunión está todo bien" u otro que me dijo "tu tienes cara de buena persona, no pasa nada porque te confieses otro día" o "no me diga más, ya le absuelvo por lo demás, que va a empezar la misa y la gente se impacienta (doy mi palabra que no llevaba 30 segundos confesandome)...etc ....etc...etc
Conclusión: Como esto me ha pasado en varios sitios de España y del extranjero, pero sobre todo en España, doy fe que no es que no haya fieles que no quieran confesarse, es que la basura que les dan y les han dado de comer en los seminarios a los sacerdotes menores de 50 años ha hecho que consideren "más importante las labores pastorales que el confesionario".Así me lo soltó otro curita "New age"
Y si no lo digo reviento.
Gracias, mil gracias Bruno por tu artículo, y a ver si se van poniendo las pilas estos curitas remolones que si les pides confesarte,parece que les estás pidiendo que te acompañen a subir el Everest.
Que los curas que no confiesan en sus parroquias sean denunciados publicamente por el gravísimo daño que hacen a las almas.He dicho.
Es justo decir que hay excepciones, pero son mínimas, por ejemplo he de decir, que en mi tierra, Avila, en la parroquia de la Santa siempre hay algún Padre carmelita antes durante y después de la misa en los confesionarios,y, por cierto, no tienen prisa ninguna (Dios les bendiga)
en fin... hoy no creo que me pase por aquí, mañana me voy de vacaciones ¡al fin!
un abrazo a todos y hasta dentro de 15 días
Rezad por Óscar, Antonella, Manuel y Carmela. Nosotros lo haremos por vosotros...
PD: Bruno, hay que hacer un post sobre los frutos de la vigilia de oración. Mis intenciones 3 de 3. El embarazo va viento en popa. Las auditorías las pase con sobresaliente y el 1 de Julio hubo huelga de abortistas...
Un abrazo a todos. Seguid con esta paz.
El hombre está demasiado hundido: La solución sólo la tiene Dios. Y cuando Dios semanifiesta todo es temor.
"A veces cuando voy a comulgar, siento escrúpulos porque no me he confesado ¿Cuál es la relación entre estos dos sacramentos?"
Repuesta:
Por una serie de motivos históricos confesión y comunión están tan ligadas que parece que la confesión es un paso obligado hacia la comunión. Ahora bien, según la doctrina católica la confesión no puede entenderse como un salvaconducto para la comunión, como si el confesor fuese un portero que nos deja entrar a un ministerio donde se reparten gracias. La reconciliación es un encuentro con la misericordia del Padre, y debe preceder a la Eucaristía sólo cuando uno es consciente de haber cometido un pecado grave que haya roto la relación con Dios y con los hermanos. Si uno no es consciente de la gravedad, o si no ha cometido un pecado grave, no hay razón para abstenerse de la eucaristía. La reconciliación y la eucaristía son como instrumentos distintos y específicos par aumentar la unidad con Dios.
El sacramento de la reconciliación marca las etapas de nuestra conversión, o bien nuestro crecimiento en la comunión con Dios: nos ponemos ante el con sinceridad y le declaramos nuestras limitaciones, seguros de que nos ama inmensamente, de que nos pide que le amemos tal como somos y de que sólo él puede cambiar nuestro corazón.
La eucaristía es la celebración gozosa del misterio pascual, es decir, cuando Cristo se ofreció al Padre por todos los hombres, como un eterno gracias. Como dice la liturgia, "por Cristo, con Él y en Él" también nosotros nos entregamos como ofrenda de amor; y participamos de su vida con el acto de la comunión, que significa ycumple nuestra unidad con Dios y con los hermanos.
La grandeza de este momento no se puede subestimar y requiere una preparación y una conversión continuas. Por eso la celebración eucarística prevé un rito penitencial, y éste constituye un momento de examen ante Dios. En este sentido hay que entender el gesto del celebrante al lavarse simbólicamente las manos después de presentar las ofrendas, así como elmomento en que nos damos la paz, en que la liturgia pareces estar recordándonos ese pasaje evangélico que dice: "Si alguien tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y ve a reconciliarte con tu hermano"; e igualmente el himno "Cordero de Dios..." y la oración "Señor yo no soy digno de que entres en mi casa..." Todos estos actos nos preparan para el encuentro con el "Cuerpo de Cristo", nos ayudan a expresar y madurar en nosotros una actitud de arrepentimiento y conversión que agtrae el perdón de Dios por los pecados cotidianos.
Esto nos permite ir a comulgar aunque no haya sido posible celebrar el sacramento de la reconciliación; pero no nos dispensa, sino que nos compromete a confesar los pecados graves en cuanto sea posible. En la tradición de la Iglesia se ha considerado siempre que la comunión eucarística nos libera de las culpas diarias y nos fortalece para resistir al mal, realizando en nosotros un cambio radical, porque pone nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas en las de Jesús.
A veces, una percepción inexacta de la relación entre confesión y comunión nos impide ir a comulgar, y esto entorpece la posibilidad de recibir con mayor frecuencia este vínculo de unidad entre Dios y nosotros. Debemos prepararnos adecuadamente para el encuentro con el pan eucarístico, no confiando en nuestras fuerzas, sino en la capacidad de Dios para atraernos con su amor a la comunión con él. En suma, es bueno comulgar siempre que podamos y así empeñarnos en un camino de conversión. Esto también implica celebrar el sacramento de la reconciliación, pero no lo considera un "salvaconducto" para la eucaristía."
Perdón por lo largo del comentario, pero quizás sea útil.
pues cierto que más vale tarde que nunca, pero ¿no crees que entender y disfrutar de un sacramento a partir de los 35 es un poco tarde? ¿Qué paso hasta entonces?
A la hora de la muerte, creo que no puede haber cura "malo". Si hay algo que un cura, por inquisidor-moralista-formalista que sea se tiene que tomar en serio es a un moribundo.
Y también, cuando uno está cara a cara ante la muerte, todo lo ve -al fin- de otra manera. Con la muerte no hay bromas, dimes ni diretes. Entonces, y aun cuando durante toda tu vida hayas rechazado a cierto tipo de curas, ves más claramente que nunca que es Cristo quien te confiesa. Y ante un alma a punto de acudira a la Casa del Padre, no hay cura que no se transfigure en Jesucristo.
Vista mi experiencia con Carlos en sus últimas semanas, querría tener la misma "suerte" que él tuvo: los cuidados paliativos en mi casa y los auxilios espirituales 24 horas a mi disposición y a domicilio. El párroco 24 h. localizable, el acólito para traer la cominión a cualquier hora que la pidiese, la familia atendida por todos los parroquianos, empezando por el cura, a cualquier hora... Creo que, si antes de morir tengo la lucidez y el tiempo suficientes, no me importaría confesar con un cura de los que ahora, en principio, evito.
(por ejemplo, uno del opus o uno recién salido de un Redemporis Mater, jeeje, no te mosquees Bruno, es una broma por desdramatizar, que al hablar de la muerte una se pone muy solemne)
;)
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Ah, aplaudo el cambio de título. No nos quejemos luego de la prensa si en un blog tan católico adoptamos también la norma de que no dejes que la verdad te estropee un buen titular.
El efecto de la confesión no es ni siquera sentirse a gusto con uno mismo, me parece, sino ante todo sentirse tocado por el infinito Amor que nos repite una y otra vez: " No pasa nada, estoy contigo. " Y tomad nota, si queréis: el Monasterio es Buenafuente del Sistal, en la provincia de Guadalajara. Tiene Ejercicios Espirituales todos los años. No puedo ir anualmente, pero estoy en contacto con ese ambiente y con muchas de las personas que han pasado por allí.
Me tranquilizas respecto a la confesión en la enfermedad. Pero yo siempre he pensado que los que se preocupan por las formalidades cuando se encuentran un moribundo son capaces de hacerles un interrogatorio exhaustivo para asegurarse de que no hace una "mala confesión" y no se condena (según su criterio)
Si a mí no me han afectado ciertos curas es porque, igual que siempre he tenido claro que la absolución no me la da él, sino Dios mismo, también he tenido claro que lo que dijera el sacerdote podía estar inspirado por Dios mismo o por su sentido del perfeccionismo y la escrupulosidad en la manera de hacer las cosas. Y de esto último paso. Pero paso a tope, con la firmeza de quien sabe que si abriera la puerta al perfeccionismo y a los escrúpulos cometería un error de tamaño sideral.
La confesión es para mejorar, para saberte perdonado por Dios y tener la certeza de que te ayuda a recomenzar de nuevo porque sigue creyendo en ti, incluso cuando tú has dejado de hacerlo.
¿En qué demonios te puede mejorar esa conciencia escrupulosa? En nada. Y estando en pleno uso de mis facultades puedo decirle a un confesor: mire que yo no creo que se trate de definir las cualidades y la extensión de las manchas para etiquetarlas cuidadosamente, sino de tener claro que Dios te perdona y te ayuda, con la propia colaboración claro, la reflexión ya hecha sobre las causas y las consecuencias y el propósito de dejarte ayudar por Dios. Darle vueltas a las cosas no lleva a mejorar sino todo lo contrario. Y si necesitara pedir consejo lo pediría. Ante mi sorpresa esa actitud me ha dado resultado incluso con los formalistas más formalistas reconocidamente jesuitico-casuísticos - a los que tampoco he evitado, porque huir es de cobardes. Pero este tipo de conversación sólo se puede tener cuando uno tiene ideas claras y fuerza para no dejarse comer el coco.
Aunque soy de las que prefieren morirse de repente, en caso de enfermedad grave sí me confesaría, pero mejor con alguien de confianza. Lo que sí me gustaría mucho recibir es la unción de los enfermos.
Tomo nota del monasterio que nos indica Flavia.
Saludos cordiales a todos.
Uno de los efectos de la comunión es que perdona los pecados, incluso los graves si son inadvertidos y olvidados. Pero sólo si hay discernimiento previo y la persona no toma la comunión a sabiendas de que tiene un pecado mortal en la conciencia.
En el rito extraordinario la absolución es todavía más fuerte, y sin embargo nunca hubo confusiones: hay dos confiteor y la fórmula de absolución del sacerdote es muy parecida a la de la penitencia.
Para mí que la primera parte del párrafo parece contradecir la segunda:
"Uno de los efectos de la comunión es que perdona los pecados, incluso los graves si son inadvertidos y olvidados. Pero sólo si hay discernimiento previo y la persona no toma la comunión a sabiendas de que tiene un pecado mortal en la conciencia"
Si puedes aclararlo, mejor. Porque si el requisito es que los pecados graves sean inadvertidos y olvidados no veo como se casa con que sólo se perdonan si hay un discernimiento previo de que tienes un pecado mortal y no se comulga y entonces se te perdona.
¿De qué fuentes proceden estos datos?
Es doctrina catolica inveterada.
Pero dejando eso aparte, sigo sin entender el párrafo que escribiste arriba que te pedí que me explicaras donde parece que una parte contradice a la otra y parece que dices que se te perdona al comulgar si lo has olvidado, pero que se te perdona al no comulgar si tienes claro que estás en pecado mortal.
Eso es lo que necesita explicación. Y además fuentes.
Y el pecado mortal siempre se perdona cuando haces un acto de contrición perfecta. Como es imposible determinar esa contrición y existe un sacramento, a diferencia de los protestantes que viven en vilo, la Iglesia exige que salvo en un caso de extrema necesidad, la persona que va a comulgar,si ha pecado mortalmente, pase por el confesonario.
Comulgar con un pecado mortal en la conciencia, haciendo un acto de contrición perfecta y sin recurrir al sacramento usual es un acto de grave temeridad salvo que haya una extrema necesidad, como por ejemplo la del cura que tiene que celebrar o celebrar una misa y no tiene un confesor a mano.
Respecto de los pecados veniales, la eucaristía los perdona aunque es conveniente que el acto de contrición que se efectúa en la liturgia sea lo más serio posible. y por supuesto que no está de más confesarlos sacramentalmente.
Después te busco las fuentes, pero es así.
Tranquila. DIOS ES MÁS. Traspasa infinitamente nuestros límites.
¿ Conocéis la anécdota famosa del Cura de Ars, al que admiro muchísimo ? Se le acercó una penitente llorando a más no poder porque el padre de ella se había suicidado arrojándose al río. Y el Santo respondió: " Tranquila, hija mía, entre el puente y el río estaba la misericordia de Dios. "
Por favor, que ahora no me venga nadie diciendo que minusvaloro la confesión ( es que hay gente muy rara entendiendo mal los mensajes que lee ) por contar esta anécdota. Simplemente os recuerdo que DIOS ES MÁS.
En cuanto a nosotros, debemos, en lo que nos es humanamente posible, respetar y cumplir el camino normal y usual que nos fija la tradición de la Iglesia.
Flavia,
Muchas gracias por tu comentario. Me ha encantado lo del cura de Ars.
Hasta luego.
El que desprecia el medio ordinario de la confesión se parecería a ese chaval que no quiere pedir perdón al hermano y sólo habla con los padres. No podemos pedir perdón sólo a Dios y despreciar la confesión, porque la confesión es pedir perdón en el seno de la Iglesia dado que nuestros pecados no sólo nos afectan a nosotros, sino también a la santidad y comunión de la Iglesia.
Fuera de esto, y si obedecemos lo dispuestyo por la Iglesia y somos coherentes dentro de nuestra debilidad, la Fe y la Esperanza nos dicen que nos espera la sonrisa de Cristo.
Catecismo de la Iglesia Catolica:
1) Sobre la necesidad de confesión sacramental:
1452 Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama "contrición perfecta"(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental (cf Cc. de Trento: DS 1677).
1453 La contrición llamada "imperfecta" (o "atrición") es también un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia (cf Cc. de Trento: DS 1678, 1705).
2) Sobre la comunión y sobre quien tiene conciencia de pecado grave:
1385 (...) debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. S. Pablo exhorta a un examen de conciencia: "Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo" ( 1 Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar
3) Sobre el efecto de la comunión borrando los pecados:
1393 La comunión nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión es "entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es "derramada por muchos para el perdón de los pecados". Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados:
"Cada vez que lo recibimos, anunciamos la muerte del Señor" (1 Co 11,26). Si anunciamos la muerte del Señor, anunciamos también el perdón de los pecados . Si cada vez que su Sangre es derramada, lo es para el perdón de los pecados, debo recibirle siempre, para que siempre me perdone los pecados. Yo que peco siempre, debo tener siempre un remedio (S. Ambrosio, sacr. 4, 28).
El planteamiento de Flavia me parece perfecto y lo comparto. Pero no es lo mismo que si los padres te dijeran, aunque pienses pedirle perdón a tu hermano, no te queremos perdonar hasta que él te perdone.
Y sobre todo, ¿puedo olvidarme de que le he hecho una ofensa GRAVE a mi hermano cuando estoy pensando en nuestras relaciones y recordarlo por casualidad mañana a las tres de la tarde?
Yo creo que no.
Algo falla en ese planteamiento.
A mí me gusta la respuesta que dan en esa revista a la de los escrúpulos. La que puse más arriba. Y creo que también es absolutamente acorde con el catecismo.
Ahora sí que cambio el ordenador por el microondas :D
Luego vuelvo.
Luego vuelvo, si es que consigo marcharme, que va a ser que sí.
La doctrina es la del Catecismo, y dice claramente que no se debe comulgar, si se cometió un pecado mortal, sin pasar por el confesonario.
asun,
yo, cuando voy al médico, me pongo tan nerviosa que me olvido hasta de mi edad, y dese luego de cosas importantes para la anamnesis, siempre.
Y en la confesión, ya para qué contar, lo paso igual de mal o peor y me tengo que hacer reglas mnemotécnicas para acordarme de las cosas y, a pesar de ello, a veces el cura me desbarata el guión y acabo por no confesar lo que pensaba... pero si se empeña el cura acabo confesando que soy el toro que mató a Manolete. Y si se empeña un poco más, admito haber disparado a JFK. Creo que a mi edad hago confesiones aún más cutres que de pequeña.
Secuelas de la infancia, del barroquismo ese que tanto exaspera a luis, etc etc etc
Precisamente para poder tener bien clara la gravedad de una situación y analizar las cosas serenamente para poner remedio, hay que tener más claro aún que Dios está sosteniendote a pesar de todo, bien unido a ti, ayudándote a mejorar, y que no te abandona jamás ni nada puede separarte de su amor.
Eso no quiere decir que otras personas psicológicamente no funcionen de otra manera, claro está.
20% de niños obesos a los 9 años en España; con sobrepeso, más aún. Y un 5% de los niños obesos, padecen obesidad mórbida. Menos de un 3% se explica por causas gnéticas. La mayoría es literalmente abuso de comida en general y de chucherías en particular. Y dos tercios de la humanidad padeciendo miseria. Y occidente muriendo por sobrealimentación (y encima pecando contra el 6º)
Y para los que detestamos el momento de la confesión -que somos la inmensa mayoría, por mucho que siempre se hable de las grandes ventajas que produce esta forma sacramental concreta-, la verdad es que se te puede olvidar hasta el nombre, de lo mal que lo pasas.
Para mi sería una enorme alegría que la Iglesia cambiara esta forma de perdonar los pecados, y se pudiera ir a una forma, digamos, genérica, aún manteniendo la confesión auricular. Algo así como me confieso porque he pecado, y ya está. Pero no parece que vayan a ir por ahí los tiros. Paciencia, y barajar.
Perdonad las mayúsculas, van como " llamada ". Ya sabéis que el Papa ha puesto este Año Sacedotal bajo la protección y ejemplo del cura de Ars. Pues bien: esta mañana he podido comprar la extraordinaria biografía que Monseñor Francis Trochu escribió sobre él y que fue galardonada por la Academia francesa. Juan Pablo II, en el aniversario de sus 50 años de vida sacerdotal, recordó que en el Seminario le había impresionado muchísimo la lectura de esta obra.
San Juan María Vianney, el cura de Ars, era sencillo pero no era ningún ignorante, sino muy experto, desde sus estudios de formación, en los más difíciles temas de teología moral. Además, valoraba inmensamente la enseñanza y decía que una buena educación merecía todos los sacrificios. Con las limosnas que recibía contribuyó a la edificación de muchas escuelas.
Voy a disfrutar de la segunda parte de mis vacaciones leyendo esta obra que además tiene preciosas fotografías. Recordad: " El cura de Ars ", en eds. Palabra.
Yolanda, feliz viaje a Roma... y paciencia con la calorina que vas a pasar allí. Como yo ya estoy jubilada, me permito el lujo de ir en otras temporadas. Siempre paso un largo rato sentada frente al anfiteatro y recorriendo la vía Apia antica. ( Vale, y con varios helados en Giolitti, no te los pierdas, está cerca del Panteón y saben a pura delicia ).
el padre Guillermo en su blog recueda también al cura de Ars, no menos celebrado por su dedicación al confesionario.
A ver si ahora se nos hace famoso algún cura, no tanto por lo excepcional de sentarse en su confesionario, sino porque los fieles hagan colas kilométricas.
Tenía el don de la cardiognosis, podía "ver" los pecados. Y muy mal genio, un santazo muy "oriental" en eso.
No tomo helados jamás (y con lo que acabo de decir sobre la gula, cualquiera, je je, conste que no te acuso de gula, eh, Dios me libre). Aún tardaré en salir para Roma y no creas que en estas fechas apetece, pero se han empeñado mucho mis hijos.
Se nos han cruzado los comentarios y recordaba además de al cura de Ars a mi San José María Rubio, que no desaprovecho ocasión para hecerle propaganda y su dedicación al confesionario viene muy al caso y fue el recuerdo más extraordinario que dejó a personas que aún viven y le conocieron (mi suegra, por ejemplo, vive y le conoció aunque nunca llegó a confesar con él)
Ja, no te preocupes, puedes acusarme de gula ( a Jesús le llamaron comilón y bebedor, sin duda porque no era un beato ñoño al gusto de los " puros " de entonces, incapaces de saborear un buen asado, seguro... ).
Luis, pues no sé si me hubiera confesado con el Padre Pío, ya ves. Es que he leído bastante de él y sí parece que era de caráceter fuertecillo a veces. Y mira, me voy a confesar y me echan una bronca y me amargarán el día, pero desde luego con ese cura no vuelvo, eso lo tengo más que claro. La ventaja del Padre Pío es que por lo visto tenía el don de conocer las conciencias antes de que el penitente dijese nada.
Además lo de conocer conciencias ajenas me parece que es un mucho de sugestión con otro mucho de intuición. Seguro que tanto él como el penitente veían un milagro en el asunto, pero la verdad es que...
Me quedo con el cura de Ars. Y en cuanto sepa algo de Rubio, pues seguro que también.
Kepa,
Veo que por una parte somos muy diferentes unos de otros, y por otra parte muy parecidos.
Yolanda,
Los helados son muy sanos (mi conciencia laxa :D)
Me he ilustrado mucho hoy. Gracias a todos.
Hasta luego, o hasta otro día.
Tal vez tuviesen que estar mucho rato esperando a la oveja perdida, pero llegarían muchas, y, estas, agradecidas por la felicidad del perdón. llevarían a otras y la cosa cambiaría.
A ver si esto se cumple con la ayuda de Dios y la diligencia de nuestros Pastores.
No lo digo por la parroquia de mi pueblo, cuyo párroco es un muy buen confesor.:))
Admiro al Padre Pío por su santidad, pero a lo mejor prefería al cura de Ars en ese momento.
Cuando pienso en lo que le dijo Jesús al buen ladrón, se me van todos los miedos. Nosotros, al buen ladrón, le hubiéramos añadido toneladas de penitencia, porque seguro que hizo de todo. Pero mira Jesús, qué distinto... ¡ Por algo es el Maestro, el Dios y Hombre verdadero !
En el momento de la muerte no necesito a nadie que me asuste, sino pedir perdón a Dios y estar en paz.
Cuéntenos alguno de esos confesores, por si alguno puede aprovechar.
Yo voy a recomendar uno: si alguien quiere confesarse con un santo de los de altar, que pruebe con el P. Enrique, que confiesa de vez en cuando en la catedral de la Almudena de Madrid. En vez de estar en el lado habitual donde están los carteles de confesión, se pone en los confesionarios del lado opuesto. Es delgadito, poca cosa, moreno, con gafas y lleva sandalias. No suele haber mucha gente en la cola, pero como se toma con cada persona todo el tiempo que haga falta (una mezcla de confesión y dirección espiritual), una cola de dos personas puede durar tres cuartos de hora, así que paciencia.
Saludos.
Yo diría que el Buen Ladrón (mi santo favorito) ya tenía bastante penitencia, teniendo en cuenta que le estaban crucificando, ¿no crees?
A los que estamos más aburguesados, como yo, algo de penitencia no nos viene nada mal.
Saludos.
El título original no era en absoluto engañoso ni una forma de atraer gente. Si te fijas, la frase se repite varias veces a lo largo del texto. Es exactamente lo que pienso: un sacerdote que echa la culpa a la gente porque no se confiesa cuando él no se pone nunca a confesar es un sinvergüenza (aunque su responsabilidad esté todo lo disminuida que quieras por la costumbre, la ignorancia o por engañarse a sí mismo).
Intento no poner titulares engañosos y, cuando lo haga, decídmelo, por favor (no garantizo que esté de acuerdo, pero agradezco que me lo digáis).
El Cura de Ars conocía las conciencias de sus penitentes de forma mucho más clara aún que el P. Pío. Léete la vida que recomienda Flavia, no tiene desperdicio.
No sé porqué te cuesta creer lo del don de ver las conciencias de otros. A mí, después de creer que Dios perdona los pecados a través del pecador con estola que tengo delante, esos otros milagros me parecen muy poca cosa, la verdad.
Saludos.
Me has sugerido el tema para un post interesantísimo (aunque siempre tengo tantos en lista de espera que muchas veces no doy abasto).
Saludos
Totalmente de acuerdo con las gracias especiales que Dios se complace en regalar en momentos y lugares significativos. Lo he visto muchas veces.
Saludos.
Mi mujer dice exactamente lo mismo.
Que pases unas buenas vacaciones. Y me alegro de que Dios haya respondido a tus peticiones.
Saludos.
Sin duda, la oración por los sacerdotes es algo esencial. Conviene decirlo a menudo, porque es un deber grave que tenemos los laicos.
Es increíble la barbaridad del cura ese que consideraba "más importantes las labores pastorales que el confesionario". Como si hubiera algo más pastoral que el confesionario.
Como dice jpm, en el confesionario los sacerdotes salen al encuentro de la oveja perdida, para vendar sus heridas, tomarla sobre sus hombros y llevarla de vuelta al rebaño, es decir, es la actividad "pastoral" por excelencia.
Saludos.
Lo malo es que después de leer el artículo de religión digital no llegué a la conclusión de que los que le echaban la culpa a la gente eran los curas que no confesaban. Era cosa del artículo mismo, no de los curas.
Y estoy harta de ver curas en los confesionarios con los que no se confiesa apenas nadie.
Y ya te comenté que entre los que no se ponen en los confesionarios hay curas de los que son lo más ortodoxo del mundo y superpreocupados por la liturgia, la formación, la juventud, las encíclicas, las catequesis, los viacrucis, manos unidas y todo lo habido y por haber. Pero prefieren dejar el confesionario a otros.
El cura progre que no usa el confesionario porque no es partidario de la confesión individual seguro que tampoco le echa la culpa a la gente de no confesarse, sino que simplemente le parecerá normal.
Así que simplemente se constata que la gente, en general, es poco partidaria de confesarse hoy día, pero que sí hay gente dispuesta a hacerlo. Que cuando lo hacen a veces hay colas delante de un confesionario, y a veces pasa horas el cura solo sin que vaya nadie. Yo he presenciado ambas cosas.
En los sitios que no hay nadie en el confesionario se suele indicar a qué horas está el cura disponible para confesar. Y lo mismo puede confesar en el confesionario que en el despacho o en un banco de la Iglesia, a petición del penitente.
En realidad lo de confesarse no está tan difícil. A menos que se quiera tener un confesor de guardia, 24 horas, en un radio de 100 metros.
De modo que no veo el menor motivo para llamar sinvergüenza a ningún cura -bueno, a alguno sí, por diversas razones.
Aunque reconozco que me hace ilusión que el blogger se muestre insultón por una vez en su vida y haga algo digno de reprensión, desde mi punto de vista. Me encanta además el detalle del dedo en el ojo. :D
Gracias por los consejos de todos modos. A todos: Bruno, luis, Flavia, Yolanda, etc. Sí que leeré algo sobre el cura de Ars y sobre el padre Rubio. Incluso tal vez sobre el padre Pío.
Hablando de lo que dice luis de las bilocaciones del padre Pío, también el Beato Diego de Cádiz dicen que se bilocaba. Así les daba tiempo de confesar a muchos más penitentes. En algunos posts de otros blogs se han puesto algunos de un exigente con los curas que sólo les faltaba exigir que se bilocasen para estar más disponibles.
Tampoco es eso.
Yo llevo ya casi dos meses sin confesarme porque me he pasado de aquí para allá la mayor parte del tiempo, como si trabajara en la renfe, pero puedo hacerlo mañana mismo sin problemas en un montón de sitios. Si espero hasta el domingo es porque prefiero que sea con X y ese sí que no es posible hasta el domingo. Pero no me voy a mosquear encima porque no esté disponible para todo el mundo cualquier día de la semana. Existen razones. Es más, si estuviera enferma o algo así, seguro que entonces podría contar con su visita. Es que somos muy exigentes con los demás y muy poco razonables algunas veces.
Eso es lo que pienso.
Buenas noches y gracias a todos por todo.
Bruno:
Probaremos con el padre Enrique. Lugar: la Almudena.
Momento: de vez en cuando. ¿Puedes precisar más?
Francisco: embriagarse es pecado. Punto.
Por eso hay confesores en casa de los Grandes"
Pascal
mi respuesta, aunque cierta, también es broma. No me imagino a nadie que ignore que
""6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os equivoquéis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. ""
Sólo con lo de "los maldicientes", ya tenemos problemas para heredar el reino muchos de los habituales; lo mismito de "los fornicarios" o "los que se echan con varones" Ni más ni menos.
Y ya ves que no se olvida de los borrachos.
Francisco, a lo mejor me equivoco, pero pienso que una confesión ha de incluir siempre algo de dirección espiritual, o mucho, porque no es simplemente un acto judicial, sino un encuentro amoroso con el abrazo de Cristo, que a través del confesor nos aconseja y anima. De todas formas, y desde que descubrí lo que de verdad es el sacramento de la confesión, me confieso cada semana, el domingo, día de resurrección, - salvo excepciones de viajes, por ejemplo - y no por rigidez en absoluto ni por exceso de interiorización, sino porque me siento muy necesitada de ese encuentro con Jesús. El programa de las Bienaventuranzas es muy exigente y la verdad es que cada día veo que no lo cumplo porque no me dejo moldear a fondo por el Espíritu Santo. Salgo del confesonario animada, fortalecida, bendecida. Cuando era adolescente, nos recomendaban esto: la confesión semanal. Digo esto por si a alguien le sirve...
Por eso, gracias de corazón a los sacerdotes que se entregan a este ministerio de acoger, perdonar, aconsejar y bendecir, en nombre de Cristo, en el confesonario.
La iglesia no se a ocupado por ensenar la verdad de lo que dice la biblia, cuando no se ensena la verdad de lo que dice la biblia y cuando los feligreses no la leen, no se le puede llegar al corazón y no logran conocer a Dios y crear una relación con el. Por lo tanto cuando le fallan, cuando pecan, solo sienten un pequeño remordimiento pero luego de tres veces se pierde.
Hombre la razón por la que la gente va a a iglesia es para calmar esa voz que dice tienes que ir a la iglesia, al fin y al cabo es cuestión se calmar la necesidad espiritualidad con la que Dios nos creo. Pero claro como dije solo para calmar la conciencia por viven la vida como les da la gana...
Me confesé hace dos días, gracias. Si lees atentamente el artículo, verás que no llamo sinvergüenzas a los curas que no confiesan. Eso constituye una infidelidad a su ministerio, pero, como soy pecador, comprendo muy bien a otros pecadores, aunque sean sacerdotes.
Llamo sinvergüenzas a los sacerdotes que ponen todo tipo de dificultades para que los parroquianos se confiesen y, luego, se quejan de que los fieles no se confiesan, no tienen conciencia de pecado, van al psicólogo en lugar de al sacerdote, viven en la mediocridad y como si fueran paganos... Es decir, acusan a los pobres fieles de lo que ellos mismos provocan en gran medida con su desidia. Eso es de un cinismo intolerable y yo lo he oído muchas veces. Con todos los atenuantes que quieras, los sacerdotes que hacen algo así actúan como sinvergüenzas.
También me parece bastante cínico lo de que los sacerdotes se quejen de que los penitentes "solo se confiesan de pequeñeces y quieren la absolución para tener tranquilidad del alma". En primer lugar, si los fieles no saben confesarse, la culpa es, evidentemente, de los confesores que no les van enseñando. Es decir, es un nuevo ejemplo de alguien que se queja de lo que él mismo causa y no se molesta en solucionar. En segundo lugar, no existen "pequeñeces" en la relación con el Señor. Si Dios no está en nuestras cosas pequeñas de todos los días, tampoco lo estará en nuestras grandes decisiones. En tercer lugar, no creo que la confesión haya sido instituida para que el confesor tenga un "trabajo gratificante". Ojalá lo sea, pero creo que es algo irrelevante para el tema.
Saludos.
Enhorabuena por el artículo. Me parece un poco fuerte llamar genéricamente a los curas sinvergüenzas. Tal vez muchos obren por falta de formación o por desaliento, no por falta de vergüenza. Las apreciaciones que haces me parecen todas justas.
Luis:
No confundamos el sostenimiento digno del clero con tasar sacramentos. Por supuesto que los feligreses, en nuestra mayoría, somos unos ratas, y que hay que potenciar mucho más la necesidad de que a la Iglesia institución la sostengamos entre todos fieles (resabios de la iglesia nacional-católica sostenida por el estado, que diría Yolanda). Pero lo de cobrar por hacer su labor no lo encuentro correcto, puesto que no tienen un oficio, sino una vocación. Y tampoco el estipendio por las misas, ya ves. Prefiero mil veces un cura que nos meta una bronca en la homilía por agarrados (aunque los débiles se disgusten y "se vayan de la Iglesia"- menuda fe la suya) o que se cobren los servicios no sacramentales (uso de locales de la parroquia, aunque sea para fines piadosos, y cosas así), antes que cobrar sacramentos.
Josafat:
"No se entiende que unos sacramentos progresen y otros no." Exactamente ¿qué significa la "progresión de un sacramento"?
"por lo general los cambios sociológicos suelen ser inalterables, veo complicado que en Occidente se recupere esa noción de pecado que hubo hasta el siglo XX." Es la conclusión más curiosa que he oído últimamente. Seguro que usted está de acuerdo conmigo en que nada tiene que ver la sociología actual con la de hace 200, 100, 50 o incluso 30 años ¿Qué la hace pensar que dentro de 50 años será igual que ahora? Y caso de cambiar ¿por qué piensa que lo hará en una determinada dirección, en concordancia con lo que nosotros pensamos ahora correcto? Una de las enseñanzas más constantes de la historia de la sociología es que no hay nada constante en la sociología. En el siglo III estaban absolutamente convencidos de que el imperio romano iba a ser eterno. En el siglo XIV, que la Cristiandad era inalterable. En el siglo XX, no dudamos que la democracia liberal es el sistema ideal ¿quién puede saber, salvo Dios, lo que nos traerá el futuro? ¿por qué tendemos a pensar que nuestro presente va a ser inalterable? Yo creo que es soberbia antropocentrista. Si Dios es eterno y Jesucristo regresará un día para juzgar a vivos y muertos ¿cómo puede la noción de pecado "pasar de moda"? Los que seguro pasaremos de moda somos nosotros.
Que él diga por ejemplo que según los obispos la gente ha perdido la conciencia de pecado no es como para llamarle sinvergüenzas a los obispos, digo yo.
Si efectivamente los obispos lo han dicho, simplemente están constatando un hecho sin más.
Si conocéis a curas concretos que dicen esto o lo otro, pues podréis opinar sobre ellos.
Y si se quiere saber por qué la gente no se confiesa, habrá que preguntarle a la gente, en vez de echarle la culpa a los curas. Vaya afán de buscar culpables.
Y en todo caso ¿qué tiene de bueno esa actitud que tenía antes la gente que se refleja en la cita de Pascal que hace luis:
"Sólo temible, la muerte súbita.
Por eso hay confesores en casa de los Grandes"
Creo recordar que me contaron de pequeña que cuando santo Domingo era niño le preguntaron qué haría si supiera que se iba a morir a la hora siguiente, y él dijo que seguiría jugando. No recuerdo bien la historia, pero eso sí se me ha quedado. Y me parece una actitud bastante más correcta.
Eso no significa que no crea que la confesión no es un sacramento que puede hacer progresar en la vida cristiana, tanto si es semanal como si es mensual.
Y creo que no hay que dar tanto protagonismo al confesor. El mejor confesor para mí es el que escucha no el que interroga. Y para tener una conciencia más sensible es más útil la oración que la confesión. En esto, como en todo, hay variedad, y a cada persona no le va bien lo mismo.
La cuestión es que son los que no se confiesan los que tendrían que decir por qué es.
Saludos cordiales.
HOY DÍA YA, LA RELIGIOSIDAD MORAL MÁS QUE LA IDEOLOGÍA SOCIAL, ES UNA UNIVERSAL PANDEMIA DE FALTA DE FE EN DIOS: QUE SÓLO DIOS PUEDE CORREGIR.
Bueno, pues voy a decir algo de verdad, para que no tenga que inventárselo directamente, que al menos tenga algo que tergiversar:
""en el siglo XX, no dudamos que la democracia liberal es el sistema ideal""
Pues serías tú, nachet. Aunque muchos de los que pasan por aquí son franquistas hasta la médula, es decir, nada liberales ni demócratas, lo cierto es que suelen tener bastanet bronca con los ultraliberales neocón, tal como se vio hace unos días en el blog de LF.
En cualquier caso, yo nunca he creído que """la democracia liberal es el sistema ideal """, aunque sí que la Iglesia debe ser sostenida sólo por sus propios fieles.
Muchas gracias por tu comentario. Creo que, aunque siempre se pueda hacer más, tres cuartos de hora dedicados a la confesión cada día están muy por encima de la media y son un testimonio de buen pastor que da la vida por las ovejas. Sobre todo si te dedicas a rezar por ellas mientras las esperas. Los frutos vendrán (es mejor no desearlos mucho, no sea que te pase como al Cura de Ars y tengas que pasarte siete u ocho horas al día en el confesionario).
Te recuerdo que tienes pendiente contarnos algo sobre tu parroquia. Envíamelo en un correo electrónico para que lo publique. Estoy seguro de que a los lectores les encantará y a mí también.
Saludos y te ruego tu bendición.
Relee el artículo: "el artículo parece atribuir este problema a los fieles. Ya he oído a muchos sacerdotes decir lo mismo". Eso es lo que critico y es de lo más habitual. Y si los obispos se quejan de que la gente no se confiese pero antes no han hecho lo que está en su mano para solucionar el problema en sus diócesis ni se ponen ellos a confesar en la medida de sus posibilidades como un ejemplo para todos, el calificativo, salvando el respeto debido, se les puede aplicar también a ellos.
Los sacerdotes que han leído el artículo no se han rasgado las vestiduras por que se insulte a los curas, sino que, como conocen el percal, han respondido con humildad. A veces es necesario hablar con mucha dureza. El Señor lo hacía cuando hacía falta, generalmente en casos de fariseísmo como el que nos ocupa.
Yo también, como casi todos, necesito en ocasiones que me hablen con dureza (quizá por eso el Señor me llevó a tener un blog :)
Saludos.
Tú has oído a muchos curas decir:“es que la gente no viene a confesarse”, “prefieren otras cosas”, “no nos ven como intermediarios ante Dios”, “creen que no tienen pecados”…
Eso no justifica que les llames sinvergüenzas ni siquiera a los curas que conoces y que simplemente constatan la realidad.
Pero farisaicamente te crees con derecho a imprecarles "proféticamente" porque tú les culpas a ellos y según aseguras la razón es que no se ponen en el confesonario.
Insisto en que no es verdad, según mi propia experiencia. Y aunque para variar sí lo fuera, y don Perfecto una vez más tuviera razón, en ese caso habría simplemente que decirles que se equivocan que la gente está deseando confesarse y que se pongan una horita en el confesonario para comprobarlo. De paso les podrías enseñar cómo deben confesar según tú, para no ser rigoristas, ni moralistas, ni chapuceros, tú, que lo sabes todo, todo, todo :)
Efectivamente los curas suelen aguantar toda clase de críticas. Lo que demuestran que lejos de ser sinvergüenzas suelen ser buena gente.
Nada, no te autojustifiques. Ha sido un pecado contra la ira, la soberbia y la caridad y sobre todo la urbanidad. ¡Toma ya! :D
En serio:
Creo que se deberían analizar con más detalles las causas. Los que opinan que lo que se necesita es que se predique sobre el pecado y el infierno amenazadoramente (lo del palo y la zanahoria) están muy equivocados. La gente no funciona así. Ya no. Sin embargo, sí que deberíamos redescubrir el sacramento de la penitencia aprovechando las celebraciones comunitarias de modo que podrían llevar a la confesión individual, o bien, siguiendo el consejo que tú les das: que estén esperando a ver si viene alguien aunque no venga nadie, porque alguna vez ocurrirá. Pero que se empapen bien primero del espíritu de Jesús que se ve en los evangelios y procuren transmitir el ambiente de fiesta de la parábola del hijo pródigo. Por el camino del miedo no van a atraer a la gente a la conversión y por tanto a la confesión. Ya no.
Saludos cordiales
Gracias por tu comentario.
- Si alguien se queja de una realidad (que la gente no se confiesa, no tiene sentido del pecado,etc.) y le echa la culpa de esa realidad a otros (los fieles) cuando es él uno de los principales responsables y no hace nada para solucionarlo sino que, al revés, pone todos los obstáculos posibles para la solución, esa persona está actuando, de hecho, como un sinvergüenza y un cínico.
- ¿Hay otras causas? Sin duda. Pero quien es uno de los principales responsables hace muy mal en echarles la culpa a los demás.
- Me hace mucha gracia lo de "te crees con derecho a imprecarles "proféticamente"". Todos los cristianos somos profetas, sacerdotes y reyes por el bautismo, así que tenemos el derecho y el deber de hablar "proféticamente" (otra cosa es que lo hagamos bien).
- Si crees que actúo farisaicamente, tienes que justificarlo, como yo he hecho. No basta decirlo.
- En cuanto a lo del pecado, es curioso que defiendas que el confesor sólo tiene que escuchar y no interrogar y que te cueste creer que el Cura de Ars o el P. Pío veían las conciencias de los penitentes... mientras que una espontánea como tú sabe cuándo he cometido un pecado de ira, soberbia o contra la caridad. No sé si habrá sido otro tipo de pecado, pero ciertamente uno de ira no, porque ahora mismo sigo pensando y escribiría exactamente lo mismo y sólo se puede pecar de ira cuando uno no está enfadado.
- Si has leído el artículo hasta el final, verás que he hablado de las celebraciones comunitarias y de mostrar la misericordia de Dios. Y no he hablado en nada del "palo", aunque es un tema interesante y podríamos tratarlo, porque no parece que el "palo" estuviera ausente de lo que predicaba el mismo Cristo.
Saludos.
Firmado: D. Pluscuamperfecto
Creo que otra vez se trata de tirar al bebé con el agua de la bañera.
Que el temor no sea perfecto, que no sea el ideal del cristiano, que el amor perfecto excluya el temor servil como enseña santo Tomás, no quita que el temor "ya no funcione". Como diría Castellani, "es un espolín para la vida espiritual", un estímulo para los imperfectos que necesitamos marcos nítidos para definir nuestra existencia y el densísimo valor de nuestra libertad, que nos puede hacer optar por el fracaso definitivo. Y la posibilidad de ese fracaso vaya si produce temor.
Que no, Asun, los fariseos no imprecaban. Imprecaban los profestas, Juan el Bautista, el mismo Cristo, San Pedro, San Pablo.
Los fariseos bien que calladitos, en conciliábulos secretos, de noche.
"Incrépalos con ira", dice el Señor.
Evidentemente todos somos diferentes. Claro que tengo en cuenta el Evangelio, pero por eso mismo sé que nos examinarán de amor.
Me resulta claro que otras personas se verán motivados de forma diferente a la mía. Pero lo que he dicho es que, en mi opinión, a la gente de hoy lo del palo y la zanahoria les tiene sin cuidado. Y que por ese camino no vamos a ningún lado.
Don Pluscuamperfecto,
Parece que no viste este signo :) cuando te acusé de todos tus pecados. Especialmente contra la urbanidad.
Está claro que tú de soberbia nada. Simplemente no puedes evitar ser tan perfecto que no te equivocas ni de casualidad.
Pero no he visto que hayas demostrado para nada el fariseísmo de los demás.
Porque insisto:
Decir“es que la gente no viene a confesarse”, “prefieren otras cosas”, “no nos ven como intermediarios ante Dios”, “creen que no tienen pecados”…
No es "echarle la culpa a la gente" ni demostrar cinismo ni sinvergozonería, sino simplemente constatar los hechos. Y si alguien sabe aportar soluciones, pues se las dice y punto.
De modo que con ilustrarles desde tu infinita sabiduría bastaba, sin necesidad de insultarles.
Y ya que me preguntas porqué te atribuyo lo de fariseo, había sido simplemente por devolverte lo que tú les lanzabas a ellos, sin ninguna razón, pero de paso te digo que en este artículo como en todos te dedicas a ponerte por encima de los demás desde tu absoluta perfección, y tan profetas serán ellos como tú y como yo.
En este al menos parecía que eras humano y tenías la debilidad de equivocarte, pero ya veo que era sólo una manifestación más de tu infinita sabiduría y perfección.
Sí había leido el artículo entero, y no te he atribuido a ti lo del palo. Simplemente he dado mi opinión sobre lo que se ha dicho en general en este blog y en otros, comentaristas incluidos. Es decir, me quedaba con lo de la misericordia frente a lo del palo.
Y cuando yo hablo no pretendo decir lo CORRECTO, como tú. He dicho que para mí el buen confesor era el que escuchaba, no el que interrogaba. Para tí puede serlo el que te interroga sin descanso en vez de escucharte, no problem
Tampoco creo que eso tenga nada que ver con mis dudas respecto a la naturaleza del conocimiento de las conciencias o de la bilocación. Pienso yo, en mi humilde opinión imperfecta de subjuntivo.
Gracias de todos modos, Don Perfecto. Siempre eres un pozo infinito de sabiduría, además de dar la oportunidad para que otros hablen.
Pues no. Yo creo que el título era injusto, y que no vale inventarse hombres de paja para quemarlos en la hoguera, y menos poner un título genérico de ese tipo.
Aunque divertirme, me divirtió, porque yo soy muy muy imperfecta y no lo puedo remediar.
"Yo también, como casi todos, necesito en ocasiones que me hablen con dureza (quizá por eso el Señor me llevó a tener un blog :)"
Pero comprendo que seguramente tienes en mente algunas personas concretas que tal vez merecían ese título.
Pues bueno, tampoco pasa nada.
Nos vemos.
"Las razones de la crisis son como siempre múltiples. La más obvia es el modo con que a menudo se ha administrado este sacramento. LOS TIEMPOS Y LOS AMBIENTES INADECUADOS (por ejemplo... CON LOS CONFESIONARIOS CERCA DE LOS BANCOS, EN VEZ DE ESTAR SITUADOS EN UNA ZONA MÁS TRANQUILA), aunque aparentemente sean más cómodos para los fieles, han terminado por CONVERTIR... LA CONFESIÓN EN UN GESTO... QUE NO CORRESPONDE AL SENTIDO QUE EL HOMBRE DE HOY TIENE DE LA CONFIDENCIALIDAD Y DE LA PROPIA DIGNIDAD.
... También la excesiva atención que los confesores han prestado al aspecto material (la relación y el número de pecados), descuidando en cambio la educación del penitente...
... También la secularización...
Finalmente, un elemento importante de la crisis concierne a los sacerdotes, ya sea porque existe una escasa disposición a encargarse de este ministerio, notoriamente difícil y costoso, ya sea porque la disminución de su número ha hecho que sean pocos los que, físicamente, esperan al penitente en el confesionario.
... En cualquier caso, es una crisis a la que no podemos resignarnos porque, directamente proporcional a ella, está la caída del nivel de la vida espiritual de una comunidad".
(Las mayúsculas son mías, aunque subrayo su opinión punto por punto, así como casi todo lo expresado por Bruno. Gracias)
Pues no le falta razón, las razones son múltiples. Yo pondría también mayúsculas en otros obstáculos.
De todo esto, al menos podemos sacar conclusiones para la vivencia personal de cada uno del sacramento de la penitencia.
Paz y bien
Para mí, los que he subrayado los considero importantes porque pueden ser una de las explicaciones de porqué aún en aquellas iglesias donde los curas se ponen al confesionario, la gente no acude, como por ejemplo, mi parroquia, con endebles confesionarios junto a la puerta de entrada, en un pasillo por donde pasa todo el mundo justo en el momento en que el cura se pone unos minutos antes del comienzo de la misa. La otra alternativa, de pedirlo en otro momento al párroco, y hacerlo en otro lugar, cara a cara, como explica muy bien Bruno, puede suponer una carga añadida y una dificultad insalvable para el común de los mortales.
Muchas gracias por el texto de Cantalamessa. Es estupendo. No conocía este libro, aunque tengo otros de Cantalamessa. Por la forma de mencionarlo, me parece entender que tiene formato de entrevista. ¿Es así?
Un saludo.
Lo cierto es que aprecio sinceramente que me critiques. Habrás notado que decía que no veía en este caso ningún pecado de ira, pero no decía nada sobre la soberbia. La soberbia es, claramente, mi talón de Aquiles, así que me viene muy bien que me echen la bronca de vez en cuando. No dejes de hacerlo.
Saludos.
Hay también preciosos textos de J Pablo II animando a sacerdotes y obispos a dedicarse a la confesión, si puedo copiaré alguno o pondré algún enlace.
Lo cierto es que, aunque seamos cuatro gatos los seglares interesados en este tema, no estaría mal elaborarlo un poco mejor y más sosegadamente, recogiendo las dificultades y obstáculos que percibimos, las posibles soluciones que vislumbramos, etc. y hacérselas llegar a los Pastores...
¿Hay quién se apunte?
Se trataría simplemente de ver cómo lo que ya hay escrito en esos textos del magisterio y herencia espiritual de JP II, se podría llevar a la práctica diaria de iglesias y parroquias de manera que ésta resultara más asequible tanto para los fieles, como para los sacerdotes en su trabajo diario.
Pues, como dice Cantalamesa en el sitio mencionado, "lo importante no es sustituir la confesión por cualquier otra cosa, sino que se trata de devolverle la vida a ese sacramento, haciéndolo percibir como el momento privilegiado en el que se realiza la experiencia del poder del Espíritu Santo que perdona los pecados y restaura al hombre"
No creo que Bruno sea soberbio. Tampoco me considero soberbio. Es muy muy difícil calificar como "soberbio", en toda la propiedad teológica del "technichality". Porque es un vicio reservado a la relación con Dios. Un vicio teologal, conviene recalcarlo en un mundo sin Dios y que ve "soberbia" en los creyentes cuando es màs bien un patrimonio de los no creyentes.
Es un pecado reservado a ciertas elites; mis alumnos, acostumbrados al sentido coloquial, no religioso del término, se quedaban con la boca abierta cuando les decía que no es tan fácil ser soberbio, como no es tan fácil "desesperar" u "odiar a Dios".
Digamos que Bruno es (somos) vanidoso (s), como toda persona que maneja con cierta propiedad su intelecto en este mundo sublunar.
¿La diferencia? Un mundo. Como decía Kant, "la vanidad lo espera todo; la soberbia, nada".
Pues nada, esperamos que me envíes un correo con un par de páginas explicando lo que es y lo que no es la soberbia, para que luego podamos publicarlo y discutirlo. A mí al menos me interesaría mucho.
Para amenizarlo, propongo que todos los ejemplos sean de gente del blog y, al final, podemos hacer un ranking de menos soberbio a más soberbio de todos los comentaristas y bloggers de InfoCatólica. ;)
Yolanda, no le des más caña.
Luis,
No, majete. Lo de Bruno es soberbia, que para eso es don pluscuamperfecto. Lo tuyo sí es vanidad, como imperfecto que eres. Y lo mío es un híbrido sui generis, por lo soberbiamente imperfecta que es una en su modesta vanidad :)
Por cierto, traigo un chivatazo: la amiga de Irene pregunta por ti, y dice Enmanuelle que te tiene colgado de la ducha copiando el post y los comentarios.
En fin, con una antropología falsa, como decimos aquí trucha, antropocentrica y atea, no se puede construir una moral verdadera.
Si la antropología fuera lo que debe ser, teandrica, la moral sería más cristalina y le diríamos soberbios a quienes prefieren su excelencia y su ser a Dios (en sí, como observan los Padres, es un pecado no estrictamente humano -es "difícil" que un hombre lo cometa, es más bien propio de la natura angélica), que eso es ser soberbio. Y por extensión, los que aprecian más su propio ser en relación con los hermanos que la propia hermandad con ellos.
Es curioso: no nos parece "soberbia" una persona que dice "yo no soy quien para decir si existe Dios o no, eso me excede, prefiero no meterme en esas cuestiones". Y esa persona está pecando de soberbia y acidia para quien tenga unas mínimas categorías teologicas.
Pero no, le decimos "soberbios" a los vanidosos e "hiperactivos, work-holic" a los acidiosos.
La moral burguesa ha desplazado a la moral teandrica. Lastima.
luis ganará de largo en cuanto a vanidad.
Y yo, como soy el compendio cumplido de toooodas las virtudes, me quedaré muy atrás en el ranking.
En sentido coloquial Bruno se lleva la palma de la soberbia, te pongas como te pongas, luis.
La acedía es un pescado, mayormente. Aunque también sea pereza espiritual.
La tristeza es una emoción negativa y si es muy gorda y se hace crónica y no se le pasa a uno ni a tiros es una depresión.
Si encima hacen sentirse culpable al triste, lo tiene claro.
A veces parece soberbio el que en realidad es perfeccionista, pero la persecución de la excelencia corre siempre el riesgo de convertirse en menosprecio de los demás. Podría llegar a ser soberbio si no tuviera cuidado.
Al vanidoso le importa el juicio ajeno, mientras que al soberbio sólo le importa el suyo, una vez que se lo ha formado. No es que le dé igual hacer el ridículo al soberbio, pero el ridículo lo juzga desde su punto de vista, no el de los otros.
El vanidoso es sensible al aplauso ajeno.
Y podemos ser también un poco de cada.
Después está el amor propio, la defensa a ultranza de uno mismo porque sí, sin necesidad de excelencia de ninguna clase (no hay peligro de que te sientas superior). Y lo mismo te aplaudan que te abucheen (puedes sacrificar la vanidad al amor propio).
De este disfrutamos casi todos en algún grado. Y los cabezotas más.
A lo mejor no tiene ni pies ni cabeza este análisis, pero así lo veo yo.
En lo de la pereza, en cambio, me inclino más por Luis. Yo siempre he visto la pereza y la acedia como dos caras de la misma moneda, una más física y la otra más espiritual.
Saludos.
Estamos pirados.
En este sí que pega lo de la acedia.
Supongo que es simplemente pereza aplicada a la oración, misa etc.
Y por consiguiente se contrarresta como la pereza, con diligencia, no haciendo ni puñetero caso de si tienes pereza o no, sino poniéndote a hacer lo que consideras que es tu obligación.
La tristeza es lo que no me cuadra. Porque si una persona tiene acedia podría estar al mismo tiempo dedicado a distraerse con cualquier estupidez tan contento ¿o no?
Y si encima le cargas con la culpa de decir que está en pecado, supongo que no levanta cabeza. Será por eso que el término ha caído en desuso.
Pensé que era lo de que te diera pereza rezar o ir a misa etc. Eso tiene sentido, lo otro no.
La tristeza consentida es muy habitual, diría yo, porque al que está triste, al que no le apetece nada, ni siquiera le apetece salir de esa tristeza. A mi juicio, ésta era la raíz de los suicidios típicos del romanticismo, la seducción de la tristeza.
Por supuesto, ese estado de ánimo también puede tener causas médicas, como puede tenerlas una enemistad paranoica, pero no es un problema médico necesariamente.
Saludos.
Pues dices cosas muy raras. Es cierto que la tristeza es una emoción inmovilizante y el que está triste puede sentirse incapaz de salir de su situación. Pero los psicólogos y psiquiatras lo consideran patológico.
Lo normal es que la tristeza sea una emoción que le pasa a uno como síntoma de que algo no funciona y que uno intente remediarlo, porque estar triste no le gusta a nadie.
¿O es que a ti te gusta cuando estás triste? Yo no conozco a nadie que le guste. Si he conocido casos de personas que no eran capaces de salir de ella y que tienen que acudir a psicólogos o a médicos - a veces como reacción a algún suceso doloroso como la muerte de un ser querido, por ejemplo, y otras veces por simple deficiencia de alguna sustancia en el cerebro.
Y lo nefasto de considerar la tristeza como una especie de pecado es que se hará que la persona triste se sienta más triste aún. Es una barbaridad que no le ayuda nada a superar su situación.
Vamos, a mí me lo parece. Y pienso que a los psicólogos también.
No tengo sueño pero me tengo que dormir. Pongo música, pero si no da resultado, no creo que yo tenga la culpa. Lo mismo con la tristeza, pienso yo.
Buenas noches.
La acedia es algo más profundo. Es "disgusto de los bienes espirituales". Es decir, la persona deja los bienes espirituales, y los placeres que producen, y se enfanga en los bienes temporales, porque el hombre no puede vivir sin bien y sin placer, y si no vive de los espirituales, pues se llena de los carnales. De modo que la acedia es consecuencia y a la vez causa de la lujuria y de la necedad.
Por eso, puede coexistir con una gran laboriosidad, work-colismo e hiperactividad. Una forma de canalizar la energía deífica que tiene el hombre (nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazon solo reposa cuando descansa en ti).
Por eso, la acedia convive de ordinario con una desbordante sensualidad y una alegría exterior. Por dentro, hay tristeza espiritual, desencanto. Por fuera, alegría explosiva. Berlusconismo o Sarkozismo, si se quiere.
Nuestros políticos son los homo acidiosi por excelencia.
La acedia es el pecado de la modernidad.
Algo similar ocurre con la desesperación, que puede coexistir con una gran "paz exterior". Es el estado terminal del desesperado, que ni siquiera está literalmente desesperado, sino que ha logrado la "paz" de quien descansa incestuosamente sobre su propio ser y no quiere nada que lo trascienda.No hay desasosiego, ni angustia aparente.
Es el peor desesperado, dice Kierkegaard.
a Bruno se le ve maldisimular cuán pagado de sí mismo está; a luis se le ve buscar más y más y más aplauso y admiración.
En el ranking de habituales del blog alcanzarés ambos los laureles de sendos vicios.
Ay, qué doloroso es este don que me ha dado el Señor de ver tan claramente los pecados ajenos... vamos, que ni el padre Pío.
;)
Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes, porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”
Pero desgraciadamente habrá también esta otra Parábola:
Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" Él respondió: “Tus ministros no han querido vestirme con el traje de boda, porque no les dio la gana de ponerse en el confesionario para limpiarme el alma con tu Santo Sacramento de la Penitencia.
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