El fracaso de la evangelización
Camino de Gaza (III). Hoy tenemos, en esta sección, los relatos de evangelización de dos lectores. El primer relato, de Óscar, quizá les interese, en primer lugar, si no conocen la evangelización que realizan los miembros del Camino Neocatecumenal los domingos de Cuaresma. Además, este caso en particular es un ejemplo de aparente fracaso en la tarea de evangelización. Digo aparente porque, como señala Óscar, el tiempo dedicado a evangelizar nunca se pierde.
De todas formas, para animar un poco, incluyo también un relato breve de Cristhian, con la continuación de la historia que ya nos contó (de otro domingo de Cuaresma).
Como otras veces, invito a los lectores que tengan sus propios relatos de evangelización, por breves que sean, a que me los envíen a mi correo electrónico:
espadadoblefilo @ hotmail.com
(sin los espacios).
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Hace un tiempo que Bruno nos invitó a todos a contar en que momentos hemos sido nosotros portadores de la buena noticia. Los momentos especiales en los que Dios nos ha permitido decir bien de Él a las gentes. Esta mañana pensaba en torno a este argumento a raíz de la actividad que desarrollé ayer domingo por la tarde.
Hace ya tres años que, a los miembros del Camino Neocatecumenal, nuestros catequistas nos invitan a hacer una misión activa en tiempos de cuaresma. Esta misión consiste en ir, literalmente, por las calles y plazas de nuestra ciudad y anunciar a todo el que nos encontremos la gran noticia, la única verdad que salva al hombre. Dios te ama.
Esta tarea la hacemos, libremente y sin moralismos, los domingos por la tarde. Cada comunidad se junta en la parroquia, se abre el rezo de vísperas, se proclama alguno de los “kerigmas” apostólicos que hay en la Biblia (comenzando por Hch 2,22) y se envía de dos en dos a los hermanos de la comunidad a la misión.
Debo decir que este “trabajo” es para mi año tras año un tiempo árido y duro. Alguno puede pensar que me resulta duro por vergüenza o miedo a anunciar a Cristo. En realidad no, desde el día que tomé la decisión de seguir al Señor firmemente (con múltiples tropiezos de los que sólo me puedo levantar apoyado en su Gracia) no me ha importado decir abiertamente lo que vivo y pienso. Estoy de acuerdo en la necesidad que hay hoy en día de proclamar al mundo el amor de Dios.
El problema de la aridez nace principalmente de mi orgullo. Ayer, mientras pasaba el día en tensión hasta que llegaron las 16.30 comentaba con mi esposa lo absurdo de la tarea ya que, en mi experiencia, nadie, absolutamente nadie, está dispuesto a prestarte ni un segundo de atención al mensaje que le llevas. Después de tres años haciendo esta experiencia en cuaresma y tras otras experiencias similares realizadas en tiempos concretos de mi caminar, NUNCA nadie me ha escuchado mas de 3 segundos.
La historia de ayer fue un poco mas de lo mismo, cabe destacar dos personas que me mandaron literalmente a la mierda (perdón por la expresión) y una mujer que estaba partiendo almendras en un parque y que al vernos acercar se levantó asustada abrazando el bolso como el que abraza su vida.
Se me hace cuesta arriba que nadie me escuche porque en mi interior quiero colgarme la medalla de haber convertido a alguien. Quiero hacer méritos. Y sin embargo es Dios quien convierte a quien quiere y cuando quiere.
Comentaba estas cosas con un hermano de comunidad cuando me dijo: “Óscar, precisamente el milagro de todo esto es que hoy tu y yo estemos aquí. Ese es el misterio. Yo hoy no me he atrevido a hablar con nadie. Me ha podido el miedo y la pereza y sin embargo, el absurdo que supone que vengamos aquí a no hacer nada útil pero con el corazón dispuesto a que Dios haga su obra en nosotros y a través de nosotros es ya un milagro.”
En el camino de Gaza, ayer me encontré con el hermano de comunidad que era mi compañero de misión y que tenía necesidad de sincerarse con alguien. Me encontré con tantas personas que al menos durante 3 segundos pensaron en Cristo. Me encontré con otro hermano que me abrió los ojos. Con una señora asustada. Con otros que me mandaron al sitio donde tantas veces mi entorno no se atreve a mandarme a pesar de merecerlo. Me encontré conmigo mismo, juzgando lo que es útil o no. Juzgando como debería hacer Dios las cosas. Me encontré obedeciendo en el absurdo y teniendo que reconocer que o Dios me da la fuerza para obedecer o yo por mi mismo me habría marchado.
En estos días de cuaresma, en los que no se sabe si se siembra y en los que desde luego yo no recojo; en los que voy al “trabajo” llorando y vuelvo casi tan frío como fui, me acuerdo muchísimo del Santo que lleva mi nombre y que, como me pasa a mi en cuaresma, se pasó la vida predicando por el norte de Europa para morir sólo sin haber recogido ningún fruto… los frutos vinieron después y no era su cometido recogerlos.
Espero que me permita el Señor obedecer y me proteja de mi propia soberbia.
Óscar
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En medio del centro comercial, después de hablar con la pareja en la fila del cine, aquel sacerdote y yo nos fuimos a la zona de restaurantes del centro comercial. Íbamos los dos caminando cuando una chica nos tomó de los brazos a ambos y nos dijo “necesito hablar con ustedes". Yo pensé que la chica quizás quería confesarse, pero nos sentó en una mesa y entonces… ¡nos empezó a vender un curso de clases de ingles!
El padre y yo solo escuchándola, hasta que llego a la parte en la que nos dijo: “y ustedes ¿para que ocuparían el ingles?” el padre le dijo para “anunciar el evangelio, como lo estamos haciendo esta tarde", y de allí para allá empezamos a venderle nosotros nuestro “curso de cristianismo", completamente gratis y en fascículos 
A los meses en otro centro comercial me la volví a encontrar y me dijo que no se le olvidaba mi cara y que ese día había sido maravilloso para ella y que se había sentido profundamente consolada.
Cristhian
24 comentarios
Es màs facil decirlo que padecerlo, pero en todas las cosas grandes hay una cierta reticencia de Dios en mostrar los frutos, como hizo con Moisés y la tierra prometida.
Me hace acordar de un pasaje de Fenelón donde dice que el amor de los padres es el mejor, porque tiene como fruto casi siempre la ingratitud.
Él sabrá qué frutos dará mi predicación, y casi mejor que yo no los vea, para no engreirme, como dice Oscar. Por lo pronto ya es una cura de humildad para mí, que no sé si es un fruto o una raiz.
Gracias por el artículo, y sigue trabajando así de bien, Bruno.
Muchos a la fuerza literalmente, otros solo con la sensación de despegarse de los papas, y pareciese que los hijos de comunidad eran los mas proclives a irse y dejar la iglesia. Te digo algo: también son los que regresan!!!!!! Los que no eran hijos de comunidad se fueron y nunca volvieron, los otros si, siempre volvían, apaleados, aburridos, otros felices, pero siempre regresaron.
Aparentemente la necedad de los papas no daba frutos pero viendo a nuestros jóvenes, algunos con noviazgos cristianos entre ellos, otros ya saliendo de sus carreras, otros a medio camino, pero todos debajo de la cobija amorosa de la iglesia, uno se da cuenta que la necedad da sus frutos.
Cuando a mi me hablan de Europa, pienso que ha de ser muy difícil hablar de DIos cuando ya la mayoria de las personas son de segunda o tercera generación que sacaron a Dios de la ecuación de vida, pero en la necedad de salir algo queda sembrado, algo, aunque sea media semilla y tarde o temprano fructifica.
Ahora bien, supuesto que Dios está complacido con ese anuncio, que bendice a quienes como Oscar lo llevan a cabo, creo que estaría bien replantearselo, intentar hacerlo de otra foma.
Justo ahora se comenta lo acertada de la campaña del lince, y el Papa ha puesto de manifiesto la necesidad que los sacerdotes aparezcan identificados como tales, parece que por ahí pueden alcanzarse objetivos deseados.
Y es lógico que a veces nos manden, incluso más lejos que a la mierda, porque a Satanás le pone muy nervioso el anuncio de la Verdad. Acordaos que los apóstoles volvían contentos de haber sufrido ultrajes por su Señor.
Grande, Bruno.
Oscar, admiro mucho su persistencia, siendo ésta su tercera Cuaresma en la labor que describe. Me ha animado mucho más con su ejemplo de lo que puedo expresar en este comentario. Que el Señor me ayude a superar mi propio orgullo y que a usted y a su familia les siga bendiciendo con Su Paz y Amor.
Cristhian, ¡qué rayo de esperanza el que nos trae con su ejemplo de evangelización y su comentario! Reconozco que como madre me pregunto a veces si valdrán la pena mis esfuerzos de transmitir la fe católica a mis hijos y se me olvida que el Señor tiene mayor interés que yo en que eso pase. Tengo que poner el esfuerzo de mi parte y confiar en que Él se encargará del resto.
Gracias Óscar y Cristhian, por vuestros testimonios. ¡Y al "puente" de Bruno!
Está claro que "por sus frutos los conoceréis", así que yo reprendo fraternalmente y con todo el cariño a Oscar. Algo falla. Puedes echarle voluntarismo, que las señoras van a seguir corriendo con el bolso apretujado (de eso me he estado riendo un buen rato, de sólo imaginarmelo).
El mejor ejemplo es el de San Francisco de Sales, que con solo darse un paseo (con su hábito, eso sí), le bastaba para dar ejemplo, valga la redundancia. A lo mejor tenemos que hacer eso: predicar con el ejemplo. En una época en la que ser Católico es sinónimo de tibieza, tenemos que ser sal de la tierra, y ser ejemplares, para que podamos ser modelos para otros.
Sin soberbia, sin soberbia ;)
A mí durante estas tres últimas cuaresmas me ha pasado un poco lo mismo. El 99% de la gente me ha rechazado o no me ha hecho caso. Digo el 99% porque hubo una excepción. El año pasado nos fuimos a un cementerio y, casi al final, cuando yo ya estaba harto de tanto rechazo y me preguntaba qué sentido tenía estar allí, muerto de frío y haciendo el ridículo, apareció una señora de mediana edad. Le anunciamos el kerygma y, al principio, se quedó callada. Luego, muy pausadamente, nos dijo lo siguiente:
"Yo vengo todos los días a cuidar la tumba de mi marido, que murió de cancer hace 22 años (llevábamos sólo 5 casados). Y la de de mi único hijo, que murió de un accidente sólo dos años después. Así que llevo algo más de 20 años sola en el mundo. ¿Saben ustedes? Desde entonces mi vida es una sucesión de días buenos y días malos. Los días buenos pienso que Dios existe y me ama. Los días malos me rebelo contra mi mala suerte en la vida y pienso que no hay Dios, o que es un monstruo. Hoy era uno de esos días malos. Por eso le doy gracias a Dios que me haya enviado dos ángeles para recordarme que, incluso hoy, Él me quiere".
Créeme, Oscar, es muy fuerte que alguien te diga así, a la cara, que está totalmente convencido de que Dios te manda para consolarlo (¡y te dice que eres un ángel!). Sobre todo cuando tú mismo no te lo acabas de creer. Esa experiencia a mí me sirve para salir por ahí a perder la cara por lo menos otras ocho o diez cuaresmas.
Un saludo muy cordial.
El primer día que salí a evangelizar como católico, yo iba con todo el entusiasmo del mundo, mis hermanos de comunidad aterrados por eso y yo dandoles animo y que no era tan difícil y que no se que y que no se cuantas y cuando aborde a la primera persona, me quede MUDO!!!!! me tembló la boca, las piernas, no acerté a decir dos palabras coherentes y termine con un simple y sencillo "Dios te ama tal como eres".
Sali aterrado pensando "¿Porque me paso eso?" y me di cuenta de algo: No es lo mismo predicarse a si mismo y a los conocimientos que uno a acumulado, que anunciar a Jesucristo crucificado!!!!!!!
Ya no hablas de lo que sabes, sino de lo que has vivido! de lo que tus has visto y has oído! de tus pecados, de tus caídas, de las veces que has degustado la misericordia. Ya no es hablar de teoría sino del pellejo propio y del amor inmerecido que has recibido.
La evangelización es algo realmente exorcizante (se escribira asi?), el que intenta hablar de maravillosas teorías revienta en la piedra de la indiferencia, porque el mundo te habla de miles y miles de teorías cada día, el que pone su vida imperfecta y el amor recibido por delante toca al otro en su corazón porque no es de uno que se habla sino del amor de Dios, y solo ese amor es capaz de enamorar al otro.
Se quedó callada, no muy convencida.
Bendita época, en que se "sentía" al Espíritu Santo. Creo que era un poco neocat en esa época, jaja
Menos mal que estás tú para hacernos despertar y sacarnos del atraso oscurantista. Por favor, libéranos con tu ciencia de la creencia en Espíritus, bóvedas celestes y globos iluminados. Sapere audemus!
Creo que, en su historia, había un tercer personaje. Esta otra persona, durante toda la conversación, sólo miraba hacia abajo, sin levantar nunca la vista. Hacía algunos años, por casualidad, había encontrado una moneda en la calle y, desde entonces, siempre iba mirando al suelo, buscando monedas que se le hubieran caído a alguien. Hasta tal punto se había convertido en una costumbre, que la espalda se le había quedado doblada y ya prácticamente no podía andar erguido con normalidad.
Mientras los otros dos hablaban de la luna, discutiendo sobre lo que era y disfrutando a la vez de su belleza, el tercer personaje seguía con los ojos clavados en el suelo, obsesionado por unas tristes monedas e incapaz de gozar del magnífico espectáculo del cielo...
Un saludo.
Un saludo muy cordial.
Solo te ruego manterme al margen de sus discusiones dialécticas y filosóficas, porque si te soy franco, a mi en lo personal me parecen una gran perdida de tiempo.
Obviamente mi ignorancia en tantos temas no me permite llegar a los estrados en los que muchos de acá se mueven y la mayoría de veces ni entiendo de que va el asunto. Al menos en lo referente a Cristo, siempre he pensado que teorizar sobre el y sus enseñanzas es bonito pero es con mucho lo mejor vivirlo y practicarlo, aun con todas las deficiencias y debilidades de uno para poder convertirse en Otro Cristo.
Para mí, la moraleja del cuento ampliado era que si bien es difícil hablar adecuadamente de cosas difíciles y elevadas, siempre será mejor intentarlo que limitarse a lo pequeño y a lo que podemos dominar fácilmente.
Supongo que será consciente de que, para nosotros los cristianos, una persona que no cree es como alguien que no ha salido nunca de su pueblo y piensa que las cuatro casas que le rodean son el mundo entero. Por supuesto, no le consideramos a usted malo por ello, pero sentimos que se esté perdiendo una gran parte (la mejor parte) de la realidad.
En cuanto a Cristhian, siempre se ríe en sus comentarios, supongo que reflejando su forma habitual de hablar, pero no se estaba burlando, creo yo.
Espero que el próximo post sea de los de discusión y podamos discutirlo a gusto.
Un saludo.
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