InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Nueva Evangelización

14.11.11

Juguetes, formas, fracasos y éxitos

Serpiente de RubickAparentemente, se ha puesto otra vez de moda entre los niños uno de esos juguetes que aparecen y desaparecen periódicamente del mercado: la serpiente flexible. Para quien no lo conozca, explicaré que se trata de una serie de piezas de plástico articuladas y dispuestas longitudinalmente (ver foto de la izquierda). Gracias a las articulaciones, se puede ir deformando el juguete a voluntad, torciendo las piezas a derecha y a izquierda, hasta crear todo tipo de figuras y formas curiosas. Por lo visto, fue inventado por Rubick, el creador del famoso cubo, y, de hecho, utiliza un sistema de articulaciones similar al del cubo.

Mis hijos no son inmunes a las modas colegiales y, hace un par de semanas, vinieron a casa diciendo que necesitaban una serpiente de Rubick más que el comer, el amor de sus padres o el ver a Bob Esponja en la televisión. Tras los habituales tira-y-aflojas entre padres e hijos, terminamos por comprar uno de estos juguetes a cada uno (ya que, por suerte, son muy baratos).

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13.10.11

Hurones, Nueva York y apologética

Portada Santos por las calles de Nueva YorkLa editorial Vita Brevis ha sacado tres nuevos libros. Ya sé que soy parte interesada, al ser uno de los editores, pero creo que son tres libros que merece la pena leer y por eso los traigo hoy al blog.

Un libro de apologética y dos de vidas de santos. Nos hace falta formarnos en la fe y en las razones que la apoyan, pero también contemplar ejemplos auténticos de personas que vivieron la fe hasta el extremo, entregando sus vidas totalmente a Jesucristo. En mi opinión, un católico no debería dejar que pase un mes sin leer al menos una vida de santos: pocas cosas hay que despierten más el entusiasmo por vivir un catolicismo de verdad, sin componendas.

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26.08.11

Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia

piazza _di _settevilleUn lector del blog, Oscar, me envía este testimonio de un barrio de los suburbios de Roma, que me ha gustado mucho. Es un signo de que a Dios le basta con un par de peces y unos mendruguillos para alimentar a multitudes… o, como en este caso, con un sacerdote que se ponga en sus manos para transformar un barrio.

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En este mundo, en el que las únicas unidades de medida usadas como referencia son el euribor y la báscula, parece que miseria, enfermedad y muerte sólo pueden ser categorías económicas o de bienestar/salud. En realidad existen muchos casos de miseria, de enfermedad y de muerte que trascienden el plano económico de la existencia y se están instalando en el plano espiritual. Hablo de la miseria de Fe, de la enfermedad del alma, de la muerte en vida que supone el pecado… observando con los ojos de un cristiano, en una sociedad como la nuestra, los pobres, ciegos, sordos, mudos, tullidos, endemoniados se multiplican. A veces, engañados por el demonio de la desesperanza, nos parece que nadie pone remedio.

No es así.

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19.08.11

¿En qué otro lugar se ve algo así?

Confesión JMJ¿En qué otro lugar podríamos ver en todo momento durante tres días a cientos de sacerdotes confesando en multitud de idiomas? O a personas haciendo cola para entrar a rezar y adorar al Santísimo expuesto en una capilla en medio del parque de El Retiro. O a miembros de cientos de órdenes, congregaciones e institutos religiosos de todo el mundo, con sus hábitos religiosos respectivos, como un signo llamativo y eficaz para el mundo. O a personas alabando a Dios en cien idiomas diferentes, manifestando la universalidad de la Iglesia y la necesidad que tienen todos los hombres de poner a Dios en el centro de sus vidas. O a cientos de miles de jóvenes reunidos que, en lugar de dedicarse a beber y a mirarse el ombligo, rezan y escuchan con alegría desbordante lo que les enseña la Iglesia.

Adoración al Santísimo¿En qué otra ocasión se podría asistir a catequesis pronunciadas por Sucesores de los Apóstoles en veinte lenguas distintas durante tres mañanas enteras en cien iglesias de Madrid, seguidas por la Santa Misa? O al espectáculo de autoridades agnósticas tragándose los discursos y recomendaciones del Papa. O ver a jóvenes saliendo evangelizar por las calles de ciudades de toda Europa. O a miles y miles de jóvenes que escuchan una llamada de Dios a ser sacerdotes, religiosos o monjas o también a formar un matrimonio cristiano. O a un mundo que asiste asombrado (y en algunos casos, rechinando los dientes) a la vitalidad de una Iglesia que creían ya moribunda.

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1.08.11

Las críticas a la JMJ y el cánido del horticultor

Estoy harto de algunas críticas a las jornadas mundiales de la juventud (diría que estoy indignado, pero hoy en día el término tiene algunas connotaciones no del todo recomendables). Por usar las inmortales palabras del poeta: Estoy ahíto de tanto parchear y tanto pito.

No me refiero a las críticas de aquellos que no profesan la fe católica (ya se trate de indignados, enfadados, molestos o irritados o quizás de protestantes, judíos o testigos de Jehová), pues lo lógico es que critiquen lo que no comparten. Y, en el caso de algunos de ellos, es de esperar que odien lo que les han enseñado a odiar como consecuencia de premisas incorrectas, ideologías equivocadas o falsas doctrinas. Con este grupo, en lugar de argumentar sobre las JMJs creo que convendría discutir sobre temas más fundamentales.

Tampoco hablo de las críticas legítimas de católicos a aspectos concretos de las jornadas, pues huelga decir que las mismas, como evento humano y además de una grandísima magnitud, dan lugar a incontables meteduras de pata. A nadie debería escandalizar que se produzcan esos errores (y pecados), pues lo mismo ha sucedido a lo largo de la historia con los Concilios Ecuménicos (en algunos de los cuales los padres conciliares acabaron a tortas), la curia romana, las órdenes religiosas, los Estados Pontificios, todas las diócesis y parroquias que en el mundo han sido y hasta el más pequeño grupo de monaguillos. Es más, casi me atrevería a decir que no nos viene mal descubrir esos errores, para que de una vez nos convenzamos de que existe el pecado original. Disciérnanse los fallos con humildad cristiana, corríjanse en la medida de lo posible y a otra cosa lepidóptero.

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