Rezar la liturgia de las horas con la Iglesia
“Cierro los ojos y, mientras mis labios murmuran las palabras del breviario que conozco de memoria, abandono su sentido literal para sentir que estoy en el vasto páramo que recorre la Iglesia peregrina y militante, caminando hacia la tierra prometida.
Durante el día, respiro con la Iglesia en su misma luz; durante la noche, en su misma oscuridad. Contemplo por todas partes las huestes del mal que la acechan o la asaltan. Estoy en medio de sus batallas y sus victorias, sus plegarias de angustia y sus cantos triunfales, la opresión de los prisioneros, los gemidos de los moribundos y la exultación de los ejércitos y los capitanes victoriosos. Estoy en medio, pero no como un espectador pasivo, sino como un actor cuya vigilancia, destreza, fuerza y valentía pueden tener una influencia decisiva en el desenlace de la lucha entre el bien y el mal y en el destino eterno de cada persona y de la multitud".
Beato Ildefonso Schuster, arzobispo de Milán