Dos cartas corteses al Hermano Cortés
Dios es capaz de hacer milagros y por eso, para nuestra sorpresa, puede sacar algo bueno incluso de nuestros pecados. Los cristianos llevamos en nosotros al Espíritu Santo, que es capaz de hacer este milagro que supera nuestra imaginación. No es extraño que San Pablo nos mande imitar la forma de actuar de Dios, con la ayuda de su gracia: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal a fuerza de bien“.
Como ayer hablábamos de la carta del Hermano Cortés al Papa, desgraciadamente tan llena de rencor y de ideologías políticas como desprovista de fe católica, hoy quiero mostrar otros dos testimonios que ha ocasionado esa carta. Son dos “cartas", una de un sacerdote y otra de un pre-seminarista, que muestran su amor por el ministerio sacerdotal, por el celibato y por la fe de la Iglesia. Y lo hacen con alegría y sin rencor. No se las pierdan. Garantizo que les van a encantar.
La primera es un comentario en el propio artículo de Religión Digital, firmado por “Sergio, sacerdote célibe (con la ayuda de Dios)“: