Ante la muerte inminente
Esta noche he tenido un sueño curioso. No recuerdo el principio, pero, en cierto momento, iba en coche por el carril derecho de una autopista de cuatro o cinco carriles, con tráfico abundante. No conducía yo, así que imagínense el susto cuando, repentinamente, el coche giró bruscamente a la izquierda para dirigirse al otro extremo, sin preocuparse por los demás vehículos. Quizá explique la maniobra el hecho de que no guiaba el coche un conductor, sino una conductora.
Sea como fuere, el problema no estaba simplemente en el peligro de chocar con otro coche, sino en que la conductora no se había dado cuenta de que, en ese punto de la autopista, comenzaba un túnel en los carriles centrales y estos se encontraban ya a un nivel muy inferior a los carriles laterales. Al girar bruscamente hacia la izquierda, saltamos por encima de la separación y el coche se precipitó al vacío y a una muerte segura… de no ser porque, un instante antes de estrellarnos, uno de mis hijos mojó su cama y me despertó con sus lloros. Benditos niños.