4.06.17

Los colores de Pentecostés

Pentecostés color rojo

La Iglesia es una realidad sacramental, que nos regala a manos llenas la gracia invisible de Dios por medio de signos materiales que se pueden ver y tocar. No es extraño, pues, que las fiestas, para un católico, tengan asignados colores propios, como parte de esa sacramentalidad que hace visible lo invisible.

Los días de cuaresma y de adviento están asociados al color morado, como días de espera y de penitencia. Durante el tiempo ordinario, las vestiduras litúrgicas son de color verde, el color de la vitalidad y la esperanza que son propias de la extraordinaria vida ordinaria de un cristiano. En Pascua, el color litúrgico es el blanco, el color de la resurrección, de la vida eterna en la Jerusalén celeste. ¿Cuál es el color de Pentecostés? Quizá la pregunta adecuada sería, más bien, cuáles son los colores de Pentecostés.

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30.05.17

Santo Tomás Becket. A Dios lo que es de Dios

En esta época en la que la Iglesia parece sucumbir a un ritmo acelerado ante las presiones del Estado en todo el mundo, no se me ocurre ninguna lectura mejor que aconsejar a los lectores que el último libro que ha publicado la Editorial Vita Brevis. Se trata de Santo Tomás Becket. A Dios lo que es de Dios, un libro de Robert Hugh Benson.

A mi juicio, leer esta vida de Santo Tomás de Canterbury, o Tomás Becket, resulta especialmente interesante y esperanzador para los católicos de nuestro tiempo. Quizá la mayoría de los obispos de hoy no se caractericen precisamente por su gran valentía, pero en la historia de la Iglesia tenemos grandes ejemplos de obispos sin miedo, como Santo Tomás, que supieron plantar cara a los tiranos de su época. Leyendo sus historias, se alimentará nuestra esperanza de que también hoy la gracia de Dios haga milagros entre nosotros.

Conviene tener en cuenta que el enfrentamiento entre Enrique II Plantagenet de Inglaterra y Santo Tomás Becket no fue simplemente un desencuentro personal entre dos personajes, sino algo más profundo. Se trató de una de las primeras manifestaciones de la gran disputa entre la Iglesia y el Estado, ocasionada por las pretensiones de este último de obtener el control absoluto de la sociedad. De hecho, a grandes rasgos se podría contar la historia de los siglos posteriores a la Edad Media como la victoria progresiva del Estado en su lucha por suplantar a Dios y hacerse omnipotente en la vida de los hombres.

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25.05.17

La abuela de Santa Maravillas

Santa Maravillas de jovenReleyendo la más que recomendable vida de Santa Maravillas de Jesús escrita por el P. Iraburu y publicada por la Editorial Gratis Date, me he fijado en una frase que, en anteriores lecturas, no había llamado mi atención:

Doña Patricia Muñoz, viuda, vive con ellos, ha hecho voto de pobreza, e influye mucho en la formación espiritual de su nieta Maravillas, le lee vidas de santos, le enseña a orar y a amar la pobreza y a los pobres”.

Supongo que es comprensible que no me fijara en estas líneas, porque la abuela no es uno de los “protagonistas” del libro y, si no recuerdo mal, no vuelve a mencionarse más en él después de esta breve aparición.

Creo que la referencia a la abuela de la santa, sin embargo, es más importante de lo que parece. Seguro que muchos pensarían que estaba loca. ¿Qué sentido tenía que una anciana viuda hiciera voto de pobreza y se consagrara a Dios? Además, ni siquiera había ganado la compañía y el apoyo de otras religiosas en un convento, sino que era un voto privado. ¿A quién beneficiaba eso? ¿Para qué podía servir? ¿No había hecho ya suficiente? ¿No era mejor que se dedicara a otras cosas, en lugar de tanto rezar, y que viviera lo más a gusto posible los pocos años que le quedaban de vida?

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19.05.17

A veces, es mejor no tener razón

Como dice mi mujer cuando discutimos por alguna cosa, “tú no te preocupes por tener o no razón que ya te lo diré yo si algún día la tienes”. Sabias palabras, ciertamente, y seguro que todas las lectoras del blog estarán de acuerdo con ella.

En cualquier caso, la verdad es que a veces es mejor no tener razón. Así ha sido en las últimas semanas. Escribí tres posts sobre temas diversos, advirtiendo sobre varios peligros graves, y, tristemente, los acontecimientos no tardaron en darme la razón.

Por ejemplo, escribí un post titulado Budismo y cristianismo, como la noche y el día, diciendo que el budismo y el cristianismo no eran lo mismo, sino más bien lo contrario, y que era necesario recordarlo. Enseguida protestaron algunos, diciendo que “deberíamos vivir más las palabras del Señor y filosofar menos", cantando las alabanzas del budismo y de lo mucho que podíamos aprender del mismo, resaltando la importancia de todas las religiones “basadas en la paz y el amor” o incluso afirmando que reencarnación y purgatorio “vienen a ser sinónimos".

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12.05.17

Oración para rezar por el Papa

Los católicos siempre rezamos por el Papa. Como mínimo, cada vez que vamos a Misa: “Acuérdate Señor de tu Iglesia […] y con el Papa Francisco, con nuestro obispo N. y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a la perfección por la caridad”. El mínimo, sin embargo, raramente es lo mejor.

A mi juicio, conviene que recemos mucho por el Papa, porque lo necesita. Si cualquiera de nosotros necesita las oraciones de los demás, ¿cómo no las va a necesitar el Papa, que tiene una tremenda responsabilidad? Especialmente en tiempos difíciles para la Iglesia, estamos llamados a sostenerlo con nuestra oración, igual que Aarón y Jur sostenían en alto los brazos de Moisés durante la batalla contra los amalecitas (Ex 17,8-16).

Pensando en esto, he compuesto una oración para rezar por el Papa y la traigo al blog por si algún lector quiere usarla.

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